
Los presidentes
de Estados Unidos, Donald Trump,
y de Rusia, Vladimir Putin,
en una foto de 2018.
La paz en Ucrania
podría no ser la panacea.
La causa del conflicto
no es una supuesta voluntad expansionista de Rusia,
aunque sea eso lo que afirma la propaganda atlantista,
sino la existencia de problemas muy reales.
Limitarse a reconocer modificaciones de fronteras
no resuelve el problema de fondo.
La guerra en Ucrania es consecuencia
de la expansión de la OTAN,
que violó compromisos previos,
y esa expansión amenaza directamente
la seguridad de Rusia,
país con fronteras tan extensas
que se hace muy difícil defenderlas.
Para extenderse hasta Ucrania,
la OTAN apoyó grupos neonazis,
que impusieron su ley en ese país.
A ese problema básico
se agrega el resurgimiento de un presunto
"conflicto de civilizaciones"
entre los valores europeos
y los valores de los pueblos de Asia.
No habrá una paz verdadera
mientras las potencias occidentales
no respeten los compromisos que ya han contraído
y los que pudieran contraer en el futuro...