Emmanuel - No ocurre nada que no hayáis pedido que ocurra.

¿Resulta difícil para la conciencia conseguir un cuerpo humano?

Al principio puede ser totalmente fortuito el modo en que un alma choca en esa nueva dimensión.

Cuando recorre la gama de la experiencia humana de una vida a otra la elección resulta cada vez más exacta.
En las encarnaciones finales hay que tener más y más cuidado y quizás haga falta esperar un poco, pero tampoco es cuestión de siglos.

¿Regresamos a las formas inferiores de conciencia cuando nos apartamos del camino?

Al propósito del alma, esto no le serviría absolutamente para nada.

¿Por qué aquellos seis millones de almas decidieron encarnarse y ser víctimas del Holocausto?

La puerta que se abre y permite al alma entrar en la encarnación puede tener muchas finalidades; puede servir para enseñar a otros además de a uno mismo.

Cuando está previsto que una vida sirva para las dos cosas, tanto la causa como la llamada son magníficas.

En tales momentos, la sabiduría superior decide.

«Esto es necesario ahora.»

Uno puede sacrificarse por los demás y, sin embargo, tener la oportunidad extraordinaria de crecer individualmente.

Por supuesto, el camino había sido elegido.

Nadie tropieza con semejante cosa por casualidad.

Toda alma es conciente de sus necesidades antes de nacer, así como de las habilidades que tiene para llevar a cabo su desarrollo contribuyendo al desarrollo de los demás en determinadas circunstancias.

¿Puede un alma aprender de un miedo tan tremendo que no deje espacio a la comprensión de las cosas?

El alma puede aprender.

Pero el ser humano quizá no.

¿El proceso de encarnación de las almas empezó todo de una vez o en momentos distintos para cada uno?

Los comienzos fueron distintos para cada uno.

En la total Unicidad de Dios, eterna y en constante expansión, no todo podía estallar y encarnarse de una vez.

Cada alma, en su búsqueda, lleva su propio calendario.

Toda conciencia se expande, explora, se divide y se convierte pero, en su interior, lleva el momento en el que sentirá el deseo de regresar.

Suena un tanto caótico.

Os parece caótico porque pensáis con arreglo al espacio, y en la eternidad hay muchísimo espacio.

¿Hay un número finito de almas?

No, no lo hay.

¿De dónde vienen las nuevas almas?

La conciencia, al expresarse, se divide y se subdivide.

Cuando en esa división llega a un punto en el que ya no tiene por donde seguir creciendo, o deja de encontrar conocimiento que pueda dividirse, entonces empieza a unificarse.

Al final sólo habrá un alma!

¿En qué momento del progreso humano deja un alma de tener que regresar al planeta?

Cuando por fin, de una forma total y completa, hayáis reconocido y experimentado lo que es vuestra propia Divinidad.

¿Estamos viviendo otra vida simultáneamente en otra realidad paralela a la humana?

Sí, por supuesto; muchas.

¿Y todas «esas vidas» están más allá del tiempo, más allá del espacio, más allá de toda vibración?

Más allá de todo lo previsto.

¿Todas las encarnaciones por las que hemos pasado se hallan presentes al mismo momento?

Para el centro de la conciencia del alma, sí.

Sois seres de luz y, desde el Centro de la Luz, todas las cosas existen ahora.

Ahora bien, cuando esa Luz entra en la realidad física, para dicha realidad existe una cronología.

¿Qué significa el karma?

Cuando hablo de karma, me refiero sólo al material que debe transformarse.

El karma no es un balance de libros.

Hay una pequeña parte en todo ser humano que se resiste a la voluntad de Dios, de lo contrario no sería necesana la experiencia humana.

El karma es un modo de aprendizaje.

El karma es el conjunto de circunstancias en el que habéis elegido vivir en esta vida con objeto de descubrir las zonas que aún no pertenecen a la verdad.

Sois los creadores de todo lo que hay en vuestra vida.

No ocurre nada que no hayáis pedido que ocurra.

El deseo más íntimo del alma sabia y conciente es exteriorizarse, crear una manifestación tangible de lo que interiormente tiene por cierto y, de ese modo, experimentar aquello en lo que cree.

A través de esa experiencia es como se produce la transformación.

¿Y qué pasa si nos equivocamos o hacemos cosas malas?

¿Hemos de pagar por ello?

No estáis aquí para pagar nada ni para que se os pague nada.

Estáis aquí para crecer.

Al estar dispuestos a crecer; se desatan las ligaduras del karma.

Según el programa de la Conciencia de Dios, lo que ya no se necesita, deja de existir.

El jardín lo plantasteis mucho antes de que floreciera.

A veces las semillas plantadas requieren convertirse en flores para ser reconocidas.

En tal caso, conscientemente y con pleno conocimiento, pueden ser transplantadas, cuidadas o, por el contrario, eliminadas.

En la realidad actual podéis ver cosechas que no son de vuestro agrado, debéis aceptarlas de buena gana y considerarlas signos de pasados errores de juicio que ahora salen a la luz para que se tomen las decisiones más prudentes.

Estáis ligados por una estructura de significado kármico, pero, a medida que vais profundizando en vuestra sabiduría interna, esa estructura kármica es cada vez menos limitativa.

Y enseguida puede ser transformada.

Aunque la tarea kármica parezca enorme, ningún alma se impone un trabajo mayor del que está en condiciones de realizar.


Extracto de El libro de Emmanuel
Transmitido por Pat Rodegast




Fuente:
www.trabajadoresdelaluz.com
21  julio del 2020