Querida y hermosa
gente,
Soy María Magdalena. Mi lugar está entre vosotros, sois mi familia álmica. Estoy aquí entre pares, personas afines, y cada uno de vosotros tiene un propósito similar al mío. No soy la única del otro lado aquí presente; esta habitación rebosa de la exuberante energía de vuestros guías y ayudantes. Quieren abrazaros. Nuestro deseo es crear un canal por el que, aquí y ahora, podáis recibir lo que necesitáis: amor, consuelo, aliento.