El abuso de cualquier tipo es un abuso contra Dios.
Los malos tratos o las torturas infligidas a los niños -o a cualquier persona— son inadmisibles, tanto en la tierra como en el cielo.
Se trata de un hecho espantoso según el criterio humano; es intolerable. Pero veamos más allá de las apariencias, no con complacencia, sino con compasión y con una profunda fe en la sabiduría que tiene toda alma.
A menudo, un niño mal tratado que pierde la vida a consecuencia de los malos tratos regala a sus padres un amor tan grande como el de su sacrificio, siempre y cuando éstos estén dispuestos a aceptar el regalo.
Las almas que pasan por semejantes circunstancias deciden aceptar esos malos tratos por motivos que sólo ellas y sus guías conocen.
Volverán a salir a la superficie más iluminadas, más conscientes de lo que significa la oscuridad, más decididas y con más poder para cambiar su interior.
Para vosotros resulta totalmente imposible ver las cosas como las ve Dios.
Dejad vuestros juicios en manos de Dios.
Dejad vuestro horror y vuestro escándalo donde está.
Esos asuntos hay que afrontarlos en vuestro mundo humano.
Extracto de El libro de Emmanuel
Transmitido por Pat Rodegast
Fuente: www.trabajadoresdelaluz.com