Anastasia. Los consejos.

 Sus queridos dachniks.

Anastasia me hablaba mucho y apasionadamente, acerca de las posibilidades que se le puede abrir a la gente que se comunica con las plantas. En general, los dos temas de los que Anastasia habla con una emoción particular entusiasmándose y con un verdadero enamoramiento, diría yo, son la crianza de los niños y los dachniks. Si yo contara aquí todo lo que ella dice sobre los dachniks, la importancia que les da, entonces poco menos que tendríamos que estar arrodillados ante ellos. Imagínense: ella considera que no sólo nos han salvado a todos del hambre, sino que además siembran bondad en las almas, y educan a la sociedad del futuro... No podría enumerarlo todo. Sería necesario otro libro aparte. Y no es que sólo lo diga, sino que intenta demostrarlo todo dando argumentos:

La cosa es que esa sociedad donde tú vives puede comprender muchas cosas hoy día a través del contacto con las plantas cultivadas en las dachas. Sí, te estoy hablando precisamente de las dachas, donde conoces cada plantita de tu terreno, y no de los vastos y despersonalizados campos de cultivo, por donde se arrastran monstruosas y obtusas máquinas. La gente se encuentra mejor trabajando en las dachas. A muchos, esto les ha prolongado la vida. Se hacen más bondadosos. Y precisamente son los dachniks los que pueden contribuir a que la sociedad tome conciencia de lo pernicioso del camino tecnocrático.

Anastasia, al margen de que esto sea así o no, ¿qué tienes tú que ver con esto? ¿En qué consiste tu ayuda?

Ella me cogió de la mano llevándome a la hierba. Nos tumbamos boca arriba, con las palmas de las manos también hacia arriba.

Cierra los ojos, relájate e intenta imaginar aquello que te voy a ir diciendo. Ahora encontraré a alguien con mi rayito, veré en la distancia a alguna de las personas a las que llamáis dachniks.

Estuvo callada un rato, después empezó a hablar quedamente:

Una mujer de edad avanzada desenvuelve una gasa donde están remojadas unas semillas de pepino. Las semillas ya germinaron mucho, se ven pequeños brotes. Ella coge una semilla en la mano... Ya está. Le sugerí que no hay que remojar las semillas así: los brotes se deforman a la hora de plantarlos, y tampoco les conviene del todo este tipo de agua para su alimentación, ya que hará que la semilla se enferme. Cree que ella misma se dio cuenta de esto, y en parte es así, yo sólo le ayudé un poquito a caer en ello. Ahora ella compartirá su idea comunicándole esto a otra gente. Se ha hecho una pequeña tarea.

Anastasia contaba que ella modela en su conciencia todas las situaciones posibles de trabajo, de ocio y de interacción de la gente tanto entre sí, como con las plantas. Cuando la situación modelada por ella se acerca a la realidad lo más posible, se establece un contacto en el que ella puede ver a la persona, sentir de qué está enferma, qué siente. Es como que Anastasia penetra en la imagen de esta persona y comparte sus conocimientos con ella. Anastasia decía que las plantas reaccionan al Hombre y pueden amarle u odiarle, e influir en su salud positiva o negativamente.

Y precisamente aquí es donde tengo mucho trabajo. Me ocupo de las parcelas de las dachas. Los dachniks acuden a sus terrenitos, a sus plantaciones, como si de sus hijos se tratara, pero, por desgracia, sus relaciones son solamente intuitivas. Todavía no están reforzadas con la claridad de la conciencia del verdadero propósito de esta conexión.

Todo, pero todo, en la Tierra, cada hierbecita, cada bichillo, ha sido creado para el Hombre, tiene su propia y específica tarea predesignada, para servirle. La gran variedad de plantas medicinales confirma esto. Pero el Hombre de vuestro mundo sabe muy poco como para poder aprovechar la posibilidad que le ha sido dada para su propio beneficio.

Para aprovecharla en su totalidad.

Pedí a Anastasia que me diera algún ejemplo concreto para demostrar la utilidad de esa comunicación consciente. Algo que se pudiera ver y comprobar en la práctica y pudiera ser sometido a investigación científica. Anastasia se quedó pensando durante un momento, después, de repente, se puso toda radiante y exclamó:

¡Los dachniks, mis queridos dachniks! Ellos lo probarán todo, lo demostrarán y darán mucho trabajo a vuestra ciencia. ¿Cómo no me di cuenta, cómo no lo comprendí antes?

Alguna idea recién nacida despertó en ella una tempestuosa alegría.

En general, ni una sola vez ví a Anastasia triste. Ella puede estar seria, pensativa y concentrada, pero más a menudo, alegre por algo. Esta vez ella se alegraba tempestuosamente. Se levantó de un salto, comenzó a dar palmas, y me pareció que el bosque se hizo más claro, que empezó a removerse, respondiéndole con el susurro de las copas de los árboles y con los trinos de los pájaros. Ella comenzó a girar, como en una danza. Después, toda irradiada, se sentó de nuevo a mi lado y dijo:

¡Ahora creerán! Y serán ellos, mis amados dachniks. Ellos os lo explicarán y demostrarán todo.

Intentando devolver su atención lo más deprisa posible a la conversación interrumpida, observé:

Puede que no sea así necesariamente. Tú declaras que cada bichillo ha sido creado para el bien del Hombre, pero ¿cómo se va a creer eso la gente que ve asqueada cómo las cucarachas corretean por las mesas de las cocinas? ¿Qué? ¿También ésas han sido creadas para nuestro beneficio?

Las cucarachas contestó Anastasia corretean sólo sobre la mesa sucia para recoger los restos de partículas de comida, a veces invisibles, que están pudriéndose, para transformarlos y apilarlos como desperdicios ya innocuos, en un lugar retirado. Si resulta que hay muchas, trae a casa una ranita. Y las que están de más, enseguida se irán.

Lo que a continuación propone Anastasia hacer a los dachniks, probablemente, está en contradicción con la ciencia sobre el cultivo de plantas y, sin duda, contradice las prácticas comunes en cuanto a las reglas de plantación y cultivo de las diferentes variedades de vegetales en los huertos. Sin embargo, sus afirmaciones son tan grandiosas, que creo que vale la pena que todos los que tienen la posibilidad, lo pongan a prueba, aunque no sea en toda la superficie de su parcela, sino en una pequeña parte, ya que de esto no se puede esperar nada negativo, solamente algo bueno. Además, mucho de lo dicho por ella ya ha sido confirmado con sus experimentos por el doctor en ciencias biológicas Mijail Prójorov (47).



# De los consejos de Anastasia

La semilla es el médico

Anastasia afirmaba:

Cada semilla plantada por vosotros contiene en sí una enorme cantidad de información del Universo. Esta información no puede compararse ni en cantidad ni en exactitud con la que encierra algo hecho por la mano del Hombre (48). Con ayuda de esta información, la semilla conoce el momento en el que ha de despertar a la vida con una exactitud de fracciones de segundos, conoce cuándo germinar, qué sustancias tomar de la tierra, cómo aprovechar la irradiación de los cuerpos cósmicos: el Sol, la Luna, las estrellas; en qué debe convertirse, qué frutos dar. Los frutos tienen el propósito de abastecer vitalmente al Hombre. Estos pueden resistir o luchar contra cualquier enfermedad del organismo del Hombre, de forma efectiva y con más poder que cualquier medicamento hecho por su mano, que haya existido o exista jamás. Pero para que esto suceda, la semilla tiene que conocer el estado de la persona, para poder aportar al fruto, en el proceso de su maduración, la proporción necesaria de sustancias para la curación de esa persona concreta, de su enfermedad, si ya existe, o de su propensión a ella.

Para que la semilla de un pepino, de un tomate o de cualquier otra planta criada en la huerta, tenga tal información, es necesario hacer lo siguiente:

Antes de sembrarlas hay que colocar en la boca una o varias semillitas y mantenerlas bajo la lengua no menos de nueve minutos.

Después, hay que colocarlas entre las dos palmas de las manos y mantenerlas así unos treinta segundos. Al mantener las semillas entre las palmas, es necesario estar descalzos sobre el terrenito donde se va a plantar.

Abre las palmas de las manos y cuidadosamente, acerca a tu boca la semilla que estás sosteniendo. Espira el aire desde tus pulmones hacia la semilla. Caliéntala con el aliento tuyo y esta semillita conocerá todo lo que hay en ti.

Luego, es necesario mantener las manos abiertas durante otros treinta segundos todavía, presentando la semilla a los cuerpos celestes. Y ella determinará el instante de su nacimiento. ¡Todos los planetas la ayudarán en ello! Y regalarán a los brotecillos la luz necesaria para ti.

Luego ya puedes plantar la semilla en la tierra. En ningún caso hay que regarla enseguida, para que no se pierda con el agua tu saliva y la información que envuelve por completo a la semilla, y que ha de ser absorbida por ésta. Sólo al expirar el tercer día después de la plantación, se puede regar.

Se debe plantar en los días más favorables para cada legumbre (la gente ya sabe esto, por el calendario lunar). En ausencia de riego, la siembra prematura no es tan de temer como la siembra tardía.

No se deben arrancar todas las hierbas adventicias que salgan al lado del brote que nació de tu semilla. Al menos una de cada especie debe quedar en su sitio. Las hierbas adventicias también se pueden recortar...

Según Anastasia, la semilla es así capaz de integrar toda la información sobre la persona y entonces, durante el desarrollo de su fruto, recogerá al máximo del Universo y de la Tierra, la mezcla óptima de energías necesarias para esta persona concreta. No se debe quitar todas las hierbas adventicias porque éstas también tienen su propósito.

Algunas sirven para proteger a la planta de enfermedades, y otras le brindan una información complementaria. Durante el tiempo de cultivo, es vital comunicarse con la planta: al menos una vez en su periodo de crecimiento hay que acercarse a ella y tocarla.

Es deseable hacerlo durante la luna llena.

Anastasia afirmaba que los frutos cultivados, desde la semilla, de esta manera y consumidos por la persona que los ha criado, son capaces de curar a esta persona de absolutamente cualquier enfermedad de la carne, frenar considerablemente el envejecimiento del organismo, librarle de sus hábitos nocivos, aumentar en muchas veces sus facultades mentales, y darle tranquilidad a su alma. Los frutos tendrán una influencia más efectiva si se consumen en los tres primeros días de ser cosechados, no más tarde.

Las acciones arriba indicadas hay que realizarlas con diferentes tipos de cultivos que se planten en la parcela.

No es necesario sembrar de esta manera todo el bancal de pepinos, tomates, etc., es suficiente con unas cuantas matas de cada tipo.

Los frutos cultivados del modo indicado van a distinguirse de entre los demás de la misma variedad, no sólo en el sabor. Si se sometieran a un análisis se comprobaría que se distinguen también en cuanto a la proporción de las sustancias que contiene.

Cuando se siembran plantones, es imprescindible remover un poco la tierra del hoyo excavado con las manos y con los dedos de los pies descalzos, y también escupir en el hoyo. A la pregunta, por qué con los pies, Anastasia explicó que a través del sudor de los pies, se expulsan del cuerpo sustancias (quizás toxinas) que contienen información sobre las enfermedades del organismo. Esta información será asimilada por los plantones. Ellos la transmitirán a los frutos que serán capaces de luchar contra esas afecciones. Anastasia recomendaba andar por la parcela descalzo de vez en cuando.

A mi pregunta “¿Qué especies es necesario cultivar?”, Anastasia contestó:

La variedad que hay en la mayoría de las huertas es suficiente: frambuesas, grosellas, grosellero espinoso, pepinos, tomates, fresas silvestres, algún manzanito de cualquier tipo. Un guindo o un cerezo vendrán muy bien, también flores. La cantidad de cultivos o el área de siembra, no tienen gran importancia.

Al grupo de los indispensables, sin los cuales es difícil imaginar un completo micro-clima energético en la parcela, pertenece el girasol (al menos uno). Debe haber necesariamente también un área de uno y medio a dos metros cuadrados de cereales como centeno o trigo. Y necesariamente hay que dejar una isleta de no menos de dos metros cuadrados para las distintas hierbas silvestres, que no se planten, sino que crezcan espontáneamente. Y si no ha dejado hierbas creciendo libremente en su terreno hay que traer una capa original de suelo del bosque y recuperar esa isleta mediante esta capa.

Le pregunté a Anastasia si había necesidad de plantar en la parcela estos “indispensables”, si ya creciera la hierba de forma salvaje no muy lejos de allí, detrás de la cerca, por ejemplo, y recibí la siguiente respuesta:

No sólo la variedad de plantas es importante, sino también el modo en que se plantan y la comunicación directa con ellas, precisamente a través de lo cual se impregnan de información. Te he explicado una forma de plantar, ésa es la principal. Lo importante es saturar el trocito de la naturaleza que te rodea con tu información. Sólo entonces, el efecto curativo y simplemente el apoyo vital para tu organismo, será sensiblemente más alto que el que recibes de cualquier otro fruto. En la naturaleza salvaje, tal como la llamáis, –aunque ella no es salvaje, simplemente es desconocida por vosotros–, hay multitud de plantas con cuya ayuda se pueden curar absolutamente todas las enfermedades que existen. Además, ellas fueron precisamente creadas con este fin. Pero el hombre ha perdido, o casi, la habilidad de identificarlas.

Le conté a Anastasia que tenemos muchas farmacias especializadas que venden hierbas medicinales y que también tenemos, tanto médicos como curanderos, que curan profesionalmente con hierbas, a lo que ella respondió:

Hay un médico-jefe: tu organismo. Él fue dotado desde el principio con la capacidad de saber qué hierba es necesario emplear y cuándo. Y en general, cómo alimentarse, cómo respirar. Él es capaz de prevenir la enfermedad aun antes de que se manifieste exteriormente. Y nadie más podrá sustituir a tu organismo, puesto que él es tu médico particular y te fue dado personalmente a ti por Dios, sólo y directamente a ti. Te estoy contando cómo darle la posibilidad de actuar en tu beneficio.

Al establecer esta relación con las plantas de tu parcela, ellas van a curarte y cuidarte.

De hecho, te harán el diagnóstico exacto y prepararán un medicamento especial, que será particularmente eficaz para ti.



* A quién pican las abejas.

En cada parcela es necesario tener al menos una familia de abejas.

Le comenté que es rara la gente que puede comunicarse con las abejas. Los hay que con este fin se preparan en escuelas especializadas pero ni siquiera ellos tienen siempre éxito en su oficio.

Pero ella respondió:

Mucho de lo que hacéis para dar apoyo vital a una familia de abejas, se convierte en un obstáculo para ellas. En los últimos milenios sólo dos personas en la Tierra han podido acercarse un poco a la comprensión de este mecanismo vivo único.

¿Quiénes son?

Son dos monjes que están canonizados. Puedes leer sobre ellos en vuestros libros, que se encuentran en los archivos de los monasterios.

¿Es que acaso lees literatura eclesiástica, Anastasia? ¿Dónde? ¿Cuándo? si no tienes ni un libro?

Yo utilizo un medio más perfecto para obtener la información.

¿Cuál? Otra vez dices cosas incomprensibles, ¿no me prometiste que nada de cosas místicas o fantásticas?

Te hablaré de ello, puedo intentar enseñarte. Ahora no lo entenderás, pero es algo sencillo y natural.

Vale, bien. Entonces ¿cómo tienen que mantenerse las abejas en las parcelas?

Simplemente hay que hacer un nido para ellas igual al que tienen en condiciones naturales y ya está. Todo lo que hay que hacer después es recoger la parte de miel, cera y otras sustancias tan beneficiosas para el Hombre que las abejitas hayan producido.

Anastasia, esto no es nada fácil. ¿Quién va a saber cómo es exactamente este nido natural? Otra cosa sería que tú contaras cómo hacerlo con los materiales de que disponemos, entonces sería posible construirlo.

Vale -se echó a reír ella-, entonces deberás esperar un poco. Tengo que modelar esto, digo... mirar qué es lo que la gente actual puede tener allí a mano, tal como tú dices.

Y dónde ponerlo para que no estropee la vista añadí.

Intentaré eso también.

Ella se tumbó en la hierba, como lo hacía cada vez que modelaba sus –o mejor dicho, nuestras– situaciones vitales, pero esta vez empecé a observarla atentamente.

Anastasia estaba tumbada en la hierba, con los brazos bien extendidos en direcciones opuestas, y con las palmas hacía arriba. Los dedos de las manos un poco flexionados, y las puntas, más exactamente las puntas de los cuatro dedos de cada mano, también dirigidas con las yemas hacia arriba. Al principio, los dedos se movían un poquito, después, dejaron de moverse. Los ojos cerrados. Todo el cuerpo relajado. La cara, al principio, también estaba relajada, después le recorrió un reflejo apenas perceptible de algún sentimiento o sensación.

Más tarde ella explicó lo fácil y accesible que es ver a distancia para cualquier persona, criada de un cierto modo.

Y acerca de la colmena de abejas, Anastasia comunicó lo siguiente:

Hay que ahuecar un tronco. Se puede, o bien coger un tronco con un agujero y vaciarlo para agrandar la cavidad, o usando tablas de árboles foliáceos. El grueso de las tablas de no menos de 6 cm, el volumen interior de no menos de 40 x 40 cm, la longitud de no menos de 1'20 m. A los angulitos de las junturas interiores hay que adaptar unos listoncillos triangulares, para que los rincones queden redondeados. Estos listoncitos se pueden pegar ligeramente ya que, posteriormente, las abejas los fijarán de por sí. Uno de los dos extremos se puede tapar herméticamente con una tabla igual de gruesa que las demás, el otro extremo ha de llevar una tabla que se pueda abrir. Para ello se ajustará la tabla de tal modo que ésta se encaje en la apertura, usando hierba o un trapito para que compacte. En el caso de hacerlo con un trapito, éste tiene que cubrir toda la superficie de la parte interior de la tabla-tapa. A todo lo largo de una de las uniones de dos tablas, hacer unas ranuras de 1,5 cm de alto aproximadamente. Las ranuras, o la ranura única, no deben llegar hasta la tabla-tapa. Deben quedar a 30 cm. La colmena se puede colocar en alguna parte de la parcela en estacas a no menos de 20-25 cm de altura sobre la tierra. Y con las ranuras hacia el sur.

Es aún mejor colocarla bajo el techo de la casa. Entonces, las personas no van a obstaculizar la salida de las abejas de su colmena, ni ellas les causarán ningún disgusto.

Tiene que ser colocada horizontalmente con un ángulo de inclinación de unos 20 ó 30 grados. La parte que se abre tiene que encontrarse más abajo. También se puede colocar la colmena en el desván, pero sólo en el caso de que haya una buena ventilación.

Lo mejor es fijarla en la parte sur de la casa, bajo el alero, o en el mismo tejado. Sólo hay que prever la posibilidad de acceso a la colmena para poder substraer una parte de las celdas llenas de miel.

La colmena debe situarse en una plataforma y encima de la misma tiene que haber un tejadillo para proteger del exceso de sol. Hacia el invierno se la puede proteger del frío.

Le señalé a Anastasia que una colmena así sería bastante pesada, y un toldo y una plataforma pueden estropear la estética de la casa. ¿Qué hacer entonces? Ella me miró con un poco de asombro, y después dijo:

La esencia consiste en que las acciones de vuestros apicultores no son del todo justas. El abuelo me ha hablado de esto. Los apicultores de hoy en día han inventado muchas construcciones de colmenas diferentes, y todas ellas prevén una intervención regular del hombre en el nido de las abejas, como mover los marcos de los panales dentro de la colmena o trasladar las colmenas con las abejas a otro lugar hacia el invierno, y esto es algo que no se puede hacer.

Las abejas construyen sus panales a una distancia rigurosamente determinada, aparte de prever por sí mismas todo un sistema de ventilación y de defensa contra sus enemigos. Cualquier intervención perturba este sistema. En vez de recoger la miel y criar nuevas abejitas, ellas tienen que enmendar lo infringido sobre su sistema.

En condiciones naturales las abejitas viven en los huecos de los árboles y salvan perfectamente todos los problemas por sí mismas.

Te he explicado cómo mantenerlas de la forma más aproximada posible a sus condiciones naturales. La utilidad de su presencia es muy grande. Son ellas precisamente las que con mayor eficacia polinizan todas las plantas, aumentando así el rendimiento de la cosecha. Pero vosotros ya debéis de saber esto bastante bien.

Lo que puede que no sepáis es que las abejitas, además de todo esto, abren con sus aguijones esos canales, a través de los cuales, entra en las plantas la información complementaria reflejada de los planetas, necesaria para ellas y consiguientemente para el Hombre.

Pero si las abejas pican a la gente. ¿Qué tipo de descanso va a tener uno en su dacha, si va a estar con ese miedo continuo?

Las abejas pican cuando la persona misma las trata agresivamente, las arroja de sí, se asusta o interiormente se vuelve muy irritable, y no necesariamente con las abejas, sino con cualquiera. Ellas lo perciben y no aceptan la irradiación de ningún tipo de sentimiento oscuro. También éstas pueden picar aquellas partes del cuerpo donde haya una terminación que conecta con algún órgano enfermo, donde la envoltura protectora haya sido dañada, o existan otras alteraciones.

Vosotros sabéis cuán eficazmente las abejas curan la enfermedad que vosotros llamáis radiculitis, pero esto no es lo único que pueden curar, ni mucho menos.

Si te tuviera que hablar de todo, y además pretendiera demostrarlo, como tú quieres, tendrías que pasar aquí conmigo no tres días, sino muchas semanas. Vosotros tenéis mucho escrito acerca de las abejas, yo sólo introduje algunas correcciones en estos conocimientos y créeme, por favor, éstas son esenciales.

Establecer una colonia de abejas en una colmena así es muy fácil. Antes de meter un enjambre de abejas, poned un pedacito de cera y unas cuantas flores con néctar. No hay que poner ningún marco ni panales hechos a mano. Posteriormente, cuando haya colonias establecidas en, al menos varias de las parcelas vecinas, las abejas se multiplicarán, y cuando se formen más enjambres, ocuparán por sí mismas las colmenas libres.

¿Y cómo se les tiene que recoger la miel?

Hay que abrir la tapa de abajo, quebrar el panal colgante y extraer la miel y el polen sellados. Pero no hay que ser avaro, es necesario dejar una parte a las abejas para que se alimenten en el invierno. De hecho, sería mejor no recoger ninguna miel en absoluto en todo el primer año.


* ¡Buenos días, mañana!

Anastasia adaptó su actividad matutina a las condiciones de una parcela de dacha:

Por la mañana, mejor al amanecer, hay que salir descalzo a la parcela, acercarse a las plantas que te apetezca. Puedes tocarlas. No hay que hacerlo como siguiendo un patrón o hacerlo como un ritual severo que se repite cada día, sino movido por las ganas que te surjan espontáneamente, según tu deseo. Y es imprescindible hacerlo antes de lavarse. Así, las plantas van a percibir los olores de las sustancias segregadas por el organismo a través de los poros de la piel durante el sueño. Si hace buen tiempo y hay cerca un pequeño espacio con hierba –es deseable que lo haya– deberías tumbarte sobre ella y estirarte unos tres o cuatro minutos. Si haciendo esto se te metiera algún bichillo en el cuerpo, no hay que espantarlo. Muchos de los bichos destapan los poros en el cuerpo del Hombre y los limpian. Como regla, se taponan aquellos poros por los que salen las toxinas que sacan a la superficie de la piel diversas afecciones internas permitiendo a las personas eliminarlas con el lavado. Si en la parcela hay algún aljibe, es necesario sumergirse en él. Si no lo hay, se puede uno echar el agua por encima.

Haciendo esto, hay que estar descalzo, no lejos de los bancales y las plantas, mejor aún entre los bancales, o por ejemplo, una mañana, cerca de las frambuesas, otra mañana, de los groselleros, etc. Después de mojarse, no debe uno secarse enseguida. Hay que lanzar las gotitas de agua sacudiendo las manos y diseminándolas por las plantas de alrededor.

Las gotitas de agua de las otras partes del cuerpo también hay que recogerlas y esparcirlas sacudiendo las manos. Después de esto, se pueden hacer los procedimientos habituales de lavado y usar los dispositivos a los cuales estáis acostumbrados.


* Los hábitos vespertinos

Por la noche, antes de acostarse, indispensablemente hay que lavarse los pies, usando agua en la cual se añade unas cuantas gotitas de jugo de atríplex o de ortiga. Se pueden añadir las dos cosas juntas, y no se debe utilizar ni jabón ni champú. El agua donde se hayan lavado los pies se tiene que verter en los bancales. Si hay necesidad, se pueden lavar los pies con jabón después. Este procedimiento vespertino es importante por dos motivos. A través de la transpiración de los pies salen las toxinas llevando fuera del organismo sus enfermedades interiores, y es necesario lavarlos para limpiar los poros.

El jugo de atríplex y de ortiga va a ayudar en ello. Vertiendo el agua en los bancales, estáis dando información complementaria a los microorganismos y plantas de vuestro estado de hoy. Esto también es muy importante. Sólo recibiendo esta información, el mundo visible e invisible que os rodea puede elaborar todo lo necesario para un funcionamiento normal de vuestro organismo, escogiendo lo que necesite del Cosmos y de la Tierra.


* Él mismo te lo preparará todo

También me resultaba interesante saber qué diría ella acerca de la alimentación. Ya que ella misma se alimenta de una forma muy peculiar.

Le pregunté:

Anastasia, según tu parecer... ¿Cómo debe alimentarse una persona? ¿Qué hay que comer? ¿Cuándo y cuántas veces al día? ¿En qué cantidad? A este asunto se le presta mucha atención en nuestro mundo. Abunda toda clase de literatura acerca de esto, recetas para una alimentación sana, consejos para adelgazar, etc.

Es difícil imaginar de otra manera el modo de vida del ser humano en las condiciones del mundo tecnócrata. Las fuerzas oscuras aspiran todo el tiempo a sustituir el mecanismo natural de este mundo, dado al Hombre desde el principio, por su engorroso sistema artificial, que contradice la naturaleza del Hombre.

Le pedí a Anastasia que hablase más concreta y comprensiblemente, sin sus invenciones filosóficas, y ella continuó:

Verás, a tus preguntas de qué, cuándo, en qué cantidad debe comer el Hombre, nadie podrá contestar mejor que el propio organismo de cada persona concreta. La sensación de hambre y de sed fueron dadas especialmente, con el fin de señalar a cada persona por separado, cuándo tiene que comer. Y éste, precisamente, será el momento más propicio para cada uno. El mundo tecnócrata no es capaz de asegurar al individuo la posibilidad de satisfacer la sensación de hambre y de sed en el momento deseado por su organismo. Y entonces empezó a someter al Ser Humano a un patrón que es la consecuencia misma de esta incapacidad, justificándolo además con argumentos para defender lo que llaman eficiencia. Imagínate: una persona se pasa la mitad del día sentado casi sin gastar energía, y otro realiza un trabajo físico o simplemente está corriendo, suda que te suda, y gastando muchas decenas de veces más energía, y ambos tienen que comer a la misma hora. El hombre debe emplear la comida en el momento en el que su organismo se lo aconseje, y no puede haber otro consejero. Entiendo que en las condiciones de vuestra vida esto resulta casi irrealizable, pero para la gente que tienen sus huertas al lado de sus viviendas, esta posibilidad existe y hay que aprovecharla renunciando a las orientaciones artificiales que van contra natura.

Lo mismo puedo decir contestando también a la otra pregunta tuya de qué se debe comer. Aquello que en un momento dado se tiene, por decirlo así, “al alcance de la mano”. El organismo de por sí elegirá lo que le es necesario. Puedo ofrecerte un consejo no tradicional: si en tu vivienda hay algún animal, (un gato o un perro), obsérvalos atentamente. De vez en cuando ellos escogen de entre la variedad de hierbas, un cierto tipo de hierbecilla y la comen. Es necesario recoger al menos unas cuantas de esas hierbas y añadirlas a la comida. No hace falta hacerlo diariamente. Es suficiente con una o dos veces por semana. También es necesario espigar uno mismo los cereales, trillarlos, molerlos, hacer la harina y cocer el pan. Esto es importante en extremo. La persona que consume un pan así, aunque sólo sea una o dos veces al año, recibe una reserva de energía tal, que es capaz de activar sus fuerzas espirituales interiores, influenciar positivamente su estado físico y aportarle paz a su alma. Este pan también puede compartirlo con sus parientes y gente cercana. Les va a beneficiar también a ellos, si lo da con sinceridad y bondad. Es muy provechoso para la salud de cada persona al menos una vez en el verano, durante tres días, alimentarse sólo con aquello que crece en su terreno, complementariamente utilizando el pan, el aceite de girasol y un mínimo de sal.

Ya conté cómo se alimenta Anastasia. Pues durante su relato, de manera espontánea, cogió una hierbecita, después otra, y empezó a masticarlas, me ofreció una a mí también. Decidí probarla. Su sabor no era una delicia, pero tampoco repulsivo.

Es como si del proceso de alimentación y apoyo vital del organismo de Anastasia se encargara la Naturaleza y estas cosas nunca detienen sus pensamientos, ocupados con otras cuestiones. Entretanto, su salud forma parte de su inigualable belleza exterior.

Según las afirmaciones de Anastasia, para el organismo de la persona que establece tales relaciones con el mundo vegetal y la tierra de su parcela, aparece la posibilidad de librarse de absolutamente todas las enfermedades.

La enfermedad como tal, es el hecho del alejamiento de chelovek de los mecanismos naturales, que son los que están llamados a ocuparse de su salud y de su apoyo vital. La lucha contra cualquier enfermedad no presenta ningún problema para estos mecanismos naturales, puesto que, precisamente, en ello consiste la esencia de su existencia. Pero, es que además, el beneficio que puede obtener el Hombre que establece este intercambio de información a través de estrecharse con un pequeño trozo de naturaleza, va mucho más allá de la simple lucha contra las enfermedades.

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47
Mijail Nikoláevich Prójorov: Doctor en Biología y director de un programa ecológico para una empresa privada en Moscú. Autor de numerosos estudios sobre la interacción de las personas y las plantas, él habla sobre “la influencia directa de los seres humanos en el crecimiento y desarrollo de las plantas y, en ciertas situaciones, en la salud y comportamiento de los animales”.

48
Hombre: con mayúsculas cada vez que traducimos la palabra rusa “chelovek”, de género común, que se refiere al ser humano: hombre y/o mujer, para distinguirla de “hombre” con minúscula, referido al género masculino. Ver notas ampliadas al final del libro.




Extracto de: Libro 1 de la Serie Los cedros Resonantes de Rusia, Anastasia, del autor Vladimir Megré, traducido del idioma original ruso al español por Iryna O ?Hara y corregido y editado por Rocío Madreselva.



Fuente:   www.trabajadoresdelaluz.com