Hay tres estadios, tres fases o niveles dentro del proceso universal de la meditación divina a través del hombre, proceso que, tal como hemos dicho anteriormente, puede ser conscientemente acelerado como un acto de servicio a la obra del Creador. Estos tres estadios toman corrientemente el nombre de Concentración, Meditación (propiamente dicha o actividad reflexiva) y Contemplación. Nos referiremos brevemente a estos estadios. En el primero, de Concentración, la mente está sencillamente observando y examinando, no hace otra cosa que establecer contacto con el objeto de la meditación, o forma, que constituye el objetivo de la meditación. En el estadio de la meditación reflexiva hay algo más, hay distinción, comparación y discernimiento. El aspecto "forma" es dejado un poco al margen y sin que la atención se aparte completamente de ella, son examinadas las cualidades implícitas en aquellas formas o que tratan de revelarse a través de las mismas.
Si se medita sobre una flor, una rosa por ejemplo, se examina primero su forma expresiva, sus contornos y relieves, es decir, el lugar que ocupa en el espacio; es el primer estadio meditativo o de concentración. Se analizan luego las cualidades de la rosa, su color, su perfume y el ambiente que la rodea, así como todo el posible campo de relaciones que puede establecer con dicho ambiente. Cuando la mente ha logrado extraer a través de la forma de la rosa todas las posibles cualidades de la rosa y todas sus posibles relaciones con el medio que la rodea y dentro del cual vive inmersa, surge entonces un nuevo factor dentro de la meditación, o sea, la contemplación, dentro de cuya actividad la forma y las cualidades prácticamente desaparecen del campo de atención mental, para dejar solamente dentro del campo de observación el propósito divino que trata de expresarse por medio de la forma de la rosa.
En tal estadio la mente queda, tal como corrientemente se dice, en blanco, es decir, sin pensamientos ni formas reflexivas, sin nociones objetivas determinadas en relación con la rosa; es como si nos pusiéramos en contacto con el Creador, con el Artífice que diseñó la rosa, con el Arquetipo de todas las rosas y que hubiese en aquellos momentos una plena identificación entre el sujeto que medita y el Creador de todas las cosas, utilizando como vínculo de relación y unión el simple aspecto o forma de una rosa. El fenómeno de contemplación es más común de lo que parece y todos lo hemos experimentado, singularmente cuando estamos embebidos en algo que atrae poderosamente nuestra atención, cuando escuchamos una exquisita melodía, cuando observamos una hermosa puesta de sol o contemplamos una verdadera obra de arte.
Sintetizando el triple proceso meditativo vemos que: la concentración se relaciona con el aspecto forma, la reflexión con el aspecto cualidad que trata de revelarse por medio de la forma y la contemplación con el propósito misterioso o arquetípico que utiliza las formas para expresar sus cualidades íntimas de verdad, bondad y belleza que en su libre expresión constituyen verdaderamente el Arquetipo hada el cual tiende toda forma creada.
Vamos a examinar brevemente ahora las tres energías o los tres fuegos que condicionan todo cuanto vive y alienta dentro del Universo "en donde vivimos, nos movemos y tenemos el Ser". Pablo de Tarso, el Apóstol Iniciado, decía: "... el Hombre está compuesto de Espíritu, Alma y Cuerpo". En esta breve definición se halla la raíz del proceso místico de la meditación considerada en su función total o proceso de evolución universal. Se comprenderá fácilmente que el Espíritu se relaciona con el Propósito de la Divinidad, que el Alma está vinculada con las cualidades que Ella trata de revelar y que el Cuerpo representa sus funciones objetivas a través del tiempo y del espacio, o sea, la utilización de una Forma universal compuesta de una infinidad de formas menores a través de las cuales el Propósito divino trata de expresar las cualidades inherentes a su propia divinidad.
Si ahondamos algo más en el místico proceso meditativo y nos extendemos mentalmente por medio de la analogía, veremos que la sencilla exposición de Pablo de Tarso halla su adecuada réplica en el fundamento o base donde se asientan todas las grandes religiones y filosofías de la Humanidad. La divinidades egipcias Osiris - Horus -Isis y aquellas que constituyen la esencia del hinduismo: Shiva - Vishnú - Brahma, así como los aspecto Padre - Hijo - Espíritu Santo del cristianismo occidental, nos hablan de la universalidad del gran proceso de Meditación solar en la que los aspectos Vida, Cualidad y Apariencia de Concentración, Ideación y Contemplación o de Espíritu, Alma y Cuerpo, están siempre presentes.
Ahora bien, cada uno de tales aspectos, conforme la Forma progresa hacia el Propósito por medio de las Cualidades, va revelando lo que místicamente denominamos Fuegos o Energías de la Evolución. La explicación detallada del tema nos llevaría demasiado lejos, así que vamos a señalar únicamente las correspondientes analogías dejando que cada uno de Uds. las extienda según sus propias concepciones o estudios. Las analogías son:
Concentración - Forma - Cuerpo - Kundalini - (Fuego por Fricción)
Meditación - Cualidad - Alma - Prana - (Fuego Solar)
Contemplación - Propósito - Espíritu - Fohat - (Fuego Eléctrico)
Estas relaciones nos aleccionan en el sentido de que la energía que utilizamos en cada uno de los estadios de la meditación y que de una manera misteriosa están relacionadas con el poder mantrámico del AUM está condicionada a nuestra propia y particular evolución, pues dentro del esquema evolutivo planetario cada uno de nosotros utiliza preferentemente un tipo especial de fuego o energía, dependiendo de si en un ciclo de vida o de encarnación expresamos más preponderantemente el propósito, por medio de Fohat, la cualidad, por medio de Prana o la forma por medio de Kundalini. Esto parece ser muy complejo examinado a simple vista; en realidad no lo es. Puede que extrañen Uds. los términos sánscritos tan profusamente empleados en las traducciones de los libros de tipo orientalista. En todo caso vamos a aclararles alguna de las ideas principales para que se den cuenta de cómo todo está vinculado y relacionado.
En los aspectos de energía condicionante del Universo, tal como aparecen en los libros esotéricos de carácter oriental, va implícita esta idea: Fohat, Prana Y Kundalini se expresan por medio de Akasha". La traducción para nosotros -y se darán cuanta de lo fácil que resultará en lo sucesivo la lectura de aquellos términos sánscritos- es: "...la energía del Espíritu, la del Alma y la del Cuerpo se expresan por medio del Éter". Reduciendo los términos o conceptos psicológicos podríamos asimismo decir que las energías de la voluntad, del amor y de la inteligencia, expresándose a través del éter del espacio en donde vivimos inmersos, producen el hombre manifestado... Y a partir de aquí el proceso de la meditación, como agente de Liberación universal, se hace rigurosamente científico.
Hemos hablado del AUM y, brevemente también, trataremos de relacionar este Mántram logoico con nuestro estudio acerca de la meditación. Estableceremos para ello una nueva analogía que les servirá de base para nuevos y más profundos estudios sobre el proceso meditativo:
Mente - Concreta - Pensamiento - Reino Animal
U - Emoción - Sentimiento - Reino Vegetal
M - Conducta - Acción Física - Reino Mineral
OM - Mente Abstracta - Inspiración - Reino Humano
Consideren esta nueva relación observando preferentemente el aspecto energía y tratando de aplicar el principio hermético de analogía o correspondencia.
La contracción del AUM en OM permite la revelación del Sonido Básico de la creación o Voz Solar, que tratan de reproducir a su manera, de acuerdo con su grado de evolución según el Reino de la naturaleza al cual pertenecen, todos los seres y todas las cosas. No pensamos extendemos aquí en consideraciones acerca de las Leyes fundamentales del Sonido, que fueron estudiadas en el capítulo correspondiente. Pero es necesario explicar al menos que el AUM que es la Voz que se eleva de cada Reino y de cada uno de los cuerpos periódico del hombre- asciende a las Alturas o meta de sus respectivo Arquetipos por medio del OM, cuya función es enlazar tiempo y eternidad, materia y energía, forma y Espíritu, por medio del Alma sensible que en todo ser y en toda cosa tiene su morada. La verdadera Alma o verdadero Ser del hombre es el Ángel Solar y tal Entidad gloriosa, a la cual ya nos hemos referido específicamente, es el centro mágico del proceso de la evolución que va desarrollándose dentro del corazón humano.
La fusión del AUM y del OM, constituyendo la Estrella mística de cinco puntas, símbolo del Cristo y del hombre realizado, es la meta de la Transfiguración del Cuarto Reino de la Naturaleza y cuando este Misterio se realiza plenamente dentro del corazón humano, tenemos entonces en tiempo y espacio la revelación de un Arquetipo solar a través de una Forma humana. Es el Adepto o Maestro de Compasión y Sabiduría, un Miembro consciente del Quinto Reino de la Naturaleza.
- El Misterio de los Fuegos en el Ejercicio de la Meditación
Nos hemos referido a los Fuegos o energías, como los promotores universales de las Leyes de la Evolución. Hemos hablado de Fohat, el Fuego del Espíritu, de Prana, el agente ígneo del Alma y de Kundalini, el Fuego que arde en la materia. El Misterio del Triple Fuego se halla en la vida misma de la Deidad solar que es una llama permanente de propósito creador irradiando desde el centro del Universo. El Fuego del Espíritu conteniendo Vida y Resolución y el Fuego de la Materia que es el crisol donde se funden y refunden todas las formas posibles de creación, incluyendo los Arquetipos superiores, se hallan aparentemente separados en el tiempo durante el proceso evolutivo. Pero en realidad, sólo un Fuego esencial está en la base de todos los Fuegos, el que irradia del Centro Místico que llamamos el Corazón de Dios, asiento de la Vida en el Universo.
Cuando este FUEGO empieza a avivarse en el ser humano tenemos su expresión en Kundalini, el llamado Fuego serpentino que asciende desde las entrañas mismas de la Tierra buscando su centro máximo de irradiación en las más elevadas zonas evolutivas dentro del esquema corporal del hombre.
Tendremos así una energía o fuego eléctrico, Fohat, que desciende, simbólicamente hablando, del Sol y otra energía, o fuego de Kundalini producido por las incesantes fricciones de la materia, que asciende, tratando ambos fuegos, el del Espíritu y el de la Materia, de reconciliarse, unirse y fusionarse como meta de un supremo intento cósmico. De este incesante anhelo de unión y reconciliación que ha de producir fusión e identificación nace la otra gran corriente de energía ígnea que llamamos Prana, la cual, en su totalidad, constituye la expresión mística del Alma de todas las cosas, de la Súper Alma Universal, de la cual el Ángel Solar, en lo que al ser humano se refiere- es el más elevado exponente.
Se darán Uds. cuenta, si siguen la analogía, de que Prana, como energía de relación, participa tanto de la energía ígnea de Fohat como del Fuego de Kundalini. De ahí que cuando en ciertos tratados esotéricos se nos dice que " Prana lo llena todo...", se nos está demostrando una divina función como intermediario cósmico de todas la demás posibles energías derivadas de los Fuegos, de la misma manera que el Alma, el Ángel Solar o Yo superior, es el eterno vínculo de relación entre la Materia y el Espíritu y vive inmerso en el Prana que eleva el Fuego de Kundalini hacia Fohat, el fuego cósmico.
Dejando de lado estas consideraciones que no es necesario estudiar en detalle, vemos que el Fuego de la Materia o Kundalini, que se halla contenido o depositado en la base de la columna vertebral, tiende a ascender en dirección al centro más elevado de la cabeza, donde se está construyendo sin cesar y muy místicamente hablando, el Hogar del Padre, aquel que debe ocupar el Fuego de Fohat que es una emanación o irradiación de la Mónada o Espíritu humano. Esta ascensión (la Ascensión del Señor es la consumación de este proceso) jalona el Sendero de Evolución, la cual se realiza lenta, normal y progresivamente en todos los seres humanos a través del tiempo. Ahora bien, al enfrentar el hombre inteligente el problema de su evolución superior, se da cuenta de que el proceso en su totalidad puede ser acelerado y cifra entonces toda su atención y todo su empeño en la tarea meditativa.
Meditación, desde este punto de vista, es "el proceso conciente de ascensión de las energías de la materia que irradian o se elevan del centro mismo de la Tierra (el fuego por fricción característica del Tercer Logos) y se expresan como Fuego de Kundalini en el ser humano, en dirección al más elevado centro, en la cúspide de la cabeza, ocupado por las energías del Cielo, del Espíritu o de Fohat (el fuego eléctrico característica del Primer Logos) que emana del gran Sol Central Espiritual". Al ascender estos fuegos en dirección al Hogar del Padre -tal como es definido místicamente- se van operando modificaciones dentro de la conciencia sensible e inteligente del Alma la cual, a través del Prana, la sustancia vital característica del segundo Logos, Señor del Fuego solar, dirige el sistema escalonado de la Meditación universal en el interior de todo ser humano. La ascensión progresiva del Fuego de Kundalini vivifica y pone en actividad los centros de fuerza, de recepción y de transmisión de todos los fuegos.
Estos centros de fuerza, ruedas de fuego o chacras, tan conocidos y al propio tiempo tan ignorados por los estudiantes de esoterismo, marcan el destino de la evolución, indican la calidad de vida de los seres humanos y su potencia aspiracional o meditativa. Allí en donde el fuego se haya detenido, simbólicamente hablando se halla indefectiblemente para el discípulo y para el verdadero esoterista, la clave mística de la evolución de cualquier ser humano. Analizando el sistema ígneo de recepción y distribución de energías, así como la expresión endocrina y glandular de aquél, puede el inteligente observador espiritual juzgar sin equívoco posible el peldaño exacto que ocupa dentro de aquella indescriptible y misteriosa "Escalera de Jacob" que va desde en centro de la base de la columna vertebral hasta el punto más elevado o cúspide de la cabeza, es decir, en qué estadio de Meditación se halla concentrado dentro de la gran Meditación Cósmica.
Como no es nuestra intención profundizar en el sistema de relaciones que existe entre centros de fuerza y funciones glandulares, ya que la totalidad de este capítulo va específicamente dedicado a clarificar la actividad meditativa y presentarla como una función social del individuo de la más elevada trascendencia y no como una disciplina obligada, rígida y egoísta autoimpuesta por el deseo de "crecer espiritualmente" y que muchos siguen, especialmente en este agitado fin de siglo, como una especie de distracción mental, evasiva del propio deber kármico o simple snobismo, creemos haber dicho ya lo suficiente para que el tema y su finalidad queden plenamente aclarados.
- Conclusión
Si han leído con atención la formulación de estas ideas habrán podido Uds. apreciar que la actividad meditativa ha sido presentada bajo un prisma o significado muy diferente a como es tratada corrientemente por las diferentes escuelas de Meditación y de yoga. La mayoría de las técnicas existentes tienden a la superación constante del individuo y a la perfección de sus características expresivas, así como al control de sus impulsos inferiores y a la disciplina de sus tendencias hereditarias. Todo ello es correcto y tiende a realizar en el individuo las dos primeras grandes integraciones, la del cuerpo físico y la del cuerpo emocional. El vehículo mental es tratado también, aunque no en su absoluta integridad espiritual sino en algunos de sus aspectos o funciones psicológicas y, aunque son alcanzados aparentemente muchos éxitos, queda todavía en el fondo un gran vacío o laguna a rellenar.
Todas las técnicas son buenas, así como todos los sistemas de Yoga, ya que responden indefectiblemente a impulsos evolutivos que se elevan del alma de la Raza pero, por encima de todos los sistemas, técnicas y entrenamientos existentes, hay una Fuerza promotora de todas las leyes evolutivas que raramente se utiliza: la Fuerza del Servicio a la Raza y la cooperación conciente con las potencias cósmicas que en su interacción producen el Universo.
Esta laguna, existente todavía en la mente de muchos de aquellos que a través de alguna disciplina tratan de alcanzar una meta definida, sólo puede ser llenada y atravesada cuando se llega a una cierta conciencia de síntesis y el individuo se considera a sí mismo como un agente de servicio planetario. Desde un ángulo de apreciación profundamente ashrámico, la Meditación, tal como es practicada por la inmensa mayoría, puede ser considerada como un freno, más que como un movimiento compulsivo del progreso espiritual. La razón está en el hecho de que se medita con la atención centrada en sí mismo y no sobre la Humanidad, considerada esotéricamente ésta como un centro o chacra planetario. Se piensa mucho en términos de "perfección individual" y muy poco en aspectos de "función social". Y ahí radica precisamente el error.
Al incidir actualmente sobre el centro planetario de la Humanidad, la potencia infinita de la Constelación de Acuario, se está produciendo actualmente una potentísima revulsión psicológica que ha de cambiar fundamentalmente el orden social existente. La atención del individuo, preocupado hoy por su propia elevación o perfección espiritual, se reorientará progresivamente hacia el grupo mayor del cual forma parte y si se piensa alguna vez en sí mismo será solamente para comprobar si su pequeño mecanismo de recepción y proyección de los fuegos y de las energías, está perfectamente integrado y ajustado dentro del mecanismo mayor que es la Humanidad en su conjunto.
Como verán Uds. "meditar y servir" son términos sinónimos. Todo aquel que comprenda esta verdad puede y debe en lo sucesivo reorientar su atención y con ella sus energías hacia aquel gran centro mayor. La recompensa, como resultado de la evolución, se halla indudablemente en el gozo místico del servido. En realidad se estará progresando desde el centro Ajna del entrecejo, hacia el centro más elevado, el Sahasrara o coronario, trasladando las energías meditativas del centro Anahata, el cardíaco, al centro Vishuddha, de la garganta, el cual inflamará el Verbo y producirá la palabra correcta por la cual deben ser tratados nuestros semejantes.
En estas últimas palabras con las que finalizamos este capítulo está condensada toda la actividad meditativa de los verdaderos aspirantes espirituales de la Nueva Era que, como podrá apreciarse, deja tras de sí en la penumbra y como trascendidos, bajo el umbral de la conciencia –si nos permiten Uds. esta expresión– los centros plexo solar, sacro y de la base de la columna vertebral. El depósito del Fuego de la Materia, o de Kundalini, se hallará asentado entonces en el corazón y desde allí, desde este centro conectado con el gran Corazón místico Solar, se originará la actividad meditativa mayor que producirá la fusión del triple Fuego y la conquista consciente de la inmortalidad del hombre.
- CONCLUSIÓN
Como habrán podido Uds. observar tras la lectura de los distintos temas expuestos en este libro, no se ha pretendido en el mismo repetir el tópico obligado en todo estudio acerca del Yoga, es decir, el de exponer nuevas técnicas o ejercidos de entrenamiento físico, emocional o mental. Tal como dijimos al principio, son tantas y tan variadas las técnicas y disciplinas existentes sobre el Yoga, conforme la vida espiritual del practicante va proyectándose de los niveles físicos a los mentales más elevados, que hemos considerado no sólo innecesario sino hasta contraproducente una nueva aportación en tal sentido. Nos ha guiado muy especial y particularmente la intención de presentar el Yoga en su aspecto esotérico, como una introducción a los misterios menores que, en su conjunto, constituyen puertas de apertura para un Misterio Mayor, cualificando así un Sendero para la vida iniciática, tal como hicieron los místicos, filósofos y esoteristas de todos los tiempos.
Estamos convencidos de que el atento e impersonal estudio de las ideas contenidas en este libro abrirá para un buen número de lectores unas definidas zonas de luz dentro de sus conciencias, lo cual les inducirá, quizás, a reorientar algunas de sus habituales actitudes dentro de aquel soberbio y maravilloso campo de investigación que llamamos "vida espiritual" o "vida esotérica".
La vida en sí, cada vez más tremendamente dinámica conforme pasa el tiempo y el planeta va introduciéndose en aquellas áreas de luz o zonas de irradiación de la constelación de Acuario, nos permite un género de visión y una serie de magníficas oportunidades de evolución espiritual como jamás las hubo anteriormente en la historia kármica de la Humanidad. Se perfilan unas perspectivas de tan inenarrable grandeza y plenitud y empiezan a concebirse tan soberbios Arquetipos, que los maravillosos descubrimientos y avances técnicos de nuestros días quedan como obscurecidos ante la intensidad de aquella luz, de aquella vida de experiencia espiritual que el atento y profundo investigador puede percibir ya en lontananza, impulsado por el fuego dinámico de la individual intuición.
Una de las particularidades de este libro es haber presentado el aspecto Energía y sus expresiones objetivas o visibles, la Fuerza y el Movimiento en cada uno de los Planos de nuestro Sistema Solar, como una Actividad Natural de aquellas invisibles y maravillosas entidades espirituales que los tratados esotéricos de Oriente definen como Devas y que nosotros conocemos en Occidente con el nombre de Ángeles. En efecto, a través de la profunda investigación oculta de la vida de la Naturaleza se ha podido comprobar que toda forma de energía, ya sea la que origina el movimiento del más humilde electrón como la que promueve el poderosísimo dinamismo que llamamos Electricidad, no es sino una modificación vital en los éteres del espacio, provocada por la actividad de aquellos desconocidos elementos dévicos, los cuales, desde el seno profundo y misterioso de la Naturaleza, realizan la Magia sublime de convertir en objetivas y concretas las ideas arquetípicas que se agitan gozosamente en la Mente de la Divinidad.
No vamos a insistir sobre este punto, clarificado ya en algunas páginas de este libro pero sí interesa resaltar una conclusión profundamente esotérica a la que van llegando muchos seres humanos en diversos sectores de la vida social, además de los entrenados esoteristas o discípulos de nuestros tiempos y es que, en determinada época de la Era de Acuario, «el hombre y el Ángel", los seres humanos y las cohortes dévicas, deberán fusionar conscientemente sus respectivos mundos y restablecer en la Tierra el Reinado de la justicia, es decir, cumplimentar en sueño infinito de los iluminados y místicos de todos los tiempos de restablecer el Plan de Dios en el mundo y "Exteriorizar la jerarquía Espiritual del Planeta".
Este espiritual reconocimiento vendrá precedido por ciertos acontecimientos de orden científico que permitirán "objetivar" ciertos hechos actualmente subjetivos de la Cuarta Dimensión. La continuidad del proceso científico, precedido constantemente por las aportaciones de experiencia de los entrenados esoteristas, abriendo las puertas a los misterios menores, no sólo los correspondientes a la Cuarta Dimensión sino también a los que subyacen celosamente guardados por la leyes inefables de la propia evolución, en una Quinta, Sexta y hasta Séptima Dimensiones del espacio, apreciando en cada nuevo reconocimiento una más excelsa cualidad de vida de la Divinidad y la increíble sutilidad de ciertas Jerarquías dévicas con sus aportes de energía de la más elevada vibración.
Otra idea que hemos tratado de introducir en este tratado esotérico sobre el Yoga se refiere a la relación existente entre cada uno de los aspectos del Yoga y cuerpos y vehículos de los seres humanos con los Planos de la Naturaleza, los Reinos en incesante evolución, los distintos planetas del Universo, las dimensiones del espacio, etc., refundido todo este conjunto dentro de la Gloria manifestada de Dios. El estudio de tales analogías permitirá una visión cada vez más completa del inmenso contenido universal. En realidad, hemos sometido a la inteligente consideración de Uds. un "círculo mágico de luz", lleno de paz, integridad y servicio, dentro del cual pueden sumergirse y experimentar en su interior la fuerza y el dinamismo de la acción correcta, así como la necesaria protección espiritual para poder mantenerse estables y serenos dentro del particular ambiente kármico.
Sólo la firme y decidida intención, la fe y la serena confianza, así como el infinito estímulo de la buena voluntad, el gran agente realizador, pueden convertir en positivas y prácticas estas ideas, extraídas de lo profundo de la mente y del corazón. Cada uno de Uds. podrá adecuarlas perfectamente según la nobleza de su sentir y el incesante estímulo de sus almas anhelantes. Tal es, no lo duden, nuestro sentido ruego, nuestra profunda esperanza y el testimonio vivo de nuestra oración constante...
Vicente Beltrán Anglada
Barcelona, Agosto de 1975
Fuente:
www.trabajadoresdelaluz.com
23 enero 2020