Omraam M. Aivanhov - El comportamiento.

 # El poder mágico de los gestos


El hombre está constituido por diferentes cuerpos más sutiles que el cuerpo físico, y gracias a ellos puede entrar en contacto y relacionarse con gran número de fuerzas, inteligencias y entidades del universo. Estas fuerzas e inteligencias se expresan a menudo a través de él bajo forma de gestos, movimientos y mímica; e inversamente, mediante gestos y posturas conscientes o inconscientes, el hombre puede entrar en contacto con ellas.
La magia es la ciencia de los gestos. Por eso el discípulo debe ser consciente de cada uno de sus movimientos y vigilar el no hacer movimientos inútiles o negativos al hablar, al andar o al trabajar, porque producen graves consecuencias desde el punto de vista espiritual. Cada gesto es una fuerza que actúa en los diferentes planos, y se corresponde a corrientes, colores y vibraciones que llegan a una multitud de seres que nos rodean. Cada uno de ellos nos abre o nos cierra ciertas puertas de la naturaleza y nos une a potestades buenas o malas. Si queremos avanzar por el camino del amor, de la sabiduría y de la verdad, debemos estudiar nuestros gestos y preguntamos si manifiestan en nosotros estas tres virtudes.


- La manera de andar.

Es muy importante que os observéis cuando andáis. Debéis andar con suavidad, ligereza y con la cabeza erguida. Andar encorvado con los ojos fijos en el suelo, es un mal signo, así como golpear el suelo con el tacón a cada paso. La persona que anda de esta manera ignora que está dando golpes mortales a su cerebro. Al cabo de unos años su sistema nervioso estará trastornado, y en su manera de pensar y de actuar manifestará tosquedad y violencia.

... Cuando vayáis a hacer una larga caminata, no debéis llevar nada en las manos. Podéis llevar en la espalda lo que queráis, pero que vuestras manos queden libres. No habléis, no cantéis, buscad un ritmo que sea acorde con vuestra respiración y balancead los brazos al andar. Es como si los brazos os ayudaran a desplazaros. Gracias a este movimiento de brazos y a la respiración rítmica, podréis andar mucho tiempo sin fatigaros.

Naturalmente, también es importante el tener un pensamiento en la cabeza. Cuando andéis por un bosque podéis pensar: «Que todos los que atraviesen este bosque sean conquistados por el amor, por la fraternidad... que se mejoren, que se conviertan en hijos de Dios, que trabajen por la paz». Cuando hagáis una excursión a la montaña, pensad que en lo alto vais a encontrar la luz, que vais a sentiros más cerca del cielo, que volveréis purificados, transformados.


* Las manos.

La costumbre de gesticular con las manos al hablar está muy extendida. A veces nos aterra el tener delante nuestro a personas que no paran de agitar sus manos de forma desordenada, o de manipular nerviosamente los objetos, o de enredar con su pelo o con los botones de la ropa. No podemos escucharles, y al cabo de unos minutos de conversación nos sentimos agotados.

Es necesario educar nuestras manos y aprender a servirse de ellas para actuar sobre nosotros mismos y sobre los demás. Para ello existen numerosos ejercicios que podemos practicar.


- 1. Ejercicios:

1. Con la palma de la mano derecha os acariciáis muy delicadamente, sin tocar apenas, el dorso de la mano izquierda.

2. Con la punta de los tres primeros dedos de la mano derecha os acariciáis sucesivamente todos los dedos de la mano izquierda comenzando por el pulgar.

3. Extended vuestra mano derecha, fijad vuestra atención en su centro, y después, lentamente y con suavidad, de forma consciente, vais cerrando los dedos, concentrando todo el esfuerzo en ese movimiento hasta que hayáis cerrado el puño... Quedaos un momento concentrando todas vuestras fuerzas en el puño, después vais abriendo lentamente los dedos... Haced este ejercicio con mucha atención; no os volveréis más fuertes por hacerlo veinte veces seguidas, sino haciéndolo correctamente una vez al día.

No escojáis los ejercicios más dificiles o los más impresionantes; es en los pequeños ejercicios donde se esconde el secreto del poder; es necesario que lo sepáis de una vez por todas.

Cada dedo capta y transmite corrientes y ondas de diferentes naturalezas. Son como antenas.

Los Iniciados saben trabajar con sus dedos y captar gracias a ellos las corrientes que circulan por el espacio. Es así como consiguen purificarse y curarse, así como purificar y curar a otras personas.

En las manos se acumulan muchas impurezas, por eso hay que lavarlas a menudo para que funcionen como antenas perfectas. Pero en realidad el agua fisica sobre vuestras manos fisicas no es suficiente para lavar verdaderamente vuestras manos; por eso cada vez que podáis hacerlo, imaginad que hacéis brotar un agua espiritual, una corriente de luz y de colores puros, bajo la cual mantenéis vuestras manos el mayor tiempo posible.


- 2. El apretón de manos.

Darse la mano es igualmente un gesto muy importante en la vida cotidiana. No debemos dar la mano nada más que una vez, y no dos o tres veces seguidas. ¿Por qué? Porque la primera vez nos damos algo mutuamente, mientras que la segunda vez, lo tomamos. En el primer apretón de manos intercambiamos algo sutil, la segunda vez corrientes más densas, más materiales, y la tercera y la cuarta vez intercambiamos los posos. Al principio bebemos lo que es más espiritual, pero después, según nos vamos aproximando al fondo del jarro, encontramos los posos. Podemos objetar que eso depende de los casos; sí, pero en general, la leyes válida.

Cuando deis la mano a alguien, debéis hacerlo conscientemente y con mucho amor. Si dais la mano a alguien pensando en otra cosa, es mejor no hacerlo.

NOTA TDLL: "Observen hoy día, saludamos chocando los puños".


- 3. El saludo.

Los magos son seres que saben servirse de sus manos para recibir energías del espacio, pero también para proyectarlas, orientarlas, dirigirlas, amplificadas, disminuirlas... Varias veces al día nos saludamos haciendo un gesto con la mano. Este gesto es extremadamente significativo y actuante, pero con la condición de que lo hagáis conscientemente y poniendo mucho amor en la mirada y en vuestra mano, y que proyectéis este amor para el bien del mundo entero. Es necesario que el saludo sea una verdadera comunión, que sea poderoso, armonioso y vivificante.



* La mirada.

Los ojos son, en principio, órganos pasivos, receptivos. De todas formas, por los ojos, no solamente podemos recibir sino que también podemos dar. Sí, por la mirada podemos emitir, ser activos, es decir hablar, sugerir, influir, ordenar y fulminar.


- 1. Cómo mirar.

No debéis mirar a los otros fijamente, porque entonces les importunáis, pero tampoco es bueno mirar con los ojos apagados, inexpresivos. Si les miráis demasiado pasivamente, la gente no solamente pensará que no recibe nada de vosotros, sino que además sentirá que le quitáis su energía.

Debemos observar y vigilar la expresión de nuestros ojos, preguntándonos: «¿Qué doy?.. Qué recibo?» Es bueno dar y también es bueno recibir en un intercambio, pero si no dejamos de coger, de absorber o de vampirizar, nos echarán de todas partes porque actuamos como ladrones espirituales. Mientras que el que se entrena a dar, irradiar, reconfortar, practica la más alta magia.

Sólo el deseo de dar, de hacer felices a los otros, el deseo intenso de servir a la causa divina, puede abrirnos las puertas del cielo.

Debéis mirar a los otros con dulzura pero sin insistencia, de manera que queden libres; no intentéis obligarles a que respondan a vuestras miradas y a que se manifiesten según vuestros deseos, porque el que recibe de esa manera la proyección de vuestra voluntad se siente importunado, violentado... En realidad, nada puede forzarlo a abrirse a vosotros, él es insensible a vuestras tretas. El secreto para ganarse a los demás está en el amor desinteresado, que nunca intenta ganar su alma o su corazón por la violencia.

Estudiad esta cuestión en vuestra vida familiar, en la vida social, y veréis que muchas cosas dependen de la manera en que se miran los unos a los otros. No hemos estudiado suficientemente todavía la influencia de la mirada en el destino del hombre. No digáis que es un detalle minúsculo. Todo está en la mirada, la cual es una síntesis de todo el ser; todo se refleja: la tosquedad y la finura, la ignorancia y la inteligencia, la nobleza y la ruindad, la fuerza y la debilidad. La mirada es un resumen de todo nuestro ser, que imprime un sello donde quiera que se pose. Para cambiar de mirada hay que cambiar toda la existencia, la manera de pensar, de actuar. A través de la mirada las energías se derraman sobre los seres y los objetos. ¡Cuántos destinos han sido cambiados y conmocionados por una sola mirada!


- 2. Algunos consejos.

Cuando estáis encolerizados contra alguien, tendéis a echar miradas fulminantes. Tened cuidado, nunca debéis lanzar miradas hostiles; en semejante situación, cerrad más bien los ojos y transformad la fuerza que actúa en vosotros. Si lanzáis malas miradas, proyectáis una fuerza que trabaja sin que vosotros lo sepáis, y un día se volverá contra vosotros.

Intentad no mantener mucho tiempo la mirada baja, porque mirando hacia el suelo, os unís a las fuerzas terrestres. Claro está que tampoco hace falta mirar al cielo, eso sería exagerado; pero debéis saber que si estáis hablando a alguien mirándolo, y súbitamente bajáis la mirada al suelo, es muy negativo.

Si queréis saber lo que alguien está haciendo, volved resueltamente la cabeza hacia su lado, no os contentéis con mirado de soslayo, es una mala costumbre que demuestra falta de franqueza.

No hay que esconder nunca los ojos durante una conversación. Un día, el Maestro Peter Deunov reprimió severamente a uno de sus discípulos porque, al hablar con él, ponía la mano delante de sus ojos. No debemos hacer nunca ese gesto porque pone una barrera entre el mundo exterior y la mirada interior.


- 3. Ayudar a los otros con la mirada.

Sabed que la mirada es un medio para ayudar a los demás. Si alguien está sumergido en la duda, en el sufrimiento o en la desesperanza, podéis ayudade mirándolo. En todas partes, en la calle, en el autobús, en el metro, encontráis gente a la que podéis ayudar lanzándoles buenas miradas al mismo tiempo que le enviáis pensamientos de ánimo para que vuelvan a tener confianza. Ellos no se darán cuenta de lo que estáis haciendo por ellos en ese instante, pero su alma y las entidades espirituales que habitan en ellos sabrán recibir lo que vosotros les enviáis y enseguida se sentirán en mejor estado.



* La palabra

Debéis poner extremo cuidado en las palabras que pronunciáis, porque incluso si no pensáis verdaderamente lo que decís, entidades negativas pueden servirse de la materia de vuestras palabras para realizadas, y vosotros no se lo podéis reprochar, porque es a vosotros a quien corresponde el no suministrades las condiciones y posibilidades de hacer el mal.

En muchos países la gente tiene la costumbre de echar maldiciones; por cualquier causa maldicen a sus padres, a sus hijos, a sus vecinos, a sus amigos... Es una costumbre muy mala, porque las palabras crean las condiciones para que las desgracias lleguen. Es necesario por lo tanto ser muy vigilante y no terminar nunca una conversación con palabras negativas respecto a alguien, porque hay una ley que hace que esas palabras continúen trabajando negativamente.

Incluso si os veis obligados a hacer una crítica a alguien, no terminéis por sus defectos. Terminad más bien con palabras positivas diciendo: «De todas formas, también tiene cualidades», mencionadlas y pararos ahí.

... ¿Qué es una palabra? Es un proyectil que recorre el espacio y que, al pasar, desata fuerzas, excita entidades y provoca efectos irreparables. Sí, en realidad son efectos irreparables.

Evidentemente si pudiéramos remediar enseguida las malas palabras, no habría destrozos, pero cuanto más dejamos pasar el tiempo, mayores son los efectos destructores de esas palabras. El tiempo es por lo tanto un factor formidable. Suponed que hayáis dado la orden de cortar la cabeza a alguien y que los que deban ejecutar vuestras órdenes hayan salido ya... ¿Qué podéis hacer para reparado una vez que la cabeza ya esté cortada? ¿ Acaso podéis pegársela? Cuando una orden ha sido dada, ¿qué podemos hacer? Dar una contraorden, y por lo tanto enviar otros mensajeros, otros servidores a fin de que prohiban la ejecución. Pero si ha pasado demasiado tiempo, no podréis reparado. Por eso es por lo que se ha dicho: «Antes de que el Sol se ponga, ve a reconciliarte con tu hermano.» Eso significa que debemos reparar tan pronto como podamos el mal que hemos hecho a los demás. La mayor parte de los humanos dejan que se manifiesten sus sentimientos, dicen cualquier cosa, pero un buen día, el karma llama a la puerta y dice: «
¡Vamos, paga ahora!» Es necesario reparar enseguida, sin esperar a mañana, porque la palabra se escapa; es una fuerza, un poder que recorre el espacio y actúa.

Pero debéis saber también que existe una fuerza todavía más poderosa y rápida que la palabra: el pensamiento; y si os ponéis a trabajar inmediatamente con el pensamiento, podéis alcanzar vuestras palabras. Es dificil, naturalmente, porque el pensamiento pertenece a una región mucho más sutil que la palabra; pero si queréis remediar las consecuencias de vuestras palabras, podéis, a pesar de ello, concentraros y pedir a los servidores del mundo invisible que impidan que se produzca el mal. De esa manera no reparáis completamente el mal, pero evitáis lo peor. Debéis de ser muy rápidos, y vuestro pensamiento muy intenso, de lo contrario la orden de la ejecución será dada, la víctima será decapitada (simbólicamente hablando), y un día os veréis obligados a pagar por todo el mal que habéis hecho.


- Oración:

Señor Dios, perdóname por no haber comprendido hasta ahora las posibilidades que Tú has puesto en mi boca, por no haber comprendido que, hablando, puedo imitarte, empezar a ser como Tú y ser cada día un reflejo de Ti. Sin darme cuenta, he dañado a los demás con la palabra: he dicho cosas insensatas, he herido a las gentes, he perturbado a criaturas y he tirado todo por tierra precisamente con este instrumento que Tú me has dado. En lugar de servirme de él para hacer el bien, para consolar, aliviar, confortar, resucitar a los seres... para llevarlos y proyectarlos hacia Ti, el Señor, el Creador, me he servido para demolerlos y degradarlos. Perdóname, Señor, enséñame cómo utilizar mi boca y mi lengua, no solamente para comer o charlar y no comprender nada, sino para hacer el bien a los otros, para darles calor y luz.


- Los pensamientos y los sentimientos.

Los humanos fabrican sin parar pensamientos y sentimientos buenos o malos sin saber que son pequeñas criaturas que, para subsistir, se alimentan de la sustancia de su propio creador. Si son malas le aniquilan, y si son buenas le obsequian.

Si tenéis hijos tercos, violentos, indisciplinados, que hacen algazara y producen daños en todo el barrio, los transeúntes, los vecinos e incluso la policía vendrán a buscaros para quejarse. Puesto que son el padre o la madre los responsables de las necedades y destrozos cometidos por los niños, son ellos los que están obligados a indemnizades, a reparar los destrozos, a pagar los platos rotos. Pues bien, lo mismo ocurre en nuestro mundo interno, que está lleno de nuestras propias creaciones, nuestros hijos que hacen daño un poco por todas partes, porque han sido creados con móviles o intenciones maléficas, tenebrosas, y causan daños que la ley cósmica viene enseguida a pedirnos que reparemos.

Pero, excepto los grandes Maestros, nadie ha instruido a los humanos sobre estas verdades; por eso éstos se preguntan siempre: «¿Por qué soy hostigado, atormentado, desgraciado? - ¡Pero si son simplemente tus hijos los que te martirizan! Tú los has creado mediante tu odio, tu cólera, tus deseos de venganza, porque tú eres un creador de verdad, como el Señor... y no solamente en el plano fisico, sino en todos los planos.»

La verdadera moral se encuentra en esta conciencia de ser responsables de todo cuanto hacemos, no solamente en el plano fisico, sino también en el plano astral, en el mental... La verdadera moral, no consiste en conformarse superficialmente con las reglas, sino en acostumbrarse interiormente a crear sin cesar pensamientos y sentimientos útiles, benéficos, luminosos, y enviar día y noche, con el corazón y con el alma esos pequeños seres, invisibles pero reales, para que actúen favorablemente sobre todas las criaturas.


- Reparar los propios errores.

Todo pensamiento, todo sentimiento, todo acto bueno o malo queda registrado en nosotros.

Claro está que es imposible que no hagáis algún registro negativo, defectuoso, pero intentad, por lo menos, daros cuenta y tomar las medidas para reparado.

Habéis tenido un mal pensamiento contra alguien, habéis dicho alguna palabra hiriente... eso le puede pasar a cualquiera. Pero debéis, lo más rápidamente posible, ser conscientes y reparado.


Extracto de LA NUEVA TIERRA
OMRAAM MIKHAEL AIVANHOV