V.B. Anglada - Agni Yoga. El Yoga de Síntesis.

Vamos en enfrentar ahora el Yoga del Fuego, ya que tal es el significado que se deriva de su traducción del sánscrito Agni Yoga. Corresponde a la edad madura de la humanidad, a su Treta Yuga podríamos decir y a aquella mística etapa, tan bien descrita en el Misterio de la Pasión y Muerte en la Cruz, en la que el individuo, el ser, el alma humana, se convierte por primera vez en el devenir de su vida evolutiva en un "mediador celeste", en un intermediario entre las fuerzas materiales que agonizan en la Cruz de la gran prueba kármica y las energías espirituales que descienden de la propia Divinidad monádica. 
Se trata de un Yoga decisivo, cuyos ejercicios y disciplinas dejan de ser una prerrogativa de la personalidad psicológica conocida como "yo", en sus varios niveles de actividad, para convertirse en una acción de tipo trascendente realizada en niveles intuitivos en donde la voluntad no puede afirmarse como antes sobre los asideros que procuran las propias convulsiones emocionales e intelectuales del ser, el cual, considerado en su aspecto místico y esotérico, se halla agonizando, sino que tiende a quedar crecientemente pasiva, aunque tremendamente atenta y expectante ante la exteriorización de este proceso superior cuya finalidad es Síntesis. Podríamos decir que Agni Yoga constituye una de las últimas etapas del Yoga en lo que respecta a la individualidad humana, su último aunque sutilísimo contacto con la Ley que impera en los tres mundos, aquella que produce y determina las condiciones de vida física, emocional y mental y los respectivos cuerpos y vehículos que responden a estas condiciones. 

Al calificar de Yoga de Fuego, o Yoga de Síntesis a Agni Yoga, tenemos muy presentes estas particularidades. Al ser el Yoga en sí un Misterio que va revelándole progresivamente desde los albores de la existencia humana hasta las fases más elevadas de cumplimiento universal, adopta para el esoterista la forma de un símbolo muy conocido, el del Cáliz y el Verbo, que constituye el principio místico de la fe en el Cristianismo. En este orden de cosas, podríamos decir que los tres primeros Yogas a los que hicimos anteriormente referencia, es decir, Hatha Yoga, Bakti Yoga y Raja Yoga, constituyen el Cáliz, el Tabernáculo o estructura física, emocional y mental que el Yo Trascendente, "Dios en nosotros", ha ido perfeccionando a través del tiempo y que quiere utilizar ahora para demostrar la Gloria de su esplendente Vida. Ahora, al llegar a cierto definido punto dentro de los esfuerzos y disciplinas del Yoga, consideramos que el trabajo sobre el Cáliz se halla muy avanzado y puede aspirarse a una etapa superior. 

Quizás no refleje todavía ese Cáliz las cualidades requeridas de Verdad, Bondad y Belleza que cada uno de los cuerpos tiene la misión de revelar, pero existe al menos una coordinación perfecta en sus respectivas actitudes y reflejan el místico propósito del ser trascendente. La integración que se pretende ahora, al llegar a este punto, es de un orden desconocido. Ya no se trata del lento y persistente ejercicio de pulir los instrumentos de expresión, sino de dejar que sea la propia Vida del Espíritu la que realice los últimos y definitivos retoques en el Cáliz y prepare el asiento del Verbo o Morada del Yo Superior.

Las dificultades de Agni Yoga, como Uds. podrán comprender, residen en su aparente ausencia de actividad por parte nuestra, acostumbrados como estamos, a pesar, medir y calcular las cosas y a edificar estructuras en todos los niveles. Pero, he ahí que esta aparente ausencia de actividad es una actividad dinámica de la más elevada trascendencia. Nos hallamos frente a unas estructuras construidas por el esfuerzo combinado del espíritu y del entendimiento, pero ahora el entendimiento, y ahí se halla la más dura de las pruebas, debe ceder ante la fuerza del espíritu y dejar que sea éste únicamente el que realice el último de los trabajos, la integración del vehículo físico, la emoción y la mente conocida en un sólo Cuerpo Místico de expresión universal. 

Según se nos dice esotéricamente y tal como puede comprobarse en el Misterio de la Fe Cristiana, en el llamado Sacrificio de la Misa, existe una preparación mística de silencio antes de que el sacerdote o el oficiante introduzca el Verbo o su representación simbólica, la Hostia, en el interior del Cáliz, cuya prolongación objetiva es el cuerpo del sacerdote oficiante. Pues bien, este silencio místico, precursor de verdades y misterios, es el que hay que reflejar dentro del ser a fin de darle al Verbo, a nuestro Yo trascendente, la oportunidad de introducirse, con toda la plenitud de la Verdad que su Misterio representa, en el interior de los vehículos estructurados, radiantes y magnéticos que creó la actividad del Yoga en cada uno de los niveles expresivos del Ser. El proceso ya no es de estructuración progresiva del edificio de las propias condiciones y posibilidades humanas. 

Ahora, el individuo sólo calla y observa, es decir, se sume voluntariamente en profunda expectación y deja que sea su propio Yo interior, el verdadero Artífice de la Obra, quien realice el trabajo, de acuerdo con un modelo o diseño arquetípico de carácter universal. La actividad mística de la observación serenamente expectante aparece así como una técnica sencilla de cumplimiento; no obstante, basta entregarse a la simplicidad del método para que nos demos cuenta de sus grandes dificultades. Estamos tan habituados a trabajar activamente, es decir, con sensación de esfuerzo y de fatiga, en todos los niveles de nuestra expresión psicológica, que el hecho de permanecer en silenciosa expectación o contemplación nos parece una pérdida de tiempo. No obstante, Buda, el gran Iluminado, había dicho una vez: "El mejor de los Guerreros es Aquel que vence sin luchar", dándonos precisamente aquí en estas palabras, la verdadera esencia del Agni Yoga. 

Podemos decirles a Uds. que se trata de una actividad increíblemente dinámica que escapa por completo del campo de nuestras percepciones, como en el caso de un disco que al girar a grandes velocidades causa la sensación de hallarse en completo reposo. Les damos, con estas últimas palabras, un certero indicio de lo que tratamos de realizar a través de Agni Yoga. Este proceso afectará indudablemente el desarrollo de ciertas desconocidas células del corazón y del cerebro y nos permitirá ser conscientes en otros ocultos niveles de nuestra compleja estructura psicológica.


a) El Misterio del Fuego (El Principio Mental)

Con respecto al Misterio del Fuego al que nos hemos referido anteriormente y que el Agni Yoga tiene la misión de revelar, hay que hacer ciertas importantes declaraciones. Fuego, tal como es comprendido esotéricamente, es la esencia de Vida de la Deidad Creadora. Todo cuanto existe en el Universo es una modalidad de Fuego que se extiende, dentro de una infinita escala de valores, desde el Fuego místico que arde en la Materia, llamado Kundalini, hasta el Fuego de Fohat o Fuego Eléctrico, que vitaliza los planos superiores del Espíritu. Se nos habla también de Fuego Solar, el Fuego del Corazón, el intermediario celeste entre el Fuego del Espíritu y el de la Materia, y es precisamente de este Fuego Solar o del Corazón, al que hacemos referencia cuando hablamos de Agni Yoga. 

Hay que aclarar también que el Fuego, como constitutivo del Quinto Gran Principio Cósmico o Mente de Dios, es al propio tiempo Fuego del Espíritu y Fuego de la Materia, tomando contacto en el corazón del hombre por mediación del Ángel Solar, la Entidad misteriosa denominada esotéricamente "Hijo de la Mente", cuya labor mediadora a través del Agni Yoga permite descubrir dentro del corazón, en donde se halla silenciosamente recogida, la experiencia o sabiduría alcanzada a través de las edades.

Otra idea que creemos necesario aclarar para evitar confusiones, es que el Fuego de Fohat, descendido al Plano de la Mente Universal para demostrar el Quinto Gran Principio cósmico, se deriva en dos grandes corrientes evolutivas que al converger en la pequeña mente de los hombres originan los dos grandes Senderos o Yogas que tienen su raíz en el Fuego de Manas: Raja Yoga y Agni Yoga.

Raja Yoga, en su aspecto integrador mental y de control de las tendencias nocivas y perniciosas de la personalidad, actúa en los niveles del séptimo, sexto y quinto del plano mental. Agni Yoga, cuya misión es realizar la unión de la mente con el principio más elevado del individuo, el Yo Espiritual o Atma por medio del Yo Superior, desarrolla su actividad liberadora de las energías de los niveles o subplanos, tercero, segundo y primero. El cuarto subplano es de relación y armonía entre los dos tipos de Fuego que concurren en el proceso integrador y de unión que se realiza en el Plano Mental. El cuarto subplano de cada Plano del Universo tiene asignado idéntica misión de armonizar, equilibrar y finalmente fusionar las energías operantes en cada uno de los niveles expresivos. A escala cósmica se realiza el mismo proceso y el Cuarto Rayo dentro del Sistema Solar equilibra, armoniza y eventualmente fusiona las energías y cualidades distintivas de los demás Rayos. 

A nivel planetario sucede lo mismo y el misterio 7de los Rayos que se expresa a través de cada uno de los Reinos de la Naturaleza, tiene en el Cuarto Reino, el Humano y en el Cuarto Rayo que lo condiciona, el medio de intercomunicación con los demás Reinos y demás Rayos planetarios en cada una de las sucesivas etapas evolutivas. En efecto, el Reino Humano tiene la misión de armonizar, equilibrar y realizar la fusión de los Reinos subhumanos, el Mineral, el Vegetal y el Animal, con el Quinto gran Reino de la Naturaleza, el Reino Espiritual de las Almas Liberadas o Jerarquía Planetaria, tan bien descrita en los verdaderos tratados místicos como Cristo y su Iglesia.

Podríamos decir, por tanto, que Raja Yoga y Agni Yoga actúan en el Plano Mental utilizando cada cual un tipo particular de Fuego, el que le es inherente al proceso integrador espiritual operando en este Plano. La modalidad, digamos inferior, de este Fuego, desarrolla la fuerza del intelecto y del discernimiento y confiere un gran poder sobre las tendencias inferiores que deben ser controladas y finalmente vencidas. Esta es la obra a realizar y que ha sido realizada por el Raja Yoga, el cual ha elevado la visión mental de muchos seres humanos hasta zonas de luz realmente impresionantes. La modalidad superior del Fuego mental tiene por objeto sublimizar las tendencias inferiores vencidas por la fuerza de la razón y de la voluntad y elevarlas al plano del Yo superior convertidas en cualidades divinas. En realidad tal es el sentido esotérico de la Alta Alquimia o Magnum Opus, a que se entregaron los Iniciados del pasado tras la búsqueda del oro transmutado de los metales inferiores. 

Esta actividad alquímica, químicamente demostrable, no era sino el símbolo del trabajo de transmutación que se realizaba en el plano mental al convertirse Raja Yoga en Agni Yoga, es decir, cuando el contacto con el Yo Superior o trascendente fusionaba dentro del crisol de la prueba iniciática las dos especies de Fuego que en el mismo se manifestaban obedeciendo la Ley del gran Principio Cósmico de la Mente, el del Intelecto y el de la Intuición. Raja Yoga y Agni Yoga actuando luego conjuntamente como Fuego Solar pasan este Fuego resultante de la fusión, llamado también " Fuego Redimido", a la cámara secreta del corazón individual y desde allí, desde aquel sagrado punto o "Joya en el Loto", puede contemplar el Iniciado, sereno e impasible, como asciende por la columna vertebral el Fuego de la Materia, la ígnea serpiente de Kundalini, verdadera vida del planeta en todas sus expresiones físicas y vitales.


b) El Corazón - La Síntesis del Yoga

En realidad y tal como hemos señalado anteriormente, un sólo tipo de Fuego opera en el Plano Mental, aunque aparentemente se muestre diferenciado en dos aspectos, el del Quinto Principio Cósmico que trajeron a la Tierra los "Ángeles Solares", los verdaderos Prometeos del Cosmos. 

La explicación de esta división aparente la tenemos en el hecho de que los tres subplanos superiores del Plano Mental en donde actúa Agni Yoga, están enlazados con el Plano de Budhi donde se manifiesta el Dios del Aire (una expresión divinizada del Plano Etérico Cósmico) Quien, simbólicamente hablando, insufla Su aliento sobre el Fuego de los primeros subplanos del Plano Mental haciéndolo todavía más sutil y ardiente, en tanto que el Fuego de los subplanos inferiores del Plano Mental se halla enlazado con los primeros subplanos del Plano Astral, cuyo elemento constitutivo, el Agua, aún en su exquisita e indescriptible sutilidad o evaporación, le resta poder al Fuego de la Mente en estos tres niveles en donde se realiza el ejercicio superior de Raja Yoga. 

En el cuarto subplano, los devas de este subplano podríamos decir, fusionan, mezclan y coordinan los dos aspectos del mismo Fuego y lo ponen a disposición del Ángel Solar, el Cual, en determinado estadio evolutivo, los aloja plenamente armonizados en el corazón del ser humano y desde allí, desde el Sancta Sanctorum, desde la "cámara más secreta", prepara las condiciones precisas y kármicas que han de convertir las virtudes humanas en cualidades divinas. A este respecto y para una mayor aclaración de acuerdo con las leyes de la analogía, hay que tener en cuenta que el corazón, como centro de poder y de energía unificante, está situado también entre los centros o chacras superiores de la garganta, del entrecejo y de la parte superior de la cabeza y los inferiores del plexo solar, del sacro y de la base de la columna vertebral.

Agni Yoga, el Yoga de Síntesis, opera preferentemente desde el centro del corazón y labora en los planos intuitivos de la mente realizando el requerido equilibrio de la razón y de la voluntad con el sentimiento y la intuición. Este equilibrio traerá paulatinamente a la existencia el Hombre Nuevo, el Hombre de la Nueva Era (Séptima subraza de la Quinta Raza).

Existe, no obstante, una plena coordinación entre el Yoga operando desde el centro del entrecejo y Agni Yoga que lo hace desde el centro cardíaco y utilizando el Fuego Solar liberado y redimido. 

Ambas vertientes, o expresiones de un mismo Fuego, tienen la misión de fusionarse entre sí y de coordinar y equilibrar todos los demás centros y energías operantes dentro del Sistema planetario humano y cuando en etapas muy avanzadas, en el Misterio de la Cuarta Iniciación, por ejemplo (véase por favor la analogía), el Fuego de Fohat que desciende del centro coronario se introduce en el corazón (el Centro cardíaco), otra luz o energía de idéntico fulgor asciende del centro cardíaco y establece contacto con el centro del entrecejo y desde allí, con renovado impulso, continúa ascendiendo hasta el centro coronario realizándose entonces la fusión de los Fuegos superiores del Sistema y creándose así un Triángulo de Fuego que arde con indescriptible fulgor y destruye o desintegra finalmente el Cuerpo Causal del Iniciado que, desde aquel místico momento, puede considerarse de hecho un Adepto, un verdadero Maestro de Compasión y Sabiduría.

Otro Triángulo menor, que caracteriza las primeras iniciaciones de la Jerarquía, es establecido en determinadas etapas de la evolución individual y viene constituido por una triple línea de luz que unifica el centro cardíaco el laríngeo y el del entrecejo. En este nuevo Triángulo constituido el Fuego de Fohat sólo actúa muy débilmente, siendo el motor principal para la actividad de las energías el centro cardíaco, el Fuego Solar. En otra etapa, la más inmediata a la evolución corriente de la humanidad, se define un Triángulo cuyas líneas constitutivas van del centro de la base de la columna vertebral hasta el centro del corazón y desde aquí al centro de la garganta, constituyendo la base del esfuerzo de los discípulos en probación y de la mayoría de los aspirantes espirituales en esta Era de transición que estamos viviendo.

Dense cuenta, sin embargo, de que el centro cardíaco, el verdadero Centro originador de la vida en nuestro Sistema Solar, está involucrado en todas y en cada una de las actividades conscientes de la vida espiritual, ya se trate de la vida del más humilde aspirante, del discípulo, del Iniciado o del propio Adepto. Si tienen ustedes en cuenta lo que hemos señalado anteriormente acerca de Agni Yoga como Poder del Fuego que actúa desde el centro del corazón, se darán cuenta del porqué se le asigna a este Yoga la característica esencial de Síntesis.

Queda todavía un extremo que dilucidar. Aunque no hayamos mencionado los otros dos centros etéricos, es decir, el del plexo solar y el sacro, situados ambos entre el de la base de la columna vertebral y el cardíaco, debe ser entendido que pese a su tremenda importancia como vitalizadores y equilibradores de las funciones orgánicas, no los tenemos en cuenta en este presente tratado esotérico sobre el Yoga, en razón de que se los considera en cierta manera y hasta cierto punto como centros trascendidos. 

Esta consideración se basa en el hecho esotérico de que en edades futuras no muy lejanas de nuestra evolución humana actual, el Fuego de Kundalini, cuyo depósito dentro del organismo se halla localizado actualmente en el centro de la base de la columna vertebral, se polarizará en el centro cardíaco, quedando en desuso y realmente trascendidos ambos centros, hoy todavía tan importantes según la opinión de muchos sinceros aspirantes, pero que, esotéricamente, se los considera singularmente peligrosos a causa de su proximidad con el depósito de Kundalini y a la todavía incipiente evolución mental de aquellos aspirantes.


V.B.Anglada




Fuente:
www.trabajadoresdelaluz.com
11 de Noviembre 2018