Sufrimos porque creemos erróneamente que estamos separados...
Es por eso que los humanos sufrimos como individuos, y es por eso que la humanidad crea tanto sufrimiento como colectivo.
No hay nada en los datos brutos de nuestra experiencia sensorial inmediata que nos diga,
que somos un personaje "yo" separado que se mantiene apartado del resto del mundo y que debe proteger sus propios intereses contra los de los demás, pero como nos identificamos con la autoconstrucción psicológica, creemos en sus historias que nos dicen que este es el caso.
Generamos sufrimiento de la misma manera que un colectivo.
Nos imaginamos separados de otros humanos, por lo que competimos contra ellos, e incluso podemos ser convencidos de luchar en guerras contra otros grupos de ellos.
Nos imaginamos separados de la naturaleza, por lo que trabajamos para dominarla y esclavizarla incluso cuando al hacerlo destruimos la biosfera de la que dependemos para sobrevivir.
Todos nuestros sistemas para impulsar el comportamiento humano a escala masiva se basan en la premisa de la competencia...
Competir entre sí por empleos y riqueza.
Competir contra empresas y corporaciones rivales por dinero.
Competir contra otras naciones por el dominio planetario.
Competir contra los organismos no humanos de este planeta por ganancias y seguridad.
Estos sistemas de competencia dan lugar a,
la desigualdad, la explotación, la pobreza, la injusticia, la oligarquía, la violencia, la guerra, la tiranía y el ecocidio...
Y todo se basa en historias ficticias que no tienen existencia real fuera de nuestros propios cráneos.
La humanidad tiene la capacidad de despertar del sueño de la separación...
Los seres humanos han estado escribiendo sobre esto durante miles de años; eso es todo de lo que hablaba Buda.
Tan pronto como ya no estemos paralizados por las alucinaciones de separación, tendremos la capacidad de pasar de una especie impulsada por la competencia a una impulsada por la colaboración, porque ya no estaremos gobernados por el miedo y la inseguridad...
La propaganda que nos dice que,
"compitamos, odiemos, nos esforcemos y acaparemos",
existe este potencial ahí dentro de cada uno de nosotros esperando a ser liberado.
A medida que nuestra supervivencia en este planeta se ve cada vez más amenazada por la ilusión de la separación, podemos encontrarnos en el punto en que, para citar a Anaïs Nin,
"llegará el día en que el riesgo de permanecer apretado en un capullo sea más doloroso que el riesgo que implica florecer".
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Fuente: https://www.bibliotecapleyades.net/