¡Que la gran fraternidad humano-dévica se instale en la cultura humana!
Vivir desde el egoísmo, del sálvese quien pueda, donde el otro se transforma en mi enemigo si piensa, cree o actúa distinto de mí, nos ha llevado a una civilización de violencia, de odio, de desconfianza, de falsos valores que nos alejan del convivir (vivir con otros armoniosamente) y nos llevan al mal vivir (vivir desde la desconfianza, el miedo y la violencia).
Si queremos que esto cambie es preciso RESTAURAR el tejido social que hemos destruido. Es hora de RESTAURAR, RECUPERAR, RECONSTUIR, REPARAR, RECONCILIAR, todo lo que ha sido dañado, destruido para volver a tejer vínculos de confianza mutua, de respeto, de inclusión donde el vivir con otros se aprenda. Donde la gran fiesta de la vida sean las armoniosas relaciones con todos.
Esta es una gran tarea que solo podrá llevarse adelante con el compromiso y el esfuerzo de todos. Cada uno de nosotros es llamado. Nadie tiene que esperar que los otros lo hagan para hacerlo él. En esto, ser pioneros es el mejor rol que podemos jugar. Hacer para que otros hagan. Ya nos lo enseñó el gran San Francisco “es dando como se recibe”.
El Informe Delors “LA EDUCACION ENCIERRA UN TESORO” de la UNESCO donde los expertos en educación de más de 60 países del mundo dijeron que era educar en el siglo XXI, puntualizó:
1. Aprender a Ser,
2. Aprender a hacer,
3. Aprender a conocer,
4- Aprender a vivir juntos. Este último aprendizaje parece ser el menos logrado hasta el momento.
Como Humanidad necesitamos generar los recursos y los modelos de futuro que nos permitan vivir en una cultura de paz donde la convivencia sea ese gran intercambio entre todas y todos, que nos lleve a cooperar en lugar de competir, a compartir en lugar de acumular, a ayudar en lugar de perjudicar, a disfrutar de las relaciones familiares, laborales, sociales en lugar de soportarlas o sufrirlas.
Esto requiere adquirir habilidades sociales que no tenemos. El abordaje constructivo de conflictos, la comunicación no violenta, la habilidad de transformar nuestras emociones, el poder reconocer nuestras propias necesidades y la habilidad de satisfacerlas sin avasallar, sin violentar, sin exigir, respetando que mi esfera de libertad termina donde comienza la esfera de libertad de los demás, son algunas de esas habilidades que están disponibles como modelos de futuro, pero han sido aprendida por un numero insignificante de la raza humana. Saber que no lo sé, puede inducir en nosotros la voluntad de aprender. Siembra la esperanza.