Ramtha - El aprendizaje de Ramtha a separarse de su cuerpo físico.

Estudiante: Me gustaría hacerte unas preguntas. Cuando practicabas entrar y salirte del cuerpo, ¿cómo sabías dónde estabas? ¿Y fuiste a otros niveles, como el cuarto, quinto, sexto y séptimo? Y si lo hiciste, ¿fuiste instruido allí? Y cuando ascendiste frente a nosotros, ¿sabías adonde ibas? Y si tuviste una revisión de tu vida —yo sé que no fuiste despojado—, ¿tuviste igualmente que ver tu vida y después ir adonde decidiste que querías ir? Siempre quise preguntarte esto.

Ramtha: ¿Cómo vencí a la luz?

Estudiante: No, porque yo sé que tú no fuiste despojado, precisamente por lo que acabas de decir. Bueno, quiero que me contestes primero la primera parte.

Las primeras veces que entrabas y salías de tu cuerpo, y estabas echado durante mucho tiempo —dijiste que tu cuerpo estaba casi muerto cuando regresabas y lo tomabas—, ¿cómo sabías dónde estabas? ¿Estabas fuera de tu cuerpo sólo en esa dimensión? ¿O descubriste ultravioleta, rayos gama y rayos X y fuiste capaz de regresar a esta vida? ¿O eso fue algo que descubriste después?

Ramtha: ¿Puedo referirme a eso antes de que sigamos?

Estudiante: Sí.

Ramtha: La primera vez que dejé mi cuerpo fue un accidente. ¿Te acuerdas de la historia del viento? Y la razón por la que supe que había dejado mi cuerpo es porque me encontré en una atmósfera de altitud en la que no estaba acostumbrado a estar. Más que eso, teniendo el punto de vista desde el cual yo podía ver dónde estaba mi cuerpo —y no había ninguna sensación por haberlo dejado— la única percepción consciente que tenía era el estar por encima de él, que es lo más normal cuando uno deja su cuerpo. ¿Me sigues hasta aquí?

Ahora, estar separado de mi Yo carnal. Aunque yo había separado a muchos de su Yo carnal, yo nunca había estado separado de mi Yo carnal, así que era una experiencia nueva para mí. Cuando reconocí mi cuerpo y mi túnica y mi altiplano, en ese momento reclamé mi cuerpo como mío, en ese momento regresé a él.

¿Aún estás conrnigo?

Conciencia y energía crean la realidad. ¿Entiendes?

Entonces, durante siete años, fui y repetí todo —soy un Dios paciente—; durante siete años. ¿Adonde más iba a ir? Durante siete años fui allí y pensé, planeé, proyecté y me pregunté, y en verdad reflexioné. Y lo que hice fue ir creando aquello que se llama una expectativa, lo cual se puede asociar estupendamente a la enseñanza de esta noche. Le puse un apego a un suceso que no tenía apegos. ¿Entiendes? Así que podríamos decir que creé un dogma religioso sobre el suceso al analizarlo intelectualmente. Ese análisis intelectual es lo que me impidió, durante siete años, hacer la misma cosa maravillosa otra vez. Cuando renuncié a la expectativa, renuncié al apego de mi percepción intelectual sobre ello, y eso me liberó para hacerlo de nuevo. ¿Entiendes?

Ahora, la siguiente vez que partí —que fue siete años y unos pocos días después— me trasladé a un lugar que estaba casi a la misma distancia de mi conciencia absoluta y de mi cuerpo. Y el momento en que supe que aquel era mi cuerpo, fue de nuevo el momento en el que regresé a él. Pero yo soy muy astuto; yo entiendo que cada vez que miro ese cuerpo y lo llamo mío es el momento en que regreso al mío. ¿Comprendes? Y así, en sucesión a eso, siguieron algunas lecciones maravillosas. Yo había llegado a un lugar de abandono, al punto donde podía partir. Y yo sabía que me había ido, porque en varios de los lugares desde los que partí —la mayoría de las veces fue en mi modesta cabaña— siempre tuve la perspectiva de una perspectiva más alta observando a otra más baja. Regresar a mi cuerpo era el reconocimiento de que aquel era mi cuerpo, así que después de algún tiempo —algún tiempo para ti, que para mí serían meses y años— entendí que yo necesitaba un punto de referencia para entender mi desapego.

Pero lo segundo era que en el momento que reconocía de dónde venía, regresaba ahí. Así pues, el próximo paso hacia la libertad era no volver a reconocer mi cuerpo y no volver Pensar en él. Eso requirió algo de maestría. Así que en los primeros años en este arte yo no fui un viajero de las dimensiones y los dominios. Yo era una entidad distanciada de mi cuerpo y trataba de aprender el proceso para así poder hacerlo muy bien.

Cuando entré en el túnel o la escalera de Jacob no fui a dimensiones y planos desconocidos para mí, porque como comprenderás —tal como te he enseñado— todos bajamos esas escaleras y vinimos de esos niveles, y en el momento que entramos de nuevo en ellos nos ponemos el vestido de ese plano. Cuando yo dejé mi cuerpo y entré en infrarrojo, tomé el cuerpo de infrarrojo. Cuando dejé mi cuerpo y entré en la luz, reconocí la luz, porque estuve ahí. Y mi elección de regresar a mi cuerpo me permitió regresar a mi cuerpo totalmente consciente de lo que significaba la luz y de lo que yo había visto ahí. Y lo que descubrí en la luz es que había reinos precedentes. Y así, la próxima vez que visité la luz, fui más allá de ella, y al hacerlo me vestí con el cuerpo de Shiva. ¿Comprendes? Ahora, si yo ocupo el cuerpo de Shiva, es el cuerpo que una vez conocí, aún vive. Y contenido dentro del pecho de ese cuerpo está todo el conocimiento de una mente que habita en el cuarto nivel permitido para mí, así sé dónde estoy ¿Comprendes?

Estudiante: Sí.

Ramtha: ¿De verdad lo entiendes?

Estudiante: Sí.

Ramtha: Ahora déjame continuar. Me tomó hasta el día que dejé este plano explorar todos esos planos y llevar puestos todos esos cuerpos. ¿Comprendes? Y cada vez que regresaba al cuerpo traía conmigo todo ese conocimiento. ¿Comprendes? No lo dejaba ahí. Lo traía de vuelta conmigo y lo regresaba a mi encarnación física. Eso significaba que yo me aparté —y así fue— como Ramtha de la perspectiva del cerebro amarillo.

Me convertí en Ramtha desde la perspectiva del cerebro más profundo, porque asenté la memoria sólo en el cerebro más profundo y la implementé cuidadosamente en el cerebro amarillo.

Cuando ascendí y abandoné este plano, lo hice porque había visitado cada uno de los otros planos. Yo dejaba mi cuerpo aquí en la Tierra una noche, y en el tiempo de otro lugar —en el quinto plano, por ejemplo— en lo que duraba una noche aquí yo vivía por cientos de años allí, y en la mañana, cuando despertaba mi cuerpo físico, traía conmigo la riqueza de ese marco de tiempo. ¿Entiendes?

Así que preguntarme si adquirí conocimiento y si sabía dónde estaba es subestimarme. Y cuando fue el momento de abandonar este plano y estuve en comunión con mi gente, compartí con mi gente la simplicidad de las enseñanzas y mi verdad que yo sabía, y la expuse ante ellos en un estilo simple, para que nunca me olvidaran y entendieran cómo vivir una vida —una vida con significado—, y que el reino de los cielos guardaba dentro de sus fronteras una oportunidad ilimitada para que cualquiera en este plano fuera parte de ella. Pero la pasión ha de estar ahí. La dedicación tiene que estar ahí, y la paciencia ha de estar ahí. Pero el que yo partiera y no muriera en medio de ellos fue un incidente inolvidable.

Así que cuando ascendí aquel día, lo que hice fue erguir mi cuerpo, lo vestí con mi vieja túnica, y lo paseé en medio de mi gente. Y proyecté en el centro de mi cuerpo mi mente del séptimo nivel, y esa mente hizo vibrar este cuerpo hasta el reino por venir. ¿Comprendes?


RAMTHA

Extracto de EL LIBRO AZUL