¿Qué es real?

Aquí estamos, viviendo esta experiencia en la tercera dimensión, donde reina la dualidad... (un cuerpo con dos hemisferios cerebrales, dos ojos, dos oídos, dos brazos, dos piernas, dos pulmones, dos riñones, etc. etc.)  José aborda el tema refiriéndose a la vida y al cuerpo físico, y explicando cómo esta dualidad es en el fondo una ilusión.


Afectuosos saludos de Cris

-.-.-


¿Q
ué ES REAL?


Por alguna razón muy extraña los seres humanos no aplican su inteligencia y razonamiento a las cuestiones más fundamentales de la vida. La razón extraña parece estar relacionada con el hecho adicional de que la mayoría de las personas no temen pensar en grande cuando se refiere a planes de negocios, pero se aterrorizan de pensar en grande cuando se refiere a las cuestiones más importantes de la consciencia y la percepción conciente, dos temas muy importantes que llevan a muchos a la negación. Tomemos como ejemplo el tema de causa y efecto, o tal vez las preguntas sobre el origen de la vida. Los científicos están siempre buscando los orígenes de la vida estudiando unidades cada vez más pequeñas de lo que llaman materia. Quieren conocer la química exacta de cómo se originó la vida. Esta es una buena pregunta y merece nuestro estudio, sin embargo, existen varios problemas con este abordaje.

Hasta la fecha ningún científico ha sido capaz de probar que la materia realmente existe. Esto es fuente de gran controversia, y está bien, pero hasta que la controversia se resuelva, ¿cómo podemos buscar el asunto del origen de la vida basados en la realidad de la materia? Esto parece raro, por decir lo mínimo, y estos son científicos inteligentes a los que nos referimos.


Veamos otro supuesto que simplemente no se sostiene. Seguimos mirando a los aspectos de la vida que son transitorios como los orígenes de algo que no es transitorio. ¿Cómo tendría sentido eso? Por ejemplo, pensamos que los orígenes de la consciencia de algún modo deben estar en la química del cerebro humano. Hemos estudiado cerebros y los hemos disecado pero, como todos sabemos, los cerebros son muy transitorios. Nacen, crecen por un tiempo, se gastan, y eventualmente van para los gusanos; a menos que se hagan freír en una cremación, no son un pedazo muy duradero de carne por cierto. Sin embargo esto se ve convenientemente como el origen de nuestra consciencia y percepción conciente. Podríamos argüir que la consciencia y la percepción conciente también son muy transitorias y mueren con la muerte del cerebro, pero esto no explica un número de hechos inconvenientes.

En primer lugar, hay bastante evidencia de que aun cuando el cerebro ha muerto, la percepción conciente sigue viviendo en la experiencia de la persona. Muchas personas a quienes han pronunciado con muerte cerebral después de no poder detectarse señales de vida, luego reviven y cuentan grandes historias de observar todos los procedimientos e intervenciones médicas para intentar resucitarlos. También recuerdan grandes aventuras, a veces describiendo exactamente lo que sus familiares hacían en ese momento de su supuesta muerte, aun cuando estos eventos tenían lugar a muchas millas de distancia. Estas anomalías son ignoradas o descartadas con explicaciones inverosímiles.

La consciencia y la percepción conciente han existido por largo tiempo pero ningún cuerpo ha perdurado más que unos pocos años. También pensamos que tal vez la vida existe en todo el universo, quizás generada por una combinación de relámpagos y sustancias químicas, pero estos dos también son altamente transitorios. Entonces, la consecuencia es que pensamos que algo que perdura por eones puede provenir de algo que es muy temporario ¿Esto realmente tiene sentido?

Vayamos un poco más allá. Todos pensamos que nuestros cuerpos son estructuras físicas bien definidas y estables mientras están vivos. Sin embargo nadie ha experimentado realmente un cuerpo humano en su totalidad. Puede sonar escandaloso decirlo, pero es un hecho. Nuestra percepción conciente de nuestros cuerpos es un conglomerado de sensaciones, pensamientos, ideas, sentimientos, percepciones, recuerdos y más. Ninguna de estas cosas alcanza para declarar que el cuerpo es un todo y completo y una cosa real. Ninguno de nosotros ha experimentado jamás nuestros cuerpos en su totalidad. Lo mejor que podemos hacer es enfocar en esta parte o aquella por unos pocos segundos en cada una y luego asumir que todo es una sola cosa. Lo que estoy diciendo aquí es que nuestra experiencia de nuestros cuerpos es solo una pila de fragmentos que parecen componer un cuerpo porque eso es lo que nos enseñaron a creer.

¿Alguien ha llegado a notar esto? Nuestra creencia en nuestros cuerpos no se basa en una experiencia fáctica real sino simplemente en el acuerdo de que tenemos uno. Intenta por un momento probar que tienes un cuerpo completamente intacto sin recurrir a las sensaciones, percepciones, pensamientos, ideas, sentimientos, recuerdos, etc. De hecho no puedes hacerlo. Si puedes, debieran darte el Premio Nobel. Ninguno de nosotros realmente experimenta el cuerpo como una cosa completa. Lo damos por sentado a tal punto que olvidamos cuestionarlo y olvidamos examinar la experiencia de cerca.

Algunos tibetanos, budistas, maestros iluminados han examinado cuidadosamente este fenómeno y todos han concluido que no existe exactamente del modo que lo pensamos. Es más como una experiencia de realidad virtual Entonces, ¿Cómo puede algo tan duradero como la consciencia y la percepción conciente ser producto de algo que no tiene permanencia y ni siquiera es exactamente una cosa real? Por eso en las tradiciones místicas el cuerpo es llamado una no-cosa, una nada.

Podemos amputar varias partes de nuestros cuerpos y aún experimentar percepción conciente. Eventualmente podemos quitar el cerebro humano y eso parece terminar la vida, pero ¿lo hace? Solo termina la vida que podemos detectar con nuestras máquinas transitorias. Cuando Steve Jobs estaba en su lecho de muerte, sus últimas palabras fueron “Oh, Guau” ¿Por qué alguien expresaría tal asombro si solo está entrando en la negrura y la no-consciencia? “Oh, guau” podría significar cualquier número de cosas, pero implica que había mucho más esperándolo que lo que él jamás pensó. Implica percepción conciente continuada; consciencia.

La consciencia y la percepción conciente, entonces, no dependen y no pueden depender de algo tan transitorio como un cuerpo y un cerebro. La percepción conciente es indestructible, ininterrumpible, permanente y eterna y sin embargo es una no-cosa, una nada. No podemos medirla con ningún aparato conocido. Es un misterio completo. No sabemos cómo funciona y sin embargo es un hecho innegable que si le preguntas a alguien actualmente vivo y despierto en el planeta, si está vivo, consciente y se da cuenta de sí mismo como estando vivo, todos te dirán que sí. Este hecho evidente es ignorado, negado y descartado por algunas de las personas más inteligentes del planeta, y sin embargo nunca es negado por todos los más grandes maestros espirituales, avatares, y maestros iluminados actuales y del pasado. Es extraño, ¿no crees?

Considerando que algunas de las personas más inteligentes del planeta también a veces han sido asesinos brutales, dictadores desastroso y creadores de las peores armas de destrucción masiva, y los maestros iluminados no han sido gente así. ¿A quién preferirías creerle? Por supuesto, esto es elección tuya. Por mi parte, tengo más fe en aquellos que están en contacto con el amor, que tiene más sentido para mí, pero es otra cosa asombrosa de los seres humanos, que pueden poner su fe última en personas que no tienen corazón en absoluto.

En un tono más alentador, de 30 a 50 por ciento de todos los científicos ahora creen que esta experiencia que hemos estado llamando vida real es en realidad una experiencia de realidad virtual. Los científicos recientemente han abandonado el espacio y el tiempo como maneras confiables de medir el universo. En tanto esto pueda sonar sorprendente, incluso horroroso para ti, creo que es realmente un progreso. Estamos empezando a perder nuestro aferramiento a lo que creemos que es real y no real. Esto libera nuestras mentes para considerar cosas que antes simplemente no podíamos admitir. Tal vez nada es real del modo que pensamos que lo era. Tal vez las cosas y los objetos no son lo importante, después de todo. Tal vez lo que realmente es en verdad importante es algo indescriptible e indefinible llamado consciencia, percepción conciente, presencia.

Tal vez estos fenómenos (si podemos llamarlos así) no son divisibles; no son dos, como los antiguos taoístas solían referirse a ellos, porque decir uno implica más o menos que uno. Tal vez la única cosa que todos compartimos como seres humanos es nuestra percepción conciente y eso no es divisible. Si no es divisible, entonces todos no somos dos, después de todo, y tal vez el Espíritu, la Fuente, el Creador, está en nuestra percepción conciente y todos somos realmente solo expresiones de esa Fuente que muchos llaman Dios. Si no somos dos, entonces cuando miramos alrededor y vemos dos, y vemos objetos, cosas, quizás esto no es realmente la verdad después de todo. Cuando vemos al mundo como dos o más, estamos reforzando un mundo simulado y nuestra hipnosis se hace más profunda. Cuando vemos todo como no-dos, estamos recordando qué es verdad y qué nos trae, de una manera en que podamos regocijarnos y nuestra hipnosis se disuelva y despertemos.

 ¿Podría esto explicar la conversación final del crítico de cine y ganador del Premio Pulitzer Roger Ebert con su esposa, cuando estaba en su lecho de muerte en 2013? Según cuenta su esposa: “Pero el día antes de morir, él me escribió una nota: ‘Todo esto es un engaño elaborado’. Le pregunté: ¿Qué sería un engaño elaborado? Y él hablaba de este mundo, este lugar. Dijo que todo era una ilusión. Yo pensé que solo estaba confundido. Pero no estaba confundido. No estaba visitando el cielo, no lo que nosotros pensamos que es el cielo. Él lo describió como una vastedad que no puedes ni siquiera imaginar. Era un lugar donde el pasado, el presente y el futuro, estaban todos sucediendo al mismo tiempo.” ¡Hum!



Artículo de José Stevens

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Traducción: M. Cristina Cáffaro

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Fuente:   www.trabajadoresdelaluz.com