¿Eres un adicto a la amabilidad?


Hola a todos. Es lindo estar de nuevo con ustedes en Virtual Light este mes. Es increíble como pasaron volando estas cuatro semanas. Ni siquiera sé a dónde se fue abril, fue un borrón. De modo que aquí estamos, el VLB para mayo.
Hoy les quiero hablar en mi segmento de un tema con lo que me crucé y se llama adicción a la amabilidad. ¿Qué significa? Cuando incluimos el sufijo hólico como en niceaholic, estamos hablando de un patrón repetitivo, algo que hacemos para calmarnos. Cada uno de nosotros tiene sus propios patrones y se puede manifestar como una adicción a la comida (foodaholic) si uno es un comilón emocional, o un alcohólico si se extralimita al beber (alcoholic) o es un comprador compulsivo (shopaholic) para sentirse bien por un corto tiempo. Sea lo que sea, sin juzgar a ninguno de ellos, el punto es que todos tenemos patrones de cosas que hacemos para tranquilizarnos, para que podamos apartar aquello que no queremos ver, que nos avergüenza, o por lo que nos juzgamos, o que nos produce inseguridad o ansiedad. Por eso reproducimos patrones que de cierta forma nos reconfortan.

Creo que como Trabajadores de Luz tiene que predominar que controlemos en nosotros mismos no convertirnos en adictos a la amabilidad. ¿Qué significa? Bueno, aquí hay unas cuantas preguntas que se pueden hacer para determinar si son adictos a la amabilidad o no: ¿Siempre trabajan duro para asegurarse de que los demás estén bien tanto así que ellos vienen antes que ustedes? ¿Complacen a las personas? ¿Se resienten un poco o las juzgan si ellas no les corresponden haciendo lo mismo por ustedes? ¿Están esperando ese intercambio? En otras palabras, ¿hacen responsables a los demás por su propia felicidad? ¿Pueden dar libremente mientras cuidan de sí mismos, o como digo yo, están negociando? Y por negociar quiero decir si están haciendo un acuerdo con alguien más –sus hijos, su jefe, sus colegas, sus amigos, su pareja, su amante- y se están asegurando de que estén bien, excediéndose, exagerando la comunicación, sobreprotegiéndolos, extremando los cuidados maternos, preocupándose de más. 

Inserten cualquiera de las adicciones que quieran allí. Si es así, son adictos a la amabilidad, están negociando su valía personal basándose en lo que hacen por los otros. Eso lo hace sonar como si fuese algo malo. No lo es, pero tenemos que ser sumamente realistas en estos tiempos energéticos cambiantes y adictivos, porque si pretenden que todos comprendan telepáticamente lo que necesitan y por qué hacen lo que hacen, no va a funcionar. ¿Por qué? Porque es una forma de manipulación silenciosa. Nadie más sabe por qué hacen lo que están haciendo, así que creen que ustedes están siendo amables. Y si ellos no están a la altura del estándar que ustedes buscan, las cosas comienzan a ponerse difíciles, turbulentas, empiezan a sentir resentimiento y las cosas comienzan a desmoronarse.

Eso crea más separación y menos comunicación. Siempre me oyen hablar de que hay que reunirse y conversarlo. No lo hacemos. ¿Por qué? Bueno, no lo hacemos porque la sociedad nos condiciona para que nos convirtamos en adictos a la amabilidad. Especialmente a las mujeres nos enseñaron a adaptarnos, a no ser demasiado ostentosas, a no armar alboroto, a conseguir buenas notas, un buen trabajo, ir a una buena universidad. Existe un plan, siempre lo hubo. ¿Es de extrañar que nos hayamos vuelto adictas a algo?

Los adictos a la amabilidad lo soportan haciéndose cargo de otras personas y pidiendo a cambio ser amados también y estar conectados. Realmente estamos detrás de eso, ¿no? La humanidad está diseñada para establecer conexiones. Cuando no nos sentimos conectados con nuestra comunidad ni entre nosotros, carecemos de un nivel de apasionamiento y de propósito y eso se vuelve algo difícil de superar. Se necesita mucho más coraje para ubicarnos allí, para hacer esas conexiones, y si entienden algo de coraje, hoy en día se requiere ser vulnerables para ser valientes.

No sé si lo vieron, pero si no es así, Netflix acaba de lanzar una entrevista asombrosa a Brené Brown que se llama The Call to Courage (La llamada al coraje). Ella es una científica que estudia la vergüenza, así que introduce allí toda la información. Es fascinante. Si quieren, pueden darle un vistazo. Lo que yo quise hacer fue tomar el concepto de la adicción a la amabilidad, de lo que ella no habla pero está relacionado, y traerlo a esta comunidad espiritual. Es lo que me gusta hacer. Me fascina saber qué está pasando con la ciencia y traerlo al reino espiritual donde todo esto juega un papel.

Veo toda esa presión en los medios sociales para ser perfectos. Nunca entendí el Snapchat. No lo tengo, pero ahora sé que es un filtro que pueden utilizar donde pueden modificar su apariencia. Algunas personas lo usan para monerías como ponerse orejas de conejo y cosas así, pero conozco a muchas señoras que lo usan para asegurarse de no tener arrugas, no tener imperfecciones, o para retraer un poco la papada. Eso es no mostrarse auténticamente como son, es avergonzarse del cuerpo. La sociedad también nos enseñó a hacernos eso a nosotras mismas. Las modelos son delgadísimas y el número de adolescentes que tienen trastornos alimentarios está aumentando considerablemente. El nivel de ansiedad está creciendo considerablemente, no solo en las adolescentes y mujeres y hombres jóvenes, sino también en los adultos. 

Una de las estadísticas que encontré y me pareció increíble -y que lo vincula estrechamente con la adicción a la amabilidad- es que la ansiedad es la enfermedad más común en los EE.UU. en este momento y afecta a cuarenta millones de personas. Básicamente, a uno de cada cinco. La Organización Mundial de la Salud, hace dos años, afirmó que trescientos millones de personas tienen un trastorno de ansiedad. Es mundial y es la enfermedad mental más común. De modo que a medida que avanzamos con la tecnología, a medida que se ejerce presión para que ustedes tengan propósito y significado aquí, el síndrome de adicción a la amabilidad se está volviendo muy frecuente, especialmente en comunidades de empáticos, en personas que tienen un gran corazón y que se preocupan.

Así que cuestiónense todas las cosas que acabo de decir. ¿Son adictos a la amabilidad? Podemos decir que no, pero sí, sí lo somos, la mayoría de nosotros lo es. ¿Saben por qué? Porque estamos diseñados para conectarnos, y cuando niños no nos enseñaron a ponernos en contacto con nosotros mismos para tomar nuestras propias decisiones, para confiar en la intuición, para hacer contacto con nuestro grupo (esa parte de nosotros que está en el Hogar). Ellos nos están guiando, están apoyándonos específicamente. Nadie nos enseñó que los teníamos, así que estamos constantemente buscando externamente, siempre estamos interpretando el entorno.

Los empáticos provienen de ambientes caóticos. Si tuvieron alguna forma de trauma en su niñez, aprendieron desde edad temprana a cultivar el súper poder de interpretar el ambiente y ver si están a salvo, ver hacia dónde ir, si deberían entrar, con quiénes se pueden conectar. Lleven eso a una etapa adulta de los Trabajadores de Luz ¿y qué tienen? Tienen a adictos a la amabilidad, bien intencionados y sensibles, quienes a veces, entre una multitud o en familia, se pueden sentir solos.

A veces nos podemos sentir solos. Podemos estar casados, con tres hijos y cuatro perros y una vida muy atareada y aún así sentirnos bastante solos porque constantemente estamos externalizando nuestro bienestar, cuidando a todos los que nos rodean, esperando recibir de ellos lo que necesitamos pero sin expresarlo verbalmente, sin nunca mostrarnos auténticamente como somos, sin estar bien con quiénes somos. No lo hacemos. En lugar de eso, nos ocultamos con algo de vergüenza y hacemos este pequeño juego de manipulación: yo te cuido a ti, entonces tú me cuidas a mí, ninguno de nosotros va a hablar realmente de eso, pero todos vamos a estar bien. No tiene por qué ser así, ¿verdad? Entonces nos enojamos un poco, nos amargamos, nos encrespamos un poco. Nuestra percepción del mundo y de cuánto le importamos, y nuestro propósito, comienza a viciarse, y antes de que nos demos cuenta irrumpe la ansiedad.

¿No tiene sentido para ustedes que puedan correlacionarlos? Porque la ansiedad está aumentando en esta era tecnológica ya que todos están tratando de poner en evidencia que son lo suficientemente lindos, lo suficientemente inteligentes. Tengo suficiente, ¿saben? No debería querer más. Y en realidad lo que están haciendo es ocultar esa herida interior de la falta de conexión. Es todo lo que siempre desearon: conectarse con el amor por sí mismos y luego compartirlo en una comunidad donde sientan que aportan algo valioso a la congregación y ellos lo agradecen. Entonces se sienten amados y llegan a apreciarlo y nos levantamos juntos. Juntos podemos ayudar a cambiar el mundo. Todos los que conozco tienen esperanza en su corazón sin importar lo que vean que pasa allá afuera. 

Cuando lo reducen a lo microcósmico y escuchan de niños en su vecindario que están luchando contra una enfermedad, o ganando medallas en la escuela, que están aprendiendo a destacarse en algún deporte, o se ocupan de mascotas -cachorros, gatitos, refugios- es porque todos quieren hacer cosas buenas, quieren ayudar.

Los Trabajadores de Luz deseamos ayudar, queremos que el planeta prospere, queremos que todos los que nos rodean se sientan alentados y sostenidos, y sin embargo no nos alentamos ni sostenemos a nosotros mismos. No siempre nos mostramos tal cual somos, ¿no es cierto?, porque eso requiere que seamos vulnerables. Se necesita mucho coraje para mostrarse y decir: “¿Saben una cosa? Así es como me siento algunos días, a veces me siento solo, a veces realmente no tengo idea de qué hago aquí, o si estoy encerrado en mi propósito. Y estoy envejeciendo. No sé si hago algo. No sé dónde lo hago”. Y somos vulnerables cuando decimos eso.

Les diré algo. Lo que creemos y lo que nos han condicionado a creer que es cierto no es verdad, es lo opuesto. Nos condicionaron para creer que si nos mostramos bien, nos conectamos; si no hacemos lío, si nos adaptamos, les vamos a gustar a las personas y no daremos muchos problemas. ¿Qué mujer no ha oído: “No des tantos problemas"? Y la verdad es justamente lo opuesto a eso, es mostrarse auténticos y decirle a la gente: “¿Saben? A veces eso es lo que me asusta. A veces tengo mucho temor de esto, o eso, o aquello, de no hacer esto, de no volverme alguien que interese y de no ser lo suficiente”. ¿Saben qué ocurre cuando hacemos eso? Nos vinculamos, hacemos las conexiones que deseábamos hacer. No se puede hacer eso tratando de extraérselo a alguien más teniendo sus propias necesidades satisfechas.

Tienen que estar dispuestos a no juzgar a nadie, dejar de aferrarse y liberarlos a todos, y sencillamente mostrarse auténticos sin necesidad de que alguien haga algo por ustedes. Esa es la tarea interior. Todos nosotros somos responsables de nuestra propia felicidad. Le hemos estado dando vueltas para demostrar que estamos bien, y en lugar de presentarnos y decir: “Estos son algunos de los sueños que tuve. Estas son algunas de las cosas que he hecho. Y estas otras son las cosas que realmente deseaba hacer, aunque ni siquiera sé por dónde empezar, o si estaré aquí”. Pasen tiempo pensando cuáles son sus sueños y cuán dignos son de ellos y cuáles son los pequeños pasos que pueden dar para comenzar a manifestarlos.

Cuando hablamos con autenticidad respecto a cómo nos sentimos, ocurren dos cosas. La primera es que tendemos a sentir que los demás se sienten más a salvo cuando nosotros damos el primer paso y nos sentimos vulnerables. Entonces ellos sienten que es seguro sentirse vulnerables también y la conexión mutua es más profunda. Imagínense lo que se puede lograr. ¿No es ese el concepto del negocio consciente? Es comenzar a hablar de las auténticas necesidades de este mundo y cómo ayuda a la comunidad lo que traemos.

En el grupo de mujeres con el que trabajo siempre hago esta pregunta: “¿Qué es lo que les apasiona y en qué medida le sirve a su comunidad? ¿Cómo pueden ayudar a su comunidad?” Eso no significa que tenga que ser un gran emprendimiento. No. ¿Recuerdan la tarea? Tendría que volver a hablar del microbioma, porque me encanta. ¿Recuerdan cuando dije que cultiven una sola cosa y la compartan con su vecino? Comiencen a crear un diálogo y tal vez, tarde o temprano, se hagan amigos y luego se abran un poco más y se vuelvan algo más vulnerables y se sientan conectados.

La segunda es que realmente podemos ver lo que nos estamos perdiendo, lo que nos estamos perdiendo en nuestra propia vida cuando nos sentimos vulnerables. No nos vamos a sentir bien todos los días y está bien no sentirse bien. No lo enterremos, no lo escondamos, no nos avergoncemos, no creamos que todos los demás tienen una vida glamorosa, recostados en almohadones mientras los alimentan con uvas y chocolate. No es así. Esta es la maestría, así es como lo logramos. Esa es la historia humana, que se percibe algo tambaleante, y es el alma en movimiento que tenemos y va muy por delante de nosotros en esta trayectoria. La recompensa es que cuánto más auténticos somos, más nos alineamos con lo que deseábamos en primer lugar, que era ese amor por nosotros mismos y esa sensación de estar realmente bien en lugar de estarlo falsamente. En definitiva, todo se reduce a un cierto nivel de ocultamiento, de vergüenza, de esos sentimientos que nos hacen detenernos. No queremos ser valientes, solo queremos escondernos. 

Y dejamos de buscar lo que nos hace felices y creamos toda esta historia respecto a por qué está ocurriendo eso: “Es culpa de alguien más”, o “No me lo merezco” o “No soy lo suficientemente inteligente”. Y nada de eso es cierto. Lo que está ocurriendo en realidad es que estamos creando mucha distracción para no mirar lo que realmente tenemos que ver. Y así es como nace el adicto a la amabilidad.

Cuando no queremos ver algo, vamos por ahí y nos ocupamos de otras personas de nuestro entorno, creando todo ese imperio seguro, cuando lo que verdaderamente estamos buscando es una conexión auténtica, una comunicación auténtica, ser auténticamente parte de la comunidad y tener un propósito y una causa. Y ya somos dignos de eso, lo somos, vinimos diseñados para eso, sabemos exactamente qué necesitamos, pero el truco es que nadie lo haga por nosotros. Somos nosotros los que tenemos que hacerlo por nosotros mismos. Y lo gracioso es que todos los demás se sienten exactamente igual. Y si pudiéramos ser un poco más sinceros y mostramos nosotros primero y lo compartiésemos con otros, comenzaríamos a suturar esa separación y a salir de la distracción de culpar y nos uniríamos como una comunidad.

Y lo he dicho muchas veces. Cuando las personas son realmente auténticas, cuando están realmente alineadas consigo mismas, la creatividad comienza a fluir, fluye lo que sea que quieran canalizar, pintar, escribir, intensificar sus dones como sanadores. Si han estado tomando las clases recientes con Steve y el grupo sobre Blended Realities (realidades mezcladas), el tercer día fue insuperable, fue mi día preferido de toda la serie y realmente el grupo explicó minuciosamente cómo cada uno de nosotros en el planeta, incluyendo nuestra conexión con los animales, fue diseñado para eso, y cómo aparecimos en el mundo, cómo creamos esos mundos y cuán poco cuesta armonizar estas cosas realmente.

Están suturando constantemente esta separación. Y no es la separación que ven exteriormente en el mundo: este partido político o este otro partido político. Es la separación en su interior. Es esa desconexión que sienten y que están tratando de suturar cuando conversan con otras personas, pero no están siendo vulnerables de verdad, valientes de verdad. Todavía no se sienten seguros y se están ocultando. ¿Y saben algo? En el momento en que se deshacen de eso y se presentan y son vulnerables, se vuelven seguros, porque lo están creando para sí mismos. Y los demás se sienten más seguros para hacer lo mismo para sí y entonces tienen construida una comunidad y tienen esa sensación de pertenencia que siempre buscaron, pero ya no están negociando. No es porque tengan que ocuparse de alguien, es porque los demás tienen que mostrarse auténticos también. Vale la pena considerarlo, ¿no?

¿Cómo revertimos la ansiedad que va en aumento? Reconozcan que son adictos a la amabilidad. Pueden ser amables y pueden ser amorosos con todos, pero no negocien por su propia valía personal con eso. Hagan el trabajo en sí mismos primero y reconozcan que tienen un gran propósito aquí. Existen cosas que merecen experimentar tan solo porque así lo quieren. El “yo quiero” es razón suficiente, no tienen que justificarlo ante nadie, es su sueño. ¿Y cómo pueden comenzar a mostrarse auténticamente, desprendiéndose de todas esas capas, saliendo de la vergüenza, saliendo de la culpa y pasando realmente a un lugar más poderoso? En mi opinión, lo más poderoso que pueden hacer es ser sinceros y auténticos consigo mismos respecto a cómo se sienten, sin juzgar a nadie más y encontrar maneras de hallar esas partes perdidas para sí mismos.

Y con eso, los regreso al estudio y les deseo que el resto de su show sea maravilloso. Feliz primavera. La primavera finalmente está brotando aquí. Los veré el mes próximo. Hasta pronto.


Por Meg Adamson-Gour
Transmitido el 26 de abril de 2019 en VirtualLight Broadcast de mayo
Título en inglés: Are you a niceaholic?
Traducción: Traductoras Voluntarias de Espavo


Fuente:
www.trabajadoresdelaluz.com
03 de junio 2019