Bien, el tema del alma de los pueblos es complejo aunque profundamente excitante, pues nos da una idea muy ajustada de lo que hay que entender por karma o destino nacional. En todo caso, Alma indica conciencia, dirección inteligente y capacidad de síntesis y no hay parcela alguna de la superficie o del interior del planeta, por pequeña que sea, en donde el investigador esotérico no pueda contactar un alma, es decir, a un pequeño o Gran Deva que en la multiplicidad de sus funciones no sea un representante directo de la justicia de los Señores del Karma. Podríamos hablar así de los pequeños ambientes de la Tierra, creados por las congregaciones psíquicas o las comunidades sociales de las abejas y hormigas y otros animales profunda y misteriosamente comunitarios y de los grandes ambientes planetarios, universales y cósmicos.
En su fondo hallaremos siempre la actividad maravillosa de un Deva o de un increíble número de Devas cuya misión es crear Alma o manifestación de Alma, con vistas al desarrollo de un misterioso Plan evolutivo. Podríamos hablar, asimismo, de la participación psíquica de los animales domésticos en la creación de los ambientes familiares de los seres humanos, de la misma manera en que yendo más al fondo de la cuestión podríamos incluir a ciertos Devas muy próximos a la gran familia humana, los cuales intervienen muy activamente en la estructuración de los ambientes familiares por cuanto manipulan creadoramente los estados de conciencia de los integrantes de cada familia y según el grado y calidad del potencial psíquico que desarrollen, matizarán o colorearán aquellos ambientes. Podríamos afirmar al respecto que los Devas familiares son a la familia lo que los Espíritus nacionales son para una pequeña o gran nación.
La analogía siempre será perfecta en todos sus detalles ya que igual es arriba que abajo e igual es abajo que arriba. Extremando la idea cabría igualmente asegurar que existen ambientes territoriales, es decir, aquellos que cualifican todos y cada uno de los lugares de la Tierra, los cuales dependen de la evolución de sus particulares Ángeles regentes o Espíritus nacionales, pero que pueden ser conectados si se posee la adecuada sensibilidad psíquica para registrarlos. Estos ambientes territoriales son creados por los devas de la tierra, del agua, del fuego y del aire en su interdependiente actividad de sustanciar o de darle forma psíquica a las reacciones comunales de las miríadas de especies minerales, vegetales y animales que evolucionan por doquier y constituyen, desde el ángulo esotérico, la faz oculta o mística de la Tierra.
Es decir, que lo que técnicamente definimos como la flora y fauna de un país es el resultado de la evolución de todas las especies vegetales y animales que allí tienen su vida y razón de ser, es decir, las motivaciones distintas regidas por la Ley del Karma que se expresan de acuerdo con la singularidad propia de aquel país.
Sobre este punto deberíamos ser enormemente críticos y ver hasta qué punto la inclinación del eje de la Tierra en relación con la eclíptica o movimiento alrededor del Sol, afecta el karma de ciertas regiones o áreas del planeta, favoreciendo a unas y perjudicando a otras, siempre desde el ángulo de apreciación humana, como ocurre por ejemplo en la evolución de las especies vivientes, incluidos los seres humanos, en las zonas tórridas, templadas o glaciales, cuyas condiciones de vida serán tanto más difíciles cuanto más afectadas estén por los ángulos de inclinación terrestre en relación con el astro solar.
Bien, éstas pueden ser unas ideas muy interesantes y dignas de tener en cuenta al tratar los ambientes territoriales del planeta, inhóspitos unos, acogedores y hasta singularmente benignos otros, lo cual -aparte de la idea implícita del Karma gravitando sobre aquellos territorios- nos muestra la singularidad de ciertos Devas regentes de los mismos y que cubriéndolos con su manto de luz etérica, como se dice esotéricamente, confeccionan las condiciones ambientales y psíquicas que constituyen sus particulares almas territoriales.
El tema de los ambientes territoriales es inmenso y no puede ser abarcado en su totalidad ya que atañe a todas las unidades de vida en ellos inmersas, desde los elementos químicos que evolucionan a través de la materia organizada del planeta hasta el más esplendente Deva realizador y constructor del ambiente que caracteriza a un extenso Continente planetario.
Lo que mayormente nos interesa en el estudio de este Tratado Esotérico sobre los Ángeles es percibir el significado intimo del término ambiente, a fin de que captando por intuición, por discernimiento o por simple análisis intelectual, la idea de que toda unidad de vida y de conciencia crea su propio ambiente psíquico y que la suma de todas estas unidades, independientemente de sus particulares evoluciones, crea en el éter las modificaciones sensibles que llamamos ambiente colectivo, nuestra actitud psicológica frente a la sociedad o comunidad social de que formamos parte, ya se refiera a la familia, al gremio profesional al que pertenezcamos o al lugar del planeta en donde hemos nacido y en el que iniciamos nuestro destino humano, será sin duda la de los verdaderos aspirantes espirituales, es decir, de cooperación consciente con los Devas que en multiplicidad y diversidad de especies y jerarquías, pueblan los éteres del espacio y crean los distintos ambientes psíquicos de la Tierra convirtiéndolos en los anclajes de las energías planetarias de los Señores del Karma, teniendo presente, de acuerdo con el principio de Bondad y de Justicia que Ellos representan, que todos los ambientes de la Tierra pueden y deben ser mejorados, dignificados y ennoblecidos de acuerdo con la voluntad inteligente del ser humano.
Así, obrando en tal sentido, la ley del Karma será tanto más benigna cuanto con más interés se aplique el hombre a la tarea creadora de gobernar sus propias actitudes personales, de modificar sus impulsos emocionales de acuerdo con la ley de fraternidad y de expresar bondad y comprensión en todas sus relaciones sociales.
Vicente Beltran Anglada
CONVERSACIONES ESOTERICAS
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Fuente: www.trabajadoresdelaluz.com