Jane estaba muy satisfecha de
que el libro de Seth estuviera por fin bien encarrilado después de tantas
demoras. Su energía había llegado al límite en esos días. Tras su larga sesión
del lunes por la noche, tuvo otra aún más larga en su clase de percepción
extrasensorial el martes por la noche (y con Sumari añadidos). Ahora tocaba una
tercera sesión.
Buenas noches. Reanudaremos el
dictado.
Vosotros formáis el tejido de
vuestra experiencia a través de vuestras creencias y expectativas. Estas ideas
personales sobre vosotros mismos y sobre la naturaleza de la realidad afectan
vuestros pensamientos y emociones. Creéis que vuestras creencias sobre la
realidad son la verdad, y no las soléis cuestionar. Os parecen tan obvias, tan
evidentes, que no os molestáis en examinarlas de cerca.
Así que en general las
aceptáis sin cuestionarlas. No las conocéis como creencias sobre la realidad,
sino que las consideráis características de la realidad misma. Con frecuencia
estas ideas parecen indiscutibles, y forman parte de vosotros hasta tal punto
que no se os ocurre especular sobre su validez. Se convierten en presupuestos
invisibles, pero aun así tiñen y conforman vuestra experiencia personal.
Algunas personas, por ejemplo,
no cuestionan sus creencias religiosas sino que las aceptan como hechos. Otras
encuentran relativamente sencillo reconocer estos presupuestos internos cuando
forman parte de un contexto religioso, pero no los logran ver en otros campos.
Es mucho más sencillo
reconocer las propias creencias en lo que respecta a la religión, la política o
temas parecidos, que localizar con precisión las creencias más profundas sobre
sí mismo y sobre quién y qué es uno, particularmente en relación con la propia
vida.
Muchas personas están
completamente ciegas acerca de sus creencias sobre sí mismas y sobre la
naturaleza de la realidad. Los pensamientos conscientes brindan excelentes
pistas. A menudo os negáis a aceptar ciertos pensamientos que os llegan a la
mente porque entran en conflicto con otras ideas normalmente aceptadas.
La mente consciente siempre
trata de ofrecer una imagen clara, pero soléis permitir que las ideas
preconcebidas no dejen actuar a esta inteligencia. Se ha puesto de moda culpar
al subconsciente de los problemas y dificultades de la personalidad, con la
idea de que allí quedan retenidos los episodios tempranos de la vida, cargados
emotivamente y misteriosos. En Estados Unidos han crecido varias generaciones
con la idea de que la parte subconsciente de la personalidad no era de fiar
porque estaba llena de energía negativa y contenía sólo episodios desagradables
de los que mejor era olvidarse.
Crecieron pensando que la
mente consciente estaba relativamente indefensa, que la experiencia adulta se
determinaba durante la infancia. Estos conceptos establecieron divisiones
artificiales, y la gente aprendió que no debía intentar conocer la información
«subconsciente».
Las puertas al ser interior
debían cerrarse completamente. Sólo un largo psicoanálisis podía o debía
abrirlas. La persona normal y corriente creía que era mejor no adentrarse en
esos campos, así que, al aislar estas partes del ser, también se erigieron
barreras que la separaban de la felicidad de su ser espontáneo interior. La
gente se sentía separada del núcleo de su propia realidad.
El concepto del pecado
original era muy pobre, limitado y distorsionado, pero al menos el remedio era
sencillo: es posible lograr la salvación a través del bautismo, o en virtud de
ciertas palabras o sacramentos o rituales (véase el Evangelio según San Marcos,
1, 1-11, por ejemplo).
La idea del subconsciente
sucio, en cambio, dejó al hombre sin ninguna salida fácil. Los pocos rituales
posibles requerían años de análisis, que sólo los muy ricos tenían el
privilegio de permitirse.
Al mismo tiempo que crecía la
idea del detestable subconsciente, la idea del alma se esfumaba. Millones de
personas, por tanto, creían en una realidad en la que se veían privados de la
noción de alma, y se veían abrumadas por el concepto de un subconsciente
traicionero, si no definitivamente malvado. Se veían a sí mismas como egos
vulnerables y solitarios, cabalgando peligrosamente y sin protección sobre las
tumultuosas olas de los procesos involuntarios.
Casi al mismo tiempo muchas
personas inteligentes se daban cuenta de que las nociones de dios de las
religiones organizadas, y del cielo y del infierno, eran distorsionadas,
injustas, y sonaban a cuentos de hadas para niños. Para estas personas no había
dónde buscar ayuda.
Dadas las circunstancias,
volcarse hacia el interior habría parecido una acción intrépida, ya que se les
había enseñado que este interior contenía el origen de sus problemas. Los que
no podían pagarse una terapia intentaron con todas sus fuerzas inhibir los
mensajes de su ser interior, por temor a verse engullidos por las salvajes
emociones infantiles.
Pues bien, en primer lugar, no
existen limitaciones ni divisiones para el ser, aunque a fines expositivos se
utilizará la palabra «ego» en el sentido que os es familiar. Lo cierto es que
podéis confiar en partes de vosotros mismos que son inconscientes. Tal como
veréis, podéis ir adquiriendo gradualmente una conciencia más consciente y
despierta, y por tanto atraer a la conciencia fragmentos cada vez mayores de
vosotros mismos. contenía el origen de sus problemas. Los que no podían pagarse
una terapia intentaron con todas sus fuerzas inhibir los mensajes de su ser
interior, por temor a verse engullidos por las salvajes emociones infantiles.
Vosotros respiráis, crecéis y
realizáis constantemente multitud de actividades delicadas y precisas, sin ser
conscientes de cómo efectuáis dichos procesos. Vivís sin saber conscientemente
cómo mantenéis ese milagro de la conciencia física en el mundo de la carne y el
tiempo.
Las partes aparentemente
inconscientes de cada uno atraen átomos y moléculas del aire para formar la
propia imagen. Los labios se mueven, la lengua articula el nombre propio.
¿Pertenece el nombre a los átomos y moléculas de los labios y la lengua? Los átomos
y moléculas se mueven constantemente, se configuran como células, tejidos y
órganos. ¿Cómo puede el nombre que articula la lengua pertenecer a ellos?
Los átomos no leen ni
escriben, pero articulan sílabas complicadas capaces de comunicar a otros seres
vivos desde un simple sentimiento a la información más complicada. ¿Cómo lo
hacen?
Los átomos y las moléculas de
la lengua desconocen la sintaxis del idioma que articulan. Cuando alguien
empieza una frase no suele tener ni la más mínima idea consciente de cómo la
acabará, pero da por supuesto que las palabras tendrán sentido, y que el
significado de lo que quiere decir emanará sin problemas.
Todo ello ocurre porque los
fragmentos internos del ser operan espontánea, alegre y libremente; ocurre
porque vuestro ser interior cree en vosotros, aun cuando no creáis en él. Estas
secciones inconscientes del ser funcionan sorprendentemente bien, a pesar de
que habitualmente no comprendéis su naturaleza y función, y pese a la
interferencia de vuestras creencias.
Cada persona experimenta una
realidad única, distinta de la de cualquier otro individuo. Esta realidad sale
al exterior desde el paisaje interno de pensamientos, sentimientos,
expectativas y creencias. Quien cree que el ser interior trabaja contra él en vez
de hacerlo para él, está impidiendo su funcionamiento, o, mejor dicho, lo
fuerza a que se comporte de cierta forma debido a sus creencias.
La mente consciente tiene la
capacidad de emitir juicios claros sobre la propia situación en la realidad
física, pero las falsas creencias suelen impedirlo porque las ideas egotistas
empañan la visión.
Vuestras creencias pueden ser
como vallas que os cercan.
Primero debéis reconocer la
existencia de estas vallas: si no las veis ni siquiera os daréis cuenta de que
no sois libres, porque no veréis lo que se encuentra más allá de las vallas y
éstas serán las fronteras de vuestra experiencia.
Hay una creencia, sin embargo,
que destruye las barreras artificiales de la percepción, una creencia en
expansión que traspasa automáticamente las ideas falsas e inhibidoras.
EL SER NO TIENE LÍMITES
Esta afirmación es una
declaración de hecho. Existe independientemente de que creáis o no en ella. De
este concepto se infiere otro:
NO HAY FRONTERAS NI
SEPARACIONES DEL SER
Las que experimentáis son el
resultado de creencias falsas. De aquí si infiere la idea que ya he mencionado:
VOSOTROS ELABORÁIS VUESTRA
PROPIA REALIDAD
Para comprenderos vosotros
mismos y lo que sois, podéis aprender a experimentaros directamente al margen
de vuestras creencias sobre vosotros mismos. Ahora le pido al lector que se
siente en silencio, cierre los ojos, y trate de percibir dentro de sí el
profundo tono emocional que mencioné anteriormente (en la sesión 613 en el
capítulo 1). No es difícil de hacer.
Puesto que sabéis que ese tono
emocional existe dentro de vosotros, eso os ayudará a reconocer sus ritmos
profundos. Cada persona siente ese tono a su manera, así que no os preocupéis
sobre cómo deberíais sentirlo. Simplemente repetios que existe, que está
compuesto de las grandes energías de vuestro ser hecho carne.
Después abandonaos a la
experiencia. Si estáis acostumbrados a palabras como «meditación», tratad de
olvidarla durante este proceso. No empleéis ningún nombre. Liberaos de los
conceptos y experimentad vuestro propio ser y el movimiento de vuestra propia
vitalidad. No os preguntéis: «¿Es correcto? ¿Lo estoy haciendo bien? ¿Estoy
sintiendo lo que debería sentir?». Este es el primer ejercicio del libro. No
debéis utilizar los criterios de otras personas. No hay más normas que los
propios sentimientos.
No se recomienda ningún límite
de tiempo en particular. Debe ser una experiencia placentera. Aceptad lo que
ocurra como únicamente vuestro. El ejercicio os pondrá en contacto con vosotros
mismos, os devolverá a vuestro ser. Siempre que estéis nerviosos o preocupados,
dedicad unos breves momentos a sentir este tono emocional interior, y os
encontraréis centrados en vuestro propio ser, seguros.
Cuando hayáis realizado este
ejercicio varias veces, sentid estos profundos ritmos salir de vosotros en
todas direcciones, como en verdad lo hacen. Electromagnéticamente irradian
hacia afuera a través del ser físico, y, tal como explicaré más adelante,
forman tanto el entorno que conocéis como vuestra imagen física.
Os dije que el ser no estaba
limitado, pero sin duda creéis que vuestro ser acaba donde vuestra piel roza el
espacio, que estáis dentro de vuestra piel. Pero vuestro entorno es una
extensión de vuestro ser. Es el cuerpo de vuestra experiencia, fundido en forma
física. El ser interior forma los objetos que conocéis de manera tan segura y
automática como forma un dedo o un ojo.
Vuestro entorno es la imagen
física de vuestros pensamientos, emociones y creencias hechos visibles. Puesto
que vuestros pensamientos, emociones y creencias se mueven a través del espacio
y del tiempo, influís en condiciones físicas externas a vosotros.
Considerad la maravillosa
estructura del cuerpo desde el punto de vista físico. Lo percibís como sólido,
de igual manera que percibís el resto de la materia física; no obstante, cuanto
más se explora la materia, más evidente se hace que en su interior la energía
adopta una configuración específica (en forma de órganos, células, moléculas,
átomos, electrones), cada una menos física que la anterior, cada una combinada
en una misteriosa Gestalt para formar materia.
Dentro del cuerpo, los átomos
giran. Hay un tumulto y actividad constantes. La carne, que parecía tan sólida,
está compuesta de partículas que se mueven velozmente -a menudo describiendo
órbitas unas alrededor de las otras- con un continuo intercambio de energía.
La materia, el espacio fuera
de tu cuerpo, está compuesta de los mismos elementos, pero en distinta
proporción. Y hay un continuo intercambio físico entre la estructura que
llamáis vuestro cuerpo y el espacio fuera de él: interacciones químicas,
intercambios básicos sin los cuales la vida tal como la conocéis sería
imposible.
Contener la respiración es
morir. La respiración, que representa la sensación física más íntima y
necesaria, debe fluir hacia afuera desde lo que sois, y pasar al mundo que
parece
Cualquier emoción libera
hormonas, pero éstas también abandonan el cuerpo al hacerlo el aire de la
respiración; en este sentido puede decirse que liberáis sustancias químicas a
la atmósfera, que luego la afectan. no ser vosotros. Físicamente, fragmentos
vuestros abandonan el cuerpo constantemente y se entremezclan con los
elementos. Sabéis lo que ocurre cuando se libera adrenalina por el flujo
sanguíneo: os estimula y os prepara para la acción. Pero en otros aspectos la
adrenalina no se queda en el cuerpo: es lanzada al aire y, aunque transformada,
afecta a la atmósfera.
Las tormentas físicas, por
tanto, son causadas por estas interacciones. Os repito que dais forma a vuestra
realidad, y esto incluye el tiempo atmosférico físico (que es el resultado
global de las reacciones individuales).
Más adelante explicaré con más
detalle este punto en particular. Estáis en la existencia física para aprender
y entender que vuestra energía, traducida a sentimientos, pensamientos y
emociones, causa todas las experiencias. No hay excepciones.
Una vez comprendido esto, sólo
tenéis que aprender a examinar la naturaleza de vuestras creencias, ya que
éstas hacen que sintáis y penséis de cierta forma. Las emociones dependen de
las creencias, y no a la inversa. .
Me gustaría que reconocierais
vuestras creencias en diversos campos. Debéis daros cuenta de que toda idea que
aceptáis como verdad es una creencia que sostenéis. El siguiente paso es decir:
«Esto no es necesariamente verdad, a pesar de que lo crea». Confío en que
aprenderéis a hacer caso omiso de todas las creencias que impliquen limitaciones
básicas
Más adelante comentaremos
algunas de las razones por las que albergáis tales creencias, pero por ahora
simplemente quiero que las reconozcáis. .
Voy a enumerar algunas
creencias restrictivas falsas. Si descubrís que estáis de acuerdo
1. La vida es un valle de
lágrimas. con cualquiera de ellas, deberéis trabajar personalmente en esa área.
2. El cuerpo es inferior. Al
considerarlo simple vehículo del alma, se lo degrada automáticamente.
Tal vez creáis que la carne es
inherentemente mala, que sus apetitos son incorrectos. Los cristianos pueden
considerar al cuerpo deplorable, al creer que el alma descendió a él
(«descender» implica el cambio de una condición superior o mejor a otra peor).
Los seguidores de las religiones orientales a menudo creen también que es su
deber negar la carne, erigirse sobre ella, por así decirlo, en un estado donde
nada se desea (la «vacuidad» del Taoísmo, por ejemplo). Aunque su vocabulario
es distinto, también creen que la experiencia terrestre en sí misma no es
deseable.
3. Estoy indefenso ante
circunstancias que no puedo controlar.
4. Estoy indefenso porque mi
personalidad y carácter se formaron en mi infancia, y estoy a merced de mi
pasado.
5. Estoy indefenso porque
estoy a merced de los sucesos vividos en otras encarnaciones, sobre los cuales
ahora no tengo control. Debo recibir castigo, o me castigo a mí mismo por malas
acciones causadas a los demás en vidas pasadas. Debo aceptar los aspectos
negativos de mi vida debido a mi karma.'””
6. Las personas son básicamente
malas, y van por mí.
7. Poseo la verdad y nadie más
la tiene. O mi grupo posee la verdad y ningún otro grupo la posee.
8. Me volveré más débil,
enfermo, y perderé mis facultades cuando envejezca.
9. Mi existencia depende de mi
experiencia en la carne. Cuando mi cuerpo muera, mi conciencia morirá con ella.
Pues bien, ésta es una lista
bastante general de creencias falsas. Ahora mencionaremos otras creencias
específicas más íntimas, que quizás alberguéis sobre vosotros mismos.
1. Soy una persona enfermiza,
y siempre lo he sido.
2. Hay algo malo en el dinero.
Las personas que lo tienen son codiciosas, menos espirituales que las que son
pobres. Son infelices, y esnobs.
3. No soy creativo. No tengo imaginación.
* En el hinduismo y en el
budismo, se enseña que el karma es la suma moral total de los actos de un
individuo en una vida, lo cual determina su destino en la próxima. Según Seth
las diferentes reencarnaciones existen todas a la vez, de modo que hay un
constante toma y daca entre ellas. Una vida «futura», por tanto, puede afectar
a una vida «pasada», así que aquí no se aplica el karma tal como se considera
normalmente.
4. Nunca puedo hacer lo que
quiero.
5. No gusto a la gente.
6. Soy gordo.
7. Siempre he tenido mala
suerte.
Éstas son creencias comunes a
muchas personas, y quienes las albergan las experimentan. Aunque la información
física siempre parece reforzar las creencias, la verdad es que fueron las
creencias las que conformaron la realidad. Trataremos de derribar estos
conceptos limitadores.
En primer lugar, debéis
comprender que nadie puede cambiar vuestras creencias por vosotros, ni tampoco
se os pueden imponer desde fuera. Verdaderamente podéis cambiarlas, con
conocimiento y aplicación.
Mirad a vuestro alrededor.
Todo vuestro entorno físico es la materialización de vuestras creencias.
Vuestras sensaciones de alegría, pena, bienestar o malestar son consecuencia de
vuestras creencias. Si creéis que una situación determinada os hará infelices,
entonces lo hará, y la infelicidad reforzará la creencia.
Dentro de vosotros se
encuentra la capacidad para cambiar vuestras ideas sobre la realidad y sobre
vosotros mismos, la capacidad para crear una experiencia personal de la vida
que sea satisfactoria para vosotros y para los demás. Me gustaría que
escribierais vuestras creencias sobre vosotros mismos a medida que vais
haciéndoos conscientes de ellas. Esta lista os prestará luego una utilidad
insospechada.
A través de Jane Roberts
http://www.trabajadoresdelaluz.com.ar
Fin de la sesión.
SESIÓN 614, 13 DE SEPTIEMBRE 0E I972 21.36 MIÉRCOLES
Extracto de Habla Seth III
A través de Jane Roberts
A través de Jane Roberts
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https://compartiendoluzconsol.wordpress.com
19 de Abril 2017