Inaugurando la relación con tu Yo Superior.

Para tu personalidad ordinaria, la vida en este mundo es bastante real. De hecho, la vida tal como la experimentas a través de tus sentidos es todo lo que hay. Tocas, saboreas, hueles, oyes y ves un mundo muy físico y se presenta en relación a cómo lo percibes. Si no te gusta lo que estás experimentando, sufres. Si te cortas, sangras lo que parece ser sangre real. Si alguien a quien amas te abandona o muere, experimentas una gran pérdida y pena. Si te gusta lo que estás experimentando, sientes un gran placer por la comida, el sexo y la buena vida. Desde estos puntos de vista, la vida parece estar sucediéndote, viniendo hacia ti, a menudo sin ser requerida, por accidente.
Quizás sientas que la suerte tiene algo que ver con estos eventos y experiencias. Si tienes suerte, provienes de un nacimiento noble y de una riqueza heredada, provienes de un buen patrimonio genético y tienes salud y buena apariencia, entonces puedes sentirte afortunado. Si vienes de la pobreza, estás enfermo, o tienes una apariencia simple, quizás te sientas desafortunado, aunque la suerte no tenga nada que ver contigo. Nada es afortunado o desafortunado. ¿Por qué deberías ser más afortunado o más desafortunado que tu hermano o hermana, en comparación con ellos? ¿Quién es responsable de esta así llamada suerte? ¿Tú, los demás, los dioses, el Espíritu, tus vidas pasadas? La mayoría de las personas nunca piensan profundamente sobre esto, y, aunque pueden ser muy inteligentes en términos sociales, siguen por rutina las creencias que les dieron los padres o la sociedad. Compran las creencias y las convenciones de su cultura, su religión, su partido político y los tiempos en que viven. 

El noventa por ciento de esta programación, si no más, es completamente errónea, equivocada y loca.

Tu pequeño yo, en muchos sentidos, es como un niño, independientemente de que seas biológicamente un adulto. Si le dices a un niño de ocho años que tome los controles de un avión Boing en pleno vuelo, ese niño estará aterrorizado porque sabe que esto está más allá de su capacidad. Si son engañados o son completamente tontos, pensarán que es divertido hasta que pronto estrellen el avión. Si un piloto experimentado interviene y les muestra qué hacer y los ayuda, pueden lograr volarlo por un corto tiempo. Si son sabios, estarán muy agradecidos por la ayuda. Si son tontos, pensarán y dirán a los demás: “Yo piloteé el avión. Yo volé el avión. Soy mejor que tú ", sin reconocer que nunca podrían haberlo hecho sin la gran ayuda del piloto supervisor.

El niño de ocho años es como la personalidad ordinaria que vuela sin instrumentos de navegación a través de la vida, fingiendo que tienen el control pero, en realidad, aterrorizados de la situación en la que están atrapados. El piloto experimentado que ofrece ayuda y se involucra para mostrar el camino es como el yo superior, tu ser esencial, compasivo, sabio, y no desconcertado en lo más mínimo por lo que sea que surja. La esencia sabe que esta vida física no es más que un sueño muy realista y, como la esencia opera desde más allá del sueño, el sueño no lo asusta en lo más mínimo. Es sólo un dibujo animado creado para enseñar y brindar experiencias. Para el yo inferior, el niño, el sueño es tan realista que a veces es muy fácil olvidar que es un sueño y es fácil sentir que es lo único que existe. Comparada con la manera en que la esencia experimenta la existencia, la vida física es completamente bidimensional, muy simplista, sin ningún desafío. 

Para el niño, la personalidad del cuerpo, esta vida física es un gran desafío, lleno de confusión, desafíos, dilemas y paradojas. La esencia sabe que no existe algo tal como la separación, como tú y yo, nosotros y ellos, cerca y lejos, pasado y futuro. La experiencia es simplemente coherencia completa, presencia y libertad total de cualquier limitación en absoluto. La personalidad ordinaria no siente nada más que separación y esto genera mucho miedo, impotencia y confusión. Esta personalidad se experimenta a sí misma en el pasado, presente y futuro, y eso tiene sus propios desafíos.

En soledad el niño de ocho años finalmente no podrá prosperar, no podrá sobrevivir en el sueño porque está fuera de su alcance. Este niño aún no está listo para abandonar el nido y manejarse en la vida por sí solo. Este niño necesita a sus padres. En este caso, los padres son la propia esencia, que no se encuentra en ningún lado sino aquí mismo en este momento, siempre lista para responder instantáneamente a las preguntas. Con demasiada frecuencia, el yo niño no recuerda preguntar o incluso no reconoce que hay un observador interno profundo en su vida, observándolo, cuidándolo, amándolo, pero sin interferir con su aprendizaje, como un padre en el patio de juegos observando a su niño tan amado jugando con otros niños. Este buen padre vigilará de cerca pero no intervendrá a menos que haya un peligro real. Sabe que el niño sólo aprende de la experiencia y que interferir constantemente obstaculizaría su crecimiento y, en última instancia, perjudicaría a su hijo.

Eventualmente, un niño inteligente y sabio crecerá, se desarrollará y aprenderá a decir: “Papá, mamá, ¿podrías ayudarme a armar este rompecabezas? ¿Me ayudarás a armar esta nueva bicicleta y me enseñarás a montarla? ¿Puedes ayudarme a coser esta rasgadura en mi chaqueta? ¿Puedes explicarme este problema de matemáticas?”. Tienes la idea. La buena noticia es que cada ser humano tiene estos padres sabios y buenos, sin importar cuáles sean las deficiencias de sus padres biológicos. Con demasiada frecuencia, los padres biológicos mismos tienen ocho años y son completamente incapaces de ayudar. A menudo están totalmente ausentes emocionalmente, mentalmente o espiritualmente. Vivimos en un mundo muy poblado donde a menudo nos sentimos solos y abandonados. Nadie nos enseñó que cada uno de nosotros es una presencia sagrada y divina con raíces profundas, sabiduría extraordinaria y una capacidad tremenda. Nadie nos dijo que eventualmente todos descubriremos que somos los padres internos. 

El niño crecerá para convertirse en algo extraordinario, algo nuevo, más que sus padres. ¡Guauu! Qué concepto. ¿Y si eso fuera realmente cierto? ¿Por qué no? Ya lo vemos todo el tiempo cuando miramos a nuestro alrededor.

Nadie nos mostró que siempre podemos pedir ayuda y encontrarla dentro nuestro. Esa ha sido una limitación extrema para los humanos durante miles de años. Ese tiempo ya está terminando. Dentro de cien años habrá un nuevo paradigma vigente que introducirá a toda una generación de seres humanos sabios y sintonizados que sabrán cómo operar desde una octava más alta. Los resultados serán apoyo, compasión, amabilidad, amor, generosidad y todas las cosas que sabemos que hacen que los niños prosperen. A medida que estos niños florecientes crezcan, asumirán el manto de la responsabilidad de vivir en este planeta y todo cambiará. Todo. Finalmente habrá buenos auxiliares de vuelo que cuidarán este planeta de los sueños. Habrá mucho trabajo por hacer para arreglar el desorden creado por seres humanos ignorantes e inmaduros, pero cualquier cosa puede suceder en un sueño. ¿Verdad? Esta historia no ha terminado. Todavía no es hora de cerrar el libro y decir: "Y ese es el final de la historia". 

Este libro es uno largo y tan solo estamos completando el capítulo tres o cuatro.

Entonces, ¿qué hacemos con esta información para ponerla en uso, actualizarla, manifestarla? Bueno, en primer lugar, no intentamos cambiar el mundo desde la perspectiva del niño. La personalidad ordinaria no está equipada de ninguna manera para hacer eso. Apenas puede limpiar su propio trasero. La realidad es que el futuro, desde nuestra perspectiva, está en manos de nuestro ser esencial, pero la esencia está mayoritariamente observando, a menos que se le pida ayuda. En otras palabras, tenemos la curiosa situación del sabio que necesita permiso del insensato para poder interferir. Así que de alguna manera tenemos que superar nuestra tendencia a ser tontos y entender esta regla básica. "Pregunta/pide y recibirás" es el antiguo dicho que aborda este enigma. Esto requiere, en el mejor de los casos, humildad por nuestra parte y, en el peor, desesperación. 

Al final cualquiera de los dos funcionará, pero es más efectivo ser humilde y pedir que desesperarse y pedir, porque la desesperación proviene del miedo y no tenemos que venir del miedo para obtener ayuda. Ser humilde es la acción correcta aquí, porque reconoce la verdad: respeta a tu yo mayor, al más alto y más capaz. Por lo tanto, siempre que lo desees (si es a menudo mejor), conversa un poco con tu yo superior. Podría ser algo así.

Ser Superior, Espíritu, Poderosa Presencia Yo Soy (como quieras llamar a tu ser superior):

Estoy tan contento de que estés conmigo. No creo conocerte muy bien, pero quiero una relación sólida contigo. Podría usar algo de tu ayuda aquí con mi vida. Necesito un buen guía en el que pueda confiar completamente. Estoy preparado para escucharte y seguir tus consejos y orientación. Dame muchos signos y señales sobre cuál es el curso de acción correcto para mí. Que sea obvio. No espero que hagas todo por mí. Me doy cuenta de que este es mi sueño y soy el único que tiene que asumir la responsabilidad por ello. Ayúdame a saber cuál es la verdad. Recuérdame a menudo que soy un ser sagrado, de naturaleza divina, mucho más capaz de lo que creía que era. Ayúdame a operar desde esta octava superior. Ayúdame a saber que nunca estoy solo, que siempre estás conmigo, mi mejor amigo. Ayúdame a no juzgarme con dureza. Ayúdame a nunca castigarme. Ayúdame a mirar a mi alrededor y ver a los demás no como aparentan ser, sino como quienes son en realidad: otros aspectos de mí mismo. Ayúdame a no juzgarlos. 

Evita que ataque a los otros y los vea en términos de sus defectos. Ahora sé que atacar y juzgar es como beber veneno y esperar que la otra persona caiga muerta. Ayúdame a ser compasivo, amable y generoso en todos mis tratos conmigo mismo y con los demás. Estoy dispuesto a transformar mi vida. Estoy listo para liberar y abandonar mis viejas formas familiares para abrazar lo desconocido, el gran misterio, para elevarme a las octavas más altas. Estoy libre de todas las limitaciones, de todo confinamiento, de todas las mentiras, de todos los temores, de todos los programas falsos. Gracias por escucharme. Te amo. Se que me amas.

Ahora pasa unos momentos en silencio, tan solo escuchando y sintiendo cómo te sientes. Quizás no sientas nada. Quizás sientas una presencia. Quizás escuches algunos pensamientos en tu cabeza que experimentes como muy serenos, induciendo un profundo estado de calma, vacío o tranquilidad. Es posible que sientas júbilo, alegría o inspiración. Podrías sentir un profundo sentimiento de alivio, liberación o libertad. Lo que sea que experimentes, no lo juzgues. Tan sólo notalo.

Entonces, el primer paso es establecer una relación con tu ser superior, tu esencia. Primero debes transformar tu propio mundo interior. El mundo externo, a medida que lo experimentes, pronto lo seguirá. Notarás que las cosas parecen ser diferentes cuando eres diferente. El mundo se volverá fresco y nuevo de muchas maneras pequeñas, incluso minúsculas. En general, las personas serán más amables contigo y te sentirás más respetuoso con ellas. La comida sabrá mejor, los colores serán más brillantes, los animales pueden mostrar más curiosidad por ti y comportarse muy amigables contigo. Quién sabe exactamente qué sucederá contigo, ya que todos somos diferentes en la forma en que experimentamos el cambio, pero habrá muchas señales de que lo que estás haciendo es transformar tu vida de maneras pequeñas y grandes.

Recientemente tuve que volar a otra ciudad para hacer un trabajo de consultor, y el agente de viajes de mi cliente envió una copia del horario de vuelo, fecha, hora y línea aérea. El cronograma del vuelo reveló que estaba ubicado en clase económica y en un asiento intermedio en la parte trasera del avión. Suspiré, un poco irritado, pero no pensé mucho en ello ya que esto se podía sobrevivir en un vuelo de tres horas, y lo hago todo el tiempo.

El día del vuelo tuve mi conversación habitual con mi yo superior y luego me dirigí al aeropuerto durante una tormenta de nieve con la esperanza de que el vuelo no fuera cancelado, ya que mi servidor no funcionaba y tampoco tenía servicio telefónico. Al llegar al aeropuerto descubrí que el vuelo llegaba a tiempo y el empleado me dio una tarjeta de embarque que ni siquiera miré. Cuando estaba en la puerta, observé brevemente mi pase de abordar y vi que estaba en el grupo uno para el embarque, lo que atribuí a ser miembro oro, así que no pensé en nada. Tenía algo de tiempo para esperar antes de que el vuelo saliera, así que me senté y tuve una pequeña conversación con mi ser superior acerca de conseguir un asiento junto a la ventana en lugar del medio para poder al menos dormir contra un lado del avión, habiéndome levantado a las 2:30 am para llegar al aeropuerto a tiempo.

Escuché a mi ser superior decir: “Simplemente relájate y no te preocupes por eso. Pasa tu tiempo aquí bendiciendo a todas las personas que abordan este vuelo”. Así que seguí las instrucciones y realmente lo pasé muy bien haciendo eso en lugar de leer las noticias en mi i-phone. Luego abordé el avión completamente preparado para la experiencia habitual de sardina enlatada en los reducidos cuartos de clase económica, plegando las rodillas, aplastado entre dos hombres sudorosos extra-grandes, tosiendo con gripe. Sin embargo, también sentí que algo estaba pasando y podría obtener el asiento de la ventana que quería.

Cuando subí al avión miré el número de mi asiento y apenas podía creer lo que veía. Me dieron un asiento de pasillo en clase ejecutiva. Mientras luchaba por comprender cómo estaba sucediendo esto, un hombre me preguntó si quería cambiar de asiento con su esposa para que pudieran sentarse juntos. Era un asiento de ventana. Le dije que sí con una gran sonrisa. Estoy seguro de que no sabía por qué estaba sonriendo. En realidad, ni siquiera necesitaba la ventana para poder dormir en clase ejecutiva.

Hablar con tu ser superior no siempre te dará lo que deseas, pero es una prerrogativa del ser superior el que te regale a veces no sólo lo que pediste sino lo que no pediste. En este caso el regalo fue totalmente inofensivo. Si hubiera pedido diez mil dólares para apostar probablemente no los habría conseguido. Creo que el regalo fue un refuerzo de mi ser superior porque me había comprometido con las bendiciones recomendadas. Esto no significa que deba esperar que el Espíritu siempre me recompense por lo que hago. Este es sólo un ejemplo de la forma en que el Espíritu interno funciona.

Aquí están los pasos:

Declaré mi petición.
Luego me relajé y no pensé más en eso.
Hice lo que el Espíritu me recomendó y lo pasé bien haciéndolo, así que estaba de buen humor.
Acepté lo que pudiera pasar, aunque tenía el presentimiento de que algo único estaba por suceder.
Lo acepté por completo e inmediatamente agradecí mi buena fortuna (no mi buena suerte).

Estos son los pasos iniciales para trabajar con el yo superior. Con la práctica, el ser superior ya no se sentirá como otra cosa. Se sentirá como tú mismo, un más feliz, más expansivo tú. Para que eso suceda, debes priorizar al yo esencial en la posición número uno. En otras palabras, convertirte en tu ser superior tiene que ser más importante que quejarse, más importante que preocuparse, más importante que sufrir, etc. Por supuesto no hay obligación de hacer esto en absoluto. Puedes permanecer en tu ser inferior, victimizándote y sintiendo lástima por tí mismo durante el tiempo que desees. Tarde o temprano, la transición se producirá, ya sea que lo creas o no, quizás en diez, veinte o cien vidas. Eso es diez, veinte, cien vidas de sentirte impotente y victimizado. Hmmmmm! Identificarte pronto con tu ser superior y ser más feliz que nunca antes o identificarte con tu ser inferior y sentirte miserable. Parece que no hay mucha elección, ¿verdad?



Por José L. Stevens
www.thepowerpath.com
16 de Enero 2019
Traducción: Marcela Borean
Difusión: El Manantial del Caduceo
http://www.manantialcaduceo.com.ar/libros.htm





Fuente:
www.trabajadoresdelaluz.com
17 de Febrero 2019