V.B. Anglada - Laya Yoga I. Kundalini.

a) La ciencia de los centros

Si se admite como lógica y racional la idea de que nuestro Universo, con todo su contenido, es el Cuerpo físico de una Entidad Cósmica, que infundida en la Conciencia de nuestro Logos Solar, permite la vida y expansión de cada vez más nobles Arquetipos solares dentro del gran Esquema Universal "en donde vivimos, nos movemos y tenemos el Ser", será también lógico y plausible admitir, ya que contamos con la clave hermética de la analogía, que el Sol, los planetas y el conjunto de cuerpos celestes, visibles e invisibles y los diferentes sistemas de relación entre todos y cada uno de los elementos que realizan su evolución dentro de esta maravillosa estructura universal, no son sino los distintos centros o chacras, mayores y menores, que permiten la afluencia de energía cósmica a este organismo, dotándole de facultades, cualidades y capacidades de acción y reacción, lo mismo que ocurre con nuestro cuerpo físico, condicionado por todas las corrientes vitales, pránicas y espirituales que el Éter, gran sustancia de relación cósmica, permite llegar a nosotros. 
El proceso universal se mueve, tal como puede ser observado, dentro de las más elementales reglas del juicio analítico. El Sol, dentro del Universo, puede ser considerado así como el Centro mayor de vida espiritual y física, coordinador perfecto de todas las actividades cíclicas que dentro de un correcto sincronismo de funciones tratan de revelar a un glorioso Ser, o conciencia Psicológica, en incesante proyección y movimiento creador.

Se nos dice esotéricamente que el Chacra Cardíaco de tal indescriptible Entidad cósmica o Señor de nuestro Universo, es el planeta Júpiter, el cual viene vitalizado por una Entidad psicológica del segundo Rayo misteriosamente vinculada por razones kármicas que escapan por completo a nuestra comprensión, con la vida del Logos Solar, Quien, como esotéricamente se sabe, pertenece asimismo a la línea de actividad del segundo Rayo Cósmico y utiliza para Su expresión las energías cósmicas que demuestran y revelan la cualidad magnética y atrayente del Amor. 

Se nos dice también que el planeta Vulcano, "velado y encubierto durante eones por el Sol" constituye el Centro Sahasrara, o chacra coronario, del Logos Solar, siendo el Señor de Vulcano, o Logos planetario de aquel sagrado Esquema, tan misteriosamente velado a la indagación de los observadores esotéricos y aun a la percepción de una gran mayoría de Iniciados de nuestra Logia planetaria, Quien transporta a nuestro Universo las energías cósmicas del primer Rayo que revelan las cualidades místicas de la más elevada sabiduría e indomable Resolución espiritual.

Prescindiendo, sin embargo, de estas razones tan concretamente expuestas, podemos asegurarnos basándonos en las sabias leyes de la analogía, que la totalidad de los llamados "planetas sagrados", es decir, Mercurio, Venus, Vulcano, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno, constituyen los "chacras" que el Logos Solar utiliza para la correcta expresión y evolución de nuestro Universo y que todo el proceso del Yoga a medida que el espíritu humano va reconociendo, integrando y poniendo en funcionamiento sus distintos cuerpos expresivos y recorriendo paso a paso su destino de perfección a través de las sucesivas Razas y subrazas que van apareciendo sobre la superficie de la Tierra, es la lenta aunque infatigable y progresiva tarea de estructuración de un perfecto sistema de relaciones entre cada uno de los centros etéricos y glándulas endocrinas correspondientes con aquellos Centros mayores de vinculación espiritual dentro del Sistema Solar. 

Para un correcto y al propio tiempo completo estudio del Laya Yoga deben ser tenidas en cuenta, pues, las siguientes condiciones:

a. El progresivo desarrollo de los centros etéricos y, consiguientemente, de las glándulas endocrinas conectadas con aquellos.

b. El reconocimiento de que cada uno de los centros etéricos, o chacras, está directamente vinculado con la actividad de algún planeta, sagrado o no, de nuestro Universo. 

c. Que uno de los centros etéricos, enlazado con la cualidades de alguna definida Potestad planetaria, Señor de Rayo y expresándose por medio de un planeta sagrado, constituye el núcleo de vinculación con aquella Entidad psicológica que esotéricamente llamamos Ángel Solar.

d. Que otro de los centros etéricos, el que con mayor intensidad condicione el entero Sistema endocrino, constituye la base de la personalidad humana caracterizando un definido tipo psicológico o temperamental.

e. Hay, finalmente, el reconocimiento espiritual que conduce a la Iniciación, merced al cual todo el sistema endocrino y de evolución de los centros etéricos es la exacta representación, aunque en miniatura, de un esquema cósmico, caracterizado por una Entidad central, el Logos Solar y los llamados "Siete Espíritus ante el Trono de Dios" (tal como puede leerse en la Biblia), o Logos Planetarios, manifestándose a través de Siete Planetas Sagrados y condicionando con su actividad la evolución de otros planetas no sagrados, entre ellos nuestro planeta, la Tierra, que también cumplen una importante y muy definida función en la evolución cósmica de nuestro Universo.

Toda esta infinita relación tiene que ver naturalmente con la naturaleza mística de los Rayos, o corrientes de energía, expresándose por medio de los Siete Logos planetarios, Señores de un planeta sagrado y condicionando la expresión y evolución de los Siete Planos de la Naturaleza y aquellas corrientes de Vida que darán lugar a las Siete Dimensiones del Espacio, a Siete Reinos de la Naturaleza, a Siete Razas Humanas y, cuando el momento sea llegado, desde el más elevado ángulo de apreciación mística, al indescriptible Misterio de la Séptima Iniciación, interpretándose así la gran Sinfonía Solar en la que cada Ser, cada Reino, cada Plano y cada cosa, contribuye con su particular e inconfundible armonía.

Al llegar a este punto, invitamos a una serena reflexión acerca del alcance del Laya Yoga, considerándole ya no como un sistema de disciplinas conducentes a un cierto estado de evolución psicológica por medio del desarrollo de algún determinado centro etérico y de su glándula endocrina correspondiente, sino como la Intención inmutable del Dios de nuestro Universo de expresar determinadas Cualidades inherentes a Su indescriptible Vida psicológica por medio de los seres humanos.


b) Laya Yoga - El Misterio del Fuego

Laya Yoga, la Ciencia de los Centros, tiene su correspondencia esotérica con el poder místico del Fuego. Cuando mencionamos Fuego en relación a los centros etéricos y con la evolución espiritual de los seres humanos, nos referimos concretamente a aquella misteriosa y potentísima sustancia ígnea conocida en los estudios esotéricos sobre el Yoga bajo el nombre de Kundalini.

Pero..., ¿qué es exactamente Kundalini? Kundalini es el Fuego promotor de la vida física del planeta, es el poder ígneo que arde en la entrañas mismas de la Naturaleza planetaria y en el centro de todo ser y cosa creada; es el Talismán Sagrado mediante el cual el Logos Solar puede hallar continuidad de vida y de conciencia en nuestro planeta y expresar aquel aspecto creador de Su naturaleza espiritual, definido corrientemente en los estudios esotéricos y místicos como Espíritu Santo, Inteligencia creativa o Actividad del Tercer Logos.

No puede acercarse a este "Globo de Fuego" en el centro de la Tierra en un descabellado intento de experimentar el beneficio de sus causas originales. "Sólo aproximándose muy cautelosamente y a prudente distancia es posible percibir algunos de sus aspectos asequibles y más inmediatos". Cuanto en este apartado situamos entre comillas pertenece a ciertos pasajes referentes a Kundalini entresacados de "El Libro de los Iniciados". Otra sutil referencia a Kundalini permite entrever en una cierta medida su extraordinaria peligrosidad: “... El Foco central de Fuego es de tal infinito fulgor y de tal extraordinaria radiación que sus rayos actúan a manera de dardos de fuego y queman la vista del osado observador... Agni, el Dios del Fuego, es celoso guardador de su indescriptible Poder y solamente lo transmite a aquellos que por su pureza de vida se han convertido en Fuego y han convertido sus vehículos en Moradas del Espíritu Santo...".

Observando pues muy cautelosamente y a distancia el proceso de distribución del Fuego planetario, vemos cómo éste asciende desde el globo de Fuego central, sede de Kundalini y "morada de Agni”, hacia la superficie, en la forma de ondas concéntricas a igual que se transmiten por el éter las ondas de la luz y del sonido, vivificando a su paso todos los estratos geológicos que constituyen la osamenta del planeta o reino mineral y a todas aquellas formas de vida semietérica y etérica que los habitan. 

Puede ser observado también que las ondas de Fuego no sólo llegan a la superficie de la Tierra creando todas las condiciones vitales de existencia, sino que continúan propagándose hacia la atmósfera creando un "Cinturón de Fuego (aunque sería quizás mejor denominarlo "Esfera de Fuego), un círculo infranqueable dentro del cual se verifica la maravillosa alquimia de fundir el Fuego con el Éter, cualificando el Prana o sustancia solar, con la vitalidad del Tercer Logos y determinando cierto tipo de vibración que es propio de la sustancia creativa de la Naturaleza y produciendo un sonido característico y especial "que puede ser visto, oído y reconocido por los Grandes Promotores del Sistema" como formando parte del equipo expresivo del Logos Planetario, o Personalidad Psicológica distintiva de un determinado Ego cósmico.

Dejando, sin embargo, de lado estas consideraciones de orden muy esotérico, habrá de ser reconocido el hecho de que el Fuego central, como esencia de Vida planetaria, es el impulsor del movimiento de rotación de nuestra Tierra. Tal movimiento de rotación, en no importa qué astro o cuerpo celeste, indica principalmente aliento vital y expresión psicológica, siendo éste uno de los conocimientos secretos impartidos al candidato a la segunda Iniciación. Al rasgar este movimiento los éteres del espacio cósmico se produce una nota, un Sonido distintivo y, al propio tiempo, la fricción determina una especie particular de Fuego, que no es ya Kundalini planetario, sino que al aliarse con el Prana solar cualifica los éteres con un tercer elemento o sustancia, la que corresponde al primer aspecto del Logos Planetario, constituyéndose entonces la clave del triple elemento creativo, el AUM, característico de la Voluntad de Aquel Logos con respecto a nuestro planeta. 

Un conjunto de notas diversas consustanciales con el AUM y expresando las cualidades inherentes a la Vida de la Naturaleza, con sus planos, reinos, razas y elementos, constituye la llamada "Música del planeta", es decir, su Voz, su Canto, su Sonido y el conjunto de voces, cantos y sonidos universales o "Música de las Esferas", constituye el distintivo específico de una entidad Solar, o Logos, Señor de un Universo. Estas explicaciones pueden parecer maravillosas o novelescas, pero en realidad son de orden muy lógico si aplicamos convenientemente la clave de la analogía.

Basta considerar, por ejemplo y como punto de referencia, a nuestro satélite la Luna. Es un “astro inmóvil" en el espacio celeste. Carece de movimiento de rotación y está permanentemente sujeto al movimiento de rotación o de vida de nuestro planeta. En relación con el tema que estamos considerando podríamos decir que carece de Fuego de Kundalini. Agni, el aliento vital, abandonó la Luna en el mismo momento cíclico cósmicamente señalado, en que la Entidad planetaria o Logos del Esquema Lunar, consideró terminado su ciclo de evolución a través de aquel astro y buscó nuevos horizontes de perfección para Su Infinito y persistente Propósito creador.

En orden a nuestro estudio sobre el Laya Yoga, como Ciencia del Fuego de Kundalini humano, podemos afirmar también que la Luna, como astro sin vida y como elemento gastado ya dentro de la economía del Sistema Solar, puede ser considerada asimismo como un "chacra" trascendido, de la misma manera que en el proceso de evolución de la vida humana existen en el interior del organismo etérico-físico ciertos centros o chacras inferiores provenientes de un ciclo de evolución anterior, que están siendo trascendidos o eliminados en el devenir de nuevas corrientes de vida espiritual o psicológica.

Ciñéndonos ahora directamente al tema del hombre, del ser humano, como una Morada para el Fuego de Kundalini o del Espíritu Santo, vemos que su constitución física y contraparte etérica adoptan para el observador clarividente y mentalmente disciplinado, la forma de un Árbol luminoso cuyo tronco es la columna vertebral, siendo la cabeza la copa del mismo, orientada siempre hacia las alturas (buscando verticalmente la Sabiduría), con unos brazos que asemejan ramas dispuestas horizontalmente (en incesante búsqueda de conocimientos humanos) y dos piernas, a manera de dos poderosas raíces que se hunden en el suelo y constituyen el soporte vivo de toda la estructura así constituida. No tenemos en cuenta aquí, naturalmente, razones de tipo orgánico o cualidades meramente físicas, sino que intentamos presentar el cuerpo físico y su contraparte etérica como conductores naturales del Fuego místico de la Naturaleza. 

El metabolismo y las transformaciones que realiza este Fuego al incidir en la estructura orgánica, sede de la Mónada espiritual, pueden ser consideradas particularmente al estudiar cada tipo de Yoga y su centro etérico de evolución correspondiente. Explicado esto, y continuando el estudio, podemos observar que "las ondas concéntricas" de propagación del Fuego de Kundalini, penetran en el organismo físico a través de las dos piernas, siguiendo la orientación definida que marcan ciertos centros etéricos, de cualidad menor a los técnicamente conocidos, cuya función es facilitar el acceso de Kundalini hasta el centro de la base de la columna vertebral. Vemos, así, que el Fuego que penetra por los centros etéricos de la pierna izquierda y que posteriormente quedará alojado en el "depósito sagrado" u "hogar de la doble serpiente", bajo el control natural de un "enviado del Dios Agni", constituye la línea de Fuego ascendente a lo largo de la columna vertebral conocida bajo el nombre esotérico de Ida. 

Lo mismo ocurre con las ondas de Fuego etérico que se introducen en el cuerpo por medio de los centros de la pierna derecha y que al llegar al depósito central de Kundalini se convertirán en la serpiente Pingala, siendo el Susumma, el conducto del Fuego central, o columna de mercurio ígneo que, siguiendo las variaciones propias del proceso de la evolución humana y símbolos de la "temperatura espiritual del Ego" que va ascendiendo y progresando a través de los centros etéricos mayores a medida que las dos serpientes Ida y Pingala, dentro de un mágico equilibrio espiritual, inflaman con su armoniosa actividad el contenido del "depósito sagrado", despiertan el Poder dormido y lo liberan progresivamente en una justa y equilibrada ascensión o redención. 

Con el devenir del tiempo la Ciencia que investiga el misterio implícito en la evolución genética humana y en su normal expresión, los cromosomas, bases augustas de la caracterología y del complejo hormonal, tendrán que penetrar en el estudio del Laya Yoga y de la actividad del Fuego de Kundalini, con sus canales de acceso Ida-Susumma-Pingala y llegar a reconocer que las leyes kármicas que determinan que un cuerpo físico sea masculino o femenino vienen condicionadas por la intensidad con que se manifiestan en un momento dado las serpientes Ida y Pingala, siendo el canal Susumma, el vehículo central y natural del Fuego, el que en una etapa muy posterior de desarrollo espiritual, cuando Ida y Pingala se hallen armoniosamente equilibradas y compensadas, marcará el destino de una Raza de Hombres verdaderamente puros y honestos, sin opción alguna a karma individual y a conflicto psicológico, tal como ocurre en nuestros días, que se manifestarán bajo formas netamente Andróginas, retornando al principio de unidad o santidad y restableciendo el inmaculado Juicio de la Ley de Dios de la cual serán unos adecuados instrumentos...


V.B.Anglada




Fuente:
www.trabajadoresdelaluz.com
21 de Febrero 2019