Ramtha - Conciencia y energía crean la naturaleza de la realidad.

Saludos, mis hermosas entidades y principiantes. Os saludo. Tomemos un trago. Lo vais a necesitar. El agua representa aquello que se llama la Fuente, la conciencia eterna. El agua es el medio apropiado para saludar a aquello que se llama el Dios dentro de todos nosotros. Ahora, comencemos la sesión saludando nuestra divinidad en vez de nuestra fragilidad.
Oh, mi amado Dios,
en algún lugar dentro de mí,
manifiéstate este día,
y abre mi mente,
abre mi vida, para que aquello que escuche
lo experimente.
Oh, mi amado Dios,
en este día
bendice mi ser
y lo que aprenda.
Que así sea.
Por la vida.

Hermosos principiantes, estoy muy complacido de que estéis aquí. Todos los que estáis aquí como parte del grupo de principiantes, levantad la mano. Ahora, ¿por qué viniste? ¿Esperas que tu nivel de aceptación se expanda y que, de alguna manera, eso cambie tu vida? Bien, esa es una buena respuesta. Me gusta.

Yo soy Ramtha el Iluminado. Yo soy la entidad que expresó todas las palabras que has leído, las que en verdad has escuchado y te conmovieron. Fue, por decirlo así, un tañido de verdad. No te consternes por el cuerpo en el que estoy. Constérnate por el cuerpo en el que estás tú. 

Yo llegué a esta conciencia hace mucho tiempo, según tu cómputo, y en lo que se llama este cuerpo. Esto fue lo que llamarías un acuerdo realizado antes de la encarnación de este ser (JZ Knight, el canal). Estás aquí para aprender que Dios no se parece a nadie, sino a cada uno y a cada cosa. Es más, estás aquí para aprender que Dios, exaltado a la máxima potencia, se puede percibir en algo tan simple como un árbol o tú mismo.


- YO SOY MÁS QUE MI CUERPO: SOY UN SER ILUMINADO

Yo no vine aquí, no me desenvolví hasta aquí con el propósito de crear un cuerpo que inspirara reverencia, que fuera exquisito y hermoso, porque eso es lo que durante eones han venerado los adoradores, incluso hoy en día. La belleza ha asumido aquello que se llama características físicas; ya no es espiritual, lo inerte. Y tú la adoras, pero te hace pequeño, porque es una cualidad fugaz; lo es. Y florece sólo pequeñamente en la vida física de uno, y luego se deteriora. Yo me convertí en un ser iluminado extraordinario. ¿Y qué quiere decir eso, un ser iluminado? ¿Qué es la iluminación para ti? Significa alguien que es consciente, que tiene una visión muy amplia. Un ser iluminado es aquel que es conciencia pura manifestada en espíritu o mente. Y esto significa que un ser iluminado poseerá una calidad de riqueza mayor en su espíritu que en su cuerpo. Una entidad iluminada es alguien que no se ve a sí mismo como su cuerpo, sino como el aspecto que está unificado con toda la vida.

Eso es una entidad iluminada. Y alguien que no lo es, es aquel que se ve separado, especial o diferente a todas las otras formas de vida. Esas son las entidades ignorantes.

Entonces yo soy un ser iluminado porque en mi vida y en los tiempos que conocí tuve la gran oportunidad de ser mi yo-hombre, de ser un ser humano, de crear la guerra, de acabar con los tiranos. Qué meta tan elevada, ¿no? Pero sólo cuando me traicioné a mí mismo fue que llegué a ser humilde y vencí mi arrogancia. Y en medio de esa humildad, cuando me aferraba a mi vida pendiendo de un hilo delicado, me pregunté cuál era el propósito de mi vida y de mi gente pobre y desdichada. Y después de aferrarme a la vida día tras día, y cada día hacer una marca de los días que había sobrevivido, comprendí que la vida en sí misma y por sí misma era el premio. Entonces me senté sobre una roca y me curé a mí mismo durante siete años, algo que tú encontrarías aborrecible. Cada día y cada noche, mi espíritu se llenaba de gozo cuando me despertada y me daba cuenta de que aún estaba aquí. Y cuando observaba la luna crecer y menguar en los cielos de medianoche, jamás me cansé de la escena. 

Llegué a desear a la naturaleza desesperadamente, perdidamente, apasionadamente. Fueron la luna y el sol quienes reafirmaron, día tras día, que yo estaba vivo. Empecé adorándolos; terminé convirtiéndome en ellos.

Me llaman iluminado porque lo que aprendí trascendió mi yo físico. El guerrero pereció; el conquistador murió. La arrogancia, como el humo de un fuego que se apaga, danzó en el aire nocturno y desapareció. Mi ignorancia desapareció. De modo que me convertí en una entidad espiritual. ¿Y qué significa eso? Significa que utilicé mi cerebro y mi cuerpo, asi como mi cuerpo emocional, no para conquistar, lograr metas, sembrar el caos o resucitar la Tierra. Cambié. En vez de convertirme en la soledad —hombre a hombre, fuerza a fuerza— cobré fuerzas día tras día, poco a poco, para convertirme en una personalidad que hallaba valor, no en la conquista de este reino, sino en la conquista de la ignorancia.

¿Y cuál era mi punto más ignorante? Tenía muchos, pero el más ignorante era que yo odiaba al Dios Desconocido de mi gente. Verás, mi gente no adoraba a Dios. Ellos sabían que sólo había un Dios, y que no tenía nombre y no ocupaba un lugar en el espacio, excepto que podía ser visto en todo lo que existía, y todo lo que es pensamiento existe. Y así que este Dios le había fallado a mi gente de una manera miserable y espantosa. Yo no lo entendía. Yo pensaba que si amabas a un solo Dios tu vida sería placentera, agradable, que derrotarías a tus enemigos y vivirías en paz, y cantarías y danzarías todos los días de tu vida. Pero el Dios Desconocido de mi gente, que era toda la vida, permitió que se convirtieran en siervos de una raza que no era muy poderosa. Y yo odiaba al Dios. Entonces busqué asesinarlo en cada persona; ya que él había dominado a mi pobre y miserable familia, es fácil de dominar. 

Ese fue el punto más ignorante de toda mi vida: que uno podía dominar a Dios, y que por amar a Dios, uno quedaba a salvo del daño, de la esclavitud, de la servidumbre. Yo no sabía que el Dios Desconocido habitaba en todas mis gentes y en todas las otras gentes, y que lo que él daba era su propia naturaleza. Dios es amor. ¿Qué significa eso? Significa que Dios crea y da y jamás quita. Eso es lo que significa. Y Dios dio vida a todos —este Dios Desconocido—, y al dar y sustentar esa vida, permitió que la forma de vida, con un duplicado de su mente, creara su realidad. Mi gente profetizó que un día caerían en la servidumbre. ¿"No se cumplió finalmente su profecía porque ellos se enfocaron en ella? Desde luego. El Dios Desconocido no es una sola mente dentro de cada uno; es trozos de una sola mente dentro de cada uno. Y cada uno llega a ser consciente de la manera que elija. Esa es la cualidad dadora de Dios. 

No me llevó un día entender esto: me llevó el resto de mi vida, porque mi naturaleza barbárica odiaba y despreciaba, pero mi naturaleza espiritual, que era pequeña y frágil, cada día se hizo más grande. Y yo rezaba cada día por tener más de eso que de mi cuerpo.

Entonces, ¿cómo me iluminé? Porque al estar en paz con el Dios Desconocido, decidí que quería ser exactamente eso. Entonces Dios, porque Dios ama —y esto lo entendemos en el sentido de que él da, nunca toma, solamente da— el Dios dentro de mí me dio exactamente lo que yo quería ser: aquello que es todas las cosas, que puede compartir el amor con toda la vida. ¿Y sabes, maestro, cuál fue la batalla que sostuve todos los días? Cada día de mi vida combatí mi naturaleza primitiva a la que deseaba disipar: la duda. Ella quería ir y conquistar; quería dar un grito de servidumbre. Todos los días luchaba contra eso dentro de mí, porque ahora me dedicaba a conquistarme a mí mismo; la más ardua de todas las batallas. ¿Y qué me brindó la conquista? 

Al principio, nada. Porque yo podía examinar mis heridas, podía ver a toda esa gente y hacer un recuento de todas mis victorias pasadas. Podía ver que eso era real, pero lo que yo quería no era real, al menos tangible. 

Todos los días lo real contradecía lo irreal; se reía de ello, como dirías tú. Me sentaba allí y decía: «Ramfha, eres un bufón. Eres un viejo bufón». Algo dolía cuando me decía eso. Algo me dolía al decir eso, así que tenía que investigar el dolor. Y cuando investigaba el dolor —algo que sentía cada vez que abusaba de ello— se convertía en algo real para mí. Así que el resto de mi vida elegí mi mente sobre todas las cosas. Y me di cuenta de que la única razón por la que me quedaba en mi cuerpo era que tenía una afiliación con él. Cada vez que me enfurecía, estaba centrado en mi cuerpo. Cada vez que mi cuerpo tenía más poder que mi voluntad, yo estaba arraigado en él. Pero cada día mi cuerpo se volvía más y más pequeño, y mi mente más y más grande.

De modo que al final de mi vida, ¿sabes cómo me fui de este plano? No en un cajón de madera de pino. Me fui de este plano en el viento. ¿Por qué debía ser ese mi carruaje? Por que ese es el carruaje del Espíritu. ¿Por qué no debía morir como la gente normal? Porque yo no era normal. ¿Y qué es lo que me hizo ser así? 

Conquisté mi yo normal, que era mi cuerpo, mi personalidad, mi genética, como dirías tú. Y en el final de mis días, yo había logrado deshacer el delicado hilo que me unía al pasado.

Y entonces, ¿en qué me convertí? No me convertí en un hombre mejor, me convertí en un ser espiritual, un Dios; no en un hombre. Y eso era lo que yo quería ser. Si el Dios Desconocido no tenía rostro, entonces era el poder y el ímpetu de la naturaleza misma. Eso era lo que yo quería ser, porque para mí esa era la definición de Dios, no ser un hombre, sino un ser que actúa con la sabiduría de que es parte de toda la vida. Eso fue en lo que yo me convertí.

¿Por qué me llamaban iluminado? Porque me convertí en mi espíritu antes que en mi cuerpo. Hoy estoy aquí en este tiempo, como sabes, dentro de otro cuerpo. Has venido a escucharme porque has leído mis palabras, has escuchado a otras personas, has visto algo maravilloso en tu vida. Así que vienes como hombre, como mujer, como niño, como un espíritu pequeño contenido dentro del cuerpo. Y el trabajo de tu espíritu ha sido mantenerte vivo todos los días de tu vida. Es la única razón por la cual lo has utilizado y la única razón por la que no pereciste antes de venir aquí; porque usaste tu espíritu para que te mantuviera vivo. Nunca has abusado tanto de él como para que abandonara tu cuerpo. Es para lo único que lo has utilizado, pero es la razón por la que estás aquí. Porque en la medida en que no se puede ver, sino más bien sentir, eso es lo que yo soy.

No viniste aquí a verme. Eso es lo que estás haciendo ahora mismo, y yo parezco ser lo que se llama ordinario, normal. La enseñanza es entonces que Dios vive dentro de ti en forma de lo que has definido como espíritu. Pero simplemente te ha mantenido vivo, y si alguna vez lo vieras, nunca lo verías tal como se ve tu cuerpo. Bien, estoy aquí en un cuerpo que parece ser una contradicción: es un cuerpo femenino y yo soy masculino. Pero es algo maravilloso, porque tiene como fin enseñar a hombres y mujeres que Dios es ambos y ninguno; y enseñarte que lo que has estado pensando con ese cerebro no es necesariamente todo lo que hay; y para enseñarte también que lo que eres no lo puedes ver.

Así que de una manera muy apropiada, vine aquí a hablarle a gente que una vez conocí en un tiempo que parece muy remoto con respecto a éste y, no obstante, ese tiempo y éste están sucediendo simultáneamente.

Estoy aquí para enseñarte lo que nunca te enseñé; yo te abandoné. No te estoy enseñando a que me sigas; no puedes hacerlo. Incluso si mueres no podrás hacerlo, porque cuando mueras sólo vas a recibir el don de vida que sea igual a tu capacidad de aceptar. Y lo único que has aceptado ha sido tu vida, sin importar cómo sea.

Eso es lo que es importante para ti. El hambre es importante para ti, el dolor es importante para ti, estar desorientado porque no te gusta la realidad, eso es importante para ti. Para ti es importante ser un hombre, ser una mujer. Verás, todo esto es de naturaleza física y puede arrasar el espíritu. Puedes perder tu enfoque en Dios más rápidamente a causa del hambre que por cualquier otra razón.

Yo vine a enseñarte que incluso si mueres, no vas a estar iluminado —serás un ser espiritual, pero tu mente no estará allí; tu mente estará aquí— y para enseñarte lo que tú sabías y lo que yo aprendí: un Dios; todo es Dios. Esta no es la única existencia que has tenido. Estos cuerpos son como prendas de vestir. Nada más estás usando este cuerpo como prenda en este flujo de tiempo. Has usado muchos de ellos. Entonces preguntas: «¿Por qué no puedo recordar?» No puedes recordar porque no estás iluminado. ¿Comprendes? En tu vida pasada no avanzaste más de lo que has avanzado en ésta. Si lo único que te interesó fue esa vida pasada, entonces lo único que utilizaste fue el cerebro de tu personalidad en aquel entonces, y él sólo se interesó por el cuerpo, como siempre ha sido el caso. Entonces si ese cuerpo pereció junto con ese cerebro, no puedes recordarlo porque el cuerpo y el cerebro ya no están. 

Lo único que puedes recordar es esta vida, y has olvidado la mayor parte de los días de tu vida porque no los has vivido. Estuviste ausente de ellos.

Oh, has vivido eones. Estás en evolución. Dios te concedió la vida eterna. ¿Qué significa eso? Esto quiere decir que cuando mueras —esta tarde, mañana en la mañana— tu cuerpo perecerá, pero te levantarás en tu cuerpo espiritual. Pero, una vez más, el cuerpo espiritual es sólo tan grande como la mente que lo ocupa, que es lo que estás cultivando ahora. Eso es vida eterna. Y entonces volverás a nacer, si es que aún hay cópula.

Volverás a nacer y no recordarás este día. ¿Sabes por qué no lo recordarás? Porque tu cerebro del futuro no estuvo aquí presente, pero tu espíritu sí.

Entonces yo no vine a enseñarte a seguirme, porque eso es imposible, y yo no quiero ser adorado. Quiero que te adores a ti mismo. El templo más grandioso de Dios no fue aquel que fue construido de piedra, oro, plata y joyas. Resulta que el templo más grandioso de Dios es el cuerpo humano, y ese cuerpo lo ocupa el espíritu en este reino. Ese es el templo. Ahora, si lo que aprendes te exalta por dentro, esa exaltación interior es el sentirniento del espíritu. Si vienes aquí y estás cansado, sientes hambre o estás aburrido, ese es tu cuerpo. Y tu mente está en tu cuerpo, no en tu espíritu. Si te exalta lo que vas a aprender, entonces le estamos hablando a aquello que no puede verse dentro de ti, pero que es lo que eres dentro de ti. Va a tener mucho sentido.

¿Cuál va a ser la única objeción hoy y mañana? Tu mente de mono, tu cerebro humano. ¿Sabes por qué? 

Porque si te pidiera que le explicaras a tu vecino qué tan amplio es el nivel de tu aceptación —piensa en esas palabras: cuán amplio, cuán profundo, cuán elevado es el nivel de tu aceptación— ese es el concepto de la creencia. Nunca puedes manifestar en tu vida aquello que no aceptas. Sólo manifiestas lo que aceptas.

Entonces, ¿qué tan amplia es tu aceptación? ¿Es más grande que tu duda? ¿Cuáles son las limitaciones de tu aceptación? ¿Es esa la razón por la que estás enfermo? ¿La razón por la que eres viejo? ¿La razón por la que eres infeliz? ¿Porque el nivel de tu aceptación es la infelicidad? Es todo lo que recibes. No recibes nada más grande que eso porque cualquier cosa que sea mayor yace dentro del espíritu. Y tu espíritu te hace infeliz porque tú le estás diciendo que lo haga.

De modo que lo único con lo que vas a tener problemas hoy es el nivel de aceptación de tu mente carnal; eso está aquí (red neuronal). Y si eres la clase de persona que es víctima de su propia culpa —si has hecho cualquier cantidad de cosas terribles y piensas que eres muy especial por ser tan culpable—, entonces vas a tener problemas con lo que te digo, porque te estoy diciendo que tú creas tu realidad. Y si eres una víctima, es porque tú lo has creado así. Y no te va a gustar eso porque quieres que otra persona sea responsable de tu pena, tu limitación y tu carencia. Y yo voy a decirte que es tu responsabilidad y eso no te va a gustar. El espíritu está de acuerdo, pero el cerebro no lo acepta, ya que él puede decir quien lo hirió, quién lo desilusionó, puede decir por qué duda. Siempre otro tiene la culpa, nunca uno mismo. La arrogancia del cerebro humano, ¿verdad? No te va a gustar eso.

También vas a tener problemas con el concepto de que todos sois Dios, porque hay algunos de vosotros que todavía preferís creer que Dios es una parcela inmobiliaria llamada cielo, y que él —y no ella—- está manipulando todo disimuladamente. Por eso es que si algo sale mal en tu vida, puedes decir que es la voluntad de Dios. «No le caigo bien a Dios»

Dios es una imagen conveniente en el cielo porque, mientras se siente allí, él es el que te castigará por tus maldades; ya sabes: tu carencia, tu falta de amor, de interés. Cuando tienes malos pensamientos, en algún lugar del cielo Dios te castigará. Y cuando quieres ser salvado, deseas que alguien pueda hacerlo. ¿Sabes por qué? Porque no crees que te puedes salvar tú mismo. Dios realmente juega un papel maravilloso dentro de la religión, pero yo te digo que la única parcela inmobiliaria llamada cielo es aquello que está dentro de ti, y lo que te permites creer. Entonces hoy mismo tu Dios puede empezar inmediatamente a perdonarte por tu culpa y tu carencia. Hoy puedes dejar de ser la víctima, de estar enfermo. Hoy puedes dejar de creer en el diablo y empezar a creer en ti mismo. Algunos de vosotros no aceptaréis esto porque necesitáis tener un salvador. No te va a gustar esto, porque te hace falta un momento en el que Dios regresará y te castigará. 

Esto, entonces, será contrario a lo que crees, porque lo que yo te digo y lo que te voy a enseñar es sobre ti mismo y lo que yace dentro de ti. La mayoría de los que están aquí no cree que pueda manifestar nada. Han aceptado su carencia. Todo esto será contrario a lo que crees. Y entonces entrará en juego el axioma de «cree en ti mismo, y todo es posible».


RAMTHA


Extracto de GUÍA DEL INICIADO PARA CREAR LA REALIDAD



Fuente:
www.trabajadoresdelaluz.com
09 de Febrero 2019