Honremos la memoria de mi muerte corporal y afirmemos nuevamente que Dios es totalmente superior a la humanidad que no podrá mezclarse materialmente con ella.
Insisto sin cesar sobre esta falsa dirección impresa a las cosas por el Espíritu humano, porque ha trastornado el buen sentido de hombres llevados hacia el sentimiento religioso y porque ha resultado ser una fuente inagotable de impiedad y de delitos.
Jamás Jesús pretendió pasar por Dios y los milagros que se le atribuyen son una pura invención.
Yo soy el Hijo de Dios, decía él, mas todos los hombres deben preparar la elevación de su Espíritu hasta llegar al honor espiritual que es actualmente una gloria para mí. Soy el Hijo de Dios, mas merecí este título con mis obras y la familia humana cuenta con trabajadores, que al igual mío, realizarán ahorros para alcanzar a una patria más hermosa.
Mi puesto no se encuentra aquí, mas vine hacia vosotros para traeros la luz y la buena nueva.
Volveré, porque muchos que no pueden comprenderme ahora me comprenderán más tarde, pues mi misión divina no tiene término, porque representa el amor de Dios hacia todos los hombres.
Soy Hijo de Dios, mas acatando vosotros mi superioridad no rompáis los lazos de hermandad que nos ligan.
Todos los hombres son hermanos; los más fuertes tienen que prestar su apoyo a los más débiles; los instruidos tienen la obligación de enseñar la moral y la ley divina; los ricos tienen el deber de hacer partícipes a los pobres de sus riquezas.
"Muchos entre vosotros verán el Reino de Dios, porque el hombre vuelve a nacer para cumplir su destino. Todo el que haya vivido volverá a vivir, pues la muerte sólo tiene dominio sobre la carne".
La doctrina de Jesús exhibía el semblante inmutable de Dios y la perfectibilidad de los Seres mediante sus transformaciones a través de la materia y de sus estadas en las moradas espirituales adaptadas a sus sucesivos estados de desarrollo moral.
El semblante inmutable de Dios determina la inviolabilidad de sus leyes.
La perfectibilidad del Espíritu creado es una prueba del amor y de la inteligencia del Espíritu Creador.
La fraternidad se deduce de la doctrina de Jesús.
Comprende no tan solo la alianza de los Espíritus de un mundo, sino también la alianza de los Espíritus de todos los mundos.
La muerte corporal no ha debilitado en lo más mínimo el amor de Jesús hacia la humanidad terrestre, y contesta a los infelices que lo imploran, explicándoles los errores religiosos y la causa de sus sufrimientos. Dios, lleno de misericordia hacia el pecador, ha permitido que yo me manifieste aquí ostensiblemente y la gracia renovada constituye una promesa de nuevas gracias.
NOTA (del original). - La manifestación del Viernes Santo de 1878 se ha transcripto aquí porque afirma la no divinidad de Jesús, de acuerdo con lo igualmente establecido en la narración entera de su vida; constituye ello más bien un lazo de continuidad más que una sanción. Más tarde se entenderá.
Extracto de Vida de Jesús dictada por el mismo.
Fuente:
www.trabajadoresdelaluz.com
10 abril 2020