Una vez más, estamos atravesando un importante
ciclo de limpieza y despeje, un ciclo en el cual nuestro pasado se nos ofrece
como plato principal en el buffet de la vida (al igual que ocurrió en
Septiembre de 1997).
¿Por qué tenemos que pasar por lo mismo una y otra
vez? Porque cada una de esas veces tenemos la ocasión de contemplar la
situación desde un nuevo ángulo y una perspectiva diferente o, al menos, ese es
el propósito de repetir ciclos.
De este modo, podemos limpiar nuestra casa
energética, finalizar y completar, para que así podamos alcanzar un mayor nivel
de congruencia. La congruencia es un estado de armonía energética en el que la
energía fluye con gracia y facilidad. Hasta que logremos llegar a ese estado,
la misma situación se presentará de nuevo ante nosotros.
Es momento de limpiar nuestra casa energética y de
ocuparnos de algunas tareas de purga emocional que quizá nos resulten pesadas,
ya que así estaremos preparados para la integración de nuevas energías.
A menos que hayamos sanado y completado los
remanentes de nuestro pasado, cuando ingresan nuevas energías, estas se
deslizan hacia los agujeros existentes en nuestro campo energético (debidos a
antiguos dolores, traumas, miedos, remordimientos y heridas). De hecho, las
nuevas energías nos hacen sentir peor.
Ese es el motivo de por qué algunas descargas y
cambios energéticos importantes también pueden provocar grandes crisis
existenciales. Toda nuestra energía se eleva en conjunto, no sólo la “buena”
energía. Y, cuando algo llama nuestra atención, también nos enfocamos más en
ello.
No se trata de tanto de sanar, como de avanzar.
Nos centramos tanto en el proceso de sanación que no prestamos suficiente
atención al siguiente paso, cuando ponemos esa sanación en práctica.
La única forma de saber si estamos realmente
sanados y completos, y si hemos terminado algo, es aplicar lo que hemos
aprendido y pasar a la acción. Necesitamos intentarlo y ver qué tal se nos da.
Pero tenemos miedo de obtener los mismos resultados que en el pasado, por lo
que nos adentramos en otro ciclo de sanación, para asegurarnos de que realmente
estamos curados .
Aunque, lo único que conseguimos con ello es
seguir dando vueltas en la noria de la sanación. Pasar a la acción, en cambio,
nos impulsa hacia otro nivel donde podemos alcanzar una nueva perspectiva y
completar la situación de manera diferente (lo que nos permite a su vez lograr
otro nivel de conclusión y cierre).
La conclusión no significa tener que llegar a un
final feliz -otra creencia que utilizamos para insistir en que no hemos
terminado de sanar. Creemos que si aún sentimos dolor, eso significa que
todavía nos queda trabajo por hacer. Y quizá sea así, pero con otro nivel de
conciencia. La única forma de avanzar hasta ese nivel es pasar a la acción y
valorar los resultados.
Si aún sentimos dolor, quizá nos quede trabajo,
pero con una advertencia. Sentir dolor no significa que el trabajo de sanación
no haya terminado, sino que todavía no hemos llegado al nivel de cierre y conclusión
que nos permitiría estar en armonía o en congruencia con todos los aspectos de
esa situación.
Lo contrario del dolor no es la ausencia de dolor,
es la congruencia. El dolor aparece cuando hay desarmonía, cuando la energía de
nuestras vidas no fluye libremente. Lo sentimos porque no podemos hacer que
encajen todas las piezas- queremos que funcione algo que no puede funcionar,
deseamos ser felices en situaciones donde no es posible serlo, o amamos a
alguien que no nos ama de la misma manera.
La armonía se da cuando hay congruencia, cuando
sentimos alegría, plenitud y bienestar (que incluye las energías de la alegría,
la paz y el amor), y todo ello, como resultado del trabajo interno que lleva a
la sensación interior de conclusión. ¿Cómo podemos llenar los agujeros vacíos
que crea nuestro dolor? La respuesta a esta pregunta es lo que nos ayudará a
llegar a la congruencia.
Llenar esos espacios vacíos es el trabajo duro que
llevamos realizando desde hace eones y, en particular, en esta vida. Es lo que
completa la rejilla 3D para el proceso de Ascensión y, al tiempo que lo hacemos
en nuestras vidas, también lo estamos haciendo para la rejilla energética de la
Tierra. Eso no quiere decir que lo consigamos; quiere decir que llegaremos a
cierres o a conclusiones que no siempre serán felices.
En ocasiones, esos cierres requerirán aceptación y
liberación; otras veces, tendremos que ver confirmados nuestros mayores
temores. Pero nos harán sentir paz y una sensación de finalización. Si queremos
que todos los resultados sean felices y que todas las confirmaciones sean
positivas, limitamos nuestra capacidad de llegar a un cierre.
Nuestra insistencia en conseguir finales felices y
“buenos” resultados nos mantiene atascados en ciclos interminables de sanación.
Nuestra lección más difícil, como he escrito durante muchos años, es la
aceptación: aceptar las elecciones de otras personas o las situaciones que no
podemos cambiar.
También supone aceptar nuestras propias
limitaciones en lo que se refiere a sanar, ayudar y tener que “completar” a
otros. A menudo intentamos que sean mejores personas para tener la sensación de
que nosotros también hemos sanado, pero no funciona así.
Éste es un “viaje individual” que, a menudo,
queremos que gire alrededor de alguien que no somos nosotros. Alcanzamos
nuestra congruencia cuando llenamos nuestros propios espacios vacíos, cuando
nos volvemos congruentes internamente. Entonces estaremos sanados y estaremos
también completos en el exterior.
Debemos enfocarnos en ser congruentes, no en la
sanación, ni en la plenitud, ni en intentar arreglar a otra persona que podría
proporcionarnos la vida alegre y dichosa que anhelamos. En vez de decir “quiero
ser feliz”, podemos declarar la intención de ser congruentes, de manera que
podamos crear un flujo armónico de energía que haga que todo encaje y funcione.
Cada día, podemos encontrar algo en lo que
enfocarnos que nos proporcione alegría, no importa lo grande o lo pequeño que
sea. Y eso nos ayudará a crear el siguiente nivel de conciencia que necesitamos
para trascender el dolor.
Llegará un día en que habrán acontecimientos
alegres y llenos de dicha en nuestras vidas, sin dolor ni sufrimiento, un día
en que habremos alcanzado congruencia y armonía, y estaremos en un flujo de
alegría de manera continua. Ese será nuestro Cielo en la Tierra personal, y es
lo que hemos venido a crear aquí. Y este es el momento: hagámoslo congruente.
Jennifer Hoffman
Derechos de autor reservados © 2016 por Jennifer
Hoffman. Pueden citar, traducir, reimprimir o referirse a este mensaje si
mencionan el nombre de la autora e incluyen un vínculo de trabajo
a:http://enlighteninglife.com
Traducción: Rosa García
Difusión: El Manantial del Caduceo en la Era del
Ahora
manantialcaduceo.com.ar
https://compartiendoluzconsol.wordpress.com
19 de Setiembre 2016