Lo que sigue pertenece a una
enorme mujer, llamada Peace Pilgrim (Peregrina de la Paz).
Esta fue una mujer que creía tan
fuertemente en la idea de la paz, que dejó todo lo que tenía, su nombre, su
partida de nacimiento, su documento de identidad (nadie conocía su
identidad), y se dispuso a caminar por los Estados Unidos. Caminó por años y años,
y dónde quiera que fuera, su único fin era promover la paz y
armonía. Peace tenía lo que ella llamó los Síntomas de Paz
Interior, de modo que si en algún momento comienzas a desarrollar paz
interior en tu vida, aquí puedes ver alguno de los síntomas.
- Tendencia a actuar espontáneamente, en lugar de
hacerlo con miedo basado en experiencias pasadas. Aquí se refiere
a planificar y calcular menos y estar más predispuesto a sólo hacer las
cosas que nos parece que tiene sentido hacer en un momento determinado.
Cuándo estamos evaluando las acciones todo el tiempo por miedo a
equivocarnos, no podemos experimentar la paz interior. Mientras no
causemos daño a los demás, tenemos el derecho y la libertad de actuar
libre y espontáneamente.
- Inconfundible capacidad para disfrutar cada
momento. Otro de los síntomas de la paz interior es que comenzamos
a ir por la vida encontrando más y más oportunidades para el
disfrute y el crecimiento espiritual. Es como encontrarse sorprendido
disfrutando de la belleza de la naturaleza en cada una de las pequeñas
cosas y sumergirse en ese disfrute, y tomar conciencia de
que esos son los momentos que hacen la diferencia.
- Pérdida de interés en juzgar a otras
personas. Cuando tenemos paz interior, de repente deja de ser
importante juzgar a los demás, y nos damos cuenta de la verdad detrás de
la idea de que cuando juzgamos a otra persona, en realidad no estamos
definiendo a esta persona; solamente nos estamos definiendo a nosotros
mismos como alguien que necesita juzgar. Y de a poco va volviéndose menos
y menos importante, y nos vamos dando cuenta que de a poco vamos dejando
de ponerle etiquetas a los demás, que vamos dejando de encontrar sus
fallas, y comenzamos a ver en cada persona (y creéme que se puede
encontrar en cada persona) un ser respetable, una cara de la
inteligencia universal que tiene algo para enseñarnos, algo de
lo que aprender, algo que apreciar y crecer.
- Pérdida de interés en interpretar las acciones de
los demás. La paz es algo que comenzamos a experimentar en nuestra
vida cuando ya no necesitamos explicar el por qué los demás hacen lo
que hacen. La interpretación se vuelve menos importante y significativa en
relación al sólo hecho de permitir que los demás sean y hagan a su manera.
Creo que también esto aplica a uno mismo. Es más, creo que comienza por
permitirse a uno mismo ser, y a partir de ese lugar, sólo dejar que los
demás sean.
- Pérdida de interés en participar de
conflictos. Cuando comenzamos a tener paz interior, el conflicto
es algo de lo que ya no queremos seguir participando, es como que nos
encontramos cada vez más y más alejándonos de los conflictos. Y
si estamos en relación con personas que todo el tiempo están buscando
conflicto, de repente nos damos cuenta que “pasamos”, que ya no nos
enganchamos en el ida y vuelta del conflicto. Es algo interno que nos
dice, paso, no participo de esto. Y yo me di cuenta que es bastante fácil
“pasar”, y la forma es no dar a conocer a la otra persona que “pasamos”.
Es como querer pelear con alguien que no quiere pelear. De repente dejamos
de ver o escuchar los noticieros, o dejamos de leer los diarios,
porque los noticieros y los diarios están diseñados para crear conflicto
en las personas y nos damos cuenta que el conflicto es algo que ya no
queremos en nuestra vida.
- Pérdida de la capacidad de preocuparse. No
tiene sentido preocuparse por las cosas sobre las que uno no tiene
control, porque uno no tiene control sobre esas cosas. Tampoco tiene
sentido preocuparse por las cosas que uno puede controlar, porque uno
puede controlarlas y no tiene sentido preocuparse entonces. Y eso suma
todas las cosas sobre las que uno puede preocuparse, ¿no? Creo que esto
tiene también que ver con el hecho de vivir más el presente y menos en el
pasado y el futuro. Porque es en el futuro en donde están la mayoría de
las cosas que causan preocupación, y si uno pudiera revisar todas las
preocupaciones que tuvo en su vida en relación a posibles
eventos futuros, se daría cuenta que la mayoría sólo ocurrieron en la
propia mente de cada uno. Viví cada momento, cada ahora lo más
intensamente que puedas, las preocupaciones te sacan los instantes
de felicidad del presente.
- Experimentar frecuentes e
incontenibles episodios de apreciación. Hay dos niveles
de energía en nuestra vida, uno es apreciación, el otro
es depreciación. La depreciación siempre debilita, mientras que la
apreciación siempre fortalece (es como estar en contra o a favor de la
naturaleza). Se trata de no ser una persona que está siempre encontrando
las fallas, en lugar de encontrar lo bueno, y aceptar y disfrutar. Es
como lo que escuché una vez acerca de la crianza de los hijos: “a menudo
la gente se pregunta ¿cuál es la mejor regla para criar hijos?”Y la
respuesta fue: “tratá de encontrarlos haciendo cosas correctas tanto como
puedas, en lugar de estar siempre marcando sus fallas”. Apreciar, de eso
se trata, tanto como puedas, todo el tiempo que puedas.
- Alegres sentimientos de conexión con los demás y
con la naturaleza. Dónde quiera que nos encontremos en nuestra
vida, debemos darnos cuenta que la real conciencia espiritual es la de
unión y conexión, no la de separación. A medida que nos veamos a nosotros
mismos menos separados de los demás, y de todo lo que deseamos atraer a
nuestra vida, y más conectados (o incluso en conexión) con lo que queremos
crear en nuestra vida, vamos a realinear nuestra intención interior, y
vamos a poder crear y manifestar en nuestra vida cosas que nunca
hubiéramos pensado que fueran posible. Es conexión versus separación. Se
trata de darse cuenta que la misma energía que mantiene girando los
planetas alrededor del sol, que hace crecer las plantas, que mantiene los
ríos corriendo, es la misma energía que hace latir tu corazón, el mío
y el de todos los demás.
- Frecuentes ataques de sonrisa. Una de las
formas de evaluar la conciencia espiritual de una persona es cuánto sonríe
y cuán alegre es. La alegría es una de las cualidades de la
espiritualidad. Si nos encontramos a nosotros mismos, bajoneados, tristes,
deprimidos, malhumorados, con miedo, ansiosos; si podemos darnos cuenta de
esa situación y detenernos un momento y mirarnos al espejo a nosotros
mismos y darnos cuenta de cuandesanimados nos vemos, eso es energía
debilitante, y no sólo debilita nuestros músculos de la cara,
también debilita el corazón, los pulmones, la sangre… debilita el
sistema por completo. Debemos tomar conciencia de esto, todas las veces
que podamos, y sonreír; cambiar todo eso y tener ataques de sonrisa más
frecuentes.
- Una susceptibilidad creciente por el amor
extendido por los demás tanto como el incontrolable de urgencia de
extenderlo hacia los demás. Este síntoma se refiere a la capacidad
de apreciar todas y cada uno de las más o menos sutiles expresiones de
amor que cada uno de nosotros manifiesta en la vida cotidiana, y a su vez,
a la necesidad de responder de la misma forma. Y no se trata de hechos
magnificentes, tampoco de hechos públicos, sino de la suma de pequeñas
cosas que finalmente hacen la diferencia. Para tener paz interior, es
necesario tomar conciencia de esto, ser permeable al amor de los demás y
dejarnos responder de la misma forma sin prejuicios ni ataduras.
http://nuevodesordenmundial.blogspot.com
30 de Julio 2017