Seth - La constante creación del cuerpo físico. IV

Ayer, Jane y yo leímos el artículo de portada de la revista Time con fecha 13 de noviembre de 1972, basado en Richard Bach y su libro, Juan Salvador Gaviota. Nos alegramos mucho por Dick. El artículo también incluía información sobre el material de Seth (véase la sesión 618 en el capítulo 3, sobre el encuentro de Seth con Dick y su editora, Eleanor Friede).

No es necesario adentrarse en fechas y detalles en este momento; pero, varios días antes de saber que la publicación del artículo de Bach se retrasaría de la fecha originalmente prevista en octubre, Jane tuvo un vivido sueño que le facilitaba esa información literalmente. Le escribió a Dick sobre ello y se lo comentó a otras personas. Su sueño fue también muy preciso respecto a la portada de la revista: un montaje en el que aparecería «un pájaro que era de algún modo una parte de la cabeza, o el rostro, de un hombre», tal como ella lo describió. En efecto, la cubierta de Time mostraba una gaviota superpuesta a la cabeza de Dick Bach, tapándola parcialmente.

Buenas noches.

Las creencias de la mente consciente dirigen el cuerpo físico vivo, tanto sus actividades como su estado. El cuerpo, tal como se explica en este capítulo, posee equivalentes «invisibles» constituidos por las propiedades electromagnéticas y las cualidades de sonido y luz internos.

Estas estructuras invisibles preceden al surgimiento del cuerpo físico, y perduran después de la muerte de éste. La mente consciente dirige el estado del cuerpo en la vida, pero la idea o patrón mental del cuerpo existe antes de la conexión de la mente consciente con el cerebro físico.

No es por casualidad que los genes y los cromosomas albergan toda la información codificada que se necesita. La información se graba en ellos desde el interior. La identidad existe antes que la forma. Cabría decir que la identidad, al existir completamente en otra dimensión, planta en la realidad física la semilla de la cual surgirá su propia existencia material.

Por tanto, el ser interior empieza por dar forma a la estructura corporal «invisible» que «posteriormente» surgirá en carne. Cuando se produce esta siembra mental, la mente consciente, tal como la concebís, no está conectada al cerebro pues éste aún no se ha formado en carne. Es la mente consciente la que conserva la idea del cuerpo y la hace física.

Así pues, la conciencia no depende de la percepción física, a pesar de que ésta sí que requiere una conciencia inmersa en una forma material. Mientras que la conciencia física es examinada cuidadosamente por el aparato corporal, normalmente no sois conscientes de sus especies no corpóreas debido a ese proceso. Así pues, la estructura, propiedades y características generales del cuerpo existen antes de la formación de éste. Explicado en términos sencillos, elegís de antemano el tipo de cuerpo que habitaréis e impresionaréis. Quizás os parezca que no tenéis ningún control consciente sobre el estado de vuestro cuerpo en la vida tal como la conocéis, y mucho menos antes del nacimiento. Se os ha enseñado que apenas hay relación entre el pensamiento y las actividades del cuerpo.

Un hombre que cree que tiene un problema de corazón acabará por afectar al funcionamiento de su sistema «involuntario» debido a su propia ansiedad, hasta que su corazón quede definitivamente lesionado si no modifica su creencia. La mente consciente dirige el llamado sistema involuntario del cuerpo, y no a la inversa. Ninguna idea penetra insidiosamente en la conciencia para afectar vuestro sistema involuntario, a menos que esté en consonancia con vuestras creencias conscientes.

Repito que no os enfermaréis si creéis que sois sanos, pero puede haber otras ideas que os hagan creer en la necesidad de una enfermedad.

No sois conscientes de cómo el cuerpo realiza sus numerosas funciones involuntarias. La mente consciente no podría procesar todos esos datos, pero esas funciones reflejan perfectamente vuestras ideas y creencias albergadas conscientemente.

Tal como mencioné (en la sesión 614, en el capítulo 2), la mente consciente no está separada del ser interior ni de las profundas fuentes internas de conocimiento que están a su disposición. La mente consciente no es un hecho en sí, sino que está constituida por diversos fragmentos del ser interior que «afloran a la superficie» en un momento determinado.

Dentro del marco básico del cuerpo elegido antes del nacimiento físico (por razones que trataré más adelante), el individuo goza de plena libertad para crear una forma que funcione y sea perfectamente sana. La forma es, no obstante, un espejo de las creencias, y materializa fielmente en la carne las ideas que albergue la mente consciente. 

"Ésa es una de las funciones primarias del cuerpo. Así pues, un cuerpo enfermo lleva a cabo esa función, a su manera, al igual que lo hace uno sano".

Es vuestro sistema de retroalimentación más íntimo, ya que cambia con vuestro pensamiento y experiencia, y muestra en la carne el equivalente físico de vuestro pensamiento. De modo que es inútil enfadarse ante un síntoma o burlarse del estado del cuerpo, ya que éste no es más que una réplica corpórea del pensamiento, tal como es su función.

Vuestro entorno y vuestra experiencia en el mundo físico también os proporcionan el mismo tipo de retroalimentación. Por ello es tan inútil enfadarse con el entorno o con la experiencia como burlarse del cuerpo.

Cuando se presentan ideas como éstas, suele pensarse que el resultado ideal, tal como lo entendéis, sería la perfección, «el cielo en la tierra», un estado en el que todo el mundo estuviera sano y fuera rico y sabio.

Estáis en una existencia física y utilizáis el cuerpo como medio de aprendizaje y de expresión. Cada uno de vosotros es único. Muchos de vosotros, por vuestras propias razones, seguís un curso que no implica un desarrollo uniforme de facultades, un cuadro equilibrado general, sino que elegís expresar y experimentar con ciertas cualidades excluyendo otras. Semejante rumbo no ofrece, en la realidad física, nada parecido a un cuadro equilibrado de perfección.

Más adelante en el libro comentaremos otros tipos de existencia en la que también estáis implicados; y, hasta cierto punto, éstas afectan vuestras intenciones y propósitos en la vida física que conocéis.

Si "ninguna" de vuestras creencias se materializase, ni siquiera las «benéficas», nunca comprenderíais del todo a un nivel físico que vuestras ideas crean la realidad. Si sólo se materializaran vuestras creencias «positivas», nunca entenderíais claramente el poder del pensamiento, porque no experimentaríais completamente sus resultados físicos.

La mente consciente existe antes de la vida material y después de ella. En la existencia corpórea está entrelazada con el cerebro, y durante la vida física vuestras percepciones terrenales -vuestro enfoque preciso y continuo en vuestro particular sistema de espacio y tiempo-dependen de esa sutil alianza.

Así pues, antes del nacimiento físico creáis un concepto mental del cuerpo que tendréis. Dicha imagen se impresiona en la materia cuando os sintonizáis con una dimensión específica de la realidad. Dais forma a una estructura física que existirá en esa área intensamente concentrada, estará dotada de validez y realidad, y adquirirá vida dentro de esas «frecuencias».

Pues bien, es entonces cuando tiene lugar la "aparente" división del ser, ya que en la vida física la mente consciente debe estar conectada con el cerebro, y en lo que respecta al tiempo este órgano debe crecer y desarrollarse. De este modo, no toda la conciencia puede ser físicamente consciente. La parte que debe «esperar» al desarrollo del cerebro es la que "denomináis" «la mente consciente».

Las otras partes pueden ser llamadas el ser interior. Ahora bien, este ser interior no puede expresarse plenamente ni siquiera mediante su conexión con el cerebro, ya que éste debe examinar las percepciones a través del aparato físico.

El cerebro, con sus conexiones corporales, debe tratar con los lapsos de tiempo que requiere la percepción sensitiva. Para que pudiera ser consciente del funcionamiento interior del cuerpo tendría que tratar con secuencias temporales que ofrecerían a la conciencia, sintonizada físicamente, unas deducciones y cálculos «matemáticos» demasiado numerosos para poder abarcarlos. Por ejemplo, tendría que seguir conscientemente la trayectoria de todos los músculos, nervios, órganos, células y átomos, y manipular a la vez el cuerpo en el espacio y el tiempo.

Por tanto, se produce una división "aparente" de modo que una parte de la mente consciente invisible queda conectada al cerebro físico, y la otra no. Esta última conforma lo que concebís como el sistema involuntario del cuerpo.

Repito que es importante que seáis conscientes de la primera reacción no física a los estímulos que desata todas las reacciones físicas. Hay una interacción y una comunicación constantes entre las áreas de conciencia que están conectadas al cerebro y las que no lo están. Los propósitos «más profundos» de la conciencia «circulan», y algunas veces surgen a la conciencia que está unida al cerebro. Cuando esa información procedente de las fuentes más profundas del ser alcanza las áreas conectadas al cerebro, se la interpreta según las creencias del área del ser más enfocada en lo físico.

Hasta cierto punto, esta información interna se ve afectada por las creencias actuales de esa parte del ser que está más directamente conectada con el mundo físico. No obstante, el ser interior examina constantemente esas creencias.



SESIÓN 626, 8 DE NOVIEMBRE DE I972 2I.O6 MIÉRCOLES
Extracto de Habla Seth III
A través de Jane Roberts



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11 de Julio 2017