V.B. Anglada: El secreto de la acción creadora.

El trabajo creador residirá pues en el esfuerzo incesante por introducir cada vez más luz en nuestros vehículos periódicos de manifestación cíclica: la mente, la sensibilidad astral y el cuerpo físico. Se trata de un trabajo lento, callado y humilde que ha de realizarse poseyendo únicamente como estímulo la visión intuitiva de aquella lejana Meta señalada por KRISHNA, el símbolo del Espíritu, a ARJUNA, la pequeña alma o parte del Espíritu que ha logrado introducirse en la materia para fines redentores. Estamos diciendo en realidad cuanto se halla escrito en los registros akáshicos de la Naturaleza desde tiempos inmemoriales y han llegado a nosotros a través de los grandes mitos, símbolos y leyendas de todas las Escrituras sagradas del mundo. ¿Cuál ha de ser pues nuestro trabajo? ¿Hay alguna forma práctica de revelar la idea frente al “ineludible reto de la acción? Dicho de otra manera... 

¿Estamos realmente capacitados para resistir y acoger en nuestra vida esta Verdad o esta Ley que ha de producir las condiciones requeridas de Redención y Liberación? Todos poseemos el suficiente grado de comprensión espiritual para saber con certeza lo que es bueno, en el sentido ético de la palabra, y lo que no lo es dentro del propio contexto vital individual, es decir, lo que hay que aceptar y lo que hay que rechazar para que vaya realizándose en ella el misterio de Redención el cual, en sus fases posteriores, determina Ascensión y Liberación. Bien, creo que hay aquí una profunda materia de reflexión para cada uno de nosotros pues, en el fuero interno, notamos quizás la presencia de unas fronteras aparentemente insalvables que delimitan perfectamente los intensos deseos de ser y las verdaderas capacidades de acción o de realización. En todo caso, la regla iniciática exige que sean destruidas estas fronteras que separan nuestro pequeño destino kármico del Karma de los Dioses. 

La regla absoluta que rige para este proceso de identificación es la cualidad de Fortaleza. No basta con la simple comprensión mental del proceso; habrá que sumergirse constantemente en la gloria de la acción, esta acción creadora cuya motivación principal es introducir cada vez mas luz del alma en el centro vital de cada uno de nuestros vehículos expresivos con el propósito de redimirlos de sustancia gravitatoria o kármica y someterlos, progresivamente, a la prueba iniciática. Cada paso dado hacia el ser espiritual venciendo la natural resistencia de nuestros vehículos kármicos producirá múltiples e inevitables reacciones psicológicas, en algunos casos de indecisión y temor, en otros de desilusión o desesperanza y aun, en determinadas ocasiones, de orgullo y falsa suficiencia, pues en el fondo de nuestro ser subsiste todavía el peso de la tradición, somos esclavos del placer de los sentidos y anhelamos ardiente e impacientemente ver realizados de inmediato los frutos de nuestras acciones. 

Hay que actuar lenta, callada y humildemente sin esperar otra cosa que una tenaz y persistente lucha y una integridad absoluta en el espíritu de resolución.

Ahora bien, la acción creadora tiene una regla secreta: la SINGULARIDAD, y el verdadero Yoga o Ciencia de Unión con el Espíritu divino es genuinamente individual, muy íntimo y secreto. De ahí que para desarrollarlo íntegramente en el corazón no son válidas ni aconsejables las técnicas generales. Habrá que singularizarse mucho el proceso que se desarrolla en torno a la figura psicológica del hombre para que el Yoga exprese sus verdaderas cualidades espirituales e induzca al individuo a la verdadera acción creadora.

Estamos viviendo unos momentos de gran trascendencia planetaria, con un despliegue de energías cósmicas como jamás lo hubo en la historia del mundo. Estamos siendo progresivamente estimulados en el sentido de la acción creadora por la presión de estas fuerzas extrasolares, más allá de la humana comprensión, que han de conducir a muchos seres humanos a las cúspides más elevadas del Monte Tabor de la conciencia y depararles allí una oportunidad única de Transfiguración. Se trata de unas condiciones planetarias óptimas para el desarrollo de la verdadera individualidad humana. Me pregunto cuántos de nosotros seremos capaces de interpretar este “Juicio de las Estrellas” y de afirmar la voluntad inquebrantable de ser y de realizar.

Captar el sentido orientador de los nuevos tiempos con las nuevas exigencias espirituales, es la tarea que ha de imponerse voluntariamente el verdadero investigador, el discípulo espiritual de la Nueva Era. He aquí por qué hay que insistir constantemente sobre los riesgos de la generalización de los métodos de entrenamiento espiritual, de los Yogas y de las disciplinas de la meditación frente al drama cósmico de liberación que ha de realizarse en el individuo inteligente de nuestros días. Un creciente número de personas desaprensivas y carentes de escrúpulos, autodefiniéndose “yoguis”, “gurús” o “portadores de la verdad”, han invadido el campo del esoterismo abasteciendo aquel absoluto campo de necesidades con toda clase de técnicas y sistemas peregrinos de entrenamiento espiritual creando la confusión y el desorden y apartando a muchos sinceros aspirantes del camino de su verdadera individualidad u originalidad.

Sin afán peyorativo alguno, pero teniendo muy en cuenta las oportunidades cíclicas de los tiempos, debo hacer resaltar aquí de nuevo el peligro de las “técnicas estandarizadas” ofrecidas profusamente hoy día al inexperto aspirante espiritual que anhela conquistar rápida y espectacularmente los Misterios del Reino. La técnica perfecta de acercamiento a las nobles verdades del Espíritu ha de ser singular y original. Cuando el individuo va segregándose de la gran masa social en la cual vive inmerso, adquiere una conciencia particularizada de las inmensas profundidades del Ser verdadero y percibe el ambiente, las circunstancias y las constantes alternativas kármicas desde el ángulo de visión de KRISHNA, observando todo cuanto sucede en la vida de ARJUNA con entera impersonalidad e impasibilidad. 

Bien, al llegar a este punto quizás muchos de nosotros nos preguntaremos acerca de los significados ocultos de las situaciones kármicas y también muy sincera y profundamente sobre la necesidad de una técnica específica de vida, la que espiritualmente nos corresponde, es decir, singular, original y “hecha a la propia medida” y no sobre la medida espiritual de los demás. Estas interrogantes expresan un deseo muy lógico, ya que el ser humano anhela constantemente ampliar su visión del mundo interno y proyectarse cada vez más dentro de sí mismo. Dense cuenta, sin embargo, que no es la misma la posición del individuo que recién ahora emerge de la gran masa condicionante de la humanidad, que la del aspirante espiritual que lleva tras de sí un glorioso y fecundo pasado y es, simbólicamente ha-blando, “un guerrero curtido en mil batallas” y se siente impulsado por ello hacia las alturas internas en virtud de la experiencia acumulada en su cuerpo causal.




VICENTE BELTRAN ANGLADA
Barcelona, bajo el Signo de Libra de 1979




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09 de Mayo 2017