SALUD, BUENOS Y MALOS PENSAMIENTOS, Y EL NACIMIENTO DE «DEMONIOS»
SESIÓN 633, 17 DE ENERO DE I973 21.14 MIÉRCOLES
Esta noche le pregunté a Jane si Seth dictaría la carta que nos prometió para adjuntar a nuestra correspondencia. Nos sentamos para empezar la sesión a las 9.05. Al mismo tiempo, empezó a sonar con fuerza la sirena de los bomberos de la ciudad; luego escuchamos otras sirenas.
Nota: Jane dedicó hoy gran parte de sus horas de trabajo a releer su manuscrito, El universo físico como realización de una idea, y escribir nuevos materiales relacionados con él. Recibió el original en un estado trascendente durante la noche del 9 de septiembre de 1963. Este suceso marcó el inicio de su actividad psíquica; casi diez años después de su concepción, la obra le sigue sirviendo como «piedra angular», y hoy mismo Jane descubrió en dicha obra algunos conceptos que había pasado por alto. Para más información sobre Realización de una idea, véanse El material de Seth y Habla Seth.
SESIÓN 633, 17 DE ENERO DE I973 21.14 MIÉRCOLES
Esta noche le pregunté a Jane si Seth dictaría la carta que nos prometió para adjuntar a nuestra correspondencia. Nos sentamos para empezar la sesión a las 9.05. Al mismo tiempo, empezó a sonar con fuerza la sirena de los bomberos de la ciudad; luego escuchamos otras sirenas.
Nota: Jane dedicó hoy gran parte de sus horas de trabajo a releer su manuscrito, El universo físico como realización de una idea, y escribir nuevos materiales relacionados con él. Recibió el original en un estado trascendente durante la noche del 9 de septiembre de 1963. Este suceso marcó el inicio de su actividad psíquica; casi diez años después de su concepción, la obra le sigue sirviendo como «piedra angular», y hoy mismo Jane descubrió en dicha obra algunos conceptos que había pasado por alto. Para más información sobre Realización de una idea, véanse El material de Seth y Habla Seth.
Hoy empezaremos con una carta. :
Estimado/a amigo/a:
Aprecio tu interés en mi trabajo y sesiones. También soy consciente de tu necesidad tan natural y humana de traducir la filosofía a la vida y acción diarias.
Las ideas, no obstante, son herramientas que puedes usar a tu propio modo. Cuanto más a menudo uses estos utensilios mentales, con mayor eficiencia desarrollarás tus dotes únicas. Normalmente puedes pedir ayuda a amigos, confidentes, médicos, psicólogos o psíquicos. Según «dónde te encuentres», cualquiera de estas personas podrá ayudarte.
Aunque tal ayuda puede ser valiosa, el tipo de valor que yo ofrezco es de naturaleza distinta. A grandes rasgos, uno de mis mensajes más importantes es simplemente éste: «Eres una personalidad multidimensional, y en tu interior reside todo el conocimiento sobre ti, sobre tus retos y problemas, que puedes necesitar. Otros pueden ayudarte a su manera, y en ciertos niveles de desarrollo esta ayuda es necesaria y buena. Pero mi misión es recordarte el increíble poder de tu ser, y animarte a que lo reconozcas y lo emplees».
Para este fin, a través de Ruburt desarrollo el material de Seth, y diversos libros que persiguen este propósito. En mi libro actual, Habla Seth III: La naturaleza de la realidad personal, incluyo técnicas que permitirán que tú y otros miles de personas empleéis estas ideas en la vida diaria, para enriquecer la vida que conocéis y comprender y solucionar vuestros problemas.
Aunque en este momento no lo adviertas, el mayor regalo que te puedo dar es reafirmar la integridad de tu propio ser. Lo digo también porque soy consciente de tu situación actual al igual que lo son otras partes de tu propia identidad.
Ruburt tiene un tiempo limitado, y hay mucho que requiere su atención. No puede contestar personalmente todo el correo que recibe, pues su trabajo y el mío se resentirían. Yo conozco tu carta y he redactado esta nota para hacerte saber que te tengo en mente, y que automáticamente se te envía energía cuando se recibe tu carta, y cuando se envía esta respuesta. La energía ayudará a liberar tu propia capacidad curativa y de comprensión, o te ayudará en cualquier otro aspecto en que necesites ayuda.
Dicha energía está "siempre" disponible, tanto si me escribes como si no. Esta energía está constantemente a tus órdenes. Si me crees, te darás cuenta de que otras personas pueden actuar a lo sumo como intermediarios, y que en este sentido no los necesitas, ya que la energía está siempre a tu disposición en tu vida. Simple* mente te doy lo que es tuyo.
SETH
Este es el final de nuestra carta. Quizá queráis enviarla a algunas personas, y de otras encargaros vosotros mismos.
(Creemos que es interesante incluir en este libro la carta de Seth, ya que recalca la importancia de las creencias.)
Probad un sencillo experimento, y los resultados hablarán por sí solos. Pensad en un suceso triste de vuestra vida. Pronto seguirán sentimientos similares, y, por asociación, surgirán los recuerdos de otros episodios desagradables, y reviviréis escenas, fragancias y palabras, quizás olvidadas.
Los pensamientos activarán los sentimientos adecuados y, por debajo de la conciencia, también estimularán la memoria de las células, que conservan la huella de los estímulos recibidos durante estos sucesos. Hasta cierto punto, la memoria celular se reaviva, y el cuerpo reconoce su estado en ese momento.
Si insistís en estos pensamientos de aflicción, reactiváis ese estado en el cuerpo. Pensad en uno de los sucesos más agradables de vuestra vida, y se producirá también lo mismo que lo dicho anteriormente pero a la inversa. Esta vez los recuerdos asociados son agradables, y el cuerpo cambia siguiendo esa pauta.
Recordad que estas asociaciones mentales son cosas vivas. Son estructuras invisibles de energía, creadas por procesos tan válidos y complicados como la organización de un grupo de células. En general tienen menos duración que las células, aunque no siempre es así. Pero los pensamientos forman estructuras tan reales como las células, si bien su composición es distinta porque no poseen la solidez física que vosotros conocéis.
Así como las células vivas tienen una estructura, reaccionan a los estímulos y se organizan siguiendo su propia clasificación, lo mismo hacen los pensamientos. Los pensamientos se desarrollan por asociación. Atraen magnéticamente a otros similares a ellos y, al igual que algunos extraños animales microscópicos, rechazan a sus «enemigos», es decir, a otros pensamientos que amenacen su supervivencia.
Siguiendo con esta analogía, vuestra vida mental y emocional forma un marco compuesto por dichas estructuras, las cuales actúan directamente sobre las células de vuestro cuerpo físico.
Volvamos por un momento a Augusto, ya que es un excelente ejemplo de cómo los pensamientos y creencias (aparentemente no físicos) pueden afectar y alterar la imagen corporal.
Bien, en primer lugar, a Augusto siempre le habían dicho: «Piensas demasiado. Deberías dedicarte a algo físico, un deporte, salidas al aire libre». Estas afirmaciones, repetidas continuamente y sumadas a otras condiciones que se dieron en su infancia, le hicieron temer por su propia actividad mental. También creía que él no valía nada, así que ¿cómo podían ser buenos sus pensamientos?
Los sentimientos de violencia se acumularon a una edad muy temprana, pero en su familia no había ninguna forma aceptable de liberar los sentimientos agresivos normales. Cada vez que éstos crecían y explotaban violentamente, Augusto se convencía aún más de su naturaleza inaceptable. Durante algún tiempo en su adolescencia trató por todos los medios de ser «bueno». Esto supuso la desaparición de pensamientos o impulsos de inspiración sexual, agresivos o simplemente poco convencionales. Invirtió una cantidad considerable de energía en inhibir estas partes de su experiencia interna. Sin embargo, los sucesos internos rechazados no desaparecieron: crecieron en intensidad y se mantuvieron separados de sus pensamientos normales «seguros».
De este modo, Augusto creó una estructura mental cuya organización seguía los principios antes mencionados. En otras circunstancias y teniendo otras características, otra persona podría haber dañado un órgano físico atacándolo con igual rotundidad que lo haría un virus. Pero, debido al temperamento y naturaleza particulares de Augusto, y a su creatividad innata y no desarrollada, formó una estructura en vez de destruir otra.
En su estado normal sólo aceptaba las creencias que consideraba adecuadas. Tal como mencioné anteriormente, hubo una época -antes de que su estado crítico se desarrollara- en la que los pensamientos de su «ser bueno» y los de su «ser malo» competían por su atención, y el cuerpo se esforzaba por reaccionar a conceptos siempre cambiantes y a menudo contradictorios.
Finalmente los grupos conflictivos de creencias y sentimientos se iban alternando, aunque Augusto mantenía intacta su integridad durante la "mayor parte" del tiempo. Pero estas creencias que él rechazaba eran, por atracción, instantáneamente captadas por la otra estructura mental, compuesta por ideas y sentimientos combinados en lo que consideraréis una organización celular invisible, con toda su capacidad de reacción.
En su estado normal Augusto creía en su propia indefensión -ya que no se permitía ninguna acción agresiva normal- y se sentía muy débil. Las creencias activaban la memoria celular del cuerpo, lo cual lo debilitaba y obstaculizaba su función. Pero durante un tiempo, cuando disminuía toda actividad, el cuerpo permanecía estable. Se conservaba un equilibrio que satisfacía los propósitos de Augusto.
Aun así temía que el cuerpo se descontrolara y cometiera una acción violenta, porque él era naturalmente consciente de la fuerza de los pensamientos y sentimientos rechazados. Cuando sobrevenía una crisis o cuando se abandonaba a la desesperación, se producía una aceleración que él fingía no advertir, y aparecía Augusto Dos.
Augusto Dos rebosaba poder, ya que Augusto consideraba el poder como algo incorrecto y lo había apartado de lo que consideraba como su ser normal. Pero Augusto sabía que el cuerpo necesitaba la vitalidad que le había negado. Por tanto hacía su aparición Augusto Dos, con sus ideas de un poder, vigor y superioridad extraordinarios ("yo" mantengo a raya mis Augustos; espero que vosotros también) y con fantasías de un heroísmo excepcional y los recuerdos de todas las ideas que Augusto rechazaba.
La agresividad que Augusto había olvidado oportunamente la recordaba ahora Augusto Dos con exuberante júbilo. Como resultado de ello, la naturaleza química del cuerpo se revitalizaba al instante, y mejoraba enormemente el tono muscular. Se producían cambios en la cantidad de azúcar en la sangre, y una alteración del flujo de energía en todo el cuerpo.
Cuando Ruburt mantuvo una entrevista con Augusto, advertí que el joven identificaba Augusto Dos con el lado izquierdo de su cuerpo. En estado normal, esa parte del cuerpo contenía más tensión que la derecha.
Con Augusto Dos, la tensión se descargaba y el flujo de energía se estabilizaba después del estallido inicial de actividad. Cuanto más actuaba Augusto Dos, no obstante, más débil se volvía la posición de Augusto, un hecho reconocido tanto por éste como por Augusto Dos. Augusto se veía obligado a acumular tantos pensamientos y emociones reprimidos por una situación que no podía afrontar, y ello provocaba luego el surgimiento de Augusto Dos. El cuerpo se comporta tal como creéis que debe comportarse, así que Augusto y Augusto Dos, con sus pautas de conducta alternadas, hacían que el cuerpo reaccionara de formas muy distintas.
Olvidad ahora que en este caso había ocurrido tal división, e imaginad en cambio vuestros pensamientos y sentimientos sucesivos. Cuando os sentís débiles, estáis débiles. Cuando os sentís felices, el cuerpo se beneficia de ello y se fortalece. El caso de Augusto muestra simplemente de forma exagerada los efectos de las creencias sobre la imagen física. Si os decís: «Bueno, a partir de ahora sólo tendré buenos pensamientos y por tanto estaré sano, e inhibiré mis pensamientos "malos", o me limitaré a pensarlos», estáis haciendo lo que hizo Augusto, es decir, creer que algunos pensamientos son tan malvados que hay que hacerlos desaparecer de alguna manera. Así que inhibiendo lo que consideráis malos pensamientos, o presuponiendo que son terribles, no conseguiréis una respuesta.
Vuestras creencias sobre lo que es deseable y lo que no, lo que es bueno y lo que es malo, no pueden separarse del estado de vuestro cuerpo. Vuestras ideas de los valores pueden ayudaros a tener buena salud o pueden provocar una enfermedad, pueden haceros conocer el éxito o el fracaso, la felicidad o la tristeza. Pero cada uno de vosotros interpretará esta afirmación según su propio sistema de valores, y tendrá ideas definidas sobre lo que significa el éxito o el fracaso, o lo que es bueno o malo.
Así pues, vuestro sistema de valores está constituido por vuestras creencias sobre la realidad, y esas creencias forman vuestra experiencia. Supongamos que creéis que, para ser «buenos», debéis tratar de ser perfectos. Quizás os hayan dicho, o hayáis leído, que el espíritu es perfecto, y por ello penséis que vuestro deber es reproducir en la carne ese espíritu perfecto lo mejor que podáis. Para lograr este fin tratáis de negar todos los pensamientos y emociones imperfectos. Vuestros pensamientos «negativos» os aterran. Es posible que también creáis lo que os he dicho -que los pensamientos crean la realidad- y que os asustéis aún más de los pensamientos o actitudes de naturaleza agresiva. Tal vez tengáis tanto miedo de herir a alguien que apenas os atreváis a moveros. Intentar ser siempre perfecto puede ser mucho más que una molestia: puede ser una terrible equivocación.
La palabra «perfecto» encierra muchos peligros. En primer lugar presupone algo acabado que no admite cambio ni movimiento, y excluye por tanto cualquier desarrollo o creatividad.
El espíritu está siempre en un estado de devenir, de cambio continuo, y, tal como vosotros lo entendéis, no tiene fin, ya que ni tuvo ni tiene un punto de inicio. Ruburt dijo hace poco que, si había algo de lo que estaba seguro acerca de la realidad física, era que distaba mucho de ser perfecta, entendida de esa manera. Y otro tanto se aplica al espíritu, pues, para cumplir el requisito de perfección, tendría que estar en un estado tal que ya no fuera posible realización o creatividad alguna.
Vuestros pensamientos "existen". Podéis estar de acuerdo con ellos o no, de la misma forma en que consideráis a una tormenta, por ejemplo. Por sí solos, los pensamientos son tan variados, espléndidos, triviales, aterradores o gloriosos como un huracán, una flor, una inundación, un sapo, una gota de lluvia o la niebla. Los pensamientos son totalmente fieles a sí, y van y vienen solos.
Sois vosotros, con vuestra mente consciente, quienes debéis elegir entre estos pensamientos los que queréis que conformen vuestro sistema de creencias, pero ello no implica que finjáis no ver algunos. Si alguna vez deseáis que un día lluvioso se vuelva soleado, no os quedéis observando por la ventana y diciéndoos que no llueve ni el cielo está cubierto.
El hecho de que aceptéis la lluvia como una realidad presente no significa que tengáis que creer que todos los días son tormentosos ni que convirtáis esa idea equivocada en parte de vuestras creencias sobre la realidad. Igualmente, no debéis fingir que no hay ningún pensamiento «oscuro». Tampoco debéis suponer que "todos" vuestros pensamientos serán naturalmente tenebrosos, ni tratar de esconderlos.
Así como algunas personas tienen miedo de las serpientes, incluso de las especies más inofensivas, y no ven su belleza y lugar en el universo, otras se asustan de ciertos pensamientos, y por tanto son ajenos a su belleza y a su lugar en la vida mental.
Dado que poseéis todo tipo de pensamientos, hay razones para ello, al igual que existen todo tipo de accidentes geográficos. Dentro de vuestra realidad es tan necio negar la "existencia" de ciertos pensamientos como lo sería, por ejemplo, fingir que los desiertos no existen. De ese modo negáis las dimensiones de la experiencia y reducís vuestra realidad. Esto no significa que tengáis que coleccionar lo que consideráis pensamientos negativos, como tampoco deberíais pasar un mes en un desierto si no os gusta. "Significa" dentro de la naturaleza, tal como la entendéis, nada es gratuito y todo tiene su razón de ser.
Y con esto acabamos la sesión.
Extracto de Habla Seth III
A través de Jane Roberts
Estimado/a amigo/a:
Aprecio tu interés en mi trabajo y sesiones. También soy consciente de tu necesidad tan natural y humana de traducir la filosofía a la vida y acción diarias.
Las ideas, no obstante, son herramientas que puedes usar a tu propio modo. Cuanto más a menudo uses estos utensilios mentales, con mayor eficiencia desarrollarás tus dotes únicas. Normalmente puedes pedir ayuda a amigos, confidentes, médicos, psicólogos o psíquicos. Según «dónde te encuentres», cualquiera de estas personas podrá ayudarte.
Aunque tal ayuda puede ser valiosa, el tipo de valor que yo ofrezco es de naturaleza distinta. A grandes rasgos, uno de mis mensajes más importantes es simplemente éste: «Eres una personalidad multidimensional, y en tu interior reside todo el conocimiento sobre ti, sobre tus retos y problemas, que puedes necesitar. Otros pueden ayudarte a su manera, y en ciertos niveles de desarrollo esta ayuda es necesaria y buena. Pero mi misión es recordarte el increíble poder de tu ser, y animarte a que lo reconozcas y lo emplees».
Para este fin, a través de Ruburt desarrollo el material de Seth, y diversos libros que persiguen este propósito. En mi libro actual, Habla Seth III: La naturaleza de la realidad personal, incluyo técnicas que permitirán que tú y otros miles de personas empleéis estas ideas en la vida diaria, para enriquecer la vida que conocéis y comprender y solucionar vuestros problemas.
Aunque en este momento no lo adviertas, el mayor regalo que te puedo dar es reafirmar la integridad de tu propio ser. Lo digo también porque soy consciente de tu situación actual al igual que lo son otras partes de tu propia identidad.
Ruburt tiene un tiempo limitado, y hay mucho que requiere su atención. No puede contestar personalmente todo el correo que recibe, pues su trabajo y el mío se resentirían. Yo conozco tu carta y he redactado esta nota para hacerte saber que te tengo en mente, y que automáticamente se te envía energía cuando se recibe tu carta, y cuando se envía esta respuesta. La energía ayudará a liberar tu propia capacidad curativa y de comprensión, o te ayudará en cualquier otro aspecto en que necesites ayuda.
Dicha energía está "siempre" disponible, tanto si me escribes como si no. Esta energía está constantemente a tus órdenes. Si me crees, te darás cuenta de que otras personas pueden actuar a lo sumo como intermediarios, y que en este sentido no los necesitas, ya que la energía está siempre a tu disposición en tu vida. Simple* mente te doy lo que es tuyo.
SETH
Este es el final de nuestra carta. Quizá queráis enviarla a algunas personas, y de otras encargaros vosotros mismos.
(Creemos que es interesante incluir en este libro la carta de Seth, ya que recalca la importancia de las creencias.)
Probad un sencillo experimento, y los resultados hablarán por sí solos. Pensad en un suceso triste de vuestra vida. Pronto seguirán sentimientos similares, y, por asociación, surgirán los recuerdos de otros episodios desagradables, y reviviréis escenas, fragancias y palabras, quizás olvidadas.
Los pensamientos activarán los sentimientos adecuados y, por debajo de la conciencia, también estimularán la memoria de las células, que conservan la huella de los estímulos recibidos durante estos sucesos. Hasta cierto punto, la memoria celular se reaviva, y el cuerpo reconoce su estado en ese momento.
Si insistís en estos pensamientos de aflicción, reactiváis ese estado en el cuerpo. Pensad en uno de los sucesos más agradables de vuestra vida, y se producirá también lo mismo que lo dicho anteriormente pero a la inversa. Esta vez los recuerdos asociados son agradables, y el cuerpo cambia siguiendo esa pauta.
Recordad que estas asociaciones mentales son cosas vivas. Son estructuras invisibles de energía, creadas por procesos tan válidos y complicados como la organización de un grupo de células. En general tienen menos duración que las células, aunque no siempre es así. Pero los pensamientos forman estructuras tan reales como las células, si bien su composición es distinta porque no poseen la solidez física que vosotros conocéis.
Así como las células vivas tienen una estructura, reaccionan a los estímulos y se organizan siguiendo su propia clasificación, lo mismo hacen los pensamientos. Los pensamientos se desarrollan por asociación. Atraen magnéticamente a otros similares a ellos y, al igual que algunos extraños animales microscópicos, rechazan a sus «enemigos», es decir, a otros pensamientos que amenacen su supervivencia.
Siguiendo con esta analogía, vuestra vida mental y emocional forma un marco compuesto por dichas estructuras, las cuales actúan directamente sobre las células de vuestro cuerpo físico.
Volvamos por un momento a Augusto, ya que es un excelente ejemplo de cómo los pensamientos y creencias (aparentemente no físicos) pueden afectar y alterar la imagen corporal.
Bien, en primer lugar, a Augusto siempre le habían dicho: «Piensas demasiado. Deberías dedicarte a algo físico, un deporte, salidas al aire libre». Estas afirmaciones, repetidas continuamente y sumadas a otras condiciones que se dieron en su infancia, le hicieron temer por su propia actividad mental. También creía que él no valía nada, así que ¿cómo podían ser buenos sus pensamientos?
Los sentimientos de violencia se acumularon a una edad muy temprana, pero en su familia no había ninguna forma aceptable de liberar los sentimientos agresivos normales. Cada vez que éstos crecían y explotaban violentamente, Augusto se convencía aún más de su naturaleza inaceptable. Durante algún tiempo en su adolescencia trató por todos los medios de ser «bueno». Esto supuso la desaparición de pensamientos o impulsos de inspiración sexual, agresivos o simplemente poco convencionales. Invirtió una cantidad considerable de energía en inhibir estas partes de su experiencia interna. Sin embargo, los sucesos internos rechazados no desaparecieron: crecieron en intensidad y se mantuvieron separados de sus pensamientos normales «seguros».
De este modo, Augusto creó una estructura mental cuya organización seguía los principios antes mencionados. En otras circunstancias y teniendo otras características, otra persona podría haber dañado un órgano físico atacándolo con igual rotundidad que lo haría un virus. Pero, debido al temperamento y naturaleza particulares de Augusto, y a su creatividad innata y no desarrollada, formó una estructura en vez de destruir otra.
En su estado normal sólo aceptaba las creencias que consideraba adecuadas. Tal como mencioné anteriormente, hubo una época -antes de que su estado crítico se desarrollara- en la que los pensamientos de su «ser bueno» y los de su «ser malo» competían por su atención, y el cuerpo se esforzaba por reaccionar a conceptos siempre cambiantes y a menudo contradictorios.
Finalmente los grupos conflictivos de creencias y sentimientos se iban alternando, aunque Augusto mantenía intacta su integridad durante la "mayor parte" del tiempo. Pero estas creencias que él rechazaba eran, por atracción, instantáneamente captadas por la otra estructura mental, compuesta por ideas y sentimientos combinados en lo que consideraréis una organización celular invisible, con toda su capacidad de reacción.
En su estado normal Augusto creía en su propia indefensión -ya que no se permitía ninguna acción agresiva normal- y se sentía muy débil. Las creencias activaban la memoria celular del cuerpo, lo cual lo debilitaba y obstaculizaba su función. Pero durante un tiempo, cuando disminuía toda actividad, el cuerpo permanecía estable. Se conservaba un equilibrio que satisfacía los propósitos de Augusto.
Aun así temía que el cuerpo se descontrolara y cometiera una acción violenta, porque él era naturalmente consciente de la fuerza de los pensamientos y sentimientos rechazados. Cuando sobrevenía una crisis o cuando se abandonaba a la desesperación, se producía una aceleración que él fingía no advertir, y aparecía Augusto Dos.
Augusto Dos rebosaba poder, ya que Augusto consideraba el poder como algo incorrecto y lo había apartado de lo que consideraba como su ser normal. Pero Augusto sabía que el cuerpo necesitaba la vitalidad que le había negado. Por tanto hacía su aparición Augusto Dos, con sus ideas de un poder, vigor y superioridad extraordinarios ("yo" mantengo a raya mis Augustos; espero que vosotros también) y con fantasías de un heroísmo excepcional y los recuerdos de todas las ideas que Augusto rechazaba.
La agresividad que Augusto había olvidado oportunamente la recordaba ahora Augusto Dos con exuberante júbilo. Como resultado de ello, la naturaleza química del cuerpo se revitalizaba al instante, y mejoraba enormemente el tono muscular. Se producían cambios en la cantidad de azúcar en la sangre, y una alteración del flujo de energía en todo el cuerpo.
Cuando Ruburt mantuvo una entrevista con Augusto, advertí que el joven identificaba Augusto Dos con el lado izquierdo de su cuerpo. En estado normal, esa parte del cuerpo contenía más tensión que la derecha.
Con Augusto Dos, la tensión se descargaba y el flujo de energía se estabilizaba después del estallido inicial de actividad. Cuanto más actuaba Augusto Dos, no obstante, más débil se volvía la posición de Augusto, un hecho reconocido tanto por éste como por Augusto Dos. Augusto se veía obligado a acumular tantos pensamientos y emociones reprimidos por una situación que no podía afrontar, y ello provocaba luego el surgimiento de Augusto Dos. El cuerpo se comporta tal como creéis que debe comportarse, así que Augusto y Augusto Dos, con sus pautas de conducta alternadas, hacían que el cuerpo reaccionara de formas muy distintas.
Olvidad ahora que en este caso había ocurrido tal división, e imaginad en cambio vuestros pensamientos y sentimientos sucesivos. Cuando os sentís débiles, estáis débiles. Cuando os sentís felices, el cuerpo se beneficia de ello y se fortalece. El caso de Augusto muestra simplemente de forma exagerada los efectos de las creencias sobre la imagen física. Si os decís: «Bueno, a partir de ahora sólo tendré buenos pensamientos y por tanto estaré sano, e inhibiré mis pensamientos "malos", o me limitaré a pensarlos», estáis haciendo lo que hizo Augusto, es decir, creer que algunos pensamientos son tan malvados que hay que hacerlos desaparecer de alguna manera. Así que inhibiendo lo que consideráis malos pensamientos, o presuponiendo que son terribles, no conseguiréis una respuesta.
Vuestras creencias sobre lo que es deseable y lo que no, lo que es bueno y lo que es malo, no pueden separarse del estado de vuestro cuerpo. Vuestras ideas de los valores pueden ayudaros a tener buena salud o pueden provocar una enfermedad, pueden haceros conocer el éxito o el fracaso, la felicidad o la tristeza. Pero cada uno de vosotros interpretará esta afirmación según su propio sistema de valores, y tendrá ideas definidas sobre lo que significa el éxito o el fracaso, o lo que es bueno o malo.
Así pues, vuestro sistema de valores está constituido por vuestras creencias sobre la realidad, y esas creencias forman vuestra experiencia. Supongamos que creéis que, para ser «buenos», debéis tratar de ser perfectos. Quizás os hayan dicho, o hayáis leído, que el espíritu es perfecto, y por ello penséis que vuestro deber es reproducir en la carne ese espíritu perfecto lo mejor que podáis. Para lograr este fin tratáis de negar todos los pensamientos y emociones imperfectos. Vuestros pensamientos «negativos» os aterran. Es posible que también creáis lo que os he dicho -que los pensamientos crean la realidad- y que os asustéis aún más de los pensamientos o actitudes de naturaleza agresiva. Tal vez tengáis tanto miedo de herir a alguien que apenas os atreváis a moveros. Intentar ser siempre perfecto puede ser mucho más que una molestia: puede ser una terrible equivocación.
La palabra «perfecto» encierra muchos peligros. En primer lugar presupone algo acabado que no admite cambio ni movimiento, y excluye por tanto cualquier desarrollo o creatividad.
El espíritu está siempre en un estado de devenir, de cambio continuo, y, tal como vosotros lo entendéis, no tiene fin, ya que ni tuvo ni tiene un punto de inicio. Ruburt dijo hace poco que, si había algo de lo que estaba seguro acerca de la realidad física, era que distaba mucho de ser perfecta, entendida de esa manera. Y otro tanto se aplica al espíritu, pues, para cumplir el requisito de perfección, tendría que estar en un estado tal que ya no fuera posible realización o creatividad alguna.
Vuestros pensamientos "existen". Podéis estar de acuerdo con ellos o no, de la misma forma en que consideráis a una tormenta, por ejemplo. Por sí solos, los pensamientos son tan variados, espléndidos, triviales, aterradores o gloriosos como un huracán, una flor, una inundación, un sapo, una gota de lluvia o la niebla. Los pensamientos son totalmente fieles a sí, y van y vienen solos.
Sois vosotros, con vuestra mente consciente, quienes debéis elegir entre estos pensamientos los que queréis que conformen vuestro sistema de creencias, pero ello no implica que finjáis no ver algunos. Si alguna vez deseáis que un día lluvioso se vuelva soleado, no os quedéis observando por la ventana y diciéndoos que no llueve ni el cielo está cubierto.
El hecho de que aceptéis la lluvia como una realidad presente no significa que tengáis que creer que todos los días son tormentosos ni que convirtáis esa idea equivocada en parte de vuestras creencias sobre la realidad. Igualmente, no debéis fingir que no hay ningún pensamiento «oscuro». Tampoco debéis suponer que "todos" vuestros pensamientos serán naturalmente tenebrosos, ni tratar de esconderlos.
Así como algunas personas tienen miedo de las serpientes, incluso de las especies más inofensivas, y no ven su belleza y lugar en el universo, otras se asustan de ciertos pensamientos, y por tanto son ajenos a su belleza y a su lugar en la vida mental.
Dado que poseéis todo tipo de pensamientos, hay razones para ello, al igual que existen todo tipo de accidentes geográficos. Dentro de vuestra realidad es tan necio negar la "existencia" de ciertos pensamientos como lo sería, por ejemplo, fingir que los desiertos no existen. De ese modo negáis las dimensiones de la experiencia y reducís vuestra realidad. Esto no significa que tengáis que coleccionar lo que consideráis pensamientos negativos, como tampoco deberíais pasar un mes en un desierto si no os gusta. "Significa" dentro de la naturaleza, tal como la entendéis, nada es gratuito y todo tiene su razón de ser.
Y con esto acabamos la sesión.
Extracto de Habla Seth III
A través de Jane Roberts
http://www.trabajadoresdelaluz.com.ar
16 de Agosto 2017