Annie Besant - Los siete principios del hombre. Principio 2

- PRINCIPIO II

LINGA SARIRA, CUERPO ETÉREO

El Cuerpo Vital, el Cuerpo Etéreo, el Cuerpo Fluídico, el Doble, el Espectro, el Duplicado, el Hombre Sutil, tales son unos cuantos de los muchos nombres que han sido dados al segundo principio de la Constitución del hombre. El mejor de todos ellos es el Linga Sarira, porque este término designa solamente el segundo principio, mientras que los demás nombres han sido usados, con alguna frecuencia; para describir en general los cuerpos formados por materia más sutil que la materia que afecta nuestros sentidos físicos, sin tener en cuenta si quedaban o no envueltos otros principios en su significación. Por tanto, usaré solamente este nombre.
El Linga Sarira está formado de materia más enrarecida o más sutil que la materia que es perceptible a nuestros sentidos. A esta materia se le llama etérea, por parecerse a la del espacio, y es el estado de materia que está precisamente más allá de nuestros "sólido" "líquido" y "gaseoso", "característico del plano sutil", que es el inmediato al "plano material" o sea el universo que generalmente se considera como objetivo. A este plano astral pertenece lo que ordinariamente se llama clarividencia,. clariaudiencia y otros fenómenos hipnóticos bastante materiales, aunque se manifiesten en una materia que se halla subdividida más sutilmente que la que vemos y sentimos.

Este Linga Sarira es el doble etéreo exacto o el duplicado del cuerpo físico a que pertenece y del que es separable aunque sin poder apartarse mucho de él. Cuando se halla separado del cuerpo físico, es visible para el clarividente como un exacto duplicado del mismo, unido a él por un delgado hilo. Tan estrecha es la unión física entre los dos, que cualquier daño causado al Linga Sarira o doble etéreo aparece como una lesión en el cuerpo físico, cuyo hecho es conocido con el nombre de "repercusión". A. D' Assier, en su bien conocida obra, traducida por H. S. Olcott, Presidente y Fundador de la Sociedad Teosófica, que tiene por título la "Humanidad Póstuma", presenta varios casos de dicha repercusión.

La separación del Linga Sarira del cuerpo físico es acompañada generalmente de un notable decrecimiento en la vitalidad de éste, aumentándose la del Linga Sarira o doble etéreo conforme disminuye la energía del cuerpo. Dice el Coronel Olcott en una nota del libro mencionado.

"Cuando se proyecta el doble etéreo por un experto práctico, el cuerpo parece entorpecido y la mente "obscurecida" o en un estado de ofuscación; los ojos carecen de la expresión de vida, el corazón y los pulmones actúan débilmente y a menudo baja mucho la: temperatura."

"Es muy peligroso hacer cualquier ruido repentino o entrar de improviso en la habitación en estas circunstancias, pues la doble entidad vuelta al cuerpo por reacción instantánea, hace palpitar convulsivamente el corazón y hasta puede sobrevenir la muerte."

En el caso de Emilio Sagée (citado en las páginas 62-65), se notó que la muchacha estaba pálida y exánime cuando el doble etéreo se hizo visible: "mientras más claro y más material en apariencia era el doble, más fatigado, doliente y lánguido en proporción aparecía el verdadero cuerpo material: cuando, por el contrario, la apariencia del doble se debilitaba, se veía que recobraba fuerzas." Este fenómeno es perfectamente inteligible al teósofo que sabe que el doble etéreo es el vehículo del principio vital en el cuerpo, y que su retirada parcial tiene, por lo tanto, que disminuir la energía con que este principio anima las moléculas físicas."

Clarividentes tales como las de Prevost dicen que pueden ver el brazo o pierna etérea unida al cuerpo del que se ha amputado el miembro físico, y D'Assier observa lo siguiente en este particular:

"Mientras me encontraba absorbido en estudios fisiológicos, me chocaba a menudo un hecho singular. Sucede algunas veces que una persona que ha perdido el brazo o pierna, experimenta ciertas sensaciones a la extremidad de los dedos. Los fisiólogo s explican esta anomalía presuponiendo en el paciente una inversión de sensibilidad o de recuerdo que le hace localizar en el pie o en la mano la sensación con que el nervio del tronco se encuentra afectado. Confieso que esta explicación me parece trabajosa y nunca me ha satisfecho.

Cuando estudié el problema de la duplicación del hombre, la cuestión de las amputaciones me vino a la mente y me pregunté si no era más sencillo y lógico el atribuir la anomalía de que he hablado, al doble del cuerpo humano, el cual, por causa de su naturaleza fluídica, escapa a la amputación."

El Linga Sarira juega un importante papel en los fenómenos "espiritistas" ; aquí puede ayudamos nuevamente el clarividente que ve en el plano etéreo. Un clarividente puede ver a menudo el doble etéreo salir del lado izquierdo del médium, siendo este doble el que con frecuencia. aparece como el "espíritu materializado", presentando formas variadas según las corrientes mentales de los asistentes y ganando fuerza y vitalidad a medida que el médium cae en un profundo sueño.

La Condesa de Wachtmeister, que era clarividente, decía que el mismo "espíritu" reconocido por varios asistentes como el de un pariente o amigo, conforme a las esperanzas de cada cual, era simplemente a sus propios ojos el doble del médium. También oí decir a H.P. Blavatsky que cuando estuvo en la residencia de Eddy, observando la notable serie de fenómenos que se producían allí, moldeó deliberadamente el "espíritu", que se mostraba entonces, con el parecido de personas conocidas solamente por ella de entre los que estaban presentes, quienes veían los tipos que ella producía por medio del poder de su propia voluntad, dando forma a la materia etérea del Linga Sarira del médium.

Muchos de los movimientos que ocurren en tales sesiones y en otras circunstancias sin el visible contacto de nadie, son debidos a la acción del doble etéreo; el estudiante puede aprender la manera de producir tales fenómenos a voluntad. Son bastante triviales; el extender la mano astral no tiene más importancia que el extender su semejante física, no siendo ni más ni menos "milagroso". Algunas personas producen tales fenómenos inconscientemente, como los trastornos de objetos sin propósito, el hacer ruidos etc.; tales sujetos no tiene dominio sobre su doble etéreo; el que obra ciegamente a su alrededor como un niño que ensaya el andar, pues el doble es inconsciente y, además, insensible en el plano físico, cuando se halla temporalmente divorciado de los órganos físicos de sensación.

Esto nos conduce a un punto interesante de la cuestión. Los centros materiales de la sensación están localizados en el doble, el cual puede decirse que forma el puente entre los órganos físicos y las percepciones mentales. Las impresiones del universo físico chocan con las moléculas materiales del cuerpo físico, poniendo en vibración las celdillas que constituyen los órganos de sensación o nuestros "sentidos"; estas vibraciones a su vez ponen en movimiento las moléculas de materia más fina de los órganos correspondientes del doble o los centros de sensación, esto es, los sentidos internos. Desde éstos, nuevas vibraciones, se propagan a la materia aún más sutil del plano mental inferior, de donde son reflejadas, hasta que llegando a las moléculas materiales de los hemisferios cerebrales, se convierten en nuestra "conciencia cerebral". Esta correlativa e inconsciente sucesión es necesaria para la acción normal de la "conciencia" tal como la conocemos. En el sueño y en el éxtasis, sean naturales o sugeridos, el primero y el último contacto no tiene generalmente lugar; las impresiones parten del plano astral y vuelven al mismo, sin dejar rastro en la memoria cerebral; pero el clarividente que no necesita el estado de sonambulismo para el ejercicio de sus facultades, puede transferir su conciencia desde el plano físico al astral sin perder su posesión; y puede imprimir en su memoria los conocimientos adquiridos en el plano astral, conservándolos así para su uso.

"Ver en la luz astral" es. una frase que se oye con frecuencia y que habrá parecido enigmática al que por casualidad haya tropezado con ella; significa, precisamente, el ejercicio de los sentidos internos o de los sentidos situados en el cuerpo astral doble, cuya facultad es un don natural de algunos y una posibilidad latente en todos, en el presente período de la evolución humana.

"La muerte" significa para él lo mismo que para el cuerpo físico, la destrucción de sus partes constitutivas y la dispersión de sus moléculas. El vehículo de la vitalidad que anima el organismo corporal como un todo, se desprende del cuerpo a la hora de la muerte, y el clarividente puede verle como una luz o forma violácea, suspendida sobre el moribundo y todavía prendida al cuerpo físico por el delgado hilo de que se ha hablado antes. Cuando el hilo se rompe, el último suspiro se exhala y los presentes murmuran "ha muerto".

El doble etéreo permanece en la proximidad del cadáver, es el fantasma, "espectro" o aparición que se ve algunas veces en el momento de la muerte, y aún después, por personas que se hallan cerca del lugar dónde aquélla ha ocurrido. Se desintegra lentamente pari passu con su duplicado físico; sus restos se ven en los cementerios por los seres sensitivos, como luces violáceas suspendidas sobre las tumbas. Esta es una de las razones que hace preferible la cremación al enterramiento; el fuego disipa en pocas horas las moléculas que de otro modo no quedarían libres, sino con el lento curso de la putrefacción gradual; de esta manera se devuelven rápidamente a sus propios planos los materiales físicos y astrales, dispuestos para ser usados otra vez en la constitución de nuevas formas.


Los siete principios del hombre.
(The Seven Principles of Man)
Theosophical Publishing Society, London, 1892
Annie Besant





Fuente:
www.trabajadoresdelaluz.com