No
Eyes saluda en vosotros el Gran Espíritu. Hermanas y hermanos de la Tierra, que
la paz del Gran Espíritu esté con vosotros.
… Silencio…
Ya he expresado, en numerosas ocasiones, un cierto número de elementos, que os permiten de situar lo que puede ser visto con los ojos, con el corazón y con la visión etérica. Hoy, voy a intentar expresar con palabras - y sobre todo con la vibración - lo que podría llamar la visión última.
La visión última es aquella donde nada necesita ser visto, nada necesita ser observado, donde nada más aparece. Esta visión última es aquella que no da nada a ver, nada a percibir.
La visión última sería, en cierto modo, la visión del Corazón del Corazón, el momento en el que no hay ni forma, ni color, ni vía, ni camino, el momento en el que la visión última de aquel que está instalado en el Corazón, bañándose en la Luz Blanca y no viendo ya más forma, más conciencia otra que la Luz Blanca, se apaga también. Esta visión, donde no hay nada a ver, es la que permite a la conciencia misma de desquitarse, diría yo, de todo atributo, de toda forma, de todo camino, y de toda idea e incluso de lo que sea.
En la visión última no es posible de guiarse más sobre lo que sea percibido. No hay más referencias, no hay incluso más observador que podría observar lo que sea. Es algo por supuesto, como les dirían nuestras Hermanas y Hermanos orientales, como fue explicado - el Absoluto, el Parabrahman - como algo que no podía ser entendido de ninguna manera.
El tiempo de los tambores de la Tierra, el tiempo de los tambores del Cielo, el del despertar de Fénix, esta visión última es siempre precedida, que esto sea individualmente o colectivamente, por un Anuncio. Un Anuncio no es solamente algo que es escuchado, no es solamente algo que vibra, no es solamente traído, en este caso sobre esta Tierra por María, sino que es un sentimiento, un sentimiento que supera todos los sentimientos humanos conocidos o por conocer, al que se podría llamar “Gran Vacío”. Pero un Gran Vacío que no está vacío, sino que al contrario está lleno de todos los posibles, que no necesitan de ser vistos, ni incluso percibidos, ni pensados.
Esta visión última aparece de manera interior. Es el momento en el que no pueden existir más visiones, sobre la pantalla de la conciencia, de lo que sea en relación a vosotros, o en relación con el mundo o los mundos, ni incluso con las dimensiones. La visión última, el Gran Vacío, es también el gran salto. Es el momento en el que sois capaces de no guiaros más, sobre lo que sea de comprensible por la conciencia cualquiera que sea.
Esta visión otorga sobre todo, más allá de toda explicación factible, da en cierto modo una visión de la Vida, y del Regreso, profundamente diferente de lo que habría podido ser antes. Yo diría que el Gran Vacío y la visión última otorgan la inmortalidad. No la inmortalidad del ser o de la conciencia, sino la inmortalidad de lo que nunca nació, de lo que nunca murió y que no está concernido por ninguna vida en manifestación, y que sin embargo va a sostener todas las vidas, todas las manifestaciones, todas las dimensiones, todos los potenciales y todas las demás visiones.
Es el momento en el que hay reconocimiento y reconexión a la última finalidad del por qué de la conciencia, del por qué de la vida, del por qué de las dimensiones. No como justificación, sino como la evidencia de la Vida y la evidencia del No Ser.
La visión última aparece en este momento, no como la finalidad, sino como la emergencia, el Alfa se une al Omega, dirías. Es Oroboros que se muerde la cola. Es el momento en el que veis que no hay ni Alfa ni Omega, y es el momento en el que estáis estabilizados en la visión y en la vibración, si puedo expresarlo, de lo que es llamado ER.
Es un lugar sin lugar, es una forma sin forma, es un color sin color, es una Luz sin Luz - que no tiene nada que ver con la sombra, que no tiene que nada ver con los juegos de sombra y de luz, en este mundo como en todo mundo. Y este momento es un momento privilegiado sobre este mundo, es el momento en el que todo lo que os podía atar, incluso a vuestra propia visión etérica o visión del Corazón, a las conciencias cualesquiera que sean, incluso las más transcendentales, no tienen ninguna importancia. Es el momento, justamente, donde nada parece más importante que esto. Es el momento en el que cesa realmente, concretamente y definitivamente, el principio mismo de la búsqueda.
En esta última visión, es posible por supuesto, tener todas las demás visiones. Es el momento en que vosotros mismos reconocéis que no sois nada de lo que concierne a la conciencia. Entonces, en los tiempos ancestrales, algunos pudieron equiparar esto a Dios, otros también al Gran Espíritu, privados de los calificativos acostumbrados, de las formas o imágenes habituales.
En el período que acaba de concluir desde hace más de un año, finalizaron la Obra al Blanco. La Obra al Blanco es la Luz de lo que llamáis el Sí. Es el reconocimiento en el seno de la forma última que no está afectada por el juego de las dimensiones, de los colores, de los tiempos y de los espacios, e incluso de los mundos, y donde sin embargo subsiste una forma particular de conciencia que está como saturada de alegría, ligada al Samadhi, al éxtasis, a la beatitud, a la paz, a un conjunto de calificativos de este estado maravilloso.
La visión última no puede incluso ser calificada de maravillosa, ella es calificada de Evidente por aquel que la vive, y permite a aquel que lo vive de no hacer de ello un recuerdo, sino de guardar vivo lo que está más allá de lo maravilloso, en cada aliento de su cuerpo, en cada mirada llevada incluso sobre el mundo, y que permite de superar el sentido mismo de una interpretación de cualquier elemento que sea, no porque está desinteresado, sino porque ya lo vivió, devuelto por la conciencia misma, no puede ser más utilizado para jugar con la conciencia.
La visión última es la hermana de la profundidad. Ella ve la Luz Blanca apagarse. Ella ve al Cristo, al Sol, al espíritu de los Elementos eventualmente, pero sabe pertinentemente que no está concernida por nada de esto, y donde sin embargo el Gran Vacío otorga, diría yo, una forma de plenitud como ninguna otra igual y que ya no puede ser más estremecida por cualquier circunstancia que sea, por cualquiera visión que sea, fuera la más pura en el seno de la visión del Corazón.
Es el momento también, del retorno, donde hay como un reconocimiento de que todo viene y de que todo vuelve a esto. Es el momento donde no hay más necesidad de pensar en el Amor, en la Luz, incluso en el Espíritu, entendiendo en cierto modo, con la conciencia ordinaria, el sentimiento real de que todo ya ha sido cumplido, de que no queda nada por cumplir y sobre todo nada que modificar en cualquier circunstancia y en cualquier estado que sea.
La visión última del Gran Vacío otorga una plenitud como ninguna otra igual, que no puede ser calificada más de vibración, que no puede ser calificada más de energía, que no puede ser más calificada incluso respecto a lo que es percibido por la conciencia, incluso sobre los planos más sutiles. La visión última, lo entendieron, justamente no es una visión. Es el momento donde nada más necesita aparecer para justificar lo que sea, es el momento en el que la forma desaparece. Probando esto y viviéndolo, comprendéis entonces plenamente que sois vosotros mismos la Fuente de los mundos, de los Universos, de las dimensiones, y que todo el resto, vivido o visto, son sólo sueños que compartís tal vez con otros hermanos y otras hermanas.
La última visión descristaliza literalmente toda adhesión a cualquier visión que sea, toda participación a cualquiera dimensión que sea. Esta visión última no puede ser localizada, incluso si algunos de nuestros Ancianos, y de nuestros hermanos, dijeron y hablaron del Corazón del Corazón, o encontraron un cierto número de calificativos a este estado - que no es un estado.
Tenéis la Rueda de la Vida, y lo que permite el movimiento de la Rueda de la Vida, es el buje que está en el centro de la rueda, el corazón. Y en el punto más central de este buje de la rueda, hay un punto inmóvil que no gira y que permite sin embargo todos los movimientos de la Vida, en cualquier dirección y en cualquier manifestación que sea de la conciencia.
Es el momento en el que la conciencia, a su regreso, no necesita más de jugar, a lo que sea. En cierto modo, el Gran Vacío de la visión última os llena y os pone en la plenitud, que siempre estuvo presente y aparece estando siempre allí, y no fue reconocida hasta ahora. Es el momento en el que ni la persona ni las dimensiones pueden influir o modificar de ninguna manera lo que sea en el No Ser. No lo pueden representar, no lo pueden describir, y es sin embargo ahí donde se encuentra el origen mismo de la Fuente y el regreso mismo de toda conciencia. Pero no veáis esto en un tiempo, que sea lineal o ultra-temporal, recuerden que es una Evidencia, que no está instalada como una convicción, o como una creencia, sino que deriva directamente, sin esfuerzo alguno, de esta visión última.
No hay más energía, no hay más vibraciones, no hay más órganos, no hay más mundo, no hay más camino, no hay más experiencia, hay solo, al regreso, “la Gran Alegría”, la que no depende de nada, e incluso del Sí, y aún menos de la persona. Esta experiencia es en cierto modo indeleble, ella acompañará sistemáticamente la conciencia cuando ésta entre en manifestación en cualquier mundo que sea.
El Gran Vacío pone fin a toda memoria, a toda experiencia, pero permite también todas las experiencias, y sostiene de hecho todas las experiencias.
A menudo, los Occidentales, los Orientales, han hablado del Sí, de la Unidad; la visión última no necesita todo esto. No es que no existan propiamente dicho, no es que no sea perfectamente tangible, en alguna parte, en algún tiempo, sino que incluso esto es visto como un sueño que sólo pasa.
La visión última da una inmutabilidad que no puede ser alterada por ningún elemento, por ninguna vida o por ninguna historia, sean las que sean.
Vivir la Gran Alegría, es primero vivir el Gran Vacío. Es aceptar ir mucho más allá del Abandono a la Luz o del Sí. Es ir más allá de su propia esencia como Fuente. Es reencontrar verdaderamente la última y la única quintaesencia de la Vida, ya que es todas las vidas y todas las conciencias, así como todos los mundos.
La visión última os hace decir efectivamente - y es completamente real para el que lo vive - que es el conjunto de los mundos, el conjunto de las vidas, pero no es poseído y no posee nada. Sabe que la conciencia es libre, aunque sabe también que él no es la conciencia.
Este Gran Vacío es también una desaparición de la ilusión, pase lo que lo pase con el cuerpo, pase lo que lo pase con este mundo, como con cualquier mundo.
La visión última os da también, a vuestra vuelta, a vivir la ausencia de aislamiento, la ausencia de separación, y la futilidad de cualquier juicio, hacía quien sea, hacía lo que sea.
El Gran Vacío os da una certeza, la de que sois realmente a la vez Dios, a la vez la Fuente, a la vez el Uno y a la vez todas las conciencias, sin tener la necesidad de probarlo o demostrarlo, para vosotros o para nadie. Es el momento en que cada una de vuestras acciones se vuelve efectivamente libre de toda causalidad y de toda implicación.
Hasta hoy y durante este período, en estos tiempos de la Tierra, los Ancianos, las Estrellas y las Hermanas han tratado de expresaros un cierto número de elementos con respecto a lo que se tiene que vivir ahora. Os han hablado del aliento y del Verbo. El Verbo mismo sólo puede venir del Último. Que lo nombréis Último, Última Visión, Absoluto, una vez más sólo son unas palabras que intentan describir lo que no puede ser descrito de ninguna manera, y que va a traducirse para vosotros, sobre todo, por esta Gran Alegría que no depende de nada, y que sobre todo no puede ser quebrada por nada, que sea por este cuerpo, como por vuestras relaciones y hasta, diría, por el fin de un ciclo o el fin de una vida, o el fin de un mundo. Porque sabéis íntimamente que no hay ni principio ni fin, por haber vivido esta visión última.
La visión última es la que os libera de manera definitiva de toda creencia, de toda esperanza, de toda proyección, y también de toda dimensión. Ya no necesitáis expresar una conciencia, la que sea, de hecho ya no necesitáis nada. Porque sabéis en ese momento que sois el mismísimo origen de la conciencia sea cual sea, y que sois vosotros mismos el fin de la conciencia. Preguntas sobre el Amor, preguntas sobre la Verdad, ya no se hacen.
Existe otro marcador que es la aparición, no del canto del cielo y de la Tierra, sino del canto de la Libertad, que fue nombrado el Coro de los Ángeles, pero también el Espíritu del Sol.
La visión última no puede ser buscada, ni incluso ser pensada. Diría que se produce por sí misma en el momento en que soltáis lo que creéis tener, y lo que creéis vivir, sea cual sea la experiencia, sea cual sea la idea que tengáis sobre la conciencia misma.
La visión última os da la libertad de hacer y de actuar en todo estado y en toda forma, como en toda conciencia. Ya no necesitáis atribuiros el campo de conciencia que sea, el campo de experiencia que sea.
En el Gran Vacío hay una capacidad tal para reconocerse más allá de la forma que efectivamente puedo decir que todo está inscrito desde siempre, en toda vida, incluso aquí en este mundo, aunque simplemente haya sido olvidado. Cuando vivís el Gran Vacío en esta visión última, absolutamente todo el resto puede ser olvidado, aunque se quede en vuestra memoria a la vuelta. El olvido hace que seáis libres de todo pasado y de todo futuro, porque sabéis que lo que vivís, aquí en la Tierra como en otra parte, sólo tendrá un tiempo, incluso en los espacios donde la densidad del tiempo no tienen nada que ver con los de la Tierra.
La visión última hace que en vuestra vida nunca busquéis, aquí en esta Tierra, alguna ventaja o algún interés personal. Todos los juegos presentes en la superficie de este mundo entre dos conciencias se viven y se asumen, pero ya no tienen ninguna repercusión sobre la conciencia misma. Y sin embargo no sois indiferentes. Y es en los momentos en que justamente parecéis ausentes o en meditación, que sois el más denso en este mundo, y el más estable. Os reenvío para esto a lo que pudieron expresar mis hermanas Estrellas Gemma, Hildegarde o incluso Ma Ananda Moyi, en cuanto a sus vivencias.
Diría también que es un momento en que la conciencia lo suelta todo, hasta en el seno de la supraconsciencia. Reconocerlo os convierte, y lo sabéis, ha sido expresado por Bidi, en un Liberado Viviente, sometido a las leyes de este mundo cuyo Espíritu es libre.
La visión última, lo dije, es precedida por un canto. Nuestros hermanos orientales lo llamaron el canto de la creación, el OM, el OD si preferís, pero sólo son unas primicias. La conciencia está hecha para ser consciente de ella misma, y consciente también de los mundos y de los universos. No está hecha para reconocerse ella misma más allá de lo que viva o experimente. El Gran Vacío es sin embargo el soporte de todas las manifestaciones y de toda vida, como de todo mundo, como de todo universo y de todo multiverso, pero todavía no es esto.
En la visión última, no hay milagros, no hay maravillas, en el sentido en el que la conciencia podría entenderlo. Sólo está el reconocimiento de la Verdad, libre de toda suposición y de todo compromiso.
La visión última os enseña claramente, en un lugar que es diferente a la conciencia, que la conciencia es a la vez, finalmente, efímera y eterna, pero siendo efímera y eterna, tampoco es la Verdad. Es una verdad relativa que depende, lo sabéis, de un punto de vista y de una dimensión dada.
La visión última es la finalización de la disolución de la conciencia, no del alma pero de la noción de Espíritu separado del Gran Espíritu, e incluso anterior al Gran Espíritu. Hasta diría que engloba el Gran Espíritu, entre una noción de antes y de después. Pero tampoco es anterior, ni posterior, ni es el Gran Espíritu, tampoco puede ser situada, aunque esté en el centro del Centro.
La visión última os marca definitivamente con su sello. Durante todos estos años, la Fuente misma os habló del Juramento y la Promesa. Es el momento en que os dais cuenta de que no sois la conciencia tampoco, y que por supuesto no sois ni este cuerpo, ni esta vida, ni ningún mundo. Estáis liberados de lo que incluso se manifiesta hoy en vosotros, aquí en este mundo, y que fue llamado la co-creación consciente, el Femenino Sagrado, y el estado de Gracia. Ya no necesitáis sentir y vivir todo esto, es el momento en que ya no os hace falta nada, en el sentido del Espíritu, y es cuando sois liberados realmente, no sólo de las creencias, de las costumbres, de los comportamientos, sino que del mundo mismo, y estando sobre este mundo.
Es el momento en que sabéis, en definitiva, más allá de vuestra experiencia de vida, que todo ha sido ya escrito porque no hay nada que escribir, que todo es posible, hasta lo imposible, y que estos calificativos no conciernen en nada a lo que sois.
Es el momento cuando la persona que sois, a la vuelta, ya no necesita ninguna muleta, ningún punto de referencia, ni de entender ningún concepto, pero aceptando por supuesto de jugar al juego de la vida. Ya no hay preguntas sobre el Amor o el no-amor, no solamente porque ya no hay dualidad y hay Unidad, sino que incluso esto representa un juego en el tiempo. Todo conocimiento os resulta superfluo e inútil porque ya no os hace falta ningún conocimiento - sois vosotros mismos el Conocimiento - y todo ello sin necesidad de ver, de sentir o de percibir la prueba que sea, porque os habéis convertido vosotros mismos en la prueba.
El último punto de referencia antes de la visión última, lo sabéis, es la tamboreada del cielo y de la Tierra, es la Llamada de nuestra Madre, que preparará de la mejor manera la disolución del Sí para los que lo acepten.
Retened sobre todo, en este período en que numerosas vibraciones se abren ante vosotros, numerosas percepciones se abren ante vosotros, en la visión del corazón y la visión etérica, sólo incluso a través de los pueblos elementales o a través de vuestros contactos entre vosotros, y entre vosotros y otros planos, que esto sólo pasa y tampoco es la Verdad.
No podéis adheriros a la visión última, no podéis buscarla, no podéis activarla, ni desde el interior. Se revela en cuanto el momento haya llegado. Si me permitís hacer un símil, el fruto está maduro y cae, pero no sois vosotros quienes lo hacen caer, no son siquiera las circunstancias de este mundo, aunque hoy pueda parecer más fácil.
Vuestra mismísima conciencia no puede acceder a ello. No porque haya un bloqueo, sino porque la conciencia misma, incluso la más expandida, no puede reconocerse fuera de la conciencia. Sólo estáis vosotros, en lo que sois más allá de toda conciencia, los que podáis vivirlo. No depende ni de algún salvador, ni de algún momento colectivo, sino que más bien de vosotros mismos, en el momento en el que soltáis vuestra propia conciencia. No hablo aquí del Abandono a la Luz tal como fue ampliamente explicado por el Arcángel Anaël hace años, hablo aquí de una reconexión, en cierto modo, a algún « indecible », que no es portador de nada ya que es el Gran Vacío, y que sin embargo sostiene - y es visto como tal - todas las creaciones. Entonces por supuesto podríamos hablar de Increado, o de « descreado », pero estaríamos todavía lejos de la Verdad.
Como Estrella Visión, mi Presencia podrá apareceros, no visualmente pero mucho más en vuestra conciencia que se apaga, antes de su extinción.
Aunque no haya ningún recuerdo de este Gran Vacío, acordaos que siempre está presente cuando lo habéis vivido, porque no recurrís a los recuerdos, ni a la memoria, ni a algo que no puede ser evitado, ni ser pensado, ni ser huido, algo que está más allá de toda cosa, que no puede ser definido, ni ser explicado, y que sin embargo es conocido.
La visión última está relacionada, obviamente, a la segunda Estrella que ha de aparecer en el cielo y que se está acercando a vosotros. Es por eso que esto ha sido llamado el Juramento y la Promesa o, si preferís también, la estasis. Es efectivamente el momento en el que todo se detiene porque en realidad, nada comenzó un día. Es un momento donde no queda ni Tierra ni cielo ni conciencia. De alguna forma la última visión os libera realmente de la conciencia misma.
Tened presente que es un proceso natural que no requiere de esfuerzo, muy al contrario, que es algo que sólo puede ser experimentado más allá de la conciencia e independientemente de la conciencia. Es el momento donde ya no sabéis más quién vive qué. Ya no sois más una persona, ya no sois más el Sí, ya no sois ni vuestros linajes estelares ni vuestro origen galáctico y que sois anteriores a todo esto.
… Silencio…
Diría incluso que la visión última es el momento cuando comprendéis que no queda ninguna esperanza de lo que sea, porque la esperanza forma parte de los juegos de la conciencia. La idea misma de ser una persona ya ni se asoma siquiera, aunque viváis en una persona.
La visión última os hace un no vidente. Es alguien que ya no necesita de ver, incluso si ve. Es alguien que dejó de ser alguien y que, sin embargo, vive su vida pero sin estar más condicionado por cualquier elemento que sea de esta vida o de cualquier mundo que sea. Está más allá incluso del principio de lo que llamasteis durante el año pasado la asignación vibral, porque la asignación sigue siendo un juego de la conciencia.
Entonces, obviamente, al respecto de los frutos aportados a este mundo, aquél que experimenta la visión última no necesita de justificar o de hacer lo que sea. Cualesquiera sean su vida o su edad, sigue simplemente, sin voluntad alguna, lo que la Vida le propone, aquí como en otras partes.
La visión última da la certeza de que no habrá más movimiento, más vida, más conciencia, ya que se ha convertido en la Verdadera Vida. Además, y sobre todo, la visión última sólo puede ser experimentada si la humildad y la simplicidad están omnipresentes.
Es el momento también cuando podéis servir a todo el mundo porque no necesitáis de nadie en especial porque servís a la Vida y no necesitáis más de alimentar cualquier conciencia que sea.
Vivir la visión última es no marcar diferencia tampoco entre el silencio y el Verbo.
… Silencio…
Es sentirse vivo más allá de toda conciencia y de toda forma, como de toda relación.
… Silencio…
La visión última es mucho más que una herencia o una promesa. Es el estado que abarca todos los demás estados y que ya no es un estado y que ya no necesita de pruebas, de certezas o de experiencias. La misma conciencia sigue en este momento lo que requiere la Vida en este cuerpo, en sus relaciones, en sus actividades.
Si hablamos de la visión última en relación con el mecanismo de la visión sea cual sea – la visión normal, la visión etérica, la visión del Corazón – es el momento cuando ya no hay necesidad de ver lo que sea porque sabéis, sin poder definirlo, que – en el no ver – están todos los “Ver” y que ver algo es nuevamente posible. Podéis desplazaros en los mundos, en las visiones, sin depender de lo que es visto o de lo que es percibido. La visión última queda pues mucho más allá de toda percepción, fuere cual fuere.
La conciencia siempre ha sido considerada en este mundo como propia de los seres sensibles. Sin embargo la conciencia, en definitiva, es la misma en el Sol, en un grano de arena, en un Arcángel, en la más mínima molécula de agua. No hay diferencia. Hay diferencia de vibración, de forma, pero la quintaesencia es exactamente la misma. Solamente el juego de las formas, de las diferentes visiones, de las diferentes percepciones pueden dar a ver diferencias pero en el Gran Vacío no hay diferencias ya que todo está contenido en Él y que todo es recíproco.
De mi parte, no vengo a daros técnicas, ni incluso a deciros cómo dirigir vuestra conciencia mediante la atención para vivir el Verbo, sino que vengo simplemente, en forma alegórica, sutil, a permitiros de orientaros antes de perder todos vuestras referencias. Entonces, obviamente, para el Sí, para la persona, puedo decir que es algo horrible o terrible, porque como sabéis, es lo desconocido, es lo inconcebible. Y, sin embargo, al experimentarlo, todo lo que podía ser del orden del miedo o de la incomprensión desaparece por sí solo. Es el momento, como decía el Comendador, cuando aceptáis de soltarlo todo porque comprendéis que, de hecho, nada estaba mantenido, que todos los soportes, ya sea vuestra conciencia – el tarro, como decía el Comendador – ya sean las sillas, ya sea el cuerpo, no son reales.
Diría que una de las condiciones previas consiste sobre todo en no negar nada a la vez que se refuta todo. Es como quitar poco a poco todos los velos, todos los hábitos, hasta quedar desnudo para darse cuenta de que no había cuerpo, ni siquiera conciencia.
Es el momento en el que ya no queda condicionamiento ni condición incluso, a lo que fuera.
Todo lo que puedo deciros es que – si usáis el Verbo – llevando este Verbo y aquel soplo y esta conciencia en la Estrella Visión o la Puerta Visión o ambas – comprobaréis entonces, que muy rápidamente llegáis hasta los límites de la conciencia. Pero incluso en este momento, hay que ser capaz de soltarlo todo. Si seguís prisioneros todavía de una historia, de una memoria, no iréis más allá, más profundamente. Pero ya es, un primer y un último paso.
La visión última, es también lo que ha sido llamado en vuestra escritura santa, por el bien amado Juan, como el momento en el que laváis vuestras vestiduras en la sangre del cordero, es el momento en el que el Cristo os llama uno por uno. Es el momento en el que desaparecéis. Pero no podéis desaparecer vosotros mismos, pero podéis desaparecer « de » vosotros mismos.
Yo diría que en definitiva era mucho más fácil de vivir este Gran Vacío en el artículo de la muerte - hasta ahora, no era posible porque había todas las construcciones, lo sabéis, a nivel del astral - porque es el momento en el que estáis obligados de soltar lo que apreciabais, es decir vuestro cuerpo de manifestación en este mundo, y el momento en el que transitáis y transitareis en vuestro cuerpo de Êtreté (Eternidad).
Este momento único, anunciado por María, no pondrá final al sueño, sino que pondrá final a todos los sueños, incluso si el sueño sigue un poco. Es el momento en el que no necesitareis más de identificar lo que sea, ni de nombrar lo que sea, porque incluso nombrar os parecerá como diferenciar algo, y entonces de separarlo.
… Silencio…
Esta visión última, que no es una, es la extinción de toda forma de captación de cualquier información que sea. El mejor ejemplo, y esto les fue dicho en numerosas ocasiones - y es efectivamente la verdad más semejante - es el momento en que duermen, porque cuando duermen, el mundo no existe más, y vosotros mismos no existís más. Y sin embargo, se duermen lo más a menudo confiando, porque sabéis que volveréis. Y sin embargo esto no basta para darles la visión última, aunque esto es superponible, pero las consecuencias son diferentes porque vivir la visión última os libera del sueño, y de todo sueño, incluso en el ensueño.
He aquí simplemente lo que tenía que entregarles. Lleven vuestro Verbo y vuestra conciencia sobre Visión, de la misma manera que lleváis vuestra Atención y vuestro Verbo en Teresa, para alinearos a la Gracia. Del mismo modo, de vez en cuando, lleváis vuestro Verbo, vuestro Aliento y vuestra Atención sobre la Estrella Visión y la puerta Visión, es también una preparación para la Llamada de María y a la visión de la segunda Estrella. Es en cierto modo una preparación de la conciencia ella misma que, sin embargo, no puede llegar ahí por ella misma.
… Silencio…
La Visión.
Así que si todos, aquí, y en todas partes, pensamos en la Estrella Visión, solamente en la Estrella, sin la Puerta, y dejamos crecer la percepción, ella va apagarse de ella misma. Incluso si os dormís, esto no será simplemente somnolencia. Recuerden que la prueba no está en lo que es visto, porque no hay nada a ver, sino que la prueba está en lo que sois a vuestro regreso, en el que no dependéis de nada más de dentro ni nada más de fuera. Además, no hay ni dentro ni fuera.
He aquí lo que No Eyes tenía que decirles, retengan también que el sonido, percibido en vuestros capullos de Luz como percibido en el cielo y la Tierra, es el anuncio de este proceso. Alinéense a la Gracia, y luego resuenen en Visión. Verifiquen por ustedes mismos. Acoplen esto con la escucha del sonido, acoplen esto, como será explicado por Maestro Ram, con la respiración, es lo mejor que pueden hacer con vuestra conciencia. Y así como os lo decía Bidi, y al que sólo puedo confirmar, sobre todo nunca contemplen esto como una meta, y aún menos como una finalidad, pues no es ninguno de los dos, es solo la Verdad Absoluta.
Permitid que No Eyes viva en vosotros. Permitid que esta llave que llevo se abra en vosotros. Entonces – y eso será mi manera de saludaros – instalémonos juntos en la irradiación de Visión.
… Silencio…
No Eyes se retira en vosotros. Gratitud para todos vosotros.
… Silencio…
Ya he expresado, en numerosas ocasiones, un cierto número de elementos, que os permiten de situar lo que puede ser visto con los ojos, con el corazón y con la visión etérica. Hoy, voy a intentar expresar con palabras - y sobre todo con la vibración - lo que podría llamar la visión última.
La visión última es aquella donde nada necesita ser visto, nada necesita ser observado, donde nada más aparece. Esta visión última es aquella que no da nada a ver, nada a percibir.
La visión última sería, en cierto modo, la visión del Corazón del Corazón, el momento en el que no hay ni forma, ni color, ni vía, ni camino, el momento en el que la visión última de aquel que está instalado en el Corazón, bañándose en la Luz Blanca y no viendo ya más forma, más conciencia otra que la Luz Blanca, se apaga también. Esta visión, donde no hay nada a ver, es la que permite a la conciencia misma de desquitarse, diría yo, de todo atributo, de toda forma, de todo camino, y de toda idea e incluso de lo que sea.
En la visión última no es posible de guiarse más sobre lo que sea percibido. No hay más referencias, no hay incluso más observador que podría observar lo que sea. Es algo por supuesto, como les dirían nuestras Hermanas y Hermanos orientales, como fue explicado - el Absoluto, el Parabrahman - como algo que no podía ser entendido de ninguna manera.
El tiempo de los tambores de la Tierra, el tiempo de los tambores del Cielo, el del despertar de Fénix, esta visión última es siempre precedida, que esto sea individualmente o colectivamente, por un Anuncio. Un Anuncio no es solamente algo que es escuchado, no es solamente algo que vibra, no es solamente traído, en este caso sobre esta Tierra por María, sino que es un sentimiento, un sentimiento que supera todos los sentimientos humanos conocidos o por conocer, al que se podría llamar “Gran Vacío”. Pero un Gran Vacío que no está vacío, sino que al contrario está lleno de todos los posibles, que no necesitan de ser vistos, ni incluso percibidos, ni pensados.
Esta visión última aparece de manera interior. Es el momento en el que no pueden existir más visiones, sobre la pantalla de la conciencia, de lo que sea en relación a vosotros, o en relación con el mundo o los mundos, ni incluso con las dimensiones. La visión última, el Gran Vacío, es también el gran salto. Es el momento en el que sois capaces de no guiaros más, sobre lo que sea de comprensible por la conciencia cualquiera que sea.
Esta visión otorga sobre todo, más allá de toda explicación factible, da en cierto modo una visión de la Vida, y del Regreso, profundamente diferente de lo que habría podido ser antes. Yo diría que el Gran Vacío y la visión última otorgan la inmortalidad. No la inmortalidad del ser o de la conciencia, sino la inmortalidad de lo que nunca nació, de lo que nunca murió y que no está concernido por ninguna vida en manifestación, y que sin embargo va a sostener todas las vidas, todas las manifestaciones, todas las dimensiones, todos los potenciales y todas las demás visiones.
Es el momento en el que hay reconocimiento y reconexión a la última finalidad del por qué de la conciencia, del por qué de la vida, del por qué de las dimensiones. No como justificación, sino como la evidencia de la Vida y la evidencia del No Ser.
La visión última aparece en este momento, no como la finalidad, sino como la emergencia, el Alfa se une al Omega, dirías. Es Oroboros que se muerde la cola. Es el momento en el que veis que no hay ni Alfa ni Omega, y es el momento en el que estáis estabilizados en la visión y en la vibración, si puedo expresarlo, de lo que es llamado ER.
Es un lugar sin lugar, es una forma sin forma, es un color sin color, es una Luz sin Luz - que no tiene nada que ver con la sombra, que no tiene que nada ver con los juegos de sombra y de luz, en este mundo como en todo mundo. Y este momento es un momento privilegiado sobre este mundo, es el momento en el que todo lo que os podía atar, incluso a vuestra propia visión etérica o visión del Corazón, a las conciencias cualesquiera que sean, incluso las más transcendentales, no tienen ninguna importancia. Es el momento, justamente, donde nada parece más importante que esto. Es el momento en el que cesa realmente, concretamente y definitivamente, el principio mismo de la búsqueda.
En esta última visión, es posible por supuesto, tener todas las demás visiones. Es el momento en que vosotros mismos reconocéis que no sois nada de lo que concierne a la conciencia. Entonces, en los tiempos ancestrales, algunos pudieron equiparar esto a Dios, otros también al Gran Espíritu, privados de los calificativos acostumbrados, de las formas o imágenes habituales.
En el período que acaba de concluir desde hace más de un año, finalizaron la Obra al Blanco. La Obra al Blanco es la Luz de lo que llamáis el Sí. Es el reconocimiento en el seno de la forma última que no está afectada por el juego de las dimensiones, de los colores, de los tiempos y de los espacios, e incluso de los mundos, y donde sin embargo subsiste una forma particular de conciencia que está como saturada de alegría, ligada al Samadhi, al éxtasis, a la beatitud, a la paz, a un conjunto de calificativos de este estado maravilloso.
La visión última no puede incluso ser calificada de maravillosa, ella es calificada de Evidente por aquel que la vive, y permite a aquel que lo vive de no hacer de ello un recuerdo, sino de guardar vivo lo que está más allá de lo maravilloso, en cada aliento de su cuerpo, en cada mirada llevada incluso sobre el mundo, y que permite de superar el sentido mismo de una interpretación de cualquier elemento que sea, no porque está desinteresado, sino porque ya lo vivió, devuelto por la conciencia misma, no puede ser más utilizado para jugar con la conciencia.
La visión última es la hermana de la profundidad. Ella ve la Luz Blanca apagarse. Ella ve al Cristo, al Sol, al espíritu de los Elementos eventualmente, pero sabe pertinentemente que no está concernida por nada de esto, y donde sin embargo el Gran Vacío otorga, diría yo, una forma de plenitud como ninguna otra igual y que ya no puede ser más estremecida por cualquier circunstancia que sea, por cualquiera visión que sea, fuera la más pura en el seno de la visión del Corazón.
Es el momento también, del retorno, donde hay como un reconocimiento de que todo viene y de que todo vuelve a esto. Es el momento donde no hay más necesidad de pensar en el Amor, en la Luz, incluso en el Espíritu, entendiendo en cierto modo, con la conciencia ordinaria, el sentimiento real de que todo ya ha sido cumplido, de que no queda nada por cumplir y sobre todo nada que modificar en cualquier circunstancia y en cualquier estado que sea.
La visión última del Gran Vacío otorga una plenitud como ninguna otra igual, que no puede ser calificada más de vibración, que no puede ser calificada más de energía, que no puede ser más calificada incluso respecto a lo que es percibido por la conciencia, incluso sobre los planos más sutiles. La visión última, lo entendieron, justamente no es una visión. Es el momento donde nada más necesita aparecer para justificar lo que sea, es el momento en el que la forma desaparece. Probando esto y viviéndolo, comprendéis entonces plenamente que sois vosotros mismos la Fuente de los mundos, de los Universos, de las dimensiones, y que todo el resto, vivido o visto, son sólo sueños que compartís tal vez con otros hermanos y otras hermanas.
La última visión descristaliza literalmente toda adhesión a cualquier visión que sea, toda participación a cualquiera dimensión que sea. Esta visión última no puede ser localizada, incluso si algunos de nuestros Ancianos, y de nuestros hermanos, dijeron y hablaron del Corazón del Corazón, o encontraron un cierto número de calificativos a este estado - que no es un estado.
Tenéis la Rueda de la Vida, y lo que permite el movimiento de la Rueda de la Vida, es el buje que está en el centro de la rueda, el corazón. Y en el punto más central de este buje de la rueda, hay un punto inmóvil que no gira y que permite sin embargo todos los movimientos de la Vida, en cualquier dirección y en cualquier manifestación que sea de la conciencia.
Es el momento en el que la conciencia, a su regreso, no necesita más de jugar, a lo que sea. En cierto modo, el Gran Vacío de la visión última os llena y os pone en la plenitud, que siempre estuvo presente y aparece estando siempre allí, y no fue reconocida hasta ahora. Es el momento en el que ni la persona ni las dimensiones pueden influir o modificar de ninguna manera lo que sea en el No Ser. No lo pueden representar, no lo pueden describir, y es sin embargo ahí donde se encuentra el origen mismo de la Fuente y el regreso mismo de toda conciencia. Pero no veáis esto en un tiempo, que sea lineal o ultra-temporal, recuerden que es una Evidencia, que no está instalada como una convicción, o como una creencia, sino que deriva directamente, sin esfuerzo alguno, de esta visión última.
No hay más energía, no hay más vibraciones, no hay más órganos, no hay más mundo, no hay más camino, no hay más experiencia, hay solo, al regreso, “la Gran Alegría”, la que no depende de nada, e incluso del Sí, y aún menos de la persona. Esta experiencia es en cierto modo indeleble, ella acompañará sistemáticamente la conciencia cuando ésta entre en manifestación en cualquier mundo que sea.
El Gran Vacío pone fin a toda memoria, a toda experiencia, pero permite también todas las experiencias, y sostiene de hecho todas las experiencias.
A menudo, los Occidentales, los Orientales, han hablado del Sí, de la Unidad; la visión última no necesita todo esto. No es que no existan propiamente dicho, no es que no sea perfectamente tangible, en alguna parte, en algún tiempo, sino que incluso esto es visto como un sueño que sólo pasa.
La visión última da una inmutabilidad que no puede ser alterada por ningún elemento, por ninguna vida o por ninguna historia, sean las que sean.
Vivir la Gran Alegría, es primero vivir el Gran Vacío. Es aceptar ir mucho más allá del Abandono a la Luz o del Sí. Es ir más allá de su propia esencia como Fuente. Es reencontrar verdaderamente la última y la única quintaesencia de la Vida, ya que es todas las vidas y todas las conciencias, así como todos los mundos.
La visión última os hace decir efectivamente - y es completamente real para el que lo vive - que es el conjunto de los mundos, el conjunto de las vidas, pero no es poseído y no posee nada. Sabe que la conciencia es libre, aunque sabe también que él no es la conciencia.
Este Gran Vacío es también una desaparición de la ilusión, pase lo que lo pase con el cuerpo, pase lo que lo pase con este mundo, como con cualquier mundo.
La visión última os da también, a vuestra vuelta, a vivir la ausencia de aislamiento, la ausencia de separación, y la futilidad de cualquier juicio, hacía quien sea, hacía lo que sea.
El Gran Vacío os da una certeza, la de que sois realmente a la vez Dios, a la vez la Fuente, a la vez el Uno y a la vez todas las conciencias, sin tener la necesidad de probarlo o demostrarlo, para vosotros o para nadie. Es el momento en que cada una de vuestras acciones se vuelve efectivamente libre de toda causalidad y de toda implicación.
Hasta hoy y durante este período, en estos tiempos de la Tierra, los Ancianos, las Estrellas y las Hermanas han tratado de expresaros un cierto número de elementos con respecto a lo que se tiene que vivir ahora. Os han hablado del aliento y del Verbo. El Verbo mismo sólo puede venir del Último. Que lo nombréis Último, Última Visión, Absoluto, una vez más sólo son unas palabras que intentan describir lo que no puede ser descrito de ninguna manera, y que va a traducirse para vosotros, sobre todo, por esta Gran Alegría que no depende de nada, y que sobre todo no puede ser quebrada por nada, que sea por este cuerpo, como por vuestras relaciones y hasta, diría, por el fin de un ciclo o el fin de una vida, o el fin de un mundo. Porque sabéis íntimamente que no hay ni principio ni fin, por haber vivido esta visión última.
La visión última es la que os libera de manera definitiva de toda creencia, de toda esperanza, de toda proyección, y también de toda dimensión. Ya no necesitáis expresar una conciencia, la que sea, de hecho ya no necesitáis nada. Porque sabéis en ese momento que sois el mismísimo origen de la conciencia sea cual sea, y que sois vosotros mismos el fin de la conciencia. Preguntas sobre el Amor, preguntas sobre la Verdad, ya no se hacen.
Existe otro marcador que es la aparición, no del canto del cielo y de la Tierra, sino del canto de la Libertad, que fue nombrado el Coro de los Ángeles, pero también el Espíritu del Sol.
La visión última no puede ser buscada, ni incluso ser pensada. Diría que se produce por sí misma en el momento en que soltáis lo que creéis tener, y lo que creéis vivir, sea cual sea la experiencia, sea cual sea la idea que tengáis sobre la conciencia misma.
La visión última os da la libertad de hacer y de actuar en todo estado y en toda forma, como en toda conciencia. Ya no necesitáis atribuiros el campo de conciencia que sea, el campo de experiencia que sea.
En el Gran Vacío hay una capacidad tal para reconocerse más allá de la forma que efectivamente puedo decir que todo está inscrito desde siempre, en toda vida, incluso aquí en este mundo, aunque simplemente haya sido olvidado. Cuando vivís el Gran Vacío en esta visión última, absolutamente todo el resto puede ser olvidado, aunque se quede en vuestra memoria a la vuelta. El olvido hace que seáis libres de todo pasado y de todo futuro, porque sabéis que lo que vivís, aquí en la Tierra como en otra parte, sólo tendrá un tiempo, incluso en los espacios donde la densidad del tiempo no tienen nada que ver con los de la Tierra.
La visión última hace que en vuestra vida nunca busquéis, aquí en esta Tierra, alguna ventaja o algún interés personal. Todos los juegos presentes en la superficie de este mundo entre dos conciencias se viven y se asumen, pero ya no tienen ninguna repercusión sobre la conciencia misma. Y sin embargo no sois indiferentes. Y es en los momentos en que justamente parecéis ausentes o en meditación, que sois el más denso en este mundo, y el más estable. Os reenvío para esto a lo que pudieron expresar mis hermanas Estrellas Gemma, Hildegarde o incluso Ma Ananda Moyi, en cuanto a sus vivencias.
Diría también que es un momento en que la conciencia lo suelta todo, hasta en el seno de la supraconsciencia. Reconocerlo os convierte, y lo sabéis, ha sido expresado por Bidi, en un Liberado Viviente, sometido a las leyes de este mundo cuyo Espíritu es libre.
La visión última, lo dije, es precedida por un canto. Nuestros hermanos orientales lo llamaron el canto de la creación, el OM, el OD si preferís, pero sólo son unas primicias. La conciencia está hecha para ser consciente de ella misma, y consciente también de los mundos y de los universos. No está hecha para reconocerse ella misma más allá de lo que viva o experimente. El Gran Vacío es sin embargo el soporte de todas las manifestaciones y de toda vida, como de todo mundo, como de todo universo y de todo multiverso, pero todavía no es esto.
En la visión última, no hay milagros, no hay maravillas, en el sentido en el que la conciencia podría entenderlo. Sólo está el reconocimiento de la Verdad, libre de toda suposición y de todo compromiso.
La visión última os enseña claramente, en un lugar que es diferente a la conciencia, que la conciencia es a la vez, finalmente, efímera y eterna, pero siendo efímera y eterna, tampoco es la Verdad. Es una verdad relativa que depende, lo sabéis, de un punto de vista y de una dimensión dada.
La visión última es la finalización de la disolución de la conciencia, no del alma pero de la noción de Espíritu separado del Gran Espíritu, e incluso anterior al Gran Espíritu. Hasta diría que engloba el Gran Espíritu, entre una noción de antes y de después. Pero tampoco es anterior, ni posterior, ni es el Gran Espíritu, tampoco puede ser situada, aunque esté en el centro del Centro.
La visión última os marca definitivamente con su sello. Durante todos estos años, la Fuente misma os habló del Juramento y la Promesa. Es el momento en que os dais cuenta de que no sois la conciencia tampoco, y que por supuesto no sois ni este cuerpo, ni esta vida, ni ningún mundo. Estáis liberados de lo que incluso se manifiesta hoy en vosotros, aquí en este mundo, y que fue llamado la co-creación consciente, el Femenino Sagrado, y el estado de Gracia. Ya no necesitáis sentir y vivir todo esto, es el momento en que ya no os hace falta nada, en el sentido del Espíritu, y es cuando sois liberados realmente, no sólo de las creencias, de las costumbres, de los comportamientos, sino que del mundo mismo, y estando sobre este mundo.
Es el momento en que sabéis, en definitiva, más allá de vuestra experiencia de vida, que todo ha sido ya escrito porque no hay nada que escribir, que todo es posible, hasta lo imposible, y que estos calificativos no conciernen en nada a lo que sois.
Es el momento cuando la persona que sois, a la vuelta, ya no necesita ninguna muleta, ningún punto de referencia, ni de entender ningún concepto, pero aceptando por supuesto de jugar al juego de la vida. Ya no hay preguntas sobre el Amor o el no-amor, no solamente porque ya no hay dualidad y hay Unidad, sino que incluso esto representa un juego en el tiempo. Todo conocimiento os resulta superfluo e inútil porque ya no os hace falta ningún conocimiento - sois vosotros mismos el Conocimiento - y todo ello sin necesidad de ver, de sentir o de percibir la prueba que sea, porque os habéis convertido vosotros mismos en la prueba.
El último punto de referencia antes de la visión última, lo sabéis, es la tamboreada del cielo y de la Tierra, es la Llamada de nuestra Madre, que preparará de la mejor manera la disolución del Sí para los que lo acepten.
Retened sobre todo, en este período en que numerosas vibraciones se abren ante vosotros, numerosas percepciones se abren ante vosotros, en la visión del corazón y la visión etérica, sólo incluso a través de los pueblos elementales o a través de vuestros contactos entre vosotros, y entre vosotros y otros planos, que esto sólo pasa y tampoco es la Verdad.
No podéis adheriros a la visión última, no podéis buscarla, no podéis activarla, ni desde el interior. Se revela en cuanto el momento haya llegado. Si me permitís hacer un símil, el fruto está maduro y cae, pero no sois vosotros quienes lo hacen caer, no son siquiera las circunstancias de este mundo, aunque hoy pueda parecer más fácil.
Vuestra mismísima conciencia no puede acceder a ello. No porque haya un bloqueo, sino porque la conciencia misma, incluso la más expandida, no puede reconocerse fuera de la conciencia. Sólo estáis vosotros, en lo que sois más allá de toda conciencia, los que podáis vivirlo. No depende ni de algún salvador, ni de algún momento colectivo, sino que más bien de vosotros mismos, en el momento en el que soltáis vuestra propia conciencia. No hablo aquí del Abandono a la Luz tal como fue ampliamente explicado por el Arcángel Anaël hace años, hablo aquí de una reconexión, en cierto modo, a algún « indecible », que no es portador de nada ya que es el Gran Vacío, y que sin embargo sostiene - y es visto como tal - todas las creaciones. Entonces por supuesto podríamos hablar de Increado, o de « descreado », pero estaríamos todavía lejos de la Verdad.
Como Estrella Visión, mi Presencia podrá apareceros, no visualmente pero mucho más en vuestra conciencia que se apaga, antes de su extinción.
Aunque no haya ningún recuerdo de este Gran Vacío, acordaos que siempre está presente cuando lo habéis vivido, porque no recurrís a los recuerdos, ni a la memoria, ni a algo que no puede ser evitado, ni ser pensado, ni ser huido, algo que está más allá de toda cosa, que no puede ser definido, ni ser explicado, y que sin embargo es conocido.
La visión última está relacionada, obviamente, a la segunda Estrella que ha de aparecer en el cielo y que se está acercando a vosotros. Es por eso que esto ha sido llamado el Juramento y la Promesa o, si preferís también, la estasis. Es efectivamente el momento en el que todo se detiene porque en realidad, nada comenzó un día. Es un momento donde no queda ni Tierra ni cielo ni conciencia. De alguna forma la última visión os libera realmente de la conciencia misma.
Tened presente que es un proceso natural que no requiere de esfuerzo, muy al contrario, que es algo que sólo puede ser experimentado más allá de la conciencia e independientemente de la conciencia. Es el momento donde ya no sabéis más quién vive qué. Ya no sois más una persona, ya no sois más el Sí, ya no sois ni vuestros linajes estelares ni vuestro origen galáctico y que sois anteriores a todo esto.
… Silencio…
Diría incluso que la visión última es el momento cuando comprendéis que no queda ninguna esperanza de lo que sea, porque la esperanza forma parte de los juegos de la conciencia. La idea misma de ser una persona ya ni se asoma siquiera, aunque viváis en una persona.
La visión última os hace un no vidente. Es alguien que ya no necesita de ver, incluso si ve. Es alguien que dejó de ser alguien y que, sin embargo, vive su vida pero sin estar más condicionado por cualquier elemento que sea de esta vida o de cualquier mundo que sea. Está más allá incluso del principio de lo que llamasteis durante el año pasado la asignación vibral, porque la asignación sigue siendo un juego de la conciencia.
Entonces, obviamente, al respecto de los frutos aportados a este mundo, aquél que experimenta la visión última no necesita de justificar o de hacer lo que sea. Cualesquiera sean su vida o su edad, sigue simplemente, sin voluntad alguna, lo que la Vida le propone, aquí como en otras partes.
La visión última da la certeza de que no habrá más movimiento, más vida, más conciencia, ya que se ha convertido en la Verdadera Vida. Además, y sobre todo, la visión última sólo puede ser experimentada si la humildad y la simplicidad están omnipresentes.
Es el momento también cuando podéis servir a todo el mundo porque no necesitáis de nadie en especial porque servís a la Vida y no necesitáis más de alimentar cualquier conciencia que sea.
Vivir la visión última es no marcar diferencia tampoco entre el silencio y el Verbo.
… Silencio…
Es sentirse vivo más allá de toda conciencia y de toda forma, como de toda relación.
… Silencio…
La visión última es mucho más que una herencia o una promesa. Es el estado que abarca todos los demás estados y que ya no es un estado y que ya no necesita de pruebas, de certezas o de experiencias. La misma conciencia sigue en este momento lo que requiere la Vida en este cuerpo, en sus relaciones, en sus actividades.
Si hablamos de la visión última en relación con el mecanismo de la visión sea cual sea – la visión normal, la visión etérica, la visión del Corazón – es el momento cuando ya no hay necesidad de ver lo que sea porque sabéis, sin poder definirlo, que – en el no ver – están todos los “Ver” y que ver algo es nuevamente posible. Podéis desplazaros en los mundos, en las visiones, sin depender de lo que es visto o de lo que es percibido. La visión última queda pues mucho más allá de toda percepción, fuere cual fuere.
La conciencia siempre ha sido considerada en este mundo como propia de los seres sensibles. Sin embargo la conciencia, en definitiva, es la misma en el Sol, en un grano de arena, en un Arcángel, en la más mínima molécula de agua. No hay diferencia. Hay diferencia de vibración, de forma, pero la quintaesencia es exactamente la misma. Solamente el juego de las formas, de las diferentes visiones, de las diferentes percepciones pueden dar a ver diferencias pero en el Gran Vacío no hay diferencias ya que todo está contenido en Él y que todo es recíproco.
De mi parte, no vengo a daros técnicas, ni incluso a deciros cómo dirigir vuestra conciencia mediante la atención para vivir el Verbo, sino que vengo simplemente, en forma alegórica, sutil, a permitiros de orientaros antes de perder todos vuestras referencias. Entonces, obviamente, para el Sí, para la persona, puedo decir que es algo horrible o terrible, porque como sabéis, es lo desconocido, es lo inconcebible. Y, sin embargo, al experimentarlo, todo lo que podía ser del orden del miedo o de la incomprensión desaparece por sí solo. Es el momento, como decía el Comendador, cuando aceptáis de soltarlo todo porque comprendéis que, de hecho, nada estaba mantenido, que todos los soportes, ya sea vuestra conciencia – el tarro, como decía el Comendador – ya sean las sillas, ya sea el cuerpo, no son reales.
Diría que una de las condiciones previas consiste sobre todo en no negar nada a la vez que se refuta todo. Es como quitar poco a poco todos los velos, todos los hábitos, hasta quedar desnudo para darse cuenta de que no había cuerpo, ni siquiera conciencia.
Es el momento en el que ya no queda condicionamiento ni condición incluso, a lo que fuera.
Todo lo que puedo deciros es que – si usáis el Verbo – llevando este Verbo y aquel soplo y esta conciencia en la Estrella Visión o la Puerta Visión o ambas – comprobaréis entonces, que muy rápidamente llegáis hasta los límites de la conciencia. Pero incluso en este momento, hay que ser capaz de soltarlo todo. Si seguís prisioneros todavía de una historia, de una memoria, no iréis más allá, más profundamente. Pero ya es, un primer y un último paso.
La visión última, es también lo que ha sido llamado en vuestra escritura santa, por el bien amado Juan, como el momento en el que laváis vuestras vestiduras en la sangre del cordero, es el momento en el que el Cristo os llama uno por uno. Es el momento en el que desaparecéis. Pero no podéis desaparecer vosotros mismos, pero podéis desaparecer « de » vosotros mismos.
Yo diría que en definitiva era mucho más fácil de vivir este Gran Vacío en el artículo de la muerte - hasta ahora, no era posible porque había todas las construcciones, lo sabéis, a nivel del astral - porque es el momento en el que estáis obligados de soltar lo que apreciabais, es decir vuestro cuerpo de manifestación en este mundo, y el momento en el que transitáis y transitareis en vuestro cuerpo de Êtreté (Eternidad).
Este momento único, anunciado por María, no pondrá final al sueño, sino que pondrá final a todos los sueños, incluso si el sueño sigue un poco. Es el momento en el que no necesitareis más de identificar lo que sea, ni de nombrar lo que sea, porque incluso nombrar os parecerá como diferenciar algo, y entonces de separarlo.
… Silencio…
Esta visión última, que no es una, es la extinción de toda forma de captación de cualquier información que sea. El mejor ejemplo, y esto les fue dicho en numerosas ocasiones - y es efectivamente la verdad más semejante - es el momento en que duermen, porque cuando duermen, el mundo no existe más, y vosotros mismos no existís más. Y sin embargo, se duermen lo más a menudo confiando, porque sabéis que volveréis. Y sin embargo esto no basta para darles la visión última, aunque esto es superponible, pero las consecuencias son diferentes porque vivir la visión última os libera del sueño, y de todo sueño, incluso en el ensueño.
He aquí simplemente lo que tenía que entregarles. Lleven vuestro Verbo y vuestra conciencia sobre Visión, de la misma manera que lleváis vuestra Atención y vuestro Verbo en Teresa, para alinearos a la Gracia. Del mismo modo, de vez en cuando, lleváis vuestro Verbo, vuestro Aliento y vuestra Atención sobre la Estrella Visión y la puerta Visión, es también una preparación para la Llamada de María y a la visión de la segunda Estrella. Es en cierto modo una preparación de la conciencia ella misma que, sin embargo, no puede llegar ahí por ella misma.
… Silencio…
La Visión.
Así que si todos, aquí, y en todas partes, pensamos en la Estrella Visión, solamente en la Estrella, sin la Puerta, y dejamos crecer la percepción, ella va apagarse de ella misma. Incluso si os dormís, esto no será simplemente somnolencia. Recuerden que la prueba no está en lo que es visto, porque no hay nada a ver, sino que la prueba está en lo que sois a vuestro regreso, en el que no dependéis de nada más de dentro ni nada más de fuera. Además, no hay ni dentro ni fuera.
He aquí lo que No Eyes tenía que decirles, retengan también que el sonido, percibido en vuestros capullos de Luz como percibido en el cielo y la Tierra, es el anuncio de este proceso. Alinéense a la Gracia, y luego resuenen en Visión. Verifiquen por ustedes mismos. Acoplen esto con la escucha del sonido, acoplen esto, como será explicado por Maestro Ram, con la respiración, es lo mejor que pueden hacer con vuestra conciencia. Y así como os lo decía Bidi, y al que sólo puedo confirmar, sobre todo nunca contemplen esto como una meta, y aún menos como una finalidad, pues no es ninguno de los dos, es solo la Verdad Absoluta.
Permitid que No Eyes viva en vosotros. Permitid que esta llave que llevo se abra en vosotros. Entonces – y eso será mi manera de saludaros – instalémonos juntos en la irradiación de Visión.
… Silencio…
No Eyes se retira en vosotros. Gratitud para todos vosotros.
mialmadediamante.blogspot.com