Seth: Cómo el pensamiento da forma a la materia.

- PUNTOS COORDENADOS

Dadnos un momento.
(Siguió una pausa de dos minutos que terminó a las 22.04.)

Capítulo cinco.

Mientras leéis las palabras que encabezan esta página, os dais
cuenta de que la información que estáis recibiendo no es atributo de las letras que forman las palabras propiamente dichas. La línea impresa no contiene información: transmite información. ¿Dónde está entonces la información que se está transmitiendo, si no está al comienzo de la página?

(Pausa.)

La misma pregunta, por supuesto, se puede aplicar cuando estáis leyendo un periódico, o cuando habláis con otra persona. Vuestras palabras en sí mismas comunican información, sentimientos o pensamientos. Obviamente los sentimientos o los pensamientos, y las palabras, no son la misma cosa. Las letras del encabezado de esta página son símbolos, y vosotros habéis acordado distintos significados conectados a ellas. Sin ni siquiera pensarlo, dais por sentado que los símbolos –las letras– no son la realidad –la información o pensamiento– que intentan comunicar.

Ahora, de la misma manera, os estoy diciendo que los objetos son también símbolos que representan una realidad cuyo significado transmiten los objetos, al igual que lo hacen las letras. La verdadera información no está en los objetos, al igual que el pensamiento tampoco está en las letras o en las palabras. La palabra es un método de expresión. También lo son los objetos físicos, pero en un medio diferente. Os habéis acostumbrado a la idea de que os expresáis directamente por medio de la palabra. Podéis oíros a vosotros mismos cuando las emitís. Podéis sentir cómo se mueven los músculos de la garganta, y, si estáis alerta, podéis percibir una multitud de reacciones en vuestro cuerpo, acciones que acompañan a vuestra palabra.

(22.29.) Los objetos físicos son el resultado de otro tipo de expresión. Sois vosotros los que los creáis, de igual manera que creáis la palabra. No quiero decir que los creéis sólo con vuestras manos, o que los manufacturéis. Quiero decir que los objetos son una consecuencia natural de la evolución de vuestra especie, como lo son las palabras. Sin embargo, examinad por un momento el conocimiento que tenéis sobre el habla. Aunque oís las palabras y reconocéis su conveniencia y aunque puedan expresar más o menos vuestro sentimiento, no son realmente vuestro sentimiento, y hay siempre una brecha entre el pensamiento y su expresión.

Vuestra confianza en la palabra comienza a desvanecerse cuando os dais cuenta de que, cuando comenzáis una frase, no sabéis exactamente cómo vais a acabarla, o cómo formáis las palabras. No tenéis conocimiento consciente de cómo manipuláis una asombrosa pirámide de símbolos, ni de cómo escogéis precisamente aquellos que necesitáis para expresar cierto pensamiento. Si vamos a eso, tampoco sabéis cómo pensáis.

No sabéis cómo traducís al pensamiento los símbolos que están al comienzo de esta página, o de qué manera los almacenáis, o cómo los hacéis vuestros. Si los mecanismos del habla normal os son tan poco conocidos a nivel consciente, no resulta sorprendente que seáis igualmente inconscientes de otras tareas más complicadas que también realizáis, tales como la constante creación de vuestro entorno físico como método de comunicación y expresión.

Sólo desde ese punto de vista se puede entender la verdadera naturaleza de la materia física. Únicamente comprendiendo la naturaleza de esta constante expresión de pensamientos y deseos –no sólo mediante palabras, sino también mediante objetos físicos– podéis daros cuenta de vuestra verdadera independencia de las circunstancias, el tiempo y el entorno.

Podéis tomar un descanso ahora. (Sonrisa. Eran las 22.36.) Una nota: estoy muy contento...

(–¿De qué, Seth?)

Estoy muy complacido con el principio de mi capítulo, porque creo que he conseguido una analogía, una verdadera analogía, que liberará al lector del lazo artificial con la forma física. Cuando vea que se trata de un método de su propia creación, comprenderá el alcance de su creatividad.

(22.38. Jane había tenido un buen trance, aunque con ritmo algo lento. Dijo que la pausa de dos minutos que hubo al principio de la transmisión tuvo lugar porque ella estaba «obsesionada» conscientemente con la idea de cómo iría Seth a comenzar el capítulo cinco. También se daba cuenta de que, si se limitaba a estar «tranquilamente sentada», Seth haría bien las cosas por sí mismo.)

(Jane recibió muchas imágenes mientras Seth hablaba. Él tenía clara en su mente la idea para este capítulo, dijo, y con extraordinaria viveza estaba «imprimiendo» en ella la idea de la materia usada como medio de comunicación. Pero Jane no podía describir las imágenes que había visto.)

(Mientras me contaba esto, recordó de repente que, durante una parte de la transmisión, le pareció como si estuviera de pie al lado de la librería que va del suelo al techo y divide su estudio de nuestra sala de estar, a unos dos metros de distancia de la mecedora que usa normalmente en las sesiones.)

(Jane tenía un recuerdo ahora como de haber transmitido parte de los datos de Seth desde el área de la librería, de haber visto la sala de estar desde otro punto de vista. No recordaba haber salido de su cuerpo. «Me ha vuelto como si fuera un sueño», dijo. Tampoco podía recordar nada más sobre el episodio. No se acordaba de verse a sí misma en la mecedora, por ejemplo, o de haberme visto a mí sentado en el sofá tomando notas. Estaba bastante intrigada con la idea de estar fuera del cuerpo, y poder verse a sí misma transmitiendo el material de Seth.)

(Continuamos a las 22.56.) Bien. Es fácil ver el hecho de que traducís los sentimientos en palabras, expresiones del cuerpo o gestos, pero no resulta tan fácil darse cuenta de que sois vosotros los que formáis vuestro cuerpo físico con el mismo poco esfuerzo e inconsciencia con que traducís los sentimientos a símbolos que luego se transforman en palabras.

(Larga pausa a las 23.01.) Estoy seguro de que habéis oído con anterioridad la expresión de que el entorno expresa la personalidad particular del individuo. Os digo que ésta es una verdad literal y no simbólica. Las letras del comienzo de esta página sólo tienen la realidad de la tinta y el papel. La información que contienen es invisible. Este libro en sí mismo, como objeto, es sólo tinta y papel. Es un portador de información.

Podéis quizá argüir que el libro fue fabricado físicamente, y no emergió repentinamente del cráneo de Ruburt ya impreso y encuadernado. Y vosotros, por vuestra parte, tuvisteis que pedir prestado el libro o comprarlo, así que podríais pensar: «Desde luego, no soy yo quien crea el libro, como creo mis palabras». Pero, antes de que hayamos terminado, veremos que, básicamente hablando, cada uno de vosotros crea el libro que tiene en sus manos, y que la totalidad de vuestro entorno físico brota tan naturalmente de vuestra mente interna como brotan las palabras de vuestros labios, y que el hombre forma los objetos físicos tan inconsciente y automáticamente como produce su respiración.

Final del dictado por esta noche. (Sonrisa.)

(–Buenas noches, Seth, y gracias. –23.14.)


SESIÓN 524, 20 DE ABRIL DE 1970 - 21.18 LUNES

(Jane no se sentía particularmente bien esa noche, pero decidió tener la sesión para ver qué ocurría. Cuando empezó a hablar su ritmo era bastante lento y tenía los ojos cerrados casi todo el tiempo.)

Buenas noches.

(–Buenas noches, Seth.)

Sigamos con nuestro libro. Los aspectos peculiares, particulares de vuestro mundo físico dependen de vuestra existencia y del enfoque que tengáis en él. El universo físico no contiene, por ejemplo, objetos físicos con solidez, anchura y profundidad, para aquellos cuya existencia no transcurre en su interior.

Otros tipos de consciencia coexisten dentro del mismo «espacio» que ocupa vuestro mundo. Ellas no pueden percibir vuestros objetos físicos, ya que su realidad se compone de una estructura de camuflaje distinta. Vosotros no las percibís y, normalmente, ellas no os perciben tampoco a vosotros. Ésta es, sin embargo, una afirmación general, ya que varios puntos de vuestras realidades pueden coincidir, y de hecho coinciden, por así decirlo.

A estos puntos no se los reconoce como tales, pero son puntos de lo que vosotros podríais llamar doble realidad, que contienen un gran potencial de energía; verdaderamente son puntos de coordenadas donde convergen las realidades. Existen puntos de coordenadas principales, matemáticamente puros, fuentes de una energía fantástica, y puntos de coordenadas subordinados, muy vastos en número.

(Larga pausa a las 21.29.) Existen cuatro puntos de coordenadas absolutas que interceptan todas las realidades. Esos puntos de coordenadas actúan como canales a través de los cuales fluye la energía, y son como urdimbres o caminos invisibles que van de una realidad a otra. También actúan como transformadores y suministran mucha de la energía generadora que hace que la creación sea continua, hablando en vuestros términos. (Muchas pausas.)

Vuestro espacio está lleno de estos puntos subordinados que son muy importantes, como veréis más adelante, pues os permiten transformar los pensamientos y emociones en materia física. Cuando un pensamiento o una emoción alcanza cierta intensidad, atrae automáticamente el poder de uno de estos puntos subordinados y queda, por consiguiente, altamente cargado y en cierto modo magnificado, aunque no en tamaño.

Estos puntos afectan a lo que vosotros llamáis tiempo, y también al espacio. Existen, sin embargo, ciertos puntos en el tiempo y en el espacio (usando vuestros términos otra vez) que son más favorables que otros, donde tanto las ideas como la materia reciben una carga más alta. Hablando prácticamente, esto significa que los edificios tienen ahí mayor duración, y que allí las ideas, unidas a una forma, resultan prácticamente eternas. Las pirámides, por ejemplo, son uno de los casos en que esto ocurre.

(Ritmo lento a las 21.43.) Estos puntos de coordenadas –absolutas, principales o subordinadas– representan acumulaciones o vestigios de energía pura, extremadamente pequeños –si pensáis en función del tamaño–, más que cualquiera de las partículas que conocen vuestros científicos, pero compuestos de pura energía. Pero incluso esta energía debe ser activada; permanece dormida si esto no se hace, y no puede ser activada físicamente.

(21.50.) He aquí algunas pistas que os podrían servir de ayuda, o quizá a los matemáticos. Hay una minúscula alteración de la fuerza de gravedad en la vecindad de todos esos puntos, incluso en la de los subordinados, y todas las llamadas leyes físicas sufren, hasta cierto punto, una oscilación en su vecindad. Los puntos subordinados también sirven en cierta manera como soporte, como intensificaciones estructurales dentro del invisible tejido de energía que conforma todas las realidades y todas las manifestaciones. Sean sólo vestigios o acumulaciones de pura energía, existe una gran diferencia entre la cantidad de energía disponible en los diversos puntos subordinados y entre los puntos principales y los absolutos.

Podéis tomar vuestro descanso.

(21.57. Jane se sentía mejor ahora. Se sorprendió cuando le dije que su ritmo había sido muy lento. Cuando está en trance no tiene consciencia de que hace pausas, ni de su número. «No tengo el menor sentido del tiempo cuando estoy en ese estado –dijo–. Mi espacio está lleno. No conozco otra manera de expresarlo...»)

(Continuamos al mismo ritmo a las 22.17.)

Por tanto, éstos son puntos de energía concentrada. Los puntos subordinados son mucho más comunes y, hablando de una manera práctica, afectan vuestras ocupaciones diarias. Hay lugares que son mejores que otros para construir casas o estructuras, puntos en los que la salud y la vitalidad resultan fortalecidas, donde –si las demás condiciones son iguales– las plantas crecerán y florecerán, y donde parecen encontrarse todas las condiciones benéficas.

Algunas personas son capaces de sentir esos lugares instintivamente; ello ocurre dentro de ciertos ángulos formados por puntos coordenados. Obviamente los puntos no son físicos, es decir, no son visibles aunque se puedan determinar matemáticamente. Pero se los puede sentir como energía intensificada.

(22.23.) En cualquier habitación hay áreas particulares en las que las plantas crecerán más efectivamente que en otras, suponiendo que ambas áreas contengan todos los requisitos necesarios, como la luz. Todo vuestro espacio está impregnado de estos puntos coordenados, lo que da lugar a que se formen ciertos ángulos invisibles.

(22.26.) Para simplificar, algunos ángulos están más «en las afueras» que otros, y serán menos favorables a todas las condiciones de crecimiento y actividad. Cuando hablemos de estos ángulos los vamos a tratar como tridimensionales, aunque, por supuesto, son multidimensionales. Dado que la naturaleza de estos ángulos no es el tema principal de mi libro, no es posible explicarlos extensamente aquí. En ciertos momentos parecen ser más fuertes que en otros, aunque estas diferencias no tienen nada que ver con la naturaleza de los puntos coordenados, ni con la del tiempo. Hay otros elementos que los afectan; pero no necesitamos preocuparnos por ellos ahora.

(22.31.) Los puntos de energía concentrada se activan por medio de intensidades emocionales que están perfectamente dentro de vuestro alcance normal. Vuestros propios sentimientos y emociones activan estas coordenadas, aunque no las conozcáis. Por consiguiente, se añade una mayor cantidad de energía a ese pensamiento o sentimiento original, y se acelera su proyección hacia la materia física, independientemente de la naturaleza del sentimiento.

En otras palabras, estos puntos son como generadores invisibles de energía que se activan cuando un pensamiento o sentimiento emocional con la suficiente intensidad entra en contacto con ellos. A su vez, estos puntos intensifican la causa que los activa de una manera bastante neutra.

Estamos transmitiendo este material con cierta lentitud, puesto que es nuevo, pero principalmente porque quiero expresarlo en los términos más precisos; y, como Ruburt carece de formación científica, debo poner en juego toda mi inventiva.

Podéis tomaros un descanso.

(De 22.39 a 23.14.)

Ahora bien: simplificando, la experiencia subjetiva de una consciencia se expresa automáticamente como unidades de energía electromagnéticas, las cuales existen «por debajo» del alcance de la materia física. Son, si así lo preferís, partículas incipientes que aún no han emergido en la materia.

Estas unidades son emanaciones naturales de todos los tipos de consciencia. Son formaciones invisibles que resultan de la reacción a cualquier tipo de estímulo. Normalmente no están aisladas, sino que se unen obedeciendo a ciertas leyes, y cambian tanto su forma como su pulsación. Su «duración» depende de la intensidad original que encierran, es decir, de la intensidad del pensamiento, la emoción, los estímulos o la reacción originales que las generó.

(23.21.) Simplificando otra vez, os digo que, en ciertas condiciones, pueden llegar a condensarse en forma de materia. Aquellas unidades electromagnéticas que tengan la suficiente intensidad activan automáticamente los puntos coordenados subordinados de los que os he hablado. Por tanto, éstas se aceleran y se condensan en materia mucho más rápido, hablando en vuestros términos, que las unidades de menor intensidad. A estas unidades, las moléculas les parecerían tan grandes como planetas. Los átomos, moléculas, planetas y estas unidades de energía electromagnética son simplemente manifestaciones diferentes de los mismos principios que permiten la existencia a estas unidades. Es sólo vuestra posición relativa, vuestro enfoque dentro de un espacio y un tiempo aparentes, lo que las hace parecer tan improbables.

Cada pensamiento o emoción, por tanto, existe como una unidad de energía electromagnética o como combinación de ellas en ciertas condiciones, y, con la ayuda de los puntos subordinados, frecuentemente emergen en los componentes básicos de la materia física. Esta aparición como materia física ocurre como «resultado» neutro, independientemente de la naturaleza del pensamiento o emoción dados. Las imágenes mentales, acompañadas de una emoción intensa, son por tanto un anteproyecto a partir del cual aparecerán –hablando en vuestros términos– los correspondientes objetos, condiciones o acontecimientos físicos.

Bien. Fin del dictado. ¿Tenéis alguna pregunta?

(–No.)

Nuestro capítulo cinco va muy bien. Mis más cariñosos saludos, y que paséis una buena noche.

(–Buenas noches, Seth, y muchas gracias. –23.32.)


SESIÓN 525, 22 DE ABRIL DE 1970 - 21.14 MIÉRCOLES

(Esa noche el dictado del libro de Seth estuvo precedido de cuatro páginas de material personal, que hemos omitido. Continuamos, después de una pausa, a las 22.03.)

La intensidad de un sentimiento, pensamiento o imagen mental, es, por consiguiente, el elemento importante que determina su posterior materialización física.

La intensidad es el núcleo sobre el que se forman las unidades de energía electromagnética. Cuanto más intenso sea el núcleo, más rápida será la materialización física. Esto se aplica independientemente de que la imagen mental sea de terror o de gozo. Bien. Aquí tenemos un problema importante: si vuestra configuración mental es muy intensa y tenéis imágenes mentales muy vívidas y de fuerte carga emocional, esas imágenes originarán muy rápidamente acontecimientos físicos. Igualmente si sois de naturaleza muy pesimista, dados a pensamientos y sentimientos de desastres en potencia, estos pensamientos se reproducirán con bastante fidelidad en vuestra experiencia.

Cuanto más intensa sea vuestra imaginación, más importante será, por ello, que seáis conscientes de los métodos a través de los cuales la experiencia interna se convierte en realidad física. Vuestros pensamientos y emociones comienzan el proceso de realización física en el momento de su concepción. Si resulta que vivís en un área donde la concentración de puntos coordenados es fuerte –una de esas áreas de las que os he hablado que son inusitadamente propicias–, parecerá que estáis inundados por enfermedades y desgracias, si ésa es la naturaleza de vuestros pensamientos, ya que todo pensamiento es así de fértil en vuestro entorno. Por otro lado, si vuestros pensamientos y experiencias subjetivas están lo bastante equilibrados, son optimistas y creativos de una manera constructiva, entonces os parecerá que habéis sido bendecidos por una suerte inusitada, ya que vuestras placenteras suposiciones se volverán rápidamente verdad.

En vuestro país [Estados Unidos], la costa oeste, partes de la costa este, Utah, los grandes lagos, el área de Chicago, el área de Minneápolis y algunas otras áreas sur–occidentales, están en esos sectores de excelente actividad coordenada. La materialización ocurrirá muy rápidamente y, por tanto, el potencial tanto constructivo como destructivo es muy alto.

(22.20.) Ahora bien: estos puntos coordenados activan por sí mismos el comportamiento de los átomos y las moléculas al igual que, por ejemplo, el sol ayuda al crecimiento de las plantas. Las coordenadas activan el comportamiento generador de átomos y moléculas, y amplían en gran manera su capacidad de cooperación, es decir, su tendencia a agruparse en organizaciones y grupos estructurales.

Los puntos coordenados magnifican o intensifican el comportamiento, la espontaneidad latente inherente a la materia física. Actúan como generadores psíquicos, impulsando a la forma física lo que aún no es tal.

Ahora podéis tomar un descanso.

(De 22.25 a 22.38.)

Bien. Éste no es un libro técnico, de modo que no es éste el momento o el lugar para hablar extensamente de la acción, el comportamiento, o los efectos de estos puntos coordenados, ni tampoco de las unidades de energía electromagnética (esas emanaciones naturales de la consciencia de las que os he hablado). Sin embargo, quiero que se sepa que los pensamientos y emociones se transforman en materia física mediante métodos muy definidos y por medio de leyes bastante válidas, a pesar de que puedan ser desconocidas en el presente.

En otras partes de El material de Seth se explicarán esos procesos claramente para aquellos que deseen ahondar en el tema, o aquellos que estén interesados desde un punto de vista científico. Aquí sólo tratamos esos puntos porque tocan directamente el aspecto multidimensional de la personalidad. Ellos os permiten materializar ciertas experiencias subjetivas dentro de la realidad tridimensional. Antes de dejar este tema, sin embargo, permitidme recordaros que estas emanaciones aparecen en distintos grados en toda consciencia y no únicamente en la vuestra. Esto incluye también a la consciencia celular, de tal manera que una red invisible de unidades electromagnéticas impregna totalmente vuestra atmósfera; y sobre esta tela de araña y a partir de ella se forman las partículas de materia física.

Se podría escribir un libro completo sobre esta materia. La información sobre la «localización» de los puntos coordenados principales y absolutos, por ejemplo, sería muy ventajosa. Estáis muy orgullosos de vuestra tecnología y de vuestra producción de artículos duraderos, de edificios y de carreteras, aunque muchos de ellos sean insignificantes si se los compara a ciertas estructuras del «pasado».

Una verdadera comprensión de la manera en la que una idea se convierte en materia física desembocaría en una renovación total de vuestra llamada tecnología moderna, y en edificios, carreteras y otras estructuras que sobrevivirían a aquellas que tenéis ahora. En cambio, mientras se haga caso omiso de la realidad psíquica de la materia, no podréis usar eficazmente esos métodos que existen, y tampoco beneficiaros de ellos. No podréis comprender la realidad psíquica, que es el verdadero impulso de vuestra existencia física, a no ser que primero comprendáis vuestra propia realidad psíquica y vuestra independencia de las leyes físicas.

Por tanto, mi primer objetivo es haceros comprender la identidad interna de la que formáis parte, y liberaros de algunos de los lastres intelectuales y supersticiosos que os impiden reconocer vuestro potencial y las libertades que os son propias. Quizá entonces podríais empezar a aprender las distintas maneras en que se puede usar la libertad.

Éste es el final del dictado. También puede ser el fin del capítulo cinco. Podéis terminar la sesión o hacer una pausa si lo preferís.

(–Entonces haremos una pausa.)

(22.58. Finalmente éste fue el final de la sesión. Ambos estábamos cansados. El ritmo de Jane había sido considerablemente más rápido que en la última sesión, y mantuvo los ojos cerrados casi todo el tiempo.)

Extracto de LA ETERNA VALIDEZ DEL ALMA - HABLA SETH por JANE ROBERTS 


www.trabajadoresdelaluz.com.ar