V.B. Anglada - El Origen Septenario del Universo

Otra de las grandes analogías que forzosamente deberemos estudiar corresponde a la constitución septenaria del Universo y a la relación del Sonido, Luz y Forma. Remontándonos al principio de los tiempos y tratando de hacer actuales los textos bíblicos y aquellos que constituyen la raíz de todos los libros sagrados del mundo, asistimos a un proceso realmente esotérico, filosófico y místico que podría ser resuelto analizando el fundamento esencial del gran Mántram A.U.M., el cual tiene su analogía en el dinámico Verbo bíblico "Hágase la Luz" y en la respuesta de cumplimiento de los éteres del insondable espacio cósmico: "La Luz se Hizo", constituyéndose así las siete palabras sacramentales que traducidas al idioma sagrado del Cosmos constituyen el Nombre Entero o Sonido Original al cual responde la entidad Psicológica Creadora del Universo. 
El Sonido y la Luz y la resultante de su cósmico contacto, la figura geométrica (Dios geometriza - Platón), constituyen la base del Universo "en donde vivimos, nos movemos y tenemos el ser” y cada una de las Siete Palabras o Sonidos fundamentales vibrando en el sutilísimo éter cósmico constituye asimismo la base de cada uno de los Planos del Sistema Solar y la expresión septenaria de todo su contenido, con sus Siete Rayos (4) o corrientes de Vida Logoica, los siete esquemas planetarios, los siete planetas sagrados, las siete cadenas, las siete rondas, los siete Reinos de la Naturaleza, las siete Razas humanas con sus correspondientes subrazas, los siete tipos psicológicos humanos, los Siete Senderos de Evolución, las siete claves correspondientes a la sabiduría hermética, las siete notas musicales, los siete colores, las siete dimensiones del espacio..., etc. 

* (4) Cada uno de los Siete Rayos constituye una letra o sonido del nombre oculto de la divinidad (los Siete Espíritus ante el Trono de Dios).

La analogía se nos haría así realmente interminable pero, ateniéndonos al objetivo básico de este libro, nuestro interés fundamental, aún respetando integralmente todas las relaciones posibles, se centraliza en el término Sendero o camino espiritual, en el que se refunden las tres corrientes básicas que son la motivación consciente de todo ser humano en la vida: Yoga, Misterio e Iniciación, es decir, el Alfa y el Omega de toda posible realización individual, social y universal.

Existen, evidentemente, siete Yogas o Senderos de Cumplimiento, siete Misterios a descubrir y siete secretos a revelar y una consumación final para cada uno de ellos. De estas siete corrientes de vida, de Yoga o de Misterios iniciáticos de cumplimiento sólo conocemos Cinco, los correspondientes a la Quinta gran Raza Raíz, la Aria y a nuestra quinta subraza, la actual, habida cuenta de que la expansión intuitiva de la mente, aún la de los grandes pensadores, sólo puede abarcar lo que se halla contenido dentro de los límites o fronteras del "Círculo-no-se-pasa”, o expansión máxima de las posibilidades mentales de acuerdo con el proceso de evolución alcanzado dentro de la gran Raza Raíz a la cual pertenecemos. Esto equivale a decir, en orden al principio de analogía que estamos tratando de desarrollar, que nuestra visión más elevada y la más sutil de nuestras intuiciones sólo podrá abarcar los confines de la Séptima Subraza de la Quinta Raza. 

Dentro del magnífico campo de posibilidades latentes que en tales dilatados confines puede desarrollar nuestra mente, trataremos de ser lo más concretos que nos sea posible.

Tenemos que aclarar también que en orden a "Misterios conocidos y revelables", hemos utilizado en la totalidad de nuestro estudio los del Cristianismo Esotérico, así como algunos de sus más conocidos símbolos concretos o figuras geométricas, representativas en lo externo de lo que implican aquellos Misterios, buscando siempre que sus correspondientes analogías con los sucesivos estados de conciencia de los hombres, cada vez más exaltados conforme el plan evolutivo o programación arquetípica de la Naturaleza, vaya realizándose a partir del centro de su constitución física y continuando en los aspectos psicológicos y espirituales. Hemos elegido intencionalmente los Misterios del Cristianismo por dos razones fundamentales, primera, porque son los únicos misterios conocidos y revelables que expresan "un Drama Psicológico" individual y universal y pueden ser revividos constantemente en todos y cada uno de los momentos de la vida del ser humano cualquiera sea su grado de evolución. 

El hecho de que Cristo "dramatizara objetivamente en Su Vida" aquellos grandes Misterios Universales, convirtiéndolos en "aspectos psicológicos definidos” y en particulares Yogas o Senderos de Cumplimiento universal, nos ha inducido a tomarlos como modelos o "ejemplos vivos” del Drama que cada ser humano ha de representar en cualquier estadio definido de su evolución individual.

El segundo motivo de la elección intencionada de tales Misterios como una incesante aclaración del particular secreto que de cada uno de los Yogas tiene la misión de revelar, es debido a la plena y profunda analogía que hallamos entre los Misterios del Cristianismo esotérico y los que pueden ser entresacados del más refinado esoterismo oriental, singularmente los que se refieren a las Iniciaciones espirituales que se realizan incesantemente en el Alma de todo verdadero aspirante espiritual a los Misterios de Luz, Verdad y Vida los cuales matizan, cualifican y condicionan la vida de todo ardiente investigador con un género particular de visión que define la elevación de su propósito espiritual, la grandiosidad del secreto que trata de revelar y su grado de iniciación dentro de los Misterios sagrados. De acuerdo con nuestro propósito de base y el proceso escalonado de relación que tratamos de seguir, sometemos a la consideración de Uds. las siguientes analogías:


A) EDAD B) YOGA C) MISTERIO D) INICIACIÓN E) ELEMENTO F) CUERPO

a) Kali Yuga b) Hatha Yoga c) Nacimiento d) Primera e) Tierra f) Físico
a) Dwapara Yuga b) Bakti Yoga c) Bautismo d) Segunda e) Agua f) Emocional
a) Tetra Yuga b) Raja Yoga c) Transfiguración d) Tercera e) Fuego Menor f) Mental concreto
a) Tetra Yuga b) Agni Yoga c) Pasión y muerte d) Cuarta e) Fuego Mayor f) Mental abstracto
a) Satya Yuga b) Devi Yoga c) Ascensión d) Quinta e) Aire f) Búdico
a) ------------ ---------- c) Conc. Planetaria d) Sexta e) Éter f) Átmico
a) ------------ ---------- c) Conciencia Solar d) Séptima e) Super Éter f) Monádico


Estas analogías serán ampliadas en posteriores capítulos conforme avancemos en nuestro estudio esotérico sobre el Yoga. No obstante, llamamos la atención de ustedes sobre un dato analógico que puede ser de gran interés en nuestras futuras indagaciones por descubrir el gran secreto que trata de revelar nuestra presente Raza Aria y que puede constituir un punto de partida para una más extensa y profunda proyección hacia el futuro. Nos referimos concreta y particularmente a la analogía que surge al considerar los cuatro Yugas en relación con los cinco Yogas, los cinco Misterios y los cinco cuerpos que se hallan involucrados en el devenir evolutivo de nuestra presente Ronda Planetaria, la Cuarta, según nuestros estudios esotéricos. 

Esta analogía está relacionada con las conocidas sentencias esotéricas: "El Nueve es el Número del Hombre" y "El Nueve es el Número de la Iniciación", asignándole al término Iniciación el significado de "apertura hacia la Luz" o, volviendo al principio de nuestros comentarios, el cumplimiento sagrado del Mántram "Hágase la Luz".

La primera afirmación tiene que ver aparentemente con los nueve meses o nueve períodos lunares que preceden al nacimiento de un ser humano a la vida física y a los nueve estadios evolutivos (5) que convierten la individualidad humana en un Ser divino. La segunda afirmación de "apertura hacia la Luz" o también de "alumbramiento", tiene su analogía en el drama obligado de nacimiento, ya sea el que se refiere a la criatura que nace a la vida física o el que se realiza en el Alma del Iniciado que nace, místicamente hablando, en la Luz de un Misterio espiritual.


Para el investigador esotérico aparecerá claro que estos dos axiomas esotéricos a los que hemos aludido y sus correspondientes analogías, tienen valor esencial únicamente para los seres humanos que "psicológicamente" y no sólo físicamente, pertenecen a la quinta Raza Aria tal como la conocemos actualmente. 

Es lógico suponer que en las próximas dos grandes Razas Raíces serán otras las afirmaciones esotéricas que definirán el devenir espiritual de su proceso evolutivo, pudiendo ser intuido también que en un lejanísimo futuro aparecerán unos soberbios tipos raciales cuya constitución física y psicológica diferirá tan sensiblemente de la nuestra actual como diferirnos nosotros de la de los hombres de las cavernas, y cuya evolución espiritual les permitirá trascender el obligado trance de permanencia o de gestación natural de nueve meses en el interior del claustro materno y que reduciendo cronológicamente las obligadas etapas llevará el proceso de "gestación", que es un obligado proceso de "memorización cósmica", a una reducción progresiva de los límites del tiempo el cual irá disminuyendo de 9 meses a 7, de 7 a 3, de 3 a 1 y finalmente de 1 a 0, correspondiendo este Cero a la nada absoluta de tiempo, característica de la Vida íntima de la Deidad creadora y a la ausencia total de karma que se habrá extinguido con el tiempo. 

Caracterizará también la ausencia total de "dualidad" o de "separatividad" creadas por la ley del sexo y, desde el supremo ángulo de la analogía, puede ser avizorada ya una Raza de Hombres de identidad netamente andrógina, cuya misión será revelar en tiempo y espacio el glorioso Arquetipo racial para el cual fue programada la humanidad y que ha de ser testigo del indescriptible Satya Yuga, la Edad de Oro con la cual ha de culminar el larguísimo proceso de la evolución de la Raza de los Hombres aquí en este Planeta Tierra. 

Entonces podrá ser debidamente interpretada la conocida frase esotérica: "un planeta sagrado", considerándolo un centro místico plenamente desarrollado, puro y radiante dentro del Universo, el Cuerpo de Dios.

Aún cuando hayamos tratado de exponer estas ideas lo más concreta y comprensiblemente que nos ha sido posible, estamos seguros de que en la mente del lector habrán quedado todavía ciertas lagunas o vacíos que le impedirán la plena identificación del conjunto de verdades que, de acuerdo con un proceso incesante de analogía, intentamos descubrir. Estamos convencidos, sin embargo, de que en sucesivos capítulos hallarán ustedes la correspondiente respuesta a estos sutilísimos interrogantes y que, finalmente, el cuadro de situaciones y las conclusiones lógicas a que habremos llegado serán satisfactorias y constituirán el punto de partida desde el cual nos lanzaremos conjuntamente a la búsqueda de más elevadas y arquetípicas verdades. Tal es, en definitiva, el objetivo de este libro.

* 16 Véase el capítulo “Los tres grandes Mántrams Universales”.



V.B.Anglada



Fuente:
www.trabajadoresdelaluz.com
10 de Junio 2018