Seth - Elegir. Los sucesos que se materializarán físicamente.

Lo que debéis entender es esto: cada uno de los sucesos en cada una de vuestras vidas fue «alguna vez» "probable". A partir de un campo de acción determinado, elegís los sucesos que se materializarán físicamente.

Esto ocurre a nivel individual y colectivo. Imaginad que hoy entran a robar en vuestra casa. Ayer, el robo era uno de muchos sucesos probables. Elijo este ejemplo porque entra en escena más de una persona: la víctima y el ladrón. ¿Por qué vuestra casa fue saqueada, y no la del vecino? De un modo u otro, atrajisteis ese suceso con vuestro pensamiento consciente, y lo llevasteis de la probabilidad a la realidad. El suceso es una acumulación de energía convertida en acción y materializada como resultado de las creencias.
Tal vez estéis convencidos de que la naturaleza humana es malvada, o que nadie está exento de la agresión de los demás, o que las personas están motivadas principalmente por la codicia. Estas creencias atraen su propia realidad. Si tenéis cosas de valor que perder, automáticamente os convencéis de que alguien os lo arrebatará, o que hará lo posible para arrebatártelo. A vuestra manera, enviáis mensajes a una persona así. Básicamente vuestras convicciones son bastante parecidas, pero uno se considera a sí mismo la víctima y el otro el agresor; es decir, cada uno de vosotros reacciona de modo distinto al mismo conjunto de creencias, pero ambos sois necesarios para que se cometa un delito de ésta índole.

Las creencias de ambos hallarán justificación en la vida física, y no harán más que reforzarse. El temor a los robos atrae a los ladrones. Pero, si creéis que los hombres son malvados, no tenderéis a verlo como una creencia, sino que lo consideraréis como una condición de la realidad.

Toda vuestra experiencia presente partió de una realidad probable. A lo largo de la vida, cualquier suceso debe pasar por vuestra esencia como criaturas vivas, con el innato reconocimiento del tiempo, que es una parte importante de vuestra estructura neurológica; normalmente se produce un retraso, un lapso en el tiempo, durante el cual las creencias producen la realización material. Cuando tratáis de cambiar vuestras convicciones con el fin de cambiar vuestra experiencia, tenéis que detener primero el impulso acumulado, por decirlo de alguna manera. Estáis cambiando los mensajes, mientras que el cuerpo está acostumbrado a reaccionar dócilmente a una serie establecida de creencias.

La actividad consciente provoca los sucesos mediante la estructura neurológica, en un flujo continuo y regular, y se establece una pauta habitual de reacciones. Cuando alteráis estas creencias conscientes con esfuerzo, se requiere un período de tiempo hasta que esa estructura aprende a adaptarse a la nueva situación preferida. Si las creencias se cambian durante la noche, en proporción se precisa menos tiempo. En cierto modo, cada creencia puede verse como una potente emisora, que atrae distintos campos de probabilidades y selecciona aquellas señales con las que está sintonizada, a la vez que rechaza las demás. Cuando colocáis una nueva emisora, durante cierto tiempo puede haber algunas interferencias o filtraciones de otra anterior.

Así pues, cualquier facultad que tengáis puede «captarse más claramente», amplificarse y materializarse en la práctica en vez de seguir siendo probable. Pero en este caso debéis concentraros en la facultad y no en el hecho de que no la hayáis utilizado bien hasta el momento. Un pintor produce una serie de obras a lo largo de su vida. Cada cuadro no es más que una materialización concreta de una variedad infinita de cuadros "probables".

Pero el trabajo real de seleccionar la información se hace según las creencias de la mente consciente del artista acerca de quién es él, cuan bueno es como pintor, qué "clase" pintor es, a qué «escuela» de creencias artísticas se acoge, sus ideas sobre la sociedad y su lugar en ella, y los valores estéticos y económicos, por nombrar unas pocas.

Algo muy parecido ocurre en la concreción de cualquier suceso en el que estéis implicados. Por tanto, creáis vuestra vida. Las imágenes internas son de gran importancia para el artista, quien trata de proyectarlas en el lienzo. Repito que cada uno de vosotros es su propio artista, y vuestras visualizaciones internas constituyen modelos de otras situaciones y sucesos. El artista recurre a lo que ha aprendido y mezcla sus colores con el fin de dar a su pintura una materia artística. Las imágenes de la mente atraen toda la energía emocional y el poder necesarios para "darles" cuerpo como sucesos físicos.

Podéis cambiar el cuadro de vuestra vida en cualquier momento; basta con que comprendáis que no es más que el retrato de vosotros mismos que habéis creado a partir de una cantidad ilimitada de retratos probables. El aspecto peculiar de vuestros retratos probables es característico vuestro, y de nadie más.

Las facultades y condiciones diversas que queráis ver realizadas ya están latentes y a vuestra disposición. Suponed que no tenéis salud y la deseáis. Si comprendéis la naturaleza de las probabilidades, no necesitaréis "fingir" que hacéis caso omiso de vuestra situación actual. En lugar de ello la reconoceréis como una realidad probable que habéis materializado físicamente. Con esta convicción, empezaréis el proceso necesario para llevar una probabilidad distinta a la experiencia física.

Para ello os concentraréis en lo que queréis, pero sin sentir ningún conflicto entre eso y lo que sois, porque una cosa no contradecirla a la otra; cada una se verá como un reflejo de una creencia en la vida diaria. Así como llevó algún tiempo dar forma a vuestra imagen actual con sus aspectos enfermos, también llevará tiempo cambiarla. Pero "concentrarse" en la situación actual de enfermedad sólo la prolongará.

Cada condición es tan real o irreal como la otra. ¿Qué yo? ¿Qué mundo? Vuestras probabilidades se encuadran dentro de ciertos marcos de referencia que habéis elegido como parte de vuestra condición de criaturas. El pasado y el subconsciente, tal como los concebís, tienen poco que ver con vuestra experiencia presente aparte de vuestras creencias sobre ellos. Vuestro pasado contiene momentos de alegría, fuerza, creatividad y esplendor, así como también episodios de infelicidad, desesperación, confusión y crueldad. Vuestras convicciones actuales actúan como un imán y activan todas esas cuestiones pasadas, felices o tristes. Elegís de vuestra experiencia previa "todos" los sucesos que refuerzan vuestras creencias conscientes, y desecháis los que no lo hacen, los cuales incluso pueden parecer inexistentes.

Tal como mencionamos, los recuerdos que surgen ponen en funcionamiento los mecanismos del cuerpo y unen el pasado y el presente en una especie de cuadro armonioso. Esto significa que las piezas encajarán tanto si son alegres como si no.

Esta unión del pasado y el presente os predispone a sucesos futuros similares, ya que os habéis preparado para ello. Así pues, el cambio altera el pasado y el futuro. Debido a vuestra organización neuro-lógica, el presente es evidentemente el único punto a partir del cual podéis cambiar el pasado y el futuro, y hacer efectiva la acción.

No estoy hablando simbólicamente. Vuestras reacciones presentes modifican vuestro pasado y vuestro futuro en los niveles más íntimos. Se producen alteraciones en el cuerpo. Varían algunos circuitos dentro del sistema nervioso, y energías que escapan a vuestra comprensión buscan nuevas conexiones a niveles mucho más profundos y lejos de la conciencia.

Vuestras creencias actuales rigen la ocurrencia de los sucesos. Cada persona da forma a la creatividad y la experiencia a cada momento.

Debéis comprender que vuestro presente es el punto en el que la carne y la materia se unen con el espíritu. Por tanto, el presente es vuestro punto de poder en vuestra vida actual, tal como la entendéis. Si le atribuís más fuerza al pasado, os sentiréis capaces y os privaréis de vuestra propia energía.

Como ejercicio, sentaos con los ojos abiertos, observad a vuestro alrededor, y pensad que este momento representa el punto extremo de vuestro poder, por cuyo intermedio podéis afectar tanto a los sucesos pasados como a los futuros.

El presente que veis, con su experiencia física íntima, es el resultado de la acción en "otros" presentes parecidos. No os dejéis intimidar por el pasado o el futuro. No tenéis por qué proyectar en el futuro los aspectos desagradables de vuestra realidad actual; esto "sólo" ocurrirá si empleáis el poder del presente para hacerlo.

Si aprendéis a adquirir ese sentimiento de poder ahora, podéis utilizarlo con eficacia para alterar vuestra situación vital de la forma que elijáis (como ya dijimos dentro de las limitaciones establecidas por vuestra condición de criaturas). Si habéis nacido sin un miembro del cuerpo, por ejemplo, vuestro poder en el presente no puede regenerarlo automáticamente en "esta" vida, a pesar de que en otros sistemas de realidad poseéis ese miembro.

Las condiciones externas siempre pueden cambiarse si comprendéis los principios a los que me refiero. Pueden eliminarse las enfermedades, incluso las que parecen terminales, pero sólo si se eliminan las creencias que las sustentan o se alteran lo suficiente para que su efecto específico sobre el cuerpo desaparezca. Desde un punto de vista práctico, lo que llamáis presente es el punto en el que seleccionáis vuestra experiencia física de entre todos los sucesos que "podrían" materializarse. Vuestras circunstancias físicas cambian automáticamente cuando lo hacen vuestras creencias. Cuando aumenta vuestro conocimiento, vuestra experiencia se vuelve más completa. Esto no significa "necesariamente" que haya una uniformidad o que no se produzcan altibajos. Cada aspiración presupone la admisión de una carencia, cada desafío presupone un obstáculo por superar. Los más aventureros suelen elegir desafíos mayores, por lo que, en su mente, el contraste entre lo que quieren alcanzar y su situación actual puede parecer insuperable.

En todo caso, el "punto de poder" es el presente, y desde éste elegís qué yo, y qué mundo. La experiencia de un país es el resultado acumulado de las elecciones de todos sus individuos, de modo que, al elegir vuestras propias circunstancias, afectáis también a las otras personas de vuestro país y del mundo.

En muchas culturas «indígenas» a una persona no se la considera en absoluto en función de su edad, y el número de sus años carece de importancia. De hecho, un hombre puede no saber su edad, tal como vosotros la comprendéis. Os haría bien a todos vosotros -jóvenes, maduros y ancianos- olvidar la cantidad de años que tenéis, porque muchas creencias de vuestra cultura os limitan según vuestra edad. A la juventud se le niega su sabiduría, y a la vejez se la despoja de su felicidad.

"Fingir" que no os importa vuestra edad, haceros pasar por jóvenes porque teméis la vejez, no es la solución. Recordad que vuestro punto de realidad y poder se encuentra en vuestra experiencia actual. Sin comprendéis esto, a cualquier edad podéis recurrir a cualidades y conocimientos que «existieron» en vuestro pasado o que «existirán» en vuestro futuro, dado que vuestras edades son probables [y simultáneas].

A pesar de que, básicamente, el tiempo no existe tal como lo «conocéis», neurológicamente estáis forzados a percibir vuestra vida como una serie de momentos que se suceden constantemente.

Como criaturas, nacéis jóvenes y os hacéis viejos. Pero los animales, como criaturas, no están tan limitados en su experiencia en ese sentido. No tienen creencias sobre la vejez que inhiban automáticamente sus facultades; aunque mueren físicamente como todas las criaturas deben hacerlo en este aspecto, no se deterioran de la misma manera.

No comprendéis la comunicación que hay entre vosotros y los animales de compañía, por ejemplo, cómo a su "manera" éstos reaccionan a vuestras creencias.* Reflejan vuestras ideas, y por tanto se vuelven vulnerables como no lo serían en su entorno natural. En términos generales, su relación con vosotros es natural, pero su innata comprensión de que el punto de poder de la criatura es el presente se ve, en cierta medida, afectada por su receptividad y su asimilación de vuestras creencias. A un gato joven se lo trata diferente que a uno mayor, y el animal responde a ese condicionamiento. De la misma manera, vuestras propias conclusiones sobre la edad se materializan en vuestra experiencia. En consecuencia, si os convencéis de que sois diez años más jóvenes, o diez años mayores, esto se reflejará fielmente en vuestro entorno personal.

"Si tenéis veinte años, podéis hacer uso de la sabiduría que imagináis que tendréis a los treinta".

Si tenéis sesenta años, podéis utilizar la fortaleza física que creéis que ya no tenéis, pero que antes teníais. Todo esto también se expresaría física y biológicamente en el cuerpo.

¿Qué yo? ¿Qué mundo? Si estáis solo es porque creéis en vuestra soledad en este momento actual que reconocéis como tiempo. De lo que parece ser el pasado atraéis sólo los recuerdos que refuerzan vuestro estado, y los proyectáis hacia el futuro. Físicamente, estáis abrumando al cuerpo, que responde a dicho estado de soledad con reacciones químicas y hormonales. También os priváis de vuestro punto de acción en el presente.

Las vitaminas, una mejor alimentación o la atención médica pueden rejuvenecer temporalmente el cuerpo; pero, a menos que cambiéis vuestras creencias, se verá rápidamente abrumado de nuevo por vuestros sentimientos de depresión. En este caso debéis daros cuenta de que sois vosotros quienes creáis vuestra soledad, y decidir cambiarla mediante el pensamiento y la acción. La acción es pensamiento en movimiento físico, que se percibe exteriormente.



* Véase la sesión 639 del capítulo 10, donde se habla de la vida y la muerte de nuestro gato, Rooney. Seth también mencionó el tema de las probabilidades en relación con Rooney.



SESIÓN 656
Extracto de Habla Seth III
A través de Jane Roberts




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17 de Diciembre 2017