V.B. Anglada - Devi Yoga.

Llegamos finalmente, en el desarrollo de nuestro estudio, a la consideración esotérica de Devi Yoga, el último de los Yogas accesibles a la humanidad en la presente ronda planetaria. Como dijimos en su oportuno lugar, Devi Yoga es un Yoga excepcional al alcance solamente de seres excepcionales, de aquellos que en el pasado realizaron los requeridos esfuerzos y obligados sacrificios personales y que remontando las tiránicas imposiciones del medio ambiente, del atavismo personal y del proceso kármico de la vida humana que llena con su estela de dolores y dificultades las páginas de la historia planetaria, pudieron llegar a la cumbre de sí mismos y situarse plenamente concientes en el más elevado centro de evolución individual, el Centro Sahasrara o Chacra Coronario.
De acuerdo con el proceso de la evolución mística, este Centro constituye el más precioso don o gracia santificante, ya que expresa en su acabada esencia el Arquetipo divino que el ser humano ha de desarrollar en esta Cuarta Ronda. A este Yoga se refiere precisamente el Misterio de la Ascensión y según se nos dice esotéricamente, sólo los Adeptos o Maestros de Compasión y Sabiduría, son accesibles al aspecto superior y trascendente del mismo. Queremos significar con ello que cuanto digamos con respecto a Devi Yoga hará referencia mayormente a aquello que sea accesible a los aspirantes espirituales y discípulos en entrenamiento esotérico en el momento actual, dejando las implicaciones más profundas y universales al juicio místico de la intuición que es la que, en definitiva, ha de sancionar correctamente la verdad de todo posible comentario.

Afianzando la mente en el propósito divino, situando la atención en el centro más elevado de uno mismo y tratando de ser plenamente conscientes allí, es como podremos descubrir algunas de las posibilidades de acción inmediata en relación con Devi Yoga. Hay que señalar al respecto que en esta elevada atalaya en donde mora el más augusto y profundo de los silencios, existe un punto de anclaje para las energías de la Mónada Espiritual, queriendo significar con ello que el Fuego que allí se manifiesta, consustancial con el Misterio de la Vida, es de naturaleza eléctrica y que el poder del "Dios Agni" se expresa allí en su más pura y acabada esencia en lo que al ser humano se refiere. Queremos decir con ello que se trata de "un lugar" eminentemente sagrado y que su centro de irradiación, con respecto al planeta Tierra, se halla en aquella parte del mismo, perdida en el Corazón de Asia, que los esoteristas mencionan en los tratados ocultos con el nombre de Shamballa, "La Isla Blanca" en el desierto de Gobi.

Hay pues una positiva, directa y permanente relación entre el Centro Sahasrara, la Mónada Espiritual, las energías del Fuego Eléctrico y el Centro Planetario Shamballa, caracterizando esta relación o vinculación aquella facultad dinámica y resolutiva del Ser que llamamos Voluntad. La voluntad firme, aguerrida y triunfante caracteriza el aspecto principal del proceso de Devi Yoga, y habrá que decir que no todos los aspirantes espirituales se hallan capacitados para seguir "este Camino de Fuego que hay que hollar con los pies desnudos y sin otra defensa y guía que la ardiente fe, el decidido propósito y el más profundo desapego".

El Fuego de Shamballa que se expresa gradualmente en el ser humano a través del Centro Coronario es de carácter muy diferente –desde el punto de vista de nuestra observación normal– al Fuego Solar que se expresa por medio del Centro Cardíaco, el cual, en su línea de expresión superior, caracteriza el proceso de Agni Yoga y pone en vibración e incandescencia aquellos sutilísimos filamentos etéricos, llamados "nadis", que van del Centro Cardíaco al Chacra Coronario. Podríamos decir al respecto que Agni Yoga actuando desde el centro místico del corazón inicia el proceso o Misterio de la Ascensión, el de la más terrible lucha contra los avatares de la vida personal y de "la serpiente de toda posible tentación", que culmina en Devi Yoga, el de la unión mística con "el Padre en los Cielos". 

La culminación de Agni Yoga en Devi Yoga, la progresión de las energías del Fuego Solar del Centro Cardíaco hacia el Centro Coronario, el más profundamente esotérico, en donde se manifiesta el Fuego Eléctrico de Fohat, es obra de los espíritus realmente fuertes, de aquellos que cansados del tormento de vivir (la vida humana dentro del incesante fragor del karma), decidieron un día salvar las fronteras que limitan el espacio y el tiempo para fundirse en la Vida de Dios como se funde el río en el océano.

Hay todavía otras interesantes implicaciones a tener en cuenta entre lo dicho en este capítulo y lo que se dijo en capítulos precedentes. Por ejemplo, en Agni Yoga se precisaba un contacto definido con el cuarto subplano del Plano Búdico. En Devi Yoga y por razones de la más acrisolada analogía, se puede hablar de un contacto con los planos superiores de aquel plano, lo cual implica la perfecta sutilización del cuerpo etérico, receptor de toda posible forma de energía, una purificación total de los "nadis" y un pleno funcionamiento y desarrollo de los centros etéricos. Ello implica una reorientación total de la vida psicológica y la puesta en marcha, en forma definitiva, de lo que esotéricamente llamamos "el Sendero de la Santidad", el cual entraña el más potente de los dinamismos y la conversión paulatina del ser humano en aquella esencia espiritual, o monádica, mediante la cual el Creador vivifica los éteres del Cosmos.

Como verán, estas ideas aparecen sólo como unas lejanas hipótesis y el trabajo de ustedes tendrá que ser el de relacionarlas con todo cuanto aquí hayan comprendido del proceso espiritual o místico de la historia, tratando de captar el significado mayor mediante el cual Devi Yoga puede ser considerado, no sólo como el Yoga del futuro, sino también como el Yoga final como resultado de la vida del hombre aquí en la Tierra. Las aperturas de Luz son tan extraordinarias que la mente del más sagaz y profundo investigador queda como absorbida o diluida en la búsqueda de estas superiores implicaciones espirituales de la vida humana, en donde los términos Luz y Fuego aparecen como idóneos y consustanciales en todos sus aspectos. 

Esta comprensión permite adquirir la certeza de “Vida Iniciática", y hay que reconocer que en tal etapa se le exigirá al investigador una especialización total de todas y de cada una de las células del cerebro y del corazón, las cuales, en su íntima comunicación e interdependencia, originarán espontáneamente la combustión o ignición del sistema entero, abarcando órganos, centros, glándulas y nadis, funcionando entonces el conjunto en forma equilibrada e indescriptiblemente armoniosa. En un organismo así constituido, según las sagradas leyes de armonía, existe tal tremenda seguridad espiritual y tal equilibrada expresión psicológica, que el ser humano que haya logrado llegar allí es liberado radicalmente, no sólo de enfermedades físicas y conflictos emocionales, sino también y para siempre del "conflicto de decidir". 

Esta etapa será mejor comprendida si se puede imaginar a un ser humano cuya expresión psicológica no viene condicionada por la actividad del llamado "libre albedrío", o capacidad de decidir entre dos o más cosas, circunstancias o situaciones. Supondremos lógicamente que sus elecciones, decisiones y juicios serán siempre los más correctos, certeros y oportunos, por cuanto su mente y su corazón plenamente integrados descansan siempre en el juicio certero de Dios con Cuya Mente se hallan perfectamente identificados. De ahí que Devi Yoga debe ser considerado como el de la Unión con Dios, a diferencia de los Yogas anteriores que reflejaron progresivas integraciones del alma del aspirante con aspectos cada vez más sublimados de la propia naturaleza humana. Se trata principalmente de la conquista final de aquello que Cristo denominó "...los Negocios del Padre", gestados en las zonas libres del tiempo y en donde el buscador puede en forma consciente contribuir al desarrollo del Plan de Dios aquí en la Tierra.

1) Invocación, contacto y control

La “Vivencia de Dios" en lo profundo del corazón, la capacidad de interpretar Su Voluntad en cada uno de los actos de la vida cotidiana, lleva como consecuencia el llamado 'Poder de Dios", y el ser humano que ha logrado alcanzar esta tan avanzada etapa del Yoga, utiliza el Poder de Dios para llevar conscientemente la esencia de Vida a todo el Universo a su alcance, siendo característica de este Poder el control y el dominio de determinados grupos de devas que, encuadrados en múltiples jerarquías, constituyen las Fuerzas vivas de la Naturaleza. Es debido precisamente a esta consecuencia natural que nos pareció conveniente denominar Devi Yoga a este tipo de Yoga, por cuanto implica contacto consciente con estas sagradas huestes constructoras de todas las formas objetivas y subjetivas del planeta y un sabio e inteligente control de las mismas con el objeto de cooperar definidamente y dentro de la línea particular de Rayo, con el Poder de la Divinidad en la Naturaleza. 

La actividad de Devi Yoga a la que todos deberemos acceder algún día, presupone:

a) Una perfecta conciencia en el nivel búdico y un permanente contacto con la esencia búdica (dimanante del plano etérico cósmico), que manipulan los Devas del Plano Búdico de nuestro Sistema Solar.

b) Continuidad de conciencia dentro de una definida línea de Rayo, teniendo poder en el mismo y utilizando las energías características de tal Rayo para cooperar con los Devas superiores en la construcción de nuevas y más perfectas formas de vida en la Naturaleza.

c) Un contacto conciente con los "Cinco Sagrados Arcángeles" Señores de los Planos Átmico, Búdico, Mental, Emocional y Físico. En esta línea de contacto natural se halla implícito el Misterio de la Quinta Iniciación, que convierte al ser humano en un Adepto.

d) El poder de controlar conscientemente las huestes dévicas que se expresan en los Planos Mental, Emocional y Físico, simbolizando este poder la gloria infinita del desapego de los mismos que halla su expresión en la conocida frase, con referencia al Adepto, de "Señor de los Tres Mundos".

e) Una inspiración constante y la creación de un nuevo Antakarana hacia los niveles Monádicos, nuevas Avenidas de Luz para el Yoga del Adepto que deben culminar en las iniciaciones Sexta y Séptima, caracterizando el estado puro de Chohan o de director Espiritual dentro de un definido Rayo de los que se manifiestan en nuestro planeta.

Como iremos apreciando a medida que vayamos extendiendo nuestros comentarios acerca de Devi Yoga, el proceso que va del hombre corriente, accesible sólo a las prácticas o ejercicios del Hatha Yoga, hasta el Adepto u Hombre Perfecto, que ejercita su elevado tipo de vibración en el Plano Búdico de nuestro Sistema Solar, es eminentemente selectivo y se va adquiriendo "poder" en cada uno de los planos y subplanos en donde se practica y ejercita determinado tipo de Yoga. Este "poder" entraña siempre tres aspectos consubstánciales: invocación, contacto y control de los elementos dévicos que realizan su evolución en cada uno de los niveles que se van conquistando por el correcto ejercicio del Yoga. 

En cada plano de la Naturaleza y consecuentemente en cada uno de sus respectivos subplanos, "se agitan gozosamente" una increíble multitud de ángeles o devas, constituyendo unas bien establecidas jerarquías cuya misión o línea de evolución es "construir" constantemente las formas que caracterizan cada plano o subplano, para dar lugar a la expresión de las Mónadas Espirituales dentro de los Siete Rayos y a todas aquellas otras criaturas dentro del Universo de Jerarquía creadora distinta a la humana, que realizan también un proceso definido de evolución dentro del Gran Esquema Creador de la Divinidad. Esta idea presupone la introducción en el campo de nuestro estudio acerca del Yoga, de otros elementos hasta aquí desconocidos que junto con nuestra Cuarta jerarquía Creadora, la humana, contribuyen a la expresión característica del Logos de nuestro Universo.



V.B.Anglada




Fuente:
www.trabajadoresdelaluz.com
15 de Enero 2019