1. RESPIRACIÓN CONSCIENTE:
En la posición en que te sientas
cómodo, tranquilo y sin tensiones. Coloca tus dos manos en posición receptiva,
con las palmas hacia arriba, y cada una sobre los muslos o rodillas.
Cierra tus ojos (después lo
puedes hacer incluso con los ojos abiertos, cuando logres mayor manejo de tu
conexión), y comienza a respirar tranquilamente y dándote cuenta de que lo
estás haciendo, es decir, sé consciente de cómo ingresa el aire a tu cuerpo y
de cómo sale. No dejes el oxígeno en tus pulmones, sino que llévalo hasta el
abdomen, debajo de tu ombligo, e infla tu estómago con cada respiración, para
contraerlo al momento de exhalar.
No fuerces este ejercicio, no es
necesario sufrir ni pasarlo mal, y no tenses tu cuerpo, mantente relajado.
Hazlo por unos instantes, hasta que te sientas disfrutar de tu cuerpo que sin
duda ya no sentirá igual que antes. Los pensamientos que te saquen de este
estado tranquilo son normales, así que envuélvelos en luz y déjalos a un lado,
aceptándolos, no luches contra ellos.
La idea es que puedas llevar este
ejercicio a tu vida cotidiana, en cualquier parte. Siempre respira
conscientemente y siente tu cuerpo desde la cabeza hasta tus pies que ahora
pisan firme.
2. CONECTAR CON LA NATURALEZA:
Date tiempo para sentir aquellos espacios que siempre vibran en la energía de Amor, como lo es la naturaleza. Nútrete de esa energía que también es la tuya y tráela a vivir a tu rutina. Siempre usando la respiración consciente, sube tu vibración y observa las plantas, los pájaros, y canta en tu interior esta nueva música del recuerdo.
Habrás visto sus colores y sus palabras…, la tierra está viva. Sube alto y retorna luminoso para derramar esa energía en la ciudad y entre las demás personas.
3. SENTIR TUS ACTOS COTIDIANOS:
Camina sabiendo que estás caminando, come sabiendo lo que estás comiendo, respira sabiendo que estás respirando, con esto cortas toda automaticidad de tu vida, y todo lo que hagas será una opción, ya no un acto reflejo condicionado y aprendido. Y mientras lo hagas, siempre respira conscientemente, así vivirás en el ahora y no en tus recuerdos o proyecciones de futuro.
4. ACTIVACIÓN DE LOS CENTROS MAYORES DE ENERGÍA:
Existen siete chakras que están distribuidos por tu cuerpo. Son puntos de energía que como canales te conectan con el mundo terrenal y espiritual. El primero está en la entrepierna, el segundo debajo de tu ombligo, el tercero en el plexo, el cuarto en el pecho (corazón), el quinto en la garganta, el sexto en la frente (tercer ojo) y el séptimo en la parte superior de tu cabeza. Todos están alineados como en un tubo de luz y cada uno gira como una espiral, por delante y por detrás de tu cuerpo.
Cada chakra tiene su propósito, en lo físico, emocional y espiritual. Los tres de arriba te conectan con tu espiritualidad y tu Ser superior, y los tres de abajo te conectan al plano terrenal y físico. El del medio, el cuarto chakra, es el conector entre estos dos grupos, el vínculo entre los dos planos, y es precisamente el corazón. Ahora bien, a medida que vayas reconociendo y activando estos puntos energéticos, trata de entenderlos y sentirlos como parte de un todo.
No separes con tu mente el cuerpo y no trabajes tus chakras por separado, ya que eres un núcleo total de energía, completo por sí solo. Un Universo entero. Pues bien, aquí te sugiero que le pongas más atención, sin descuidar los otros, a los chakras físicos, los tres de abajo, ya que es necesario encarnar totalmente para conectar con nuestra vida en la Tierra, en confianza, sin miedo y en entrega a la vida. Y eso se logra al aceptar y disfrutar tu experiencia terrenal.
Utiliza el primer ejercicio, y mientras respiras conscientemente, visualiza e imagina tus chakras, los siete.
Con cada respiración toma energía del Universo a través del séptimo chakra y anda bajándola por los otros y por la columna vertebral. Ante todo disfruta y no juzgues tus sensaciones, son tuyas, únicas y llenas de energía de vida.
Cuando llegues a los tres primeros chakras, dales más luz e irradia toda tu energía desde el segundo centro, es decir, debajo de tu ombligo. Desde allí, luego de un instante de disfrute, traslada la energía a través de tu primer chakra y por tus piernas hasta que toque tierra y penetre en ella hasta su centro.
Una vez que hayas conectado con el centro de la Tierra, siente como ella te devuelve la entrega, recibe su energía, la que llevarás por todo tu cuerpo hasta enviarla nuevamente al Universo. Este flujo termina al trasladar toda la luz que estás irradiando hasta el cuarto chakra del corazón y visualiza a tu alrededor un campo dorado de energía.
Lleva tus dos manos hasta tu pecho como si te entregaras algo, tócalo y date ese Amor con tus manos cargadas de energía renovada. Estás envuelto en Luz dorada y conectada con el Todo, es más, puedes recordar que lo eres.
5. CONECTAR CON LA CONCIENCIA DE AMOR:
Con la meditación, tomando el primero de los ejercicios que te sugerí. Desde allí, siempre respirando consciente y profundamente, sentirás la paz de la conexión con la Fuente de Amor y con tu Ser superior, y por ende contigo mismo. Todas tus capacidades creadoras irán despertando en la confianza de que tú puedes ser feliz y que puedes crear una nueva historia para tu vida, soberano y libre.
Eres el puente entre el Cielo y la Tierra, un canal de Amor. Tú decides, tú escoges, tú eres el que camina esta ruta y sólo tú sabes cuál será tu siguiente paso. Nadie puede conocerte más que tú si estás en conciencia despierta y vibrando en el Amor, por lo tanto, todas las respuestas que necesites están en tu interior. No lo dudes.
¡Gracias por estar, por ser, por leer, y por creer que una vida extraordinaria es posible!
Fuente:
cienciacosmica.net
https://compartiendoluzconsol.wordpress.com
31 de Marzo 2017