Seth - El arte vivo del cuerpo...

Un hombre que crea una estatua utiliza su mente consciente, sus capacidades creativas, su cuerpo físico, y los recursos internos de su propio ser.

Deliberadamente, decide crear una escultura, y automáticamente concentra sus energías en esa dirección. Cuando dais forma a la escultura viva del cuerpo, que es para vosotros mucho más importante que cualquier obra de arte, no cabe duda de que deberíais proceder igual, es decir, dirigir vuestras energías hacia la creación de un cuerpo que funcione saludablemente. Vais conformando vuestra imagen constantemente; así como muchos de los procesos artísticos permanecen ocultos, también los mecanismos internos con los que creáis vuestro material yacen por debajo de la superficie de vuestra mente consciente. Aun así, son sumamente eficaces.
El arte vivo del cuerpo está íntimamente relacionado con el estado de sueño, al igual que la creación de cualquier objeto artístico. Su modo de respirar se ve influido por la gran terapia de los sueños. Si hay desequilibrio químico, se suele corregir automáticamente durante el estado de sueño representando ciertas situaciones, por ejemplo, produciendo las mismas hormonas que se generarían en una situación similar durante la vigilia.

Vuestro papel en la representación del sueño consistiría en solucionar creativamente los problemas que causaron los desequilibrios. Los sueños de naturaleza muy agresiva pueden resultar muy beneficiosos al permitir la liberación de sentimientos normalmente reprimidos y liberar el cuerpo de toda tensión. Tanto el cuerpo como la mente se regulan en gran medida con esta terapia constante de sueños, de modo que la carne se ve afectada por los sueños.

En ellos, naturalmente, un objeto puede ser un símbolo, pero no hay un catálogo general de simbolismo onírico en el que cada símbolo tenga un significado fijo, pues las experiencias personales son demasiado variadas. Es cierto que a veces en los sueños alcanzáis algunas de las fuentes más insondables del ser, pero, incluso en estos casos, la expresión de ese ser es demasiado individual para atribuir el mismo tipo de significado «inconsciente» a unos símbolos generales.

De nuevo, podemos recurrir a una analogía útil del campo de las artes. Aunque todos los artistas utilizan el mismo «material» -la experiencia humana-, lo que convierte una obra de arte en una «maravilla», es la brillante unicidad o individualidad presente en esa actuación humana compartida.

Posteriormente, los críticos señalarán ciertas pautas en ella, atribuirán la obra a cierta escuela, relacionarán las imágenes o símbolos con los de otros cuadros, y luego cometerán el error de creer que los símbolos son de carácter general, que siempre significan lo mismo allí donde se encuentren. Pero tal vez todo ello tenga poco que ver con la interpretación del artista de sus propios símbolos, o con su experiencia personal, y éste se pregunte cómo pudieron los críticos interpretar eso de su obra.

Muy cierto. Como artista, he experimentado este fenómeno «crítico» más de una vez. En ocasiones los resultados eran muy graciosos, pero lo más normales que resultaran frustrantes. También me han alabado o criticado por elementos del cuadro cuya existencia yo ignoraba, a la vez que se pasaban por alto mis intenciones conscientes o no se apreciaban. Esto puede ser tan desconcertante que uno se pregunta: «¿Se están refiriendo a mi cuadro?».

Con los sueños ocurre lo mismo. Nadie sabe en realidad su significado excepto uno mismo. Si leéis libros donde se dice que cierto objeto siempre representa tal y tal cosa, sois como el artista que acepta la interpretación que el crítico realiza de los símbolos de su propia obra.

Os sentiréis alejados de vuestros sueños por tratar de hacerles seguir una pauta que no es vuestra.

En cualquier caso, la interpretación de un sueño -es decir, la evaluación consciente de su significado- constituye sólo una parte de la labor. La función real del sueño se realiza mientras sucede, y actúa a profundos niveles tanto psíquicos como biológicos.

El suceso del sueño afecta al estado físico entero, y por tanto posee un efecto terapéutico constante. En toda representación onírica hay una situación psíquica en la que se solucionan los problemas de la existencia. Se toman muchas medidas posibles, y se proyectan hacia el futuro probable.

Cuando comprendéis la naturaleza de vuestras creencias, podéis aprender a emplear el estado de sueño de una forma más eficaz para vuestros propósitos conscientes. Es una de las terapias naturales más eficientes, y el marco interno en que tiene lugar gran parte de la construcción física del cuerpo.

Hay un punto que me gustaría resaltar. Algunos de los fármacos que se administran a los pacientes «mentales» impiden en mayor o menor grado el desarrollo natural de la terapia del sueño.

Asimismo hay otra consideración con respecto a la medicina; como mencioné anteriormente, si aceptáis las creencias médicas occidentales no sugiero que dejéis de acudir a los médicos. Pero cualquier alteración química en el cuerpo se corrige por sí misma de forma natural, una vez que se solucionan los problemas internos que la han causado, recurriendo para ello a alguno de los diversos métodos de curación innatos.

El nuevo equilibrio indica al organismo que se ha solucionado un problema interno. El cuerpo, mente y psique están en ese momento más o menos funcionando juntos. Cuando surge un nuevo problema psíquico, se inicia otro proceso de terapia natural. En cambio, cuando los desequilibrios de naturaleza física se eliminan mediante la administración de fármacos, las señales corporales indican que el dilema interno también se ha resuelto, aunque diste de ser así.

En tales condiciones, el organismo pierde su unidad. Se ha manifestado un problema de una forma determinada, y los fármacos han impedido la expresión normal del trastorno psíquico, de modo que se buscará otro modo de manifestación.

Si también éste se obstruye, toda la relación mente-cuerpo se perturba. Los mecanismos internos se ven alterados. No sólo no se afronta el problema básico, sino que constantemente se impide la expresión física que, por sí sola, aportaría su solución natural.

Evidentemente hay muchas variantes posibles, y en vuestra sociedad hay que tener en cuenta vuestros propios sistemas de creencias. Si no creéis en los procesos de curación naturales, simplemente impediréis que actúen. Vuestro temor por no ver a un médico os causará aún más daño. Por otro lado, si tenéis fe en la ayuda médica, por sí solo esto os reportará un beneficio terapéutico.

No obstante, esta situación puede tener un límite, si los problemas internos no se tratan. A menudo se resuelven a pesar de lo que hagáis o creáis, sencillamente gracias a la poderosa energía creativa del ser, y al sistema de control del equilibrio con que dotasteis al cuerpo. Lo mismo se aplica a las enfermedades mentales, que a veces se solucionan por sí mismas mejor sin vuestras terapias profesionales que con ellas (a menudo la curación tiene lugar pese a nuestro bien intencionado tratamiento). Una de las ideas más recientes es que ciertas enfermedades mentales están causadas por desequilibrios químicos. El suministro de fármacos da como resultado una cierta mejora, pero estos desequilibrios no "causan" ninguna enfermedad. Son vuestras creencias sobre la naturaleza de la realidad las que las causan. Aunque la medicación mejore la situación inmediata, el problema interno de creencias sigue sin resolver, de modo que otras enfermedades tomarán el relevo.

Es extremadamente difícil trabajar consigo mismo de modo natural cuando uno se ve rodeado por la creencia de que ciertos fármacos, alimentos o médicos proporcionarán las respuestas. De manera que, en el aluvión masivo de ideas en contra, quienes tratan de conseguir el beneficio de su curación innata se cuestionan constantemente si tienen o no razón.

Por desgracia, cuanto más confiáis en métodos externos más parece que "debéis" confiar en ellos, y menos confiáis en vuestras facultades naturales. A menudo sois «alérgicos» a una medicina sencillamente porque el cuerpo se da cuenta de que, si aceptara ese fármaco, sería imposible solucionar un problema en particular, o se desarrollaría otra enfermedad más grave por haber «enmascarado» físicamente el problema.

Por tanto, es difícil que la terapia natural rinda todos sus beneficios dentro de vuestra sociedad, dadas las continuas interferencias que sufre desde el nacimiento. Aun así, funciona pese a las interferencias, y siempre está a vuestra disposición para brindar salud y vitalidad a la escultura viva en la que vivís vuestra experiencia actual.

Las «enfermedades» mentales suelen mostrar la naturaleza de vuestras creencias, y si éstas están de acuerdo o no con las que sostienen los demás. En este caso los sistemas de creencias se apartan tanto de los de la sociedad, que sus efectos se manifiestan en la conducta. Se trata de situaciones críticas, semejantes a muchas enfermedades físicas, y, si se la deja, una persona puede llegar a solucionarla por sí misma.

Incluso en los trastornos mentales es muy importante la relación con el cuerpo, así como las creencias del individuo sobre su forma y su relación con los demás y con el espacio y el tiempo. En esta situación suele haber desequilibrios químicos producidos inconscientemente por la persona, a veces con el fin de permitirle solucionar una serie de sucesos «alucinatorios». Este «sueño objetivizado» prolongado requiere cambiar químicamente el estado normal de la conciencia de vigilia. Es importante comprender que, sea cual sea la enfermedad mental o física, se elige por una razón, y es un método natural que el propio individuo sabe que puede manejar física y mentalmente.

El tipo de enfermedad adoptada, o el menoscabo que se inflige a la propia escultura viva, depende sin duda de las características de la personalidad.

Los problemas internos a los que os enfrentáis son siempre "constructivos", desafíos que os conducen a una mayor realización.

Un problema provocado por el sentimiento de culpa, por ejemplo, físicamente materializado como una enfermedad, puede hacer que afrontéis la idea de culpa, la creencia en la culpa que albergáis en la mente consciente, y la superéis. El cuerpo mismo está siempre en un estado de devenir. Vosotros consideráis que alcanza cierto punto de apogeo y que luego se deteriora, pero eso se debe a que no entendéis que es la expresión de vuestro ser en la carne.

El cuerpo refleja las estaciones de la tierra y de la carne, y refleja con gran fidelidad lo que creéis de vosotros mismos. Durante la vejez hace lo mismo. Os muestra a vosotros en la carne, cómo llegáis a ella y cómo la abandonáis, y en este proceso hay una gran variación. Muchos dejan de crear su cuerpo y mueren a una temprana edad por muy diversas razones, naturalmente, pero algunos mueren porque "creen" que la vejez es algo vergonzoso y que sólo un cuerpo joven puede ser bello.

Así pues, vuestras creencias acerca de la vejez afectan al cuerpo y todas sus facultades. Tal como mencioné anteriormente quizás ensordezcáis un poco porque creéis firmemente que es algo propio de la vejez. Alteraréis la composición química del cuerpo según vuestras creencias sobre su actividad a lo largo de las distintas etapas de la vida.

Los elementos, las sustancias químicas, las células, los átomos y las moléculas son parte de vuestra escultura viva, pero sois vosotros quienes dirigís su actividad mediante vuestras creencias conscientes, las cuales ponen en marcha los grandes poderes creativos que otorgan vida al cuerpo y aseguran que sea un constante reflejo del ser que creéis ser.


SESIÓN 641, 19 DE FEBRERO DE 1973 21.42 LUNES
Extracto de Habla Seth III
A través de Jane Roberts



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26 de Setiembre2017