Seth - El cuerpo como la própia e irrepetible escultura viva. II

El cuerpo sois vosotros hechos carne. Tal como he mencionado en otros libros, el alma no puede realizarse "plenamente" a través de la experiencia corporal en cualquier «momento», así que en este sentido siempre hay partes vuestras que no se expresan.

Por supuesto, toda vuestra experiencia física debe girar alrededor de la realidad corporal. La energía que hace mover vuestra imagen proviene del alma. Mediante los pensamientos dirigís la expresión del cuerpo, y ésta puede ser de salud o de enfermedad. Conociendo los contenidos de vuestra mente consciente podéis curar la mayoría de las enfermedades del cuerpo, dentro de unas condiciones que se indicarán más adelante.
Vuestras ideas siguen ciertas leyes de creatividad, y poseen su propio ritmo. Los procesos asociativos de la mente, que funcionan en el cerebro, guardan gran relación con la conducta de las células. A medida que aprendéis a utilizar los pensamientos, o incluso cuando éstos cambian naturalmente, ocurren alteraciones en el interior de las células. Existe una progresión ordenada, una relación íntima.

Cuando se administran grandes dosis de LSD, se genera artificialmente una catástrofe de la cual se espera salvar a un ser que funcione eficientemente. Es cierto que esto puede acabar con las viejas interacciones entre una pauta asociativa de pensamiento y su acción habitual, pero es igualmente cierto que la estructura de orden interno recibe un impacto psíquico y biológico.

En la vida normal y cotidiana suele ponerse en marcha una considerable terapia natural durante el sueño, incluso cuando se tienen pesadillas tan aterradoras que la persona se despierta súbitamente alterada. La mente consciente del individuo se ve así forzada a afrontar la situación cargada emocionalmente... pero lo hace "después" del suceso, retrospectivamente. La pesadilla misma puede ser como una especie de tratamiento de choque que una parte del ser brinda a otra, en la cual la memoria celular se activa tanto como podría activarse en una experiencia con LSD.

Pero el ser es el mejor terapeuta de sí mismo. Sabe exactamente cuántos «shocks» pueden ser beneficiosos para la psique, qué asociaciones debe incitar mediante esa experiencia e imaginación intensas, y qué asociaciones debe evitar.

Las pesadillas repetidas suelen ser una terapia de choque regulada internamente. Pueden asustar considerablemente al ser consciente, pero al fin y al cabo luego se despierta al mundo normal, aturdido quizá pero seguro dentro de la estructura diurna.

Otros sueños, a menudo olvidados, también pueden proteger al individuo para que soporte los efectos de semejante «terapia de pesadillas». De la misma manera que algunos tratamientos con LSD dan "finalmente" como resultado una sensación de renacimiento (que, por cierto, suele ser temporal), estas pesadillas repetidas suelen conducir de forma natural a sueños en los que el ser finalmente establece nuevas y más sólidas conexiones con la fuente de su propio ser.

Si los científicos estudiaran el cuerpo y la mente en función de sus facultades de sanación naturales, aprenderían cómo fomentar "esas facultades", ya que estos procesos -y he mencionado sólo uno de ellos-son continuos a lo largo de la vida.

Cuando se emplean grandes dosis de sustancias químicas, la mente consciente se enfrenta a experiencias muy intensas para las que no está preparado, y que se espera que la hagan sentir indefensa.

Aun cuando se enfrente a pesadillas exteriores de guerras y desastres naturales, se trata del mundo para el cual se creó la mente consciente. En épocas de gran tensión física la mente recurre a los poderes del cuerpo y el ser interior para llevar a cabo actos de heroísmo extraordinario (que después lo incitan a reflexionar sobre ese poder y energía del ser manifestadas durante la crisis).

Su propia estabilidad y conciencia pueden ahondarse y fortalecerse en vasta medida. En momentos de encuentros aparentemente calamitosos con la naturaleza, las personas se sorprenden de su capacidad de relacionarse con los demás, pero, en la catástrofe psíquica inducida artificialmente en la terapia intensiva con LSD, la situación se invierte. La conciencia se ve inmersa en una situación de crisis; no debido a una crisis que procede del mundo exterior, sino porque se ve forzada a luchar en un campo de batalla para el cual no fue diseñada y que no puede comprender, donde los aliados con que contaba -asociación, memoria y organización y todos los poderes del ser interior- se convierten de pronto en enemigos.

Se vuelve vulnerable ante todas esas fuerzas que se suponía que debía dirigir, a la vez que se la despoja de sus facultades lógicas naturales; en realidad, se la despoja de su sentido mismo de identidad. No hay nada "exterior" contra lo que deba luchar, y ningún marco de referencia que le permita lograr un equilibrio.

Ruburt ha estado trabajando en un libro de poemas titulado The Dialogues (Los diálogos), y en él escribió hace poco acerca de los mundos dobles. Una noche estaba frente a la ventana de la cocina, y sin el efecto de droga alguna vio cómo un charco de agua en la calle se convertía de pronto en una criatura viva y hermosamente fluida que se levantaba y caminaba mientras la lluvia se deslizaba por su perfil líquido.

Ruburt se llenó de dicha al contemplar esa realidad. Él sabía que en el mundo físico el charco era algo plano, pero también sabía que estaba percibiendo otra realidad igual de sólida; una más amplia, en la cual esa criatura de lluvia tenía su ser.

Por un momento vio mundos dobles con su visión física. Aunque la experiencia fue estimulante, pudo haberse convertido en una «pesadilla» si su mente consciente no la hubiera comprendido claramente; si hubiera salido a la calle, por ejemplo, y se hubiera encontrado con criaturas vivas emerger de cada charco de agua; y si por añadidura no hubiera podido hacer regresar a esas criaturas a su lugar. "Tal como fue", resultó una experiencia beneficiosa.

Pero cuando la mente consciente se ve forzada a hacer frente a cosas mucho menos agradables, y al mismo tiempo se la despoja de su poder para razonar, entonces lo único que se hace es insultar la base de su ser.

Poco después de la experiencia con la criatura de lluvia, Ruburt tuvo otra experiencia. Tenía los ojos bien abiertos y permanecía en la minúscula cocina, cuando de pronto apareció ante él una tenue luz amarilla.

La vio físicamente, aunque no pudo encontrar ninguna causa física que la provocara. Duró unos cuantos segundos y luego desapareció. Tan pronto como Ruburt la vio, dio un brinco hacia atrás. La última línea del poema que justo acababa de terminar antes de la cena se refería a una luz que iluminaría ambos mundos, el del alma y el de la carne. Conscientemente creyó que la luz debía de haber sido efecto de los relámpagos, aunque una parte de él sabía que ése no era el caso.

Al cabo de un momento recordó el verso de su poema, y estableció la relación correcta. La mente consciente se alteró por un momento pero asimiló los datos. El significado de la luz se hará aún más evidente con los sueños* de Ruburt, la continuación intuitiva del poema, y el ejemplo físico.

El significado de la luz se desvelará normalmente cuando él esté listo para percibirlo en su totalidad. Aunque ese suceso ha ocurrido, al igual que cualquier otro acto no se ha terminado. En las experiencias con drogas mencionadas antes, se le imponen a la mente consciente unos símbolos y sucesos sobrecogedores y, además, dentro de un contexto en el que el tiempo, tal como lo conoce, tiene poca importancia. La mente consciente no puede reflexionar subjetivamente sobre los fenómenos, ya que éstos se suceden con demasiada rapidez.

Mientras los fenómenos ocurren, la mente puede encontrar que la duración está tan alterada que la acción parece imposible. No es posible separar el ser de la experiencia. Incluso una experiencia jubilosa puede significar una agresión a la conciencia si es forzada. El precio que se paga es demasiado elevado por lo que se refiere a la personalidad entera.

Los sentimientos de renacimiento que suelen percibirse en sesiones posteriores son justamente eso. Las viejas organizaciones del ser han sucumbido, y las nuevas estructuras se alegran de su unidad y vitalidad.

Normalmente en estos casos existe una base suicida muy intensa. Se tiene constancia de que el «viejo ser» no indujo esa situación, de modo que ¿qué seguridad ofrece quien se da en llamar nuevo ser? Recordad que el cuerpo es una escultura viva. Estáis en él y lo formáis, y a todos los efectos es vosotros mientras sois físicos. Debéis identificar vuestro ser material con esa escultura, de lo contrario os sentiréis apartados de vuestra identidad biológica.

Esta identidad es vuestro ser físico, por el cual ahora os expresáis. Sois "más" que vuestro ser temporal. Vuestra vida como criaturas depende de vuestra alianza con la carne.

"Existiréis" cuando vuestro cuerpo esté muerto, pero a efectos prácticos se puede decir que siempre funcionaréis a través de una imagen de vosotros mismos.


* Transcurridos varios meses, no obstante, Jane no ha recordado ningún sueño relacionado con la luz...


Si os identificáis sólo con el cuerpo, quizá sintáis que la vida después de la muerte es imposible. Pero, si os consideráis sólo un ser mental, no os sentiréis vivos en la carne, sino separados de ella. Ahora debéis consideraros criaturas físicas. Más tarde seguiréis funcionando por medio de otra forma, pero el cuerpo y el mundo material son vuestro modo actual de expresión.

Esta actitud es muy importante. En una experiencia intensa con drogas apartáis la manifestación física de su marco natural, pues la presentáis de tal manera que las reacciones habituales no tienen sentido. El mundo se podría derrumbar sobre vosotros, por ejemplo, pero no sería posible una defensa física adecuada.

El psiquiatra quizá diga: «Ve hasta el final de la experiencia. Si es necesario aniquílate». Este pensamiento se opone abiertamente a vuestra herencia biológica, y al sentido común de la mente consciente.

Soy plenamente consciente de los vínculos religiosos que puede haber aquí: muere y renacerás, no te matarás. Lo que consideráis como el ser, muere y renace constantemente, como lo hacen las células del cuerpo. Biológica y espiritualmente, la vida nueva depende de estos cambios y transformaciones innumerables, estas muertes y nacimientos que ocurren naturalmente tanto en las estaciones de la tierra como en los ciclos de la psique.

Cambia flexiblemente con la gracilidad de todo ser que se refleja en el universo del cuerpo y de la mente. Pero esto no implica la crucifixión del ego.

Si recurrís a esas terapias con drogas es porque no confiáis en el ser natural. Las personas que buscan tratamiento temen la naturaleza de su propia identidad más que a cualquier otra cosa. Por eso están tan dispuestas a sacrificarla. Vuestros pensamientos y creencias conforman vuestra realidad. Tal como Joseph (el nombre que Seth me da) comentó durante el descanso, no existe ninguna terapia mágica, sólo la comprensión de vuestra propia gran creatividad, y el conocimiento de que vosotros mismos creáis vuestro mundo.

En la vida física el alma está revestida de sustancias químicas, y utilizáis los ingredientes que el cuerpo ingiere para formar una imagen acorde con vuestras creencias. Algunas de estas ideas las aceptáis sin dudar a partir de vuestra cultura. Otras son interpretaciones personales de vuestro ser encarnado. Vuestras creencias sobre cualquier sustancia química influyen en la acción que ésta tiene sobre vosotros. Cuando os sometéis a una terapia con LSD esperáis una reacción drástica, y os dicen que más vale que os preparéis. Vuestra experiencia obedecerá a vuestras creencias y a la del terapeuta, comunicada verbal y telepáticamente.

Del mismo modo, si creéis que las sustancias químicas de ciertos alimentos os perjudicarán seriamente, incluso una pequeña dosis de estas sustancias os pueden causar daño.


SESIÓN 639, 12 DE FEBRERO DE 1973 2I.O5 LUNES
Extracto de Habla Seth III
A través de Jane Roberts



www.trabajadoresdelaluz.com.ar
14 de Setiembre 2017