POR BERTA MARTINEZ - "APRENDE A CERRAR
CICLOS"...
Porque no se trata de
olvidar, sino de sanar.
Cada vez que termina
un año, nos proponemos cerrar un ciclo y abrir otro. Deseamos borrar todas las
experiencias desagradables que tuvimos, recordar solo la suerte y los logros
que alcanzamos de ese año que se va. Nos encanta hacer promesas para el nuevo
año que vamos a vivir, sin entender por qué nunca llegamos a concretarlas. Nos
gusta volver a saborear las alegrías que pudimos tener en un determinado
momento, la pareja ideal que conseguimos, el carro último modelo que adquirimos
o cierto ascenso profesional que alcanzamos.
Pero aquello que nos dejó una
herida tiene que morir dentro de nosotros. Y es que por lo general, para los
occidentales, lo ideal es obtener solo logros y cero fracaso en la vida.
Entonces, ¿estamos cerrando ciclos? O más bien, ¿vivimos una especie de
neurosis colectiva? Al no enfrentamos a una sociedad en la que todos debemos
ser hermosos, exitosos y perfectos. Haciendo conciencia de esto, podemos decir
que:
Número 1. Nos gusta
vivir lo bueno de la vida, pero no lo malo.
Número 2. Debemos
cerrar ciclos, cuando en realidad reprimimos aquellas heridas y traumas para
que “no se nos noten”. Adoptar una máscara es mucho mejor y más chévere. ¿Qué
ira a decir la familia de mi si no soy el mejor hijo? ¿Qué dirán mis hijos si
me ven en aquello o esto? ¿Qué dirá papa si no cumplo con sus expectativas?
¿Qué dirá mamá, si distinto a ella, yo decido ser soltero toda la vida y
dedicarme a mí? ¿Qué dirán mis amigos si me divorcio? Estas y otras preguntas
pasan por las cabezas de muchos desde la adolescencia, pasando a la adultez y
llegando inclusive a la madurez. Habrá quienes partan de este plano con esas
tormentosas preguntas hasta la tumba. ¿Serian de verdad sana y feliz? Quizás
vivieron profundamente heridos, desolados, sin saber cómo pasar la página.
Tú puedes hacerlo, pero hazlo desde la herida.
Todo buen psicoanalista sabe que, para sacar
algo nocivo de la vida de una persona, primero debes descubrir cuál es el
origen del problema. Solo así podrás sanarte, hacerte consciente de ese proceso
o llevarte como un guía hacia una luz desde aquel túnel. Lo primero que debes
hacer cuando tengas un problema, un conflicto, una angustia, una rabia que no
puedas sacar de tu corazón, es hacerla consciente. ¿Por qué tienes que
obligarte a perdonar si no lo sientes así? Ese perdón debe conseguirse de forma
natural, no impuesta. No puedes empeñarte en sonreír mientras llevas el dolor
sin saber qué hacer con ello.
Busca la raíz del asunto que te duele, revívelo,
recuerda que fue tanto lo que te molesto, por qué crees que te hirió tanto. Una
vez que te enfrentes a ese dolor, si quieres llorar, llora. Siente dentro de ti
esa herida y reconócela como parte de tu vida. Una vez que hayas quitado esa
venda, que hayas enfrentado esa verdad –tu verdad-, tendrás la batalla ganada.
¿Por qué? Porque habrás reconocido que no solo eres éxito, triunfos y
perfección, sino que también eres emociones, rabia y dolor. ¿y qué pasa cuando
reconocemos esto? Pasa que sientes la vida desde lo humano, no desde lo divino
como nos enseñaron eternamente a vivir. Pasa que nos damos cuenta de que no
somos dioses, que debemos aprender a respetar nuestro procesos de duelo para
seguir viviendo sin mascaras. ¿Qué es lo valioso de todo esto? Lo valioso es
que puedes aceptarte cómo eres y que con esa nueva variante puedes cerrar
ciclos de angustia y desolación.
¿Cuándo debemos cerrar ciclos?
En caso de perdidas, renuncias, despidos y
quiebres económicos. Robos, estafas, muertes físicas, rupturas sentimentales,
rabias y odios que no nos dejan avanzar, resentimientos por comparaciones
absurdas, culpas, miedos, angustias, todo complejo que sea nocivo y que nos
deje vivir en paz.
Porque, al final, ¿de qué nos sirve odiar?
Una vez que hayas reconocido tu propio dolor y
te permita sentirlo, tomate tu tiempo para recuperarte, no desde la derrota,
sino desde el aprendizaje. No desde la culpa, sino desde la idea de que la vida
tiene sus sinsabores y debemos aprender a asimilarlos. Una vez allí, pregúntate
si ese sentimiento que te embargaba te era útil. ¿De qué te sirve odiar? ¿Qué
beneficios te trae? ¿Vengarse es lo apropiado? Si decides seguir odiando, te
odiaras a ti mismo. Porque ese sentimiento te puede enfermar. Enfermara tu
físico y te afectara a ti, no a la situación, ni al otro. En cuanto a los
beneficios, solo puedes beneficiarte desde el momento en que lo reconoces y lo
aceptas para luego superarlo y dejarlo atrás.
Poco a poco, y en el tiempo que te tome hacerlo,
será perfecto. Si quieres, llámalo perdón, pero en realidad se trata de
integrar un proceso donde te darás cuenta que después de una caída, puedes
levantarte. Si piensas en vengarte, será peor. Todo lo que hagas en detrimento
de los demás, te será devuelto por la ley de causa y efecto. Así que eso no es
válido en este juego.
CONSEJOS:
1. Ante, una pérdida, un rompimiento
sentimental, infidelidad o, tal vez, al ser juzgado por algo, lo mejor es
reflexionar al respecto y entender que ninguno de los seres humanos somos
perfectos.
2. Haz conciencia de que eres humano y que los
errores son válidos en la vida. Si no, ¿Cómo se llega a los aciertos?
3. Respeta tu proceso de vida y el de los demás,
cada quien vive a su ritmo y de acuerdo a las circunstancias personales de su
destino.
4. Todo dolor debe sacarse, conversarse y
reconocerse como parte de la vida. No como algo negativo, si no como una
experiencia más de aprendizaje.
5. Entiende que así como eres humano y cometes
errores, lo demás también lo son. En lugar de odiar, reconócete en el otro.
Ponte en sus zapatos.
Para esta navidad es muy importante que decidas
explorar en el pasado, reconociendo tus errores, para luego conquistar tu paz
interna desde la aceptación de la vida tal y como es. En este año nuevo, tomate
un tiempo para reflexionar sobre tus heridas, reconócete en ellas y pregúntate,
¿Qué lograste aprender? Deja atrás el papel de víctima. Decide de una vez
romper esas cadenas. ¿Hiciste el ejercicio? Seguro ya te sientes mejor. Ahora
si puedes pasar la página.
Es muy importante:
No juzgarse ni culparse. Tampoco buscar juzgar y
culpar a los demás. Cada evento de vida, sea malo o bueno, es importante para
el desarrollo psíquico y evolutivo del ser humano.
No compararse con nadie. Cada quien es único y
maravilloso.
Respetarte como eres para que los demás también
lo hagan.
Ir al paso de tu propio ciclo interno. El
objetivo es que avances a tu ritmo, no al de los demás.
Toma el control de tu vida. Solo tú debes ser
responsable de ella. Disfrútala y vívela desde tu punto de vista.
--
Cuando una banda de visionarios se une para
empujar los límites del universo conocido, abren de par en par las puertas
atascadas de la evolución para todos....
Bertha
Martinez
amureen@gmail.com
Re-Publicado por ANSHELINA, la Luz que
llama a despertar
http://loqueheaprendidode.blogspot.com
http://romancesdivinossohin.blogspot.com
LUNES, 28 DE DICIEMBRE DE 2015