Satya - Pedir ayuda. Por qué es necesario y cómo pedirla.

Comentario

A menudo la necesidad de un auxilio externo nace de la elección del Alma por aprender y experimentar la humildad del pedir.
Pero no siempre la dificultad en el pedir viene de la falta de humildad.
Puede existir una resistencia sutil por los sufrimientos experimentados, pueden existir miedos por los rechazos recibidos en esta vida o en lo Antiguo.
Cada uno tiene que hacer sus propios pasos, sus propias acciones, pero también serenamente saber pedir ayuda en el hacer, contención en el caminar.
He aquí dónde está la grandeza de la humildad. 
A menudo se experimenta una gran alegría en donar ayuda, en sanar con las propias manos, pero cuando se tiene en cambio necesidad de ayuda, de sanación, se puede tener dificultad para pedirla con la misma alegría y serenidad.
Mientras puede existir la misma alegría y la misma fluidez, tanto en dar ayuda, en pedirla, como en el aceptarla.
Esto lleva a permanecer abiertos, y a comprender qué puede existir tras un pedido de ayuda, o detrás a un no pedido de ayuda, detrás de la dificultad en recibirla, o de donar contención y Amor.

Se puede descubrir lo que crea la ansiedad por querer donar a toda costa, ayudar, sanar, más allá que exista o no el pedido, y no se observa si realmente existe el deseo de recibir cuanto se quiere dar.
A veces una persona no desea recibir lo que le es propuesto con insistencia, pero lo acepta porque teme que su rechazo pueda hacer sufrir. 
Esto es invadir y no respetar la libertad de los otros y sus tiempos, es crear ulteriores dificultades.
He aquí porque el ayudar es un arte, el pedir ayuda es una experiencia importante para todos, es indispensable para quien desea ayudar.

Pregunta:

He hecho mucho por mi sanación del corazón, pero no logro completarla: ¿necesito quizás la ayuda de alguien?

Respuesta:

“Mucho ya has permitido, y cada cosa que has hecho ha dado un gran resultado, más allá de lo que ahora ves, y por ello debes sentirte orgullosa y alegre.
También puedes continuar sola, pero los tiempos serán diferentes, y puede existir el riesgo de no quitar todo lo que es necesario.
Imagina de tener una herida abierta: puedes sanarla incluso sola, pero piensa cuánto te será difícil resistir al dolor que sentirás entrando en la herida para limpiarla de todo, y para poner cuanto en la herida sea necesario.

Existe por lo tanto el riesgo que el dolor haciendo esto te haga cerrar los ojos, y de esta manera tú no vayas tan profundamente en ella.
He aquí porque un cirujano sabe sanar más y mejor las heridas de los otros…
Y quién tiene la herida, si se encomienda al cirujano, siente menos dolor y emplea menos tiempo para sanar.

En las sanaciones del corazón, los temores pueden ser tan grandes que impidan comprender y ver además las cosas más simples. 
Por ello os recomendamos de pedir siempre ayuda a Nosotros, para poder iluminar, comprender y actuar.
Cuando no existen heridas, no existe algo Antiguo que modificar, sanar, cerrar, es simple comprender incluso las cosas más difíciles.

Mientras las heridas, las dificultades, los temores, pueden opacar la comprensión total e impedir la visión completa.
Pueden impedir usar completamente y hasta el final las herramientas que se han elegido para arar el propio terreno, las formas para llegar a la sanación.
He aquí porque la ayuda donada tiene que ser afectuosa, intensa, continua, incluso cuando quién la recibe cierra los ojos por el dolor, o quisiera escapar.
Los estímulos por continuar tienen que ser siempre muy sosegados, para que todo sea hecho serenamente y con el entusiasmo de conquistar lo que la sanación permitirá.”

Pregunta:

¿Exista una manera especial para pedir ayuda?

Respuesta:

“Lleva las manos al corazón, mira el Cielo y pídeMe, con palabras simples de niña, todo lo que tu corazón, tu cuerpo, necesita en ese momento, todo lo que tu Alma necesita para ser libre de volar.
Y luego ve serena y alegre, segura de que todo lo que es necesario llegará.
Todo lo que puede hacer fluido tu camino lo llevaré, y nada es imposible a la Luz.
Si eliges de realizar ante todo el diseño de tu Alma, a cada pedido de ayuda, por cualquier cosa, al final di:

– Si esto está bien para mi Alma – .
Y si en lo que pides están involucradas otras personas di: 

– Si esto está bien para mí y para estas Almas – .
Si has hecho todo lo posible y tu pedido es intenso, acompañado por un Credo total, es concluida así, permanecerás serena más allá de que ocurra o no cuánto has pedido. 
Tendrás la certeza que si tu pedido no es atendido, es porque éste obstaculizaría tu crecimiento, impediría el diseño del Alma, o llegará más adelante, tan pronto como sea más oportuno para ti.”


“... Y mientras juntos iremos a recoger las espigas doradas ya listas para ti, quitaremos también aquello que entre las espigas existe, y que impide a las espigas de crecer completamente, a las flores que entre las espigas están, de florecer totalmente, de donar intensamente su perfume.
No pienses en esto, mira sólo las espigas que tendrás entre las manos, embriaga tu mente con los perfumes de las flores que recogerás Conmigo.
Mientras tú guadañas el trigo, Yo sacaré aquello en el trigo no tiene que estar, aquello entre las flores no puede quedar. 
A esto piensa, hace esto, cada vez que descubres que hay algo que quitar. 

Si se piensa en lo que hay que quitar, si se trata de quitar aquello no está bien, se pueden arrancar también las flores y las espigas.
Mientras que si uno está atento a recoger las espigas y las flores, si la mirada está allí, si uno se regocija haciendo esto, entonces Nosotros podemos limpiar el trigo y liberar las flores.
Si piensas en lo que hay que extirpar, no puedes coger lo que te es necesario, no podrás saborear aquello que de dulce, de bonito, allí existe para ti, no sabrás alegrarte por el trigo y por las flores. 

Esta conciencia es necesaria para comprender que todo existe en la vida, que todo se puede esconder, incluso entre el trigo y las flores. 
Pero tú piensa siempre que es tiempo de recoger, así no sufrirás por lo que debe ser quitado.
Recuerda que en realidad, detrás de todo lo que parece no bueno, pueden esconderse campos de trigo llenos de espigas doradas.

Y todavía no conoces el trigo del Alma, por lo tanto ni siquiera las flores del Alma, que junto al trigo puedes recoger. 
Y cuando con Nosotros se cosecha, se siembra contemporáneamente, para que vuestras manos se llenen de granos y de espigas doradas, de aquellas que el Cielo os donará.

Quien recoge Nuestro trigo, elije el único alimento del Alma.
Quien elige Nuestras flores, elije conocer las flores del Alma.
Quien elige Nuestras semillas de Luz no puede más que recoger haces de Espigas de Luz, de Amor, de alegría.

Observa cómo para sembrar, el ritmo puede ser dulce y el cuerpo erecto, pero siempre para recoger el trigo, o para preparar la tierra para las semillas, nos debemos inclinar y acercar a la tierra.
Este acercarse a la tierra nos vuelve humildes: he aquí por qué con humildad se prepara la tierra, con humildad se va a recoger.
Si se recuerda que para arar y para recoger estamos inclinados, cuando se siembra se lo hace con esa humildad que en esos momentos se ha conocido.”


“... Estás permitiendo a una parte de ti de desmoronarse, a una parte de ti de fluir aún más: por ello sientes emociones diferentes, a veces incluso contrastantes. 
No intestes comprenderlas, solamente escucha lo que están diciéndote, lo que dentro de ti está ocurriendo.
Si quieres comprender, llamas a la mente. Y ella reconstruirá lo que está desmoronando, creará tormentas para obstaculizar aquello que ahora quiere fluirte en ti. 
Todo cuánto sea necesario comprender, lo comprenderás con el corazón, en el momento justo.
A la mañana puedes decir a tu Alma, a tu corazón, a Mí

– Elijo reconocer todo lo que puedo cambiar, aquello que para mí Alma está bien transformar, para mi corazón iluminar. 
Elijo hacer todo lo que sea necesario, incluso luchar. 
Ayúdame a comprender todo con el corazón, cuando es bueno para mí – .
De esta manera darás a Mí, a tu Alma, la posibilidad de crear situaciones y encuentros para que todo suceda, y sí que tú corras el riesgo de detenerte para comprender con la mente. 
Si sientes que la mente desea hablarte, detente y haz silencio.
Sonriendo, escucha aquello que desea decirte, observa todo dentro y fuera de ti: simplemente permaneciendo allí, en silencio. La mente dejará de hablarte, y he aquí que con el corazón comprenderás aquello que en ese momento es necesario que tú comprendas. Sentirás grandes alegrías viendo aquello que se está desmoronando, aquello que está fluyendo, sintiendo que tú eres el artífice de todo esto.”




Extraído del libro: Sanarse y ayudar a sanar
Autora: Satya
Además de estos libros hemos publicado 22 pequeños-e-book:

http://www.suonidiluce.com/es/libros/libros/peque%C3%B1os-e-books/



www.trabajadoresdelaluz.com.ar
08 de Noviembre 2017