ESTUDIANTE: Cuando se deja esta vida terrena,
¿adonde va uno para poder evaluar su vida y decidir lo que hará en la próxima?
Ramtha: Al plano o cielo que refleje las actitudes
colectivas que uno esté en proceso de entender.
Por ejemplo tú, entidad, has dominado el
entendimiento de lo que se llama «sobrevivir en la limitación», has pasado por
el dolor, el poder, el el amor no expresado; y ahora estás expresándote en el
quinto plano de conciencia, que es el amor realizado, el amor hablado, el amor
expresado. Si tú abandonaras ahora este plano, irías al quinto cielo, llamado
el paraíso, pues ese sería el mayor entendimiento del cual eres consciente.
En otras palabras, maestro, lo que tú has llegado a saber y entender abarca muchísimo, porque estás empezando a entender y a darte cuenta de tu propia valía y valor; lo precioso que eres, la soberanía de tu verdad, y el poder de tus propios procesos de pensamiento. Estás empezando a ver la belleza que hay en ti mismo reflejada en la vida que te rodea, y estás creciendo en tu compasión por otros y en tu respeto por la preciosidad de toda la vida. Estás expresando todas estas verdades porque, gracias a la experiencia y a tus procesos de pensamiento contemplativo, has llegado a abrazarlas como ideales del ser, como verdades que realizar dentro del reino del Yo, y que hablan de cuán lejos has llegado en tu comprensión de la conciencia. Sin embargo, hay entendimientos más elevados, estados más ilimitados del ser que aún están por verse, experimentarse y entenderse.
Pero tú no puedes empezar a considerar estos entendimientos o abrazarlos como ideales hasta que llegues primero a conocer y entender lo que estás expresando ahora, porque la sabiduría se edifica sobre sí misma para ir abarcando una comprensión cada vez mayor. Por ejemplo, tú no puedes realmente ver o ser consciente de la belleza en toda la vida, o expresar la profundidad del amor o la compasión por los demás, hasta que no hayas visto primero tu propia y sublime belleza, y expresado el amor y compasión por ti mismo. Una vez que el amor del Yo se ha vuelto real en un entendimiento, entonces tienes una base desde la cual ampliar tu entendimiento para abrazar la vida fuera de ti. Y una vez que este entendimiento se haya conocido y realizado, empezarás a darte cuenta de que eres la vida que percibes que está fuera de ti. ¿Ves?
De modo que si dejaras este plano, irías a un plano de entendimiento de conciencia que se correspondería con tus procesos de pensamiento y tus actitudes de expresión emocional.
Tú no podrías ir a un plano de entendimiento más ilimitado porque aún tienes que percibir que tal entendimiento existe, porque no se ha convertido todavía en realidad dentro de tu ser.
Estudiante: Entonces, nuestra vida siempre será exactamente lo que pensemos, ya sea en este plano, o en el plano al que vayamos cuando dejemos éste.
Ramtha: Eso es correcto. Por eso te estoy enseñando cómo llegar a ser más ilimitado en tus procesos de pensamiento. Pues cuanto más ilimitado sea tu pensamiento, más ilimitada será tu vida, dondequiera que estés. Cuanto más grande sea el cielo que crees aquí, dentro de tu propio reino de pensamiento y de emoción, más grande será el cielo que experimentes cuando dejes este plano; o si lo prefieres, cuando vuelvas aquí. Aquellos cuyos pensamientos están sumidos en culpabilidad, juicio de sí mismos y de los demás, amargura y odio hacia sus hermanos, dejarán este plano sólo para continuar experimentado esas actitudes hasta que aprendan de ellas, hasta que se llenen las tripas de ellas, y se den cuenta de que hay maneras más grandiosas de ser y mayores cielos que experimentar.
Estudiante: Tú dices que hay siete planos. ¿Podrías describir cómo son los otros planos, especialmente el séptimo?
Ramtha: Este plano sobre el que estás es el primero, el plano de la percepción tridimensional. Este es el plano en donde las entidades adquieren el entendimiento de Dios en la forma llamada materia. Y requiere gran maestría el vivir aquí, pues debes entrar en este plano a través del nacimiento y sobrevivir las limitaciones y los instintos de la carne.
Sobre este plano existen todos los niveles del entendimiento de la conciencia, porque este es el plano de lo que se llama «Dios expresivo» o el plano de la demostración. Es el plano donde tú puedes demostrar y ser testigo de la conciencia en su forma material, para así poder ampliar tu entendimiento emocional. Y deseo que sepas que este lugar vuestro llamado Tierra es sólo uno de los innumerables lugares en donde una entidad puede experimentar y expresarse a través de un cuerpo sobre el plano de la demostración.
El segundo plano es el de aquellos que para su entendimiento, están experimentando dolor, remordimiento y culpabilidad. El tercero es el llamado plano del poder. Este es el plano donde uno busca controlar y esclavizar a los demás no a través de la copulación y medios físicos, porque no los poseen, sino a través de lo que se llama pensamientos de la mente, tratando de imponer a los demás su propio punto de vista. El cuarto es el plano del amor. Todos en este plano aman profundamente pero, desafortunadamente, no saben expresar esa profundidad. Así, ellos viven en un nivel de existencia de luz en el cual están sintiendo un gran amor, pero sin capacidad para expresar ese amor. El quinto plano se llama el paraíso. Es el primer plano que posee el extasis de lo que se llama la «luz dorada». Imagina una luz como la de vuestro sol, pero dorada.
En el quinto plano, este color envuelve todas las cosas, sin embargo, todo retiene la viveza de sus colores únicos. Ahí no existe la noche, sólo la luz dorada. Y se oye una música maravillosa porque la luz que envuelve todas las cosas vibra al tono de sus matices en un movimiento armónico maravilloso. Este movimiento armónico es el aliento de vida en este lugar, no el aire. Así, en el plano del paraíso uno respira sonido y música y vive en la luz.
¿Sabes algo? En tu plano, el primero, algunos han entendido y dominado la copulación, el dolor y el poder, y han llevado el amor hasta una realidad expresada. Y ellos lo han conseguido con bastante facilidad aquí. El dominio del sexto y séptimo nivel no se adquiere tan fácilmente en el plano de la demostración, porque dichos entendimientos están por encima de la demostración. Pero aquellos que viven en el primer plano y que aman —que expresan su amor exteriormente con palabras, obras y actos, y desean vivir su vida con amor— cuando dejan este plano, van al quinto. Y en el quinto plano del paraíso hay entidades que tienen billones de años, que han encontrado el paraíso un lugar tan maravilloso, que no se dan cuenta de que aún hay mucho más por ver.
En el quinto plano tienes el poder de expresar y manifestar tu amor, y cualquier cosa que desees se realizará al momento. Si un pescador, un amante de los peces, desea encontrar peces, irá a un lago que se hallará frente a él. El lago estará rodeado de altos cipreses y álamos, y cualquier otra cosa que él ame. Si él ama el lago tal como se ve en el otoño, los álamos se volverán de color canela, y los cipreses permanecerán en la profundidad de su esmeralda. Y cuando se siente y lance sus redes, si desea una brisa refrescante, ésta vendrá soplando suavemente sobre el lago. Y cuando la entidad eche un débil y humilde gusano en el centro del maravilloso lago e imagine lo que desea pescar, he aquí que lo pescará. Entonces toma al pez, que es como los peces de este plano y se lo lleva a la casa de sus sueños y lo consume, porque eso lo hace feliz, porque él ama lo que ha hecho.
Las entidades que están ahí no pueden imaginar que haya un lugar mas grandioso que ése. Por eso se lo llama paraíso. Y es un plano muy difícil de alcanzar para quienes no hayan realizado y expresado el amor.
Una vez se haya expresado en el quinto plano durante un tiempo, llegará un momento en el que uno se cuestionará la esencia de la luz que envuelve todas las cosas, y por qué se ha merecido estar ahí. Muchos no se cuestionan por qué se merecen estar en el paraíso; simplemente lo aceptan. Pero a la Iarga se preguntarán: «¿De dónde vienen la luz y la música?» Entonces empezarán a ver una espléndida energía de fuerza vital que tiene una igualdad con la luz, con las flores, con los peces, con el lago, con los álamos color canela en el otoño. Y empezarán a contemplar la igualdad de todas las cosas. Una vez hecho esto, empezarán a ver que nada está separado, que todas las cosas existen en un flujo de unidad. Cuando empiecen a ver esto, cuando tomen todo el amor que han entendido y realizado a través de expresarlo y empiecen a contemplar la unidad de todas las cosas, de todas las entidades, entonces avanzarán hasta el sexto plano de entendimiento.
El sexto plano de cielo está por encima de las palabras, pues éstas no pueden describir cómo tú —que aún te consideras separado de una planta y del viento, y de quien se sienta a tu lado— puedes ser completamente uno con cualquier cosa y al mismo tiempo independiente de aquello con lo cual eres uno. Pero el sexto plano es la puerta al séptimo, porque cualquier cosa que uno perciba y conozca como realidad, siempre llegará a serlo, completamente. Así que cuando uno sólo ve a Dios como una unidad y vive en esa esfera de unidad, llegará a convertirse en aquello que ve y con lo cual vive. Y la superlatividad y supremacía de este llegar a ser o convertirse es el séptimo cielo. La puerta a este cielo es el sexto plano de entendimiento, que es ver en lo que tú te vas a convertir: puro Dios, pura razón, puro pensamiento, pura vida, pura luz, la sustancia y la base de la totalidad de todo lo que es.
Ahora, el séptimo: imagina una brillantez mayor que la brillantez misma, y el núcleo creciente de esa brillantez es de un tono tal que su color no tiene ya brillo, sino que está en un estado de emitir brillo. En el corazón de ese brillo hay destellos de gran maravilla. Y el mar en el que ese núcleo se mueve, se extiende y se enrolla hacia arriba, y a medida que el núcleo se enrolla, su centro emite una revisión de luz espectacular. Y a medida que la revisión de luz desaparece en los perímetros de la brillantez, su núcleo continúa evolucionando, siendo.
Aquello que brota del centro eres tú. Aquello llamado tú, que sale del corazon para añadirse a la espectacularidad del brillo, es alguien que ha contemplado el pensamiento del núcleo y se ha convertido en él, en una forma unica y perpetua.
Tú, que has contemplado el núcleo y te has convertido en él, te has convertido anora en la plataforma desde la cual toda la vida florece. Pues lo que emana de la emisión del núcleo hasta convertirse en la brillantez, es el pensamiento. Y desde este pensamiento en el que te has convertido con forma única y siempre continua, alimentarás, nutrirás y extenderás la conciencia de toda la vida.
Muy pobres son mis palabras, pues la visión debe ir más allá de los límites del espacio, el tiempo y la medida —más allá de la limitación del habla—hasta un entendimiento emocional. Pero yo te aseguro, maestro, que a medida que vayas evolucionando y ampliando tu entendimiento —momento a momento, paso a paso, cada vez que de tes cuenta de algo—, tu panorama se volverá mucho más extenso, hasta que tu emoción abarque todo lo que existe. Entonces tú serás la felicidad misma. Ese es el séptimo plano, ese es Dios. Es ahí donde todas las cosas, algún día, existirán.
Extracto de: El libro blanco – Ramtha
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17 de Noviembre 2017