El 25 de septiembre de 1972, el día de la sesión
617 en el capítulo 3, relaté cómo Jane y yo habíamos visto unos gansos volando
hacia el sur, en un espectáculo misterioso y conmovedor. La pasada noche
recordamos que un ciclo rítmico natural se completa al cabo de seis meses, y
cuando nos fuimos a dormir, creí escuchar el graznido de los gansos emigrando
hacia el norte, aunque Jane no escuchó nada. Me desperté alrededor de las
cuatro de la madrugada, y en el silencio de la noche oí muy claramente un vuelo
de pájaros. Esta mañana temprano estaba pintando en mi estudio, y me llegó la
misma cadencia en una suave lluvia que empezó a caer.
Vi la primera bandada de gansos justo antes del atardecer. Estaba trabajando en este libro cuando oí un revoloteo, mezclado con el ruido del tráfico. Abrí una ventana del estudio. Llovía aún un poco. Hay un enorme peral delante de casa, y entre sus ramas distinguí la desigual formación en V, volando hacia el norte justo por debajo de la capa de nubes y graznando todo el rato...
Jane tuvo una sesión muy larga en su clase de percepción extrasensorial la pasada noche, pero a las 21.30 dijo que ya estaba preparada para la sesión de hoy. La celebramos en su estudio, para variar. «Me sentía exultante hace un momento -comentó-, pero ahora esa sensación ha desaparecido y me encuentro relajada.»
En la sesión de la noche anterior se había presentado nueva información sobre los sueños de los animales. Tendremos una copia de ello en la próxima clase. Las sesiones se graban y, durante la semana, un miembro del grupo transcribe la cinta y hace copias de la trascripción.
El tema de la salud y la enfermedad es demasiado extenso para tratarlo a fondo, incluso en un libio como éste, que "trata" de la realidad personal, en la cual el cuerpo desempeña un papel tan importante.
La salud y la enfermedad demuestran el intento del cuerpo de mantener la estabilidad. Hay diferencias entre las pautas generales de salud de los hombres y de los animales, debido a la distinta naturaleza de sus respectivas experiencias físicas. Ampliaré este tema en particular más adelante. En general, no obstante, en los animales la enfermedad desempeña un papel portador de vida, pues mantiene un equilibrio dentro de la especie y entre ellos, y asegura así la existencia futura de todos los implicados.
A su modo, los animales son bastante conscientes de este hecho. Algunos de ellos incluso provocan su autodestrucción mediante lo que llamaríais suicidio, y a veces lo hacen en masa. En este sentido, están siempre en contacto con las profundas relaciones biológicas que les hacen conocer su propia continuación dentro de la cadena de la naturaleza.
El hombre reconoce la rica actividad psicológica propia de su especie pero niega que exista en otras. No obstante, existen tantos tipos de movimientos psicológicos, abundantes y diversos, como especies. La mayoría de los animales percibe los ciclos de salud y enfermedad como ritmos del cuerpo, y la enfermedad posee incluso ciertas cualidades que salvan la vida a otro nivel.
El instinto es muy preciso, por ejemplo, a la hora de guiar a los animales a un territorio donde puedan hallar condiciones propicias para ellos; y, en cierto modo, el bienestar del cuerpo representa para ellos una prueba física de que están «en el lugar adecuado en el momento adecuado», y refuerza su sensación de estar en ese estado de gracia que mencionábamos anteriormente.
Los animales comprenden la cualidad benefactora e instructiva de la enfermedad, y la tratan de un modo instintivo. En una situación natural, esto podría suponer la migración en masa de un territorio a otro. En estos casos la enfermedad de unos cuantos animales podría guiar a toda una manada a puerto seguro, y suponer un nuevo suministro de alimentos.
El hombre es tan verbal que tiene dificultades para comprender que otras especies funcionan mediante ideas de distinta clase, en las que no hay involucrados pensamientos "tal como" vosotros los entendéis. Pero hay un equivalente de los pensamientos; recurriendo a una analogía, es como si las ideas se elaboraran no mediante estructuras sintácticas reforzadas por imágenes internas visuales, sino mediante pautas «mentales» estructuradas por el tacto y el olfato. En otras palabras, son pensamientos, pero dentro de un marco completamente distinto y ajeno a vosotros.
Siguiendo la analogía, este «pensamiento» existe dentro de la estructura del instinto, mientras que vuestros pensamientos, articulados verbalmente, pueden también salir de esa estructura. Ésta es una de las principales diferencias entre vosotros y los animales, y uno de los significados más importantes que entraña el libre albedrío.
Así pues, los animales comprenden los elementos rectores beneficiosos de la enfermedad. También comprenden que la tensión es un estímulo necesario para la actividad física. Observando a un animal de compañía se advierte su maravilloso y completo estado de relajación, pese a lo cual reacciona de forma total e inmediata a cualquier estímulo. Por eso los animales en cautividad luchan para proveerse de esos factores necesarios de tensión que son portadores de salud.
Los animales, por tanto, no piensan en la enfermedad en función de si es algo bueno o malo. La enfermedad en sí misma es parte del proceso de la supervivencia por la vida, y un sistema de controles y equilibrios. Con el nacimiento de la conciencia particular del hombre, entraron en escena otras cuestiones. La humanidad siente su propia mortalidad mucho más que los animales.
Con el desarrollo de esa particular variedad de autoconciencia llegó la exteriorización, ampliación e intensificación de ciertos elementos que están latentes en otros animales; por ejemplo, la particularización de una intensa actividad emocional. El nacimiento del «momento de reflexión» mencionado anteriormente y el florecimiento de la memoria junto con la intensificación emocional condujeron a una situación en la que los miembros de la nueva especie recordaban, en el presente, a los muertos y a las enfermedades que los mataban. Se asustaron de la enfermedad, especialmente cuando había plagas.
El hombre olvidó los elementos de enseñanza y "de sanación" y en vez de ello se concentró en la experiencia desagradable en sí. Hasta cierto punto, esto era algo bastante natural, ya que la nueva especie se desarrolló con el fin de cambiar la naturaleza de su conciencia, para experimentar una realidad en la que el instinto ya no se seguía «ciegamente», y para individualizar con un enfoque muy personal la experiencia corporal que anteriormente había adoptado una estructura distinta.
Durante la pausa, Jane dijo que se sentía «muy relajada y dormida, pero no cansada». Había oído a los gansos mientras estaba en trance.
Esta fue una de esas ocasiones en las que era plenamente consciente de los diversos canales disponibles de información que Seth podía dictar. Sólo teníamos que decidir qué tema queríamos tratar después del descanso:
1. Cómo funcionan las estructuras de ideas en los animales, en comparación con la humanidad.
2. El uso de animales -ratas, por ejemplo- en experimentos que implican inyecciones, antes de aplicarlas a los seres humanos. (Jane añadió que la realidad psicológica del hombre es tan increíblemente distinta de la de los animales que inevitablemente habría una amplia variedad de reacciones en el hombre.)
3. Material sobre Jane, acerca de su estado de relajación. Elegimos la primera opción ya que era la continuación del tema de este capítulo.
El hombre goza de un mayor margen de libertad. Forma su realidad según sus creencias conscientes, incluso cuando éstas se basan en la naturaleza profundamente inconsciente de la tierra desde un punto de vista físico. El «Yo soy» del hombre, aparentemente separado de la naturaleza -una característica necesaria para el desarrollo de su clase de conciencia-, lo llevó a elaborar juicios de valor, y también hizo necesaria una cierta ruptura con las profundas certezas internas de otras especies.
La enfermedad, por tanto, se experimentó como algo «malo». Toda una tribu podía estar en peligro por la enfermedad de uno de sus miembros. Al mismo tiempo, a medida que se desarrollaba la mente, la astucia y la memoria se convirtieron en herramientas de supervivencia muy eficaces. En algunas sociedades o tribus mataban a los ancianos y a los débiles y enfermos por miedo a que su cuidado requiriera demasiada atención por parte de los que estaban sanos y que de este modo se perjudicara al grupo.
En otras, en cambio, se reverenciaba a los ancianos por la sabiduría que habían ido acumulando con la edad, y esto resultaba muy práctico en las tribus donde eran muchos los miembros que no sobrevivían. La historia dependía de los ancianos con su memoria de los sucesos pasados, y el sentido de continuidad del grupo también estaba en manos de sus miembros más viejos, quienes transmitían sus recuerdos a los demás.
A una persona que hubiera sobrevivido a varias enfermedades se la consideraba un sabio. Estas personas solían observar a los animales y las terapias y tratamientos de la naturaleza.
En otros tiempos, las líneas divisorias entre las especies no estaban completamente trazadas, y hubo largos períodos "en que los hombres y los animales se relacionaban más" y aprendían unos de otros. La imaginación del hombre lo convirtió en un gran creador de mitos. Los mitos, tal como vosotros los conocéis, representan puentes de actividad psicológica, y muestran bastante claramente las sucesivas pautas de percepción y conducta que, a vuestro entender, acompañaron la evolución de la raza hasta su estado actual. La mitología salva la brecha entre el conocimiento instintivo y la individualización de la idea.
Cuando un animal está enfermo empieza inmediatamente a remediar la situación, y sabe inconscientemente qué hacer. No lo preocupa si es algo bueno o malo, como a vosotros. No se pregunta qué hizo para llegar a esa situación. No se cree inferior. Emprende automáticamente su propia cura.
Pero un ser humano tiene que tratar con otra dimensión, una nueva área de creatividad, una mezcla diversa de creencias. Debe examinar sus ideas sobre el ser, ya que éstas se materializan en la carne. La situación entraña una gran complejidad, porque la enfermedad es "también" intento saludable por parte del cuerpo de mantener el equilibrio. Y asimismo hay que considerar la situación mundial, el estado de la especie en el planeta, pues los problemas de superpoblación provocarán muerte para asegurar un nuevo crecimiento.
No obstante, los individuos vivos en ese momento también tendrán que intervenir en esas decisiones. Una vez más, vuestras creencias regulan vuestra realidad porque sois seres con autoconciencia. Un animal sabe inconscientemente que es único y que tiene un lugar en el esquema del ser. Su sentido de gracia es innato en él. Vuestro libre albedrío os da la libertad de elaborar cualquier creencia, incluso una que sostenga que no valéis nada y que no tenéis derecho a la existencia.
Si interpretáis mal los mitos, tal vez creáis que el hombre se ha alejado de ese estado de gracia y que su misma esencia como criaturas está maldita, en cuyo caso no confiaréis en el cuerpo ni permitiréis que siga las pautas «naturales» de la autoterapia.
Con el fin de desarrollar la conciencia, debe haber libertad para explorar todas las ideas, individualmente y en conjunto. Cada uno de vosotros es una entidad viva que sigue su propio desarrollo. Cada una de vuestras creencias, por tanto, tiene un origen y unas pautas de sentimiento propios, así que sois vosotros mismos quienes debéis remontar el curso de vuestras creencias y vuestros "propios" sentimientos hasta que intelectual y emocionalmente os deis cuenta de vuestro derecho de nacimiento, de la completa originalidad de vuestra existencia en el tiempo y en el espacio. Este conocimiento os aportará un conocimiento consciente que es el equivalente del entendimiento inconsciente animal.
Jane dijo que aún quedaba más información por dictar acerca de la terapia natural en los animales. Empezó a sintonizar esta información por sí misma, en vez de captarla de uno de los canales de Seth. Explicó que, hace mucho tiempo, los humanos no sólo observaban a los animales, sino que acudían a ellos para pedirles ayuda. Tenía que ver con una terapia de choque, dijo maravillada. Si un ser humano se encontraba en un estado catatónico después de una batalla, por ejemplo, el «animal chamán» provocaba en el paciente algún tipo de conmoción emocional para que la reacción lo sacara de ese estado.
«Creo que estos animales chamanes eran una variedad de antepasados semejantes a simios -comentó Jane-. No simios como los conocemos, sino un puente entre animales y seres humanos. Eran de nuestro tamaño, más o menos. No iban a cuatro patas. Vi criaturas que caminaban erguidas, peludas, con unos ojos brillantes y compasivos...»
Jane me dijo que podía profundizar en la información disponible; pero, como nos desviábamos del tema del capítulo, decidimos con pocas ganas dejarlo ahí. Yo pensé en la memoria racial y nuestra antigua herencia de dioses que eran medio humanos y medio bestias, pájaros o reptiles.
Un animal no tiene necesidad de conciencia.
Debido a la gran flexibilidad de vuestra naturaleza, en cambio, la humanidad necesita un marco de referencia en el cual puedan tenerse en cuenta las ramificaciones de la culpa normal y saludable que hemos mencionado.
Lo que vosotros consideráis como conciencia suele ser un sentido de lo que es correcto o incorrecto, y que se os inculca desde fuera en la niñez. Por lo general, estas ideas representan las concepciones de vuestros padres de la culpa natural, distorsionada por sus propias creencias. Aceptáis esas ideas por una razón, individualmente y en grupo, ya que la humanidad posee en todo «momento» una idea muy definida del tipo preciso de experiencia mundial que creará.
Como gozáis de libre -albedrío, tenéis también la responsabilidad y el don, la dicha y la necesidad de trabajar con vuestras creencias y de elegir vuestra realidad personal de la forma que deseéis. Os dije antes que no podéis alejaros de un estado de gracia, pero cada uno de vosotros debéis aceptarlo intelectual y emocionalmente.
Aunque esto pueda parecer la ingenuidad más absoluta, "el mal básicamente no existe". Esto no significa que no os encontréis con efectos que parezcan malos; pero, a medida que os movéis individualmente a través de las dimensiones de vuestra conciencia, comprendéis que todos los opuestos aparentes son diferentes caras del único impulso supremo hacia la creatividad.
Fin de la sesión, pero podría continuar un rato más.
«Entonces, cuéntanos algo sobre los gansos.»
Así lo haré.
Os atraen por su conocimiento instintivo, y porque representan la libertad interna que el hombre está en camino de objetivizar a un nivel consciente. También os recuerdan la profunda certeza de vuestra condición de criaturas, y su vuelo os hace evocar el conocimiento de que estáis pasando de vuestra condición de criaturas a dimensiones de realidad que apenas percibís.
Su migración es perfecta en su simpleza y complejidad, pero vuestro viaje como especie es menos predecible, ya que se abren vías de probabilidades en las que vuestra conciencia y libre albedrío os permiten ser creadores conscientes de mundos que iniciáis y luego habitáis.
SESIÓN 648, 14 DE MARZO DE 1973 21.51 MIÉRCOLES
Extracto de Habla Seth III
A través de Jane Roberts
http://www.trabajadoresdelaluz.com
18 de Noviembre 2017