Cuando nos referimos al Cristo, como Maestro de Maestros, en su simbólica apreciación espiritual y no simplemente física se lo ha presentado como una estrella de cinco puntas de un brillo azulado intensísimo que se proyecta en lo infinito de los éteres. La estrella de cinco puntas es, desde el punto de vista de nuestro estudio acerca de la Palabra, Verbo o Sonido, un resultado de equilibrar el Verbo Solar OM con el triple sonido AUM, que es una respuesta de los tres reinos inferiores de la Naturaleza, mineral, vegetal y animal, a la voluntad del Hombre espiritual o alma, que los utiliza como vehículos de expresión. También el triple AUM tiene relación con los vehículos periódicos de la personalidad, que utilizan materia de cada uno de los reinos para crear unas estructuras definidas, que servirán de Cáliz, Recipiente o Tabernáculo para la expresión del verbo.
El OM es un Sonido Solar o Verbo del Alma. Participa a la vez de la gloria monádica y del sonido o palabra que se eleva de cada uno de los Reinos. Es un sonido doble que al ser pronunciado correctamente produce integración de los reinos, o en una esfera más reducida integración de los vehículos mental, emocional y físico que utiliza el alma para su evolución en el tiempo.
Un pequeño diagrama aclarará esto:
OM. Sonido de Relación e Integración. La Voz del Alma
A. Mundo mental relacionado con el Reino animal.
U. Mundo emocional relacionado con el Reino vegetal.
M. Mundo físico relacionado con el Reino mineral.
La descripción simbólica de Cristo como una estrella perfecta de cinco puntas indica que Cristo es el verdadero hombre perfecto o Solar y que el AUM o triple sonido de la Naturaleza se manifiesta, a través de cada uno de los cuerpos expresivos del hombre, estando sometidos armoniosamente a la Voluntad superior del OM sagrado. El símbolo de esta armonía por la cual el hombre celeste tiene poder omnipotente sobre sus vehículos y a través de los mismos sobre cada uno de los reinos de la Naturaleza, lo tenemos en su más pura expresión en el gran misterio iniciático de la transfiguración en el Monte Tabor en el que Cristo, radiante de luz, tiene a sus pies tres discípulos dormidos, sometidos a Su voluntad superior; ellos simbolizan los tres cuerpos periódicos de manifestación cíclica que el alma utiliza para su evolución espiritual.
En este cuadro en que presentamos el Verbo Solar OM como alma espiritual y al triple sonido AUM como los tres sonidos que se elevan de cada reino, como un Canto al Padre, está resuelto el gran Misterio de la Creación Universal que si bien se examina no es sino una expresión de la Magia suprema de Dios en relación con la naturaleza entera o Universo solar que le sirve de vehículo y morada.
Mediante el conocimiento que acaban de obtener, comprenderán los reiterados y constantes esfuerzos de los Ashramas y de las auténticas escuelas esotéricas del mundo, para enseñarles a los aspirantes espirituales, las verdades que les servirán para guiar sus pasos por el sendero espiritual; armonizar e integrar sus vehículos inferiores, limpiarlos de todas sus impurezas o sonidos extraños, para poder oír la nota típica de cada uno de los reinos de la Naturaleza e integrarlas por el poder de la mente y la intensidad del propósito interno, ofreciéndolas humildemente a la Voluntad superior para que ésta las utilice como fuerzas bienhechoras de la humanidad.
V.B.Anglada
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07 de Noviembre 2017