El Mundo como un Cáliz Dorado

Dios Dijo: 
Si hay que hacer alguna reverencia, Yo la haré.
Estoy a la altura desde la cual puede llegar una reverencia. Aproxímate a Mi altura, amado, y luego ustedes se harán las reverencias.
Tal como están las cosas, amado, tú trabajas mucho mientras Yo me siento y disfruto. Vas ciego por al vida mientras que Yo la conozco al derecho y al revés.
Tú te bloqueas, te preocupas, te pones ansioso mientras Yo estoy contento. Tú haces todo el trabajo, y Yo me siento a mirar la televisión del mundo.
Te mereces una medalla, y Yo te la voy a otorgar.
Tú le das consuelo al mundo.
El mundo, tal como se ve a sí mismo, requiere de un poco de consuelo. Consuela al mundo, amado. Sostenlo como si fuera un cáliz de oro para que todos lo vean y beban de él.
La conjetura del mundo ha sido que está en pedazos, y por lo tanto sufre.
Y tú también, por voluntad propia, aceptaste el dolor y el sufrimiento como tu herencia, mientras que Yo, desde Mi lugar, te incito a que pases por la vida como si no te importara.
Entiendo tu postura, pero tú no entiendes la mía. En su lugar, tú ves puntos de vistas y experiencias opuestas.
A esta altura debes saber que no vas a cambiar Mi modo de pensar.
No puedo negar aquello que veo y aquello que sé. No niego nada.
Tú eres quien niega. Siempre te metes en el guión equivocado. Has sido el doble, amado. Has sido tu doble en muchas cosas que no tienen valor, pero nunca fuiste el Más Bendito de Todos.
Nunca el más Bendito de Todos los que Bendicen. Te has dado muchos sobrenombres pero nunca tu nombre real.
Cuando alguien te preguntó quién eras, no has contestado aún “El Hijo de Dios”. Nunca dijiste “El Bendito”. Te confieres títulos inferiores y te niegas a usar el nombre que te di.
Piensa en que le pasaría al mundo si te identificaras una vez como Yo te identifico. Acércate ahora, realmente. ¿Quién crees que está acertado? No crees que tú, ¿cierto? Al menos, podrías pensar que Yo estoy equivocado.
Estás perdido como para entenderme, mientras que yo te comprendo perfectamente.
Juntémonos en esto, amado.
Tú, sí, tú mismo, eres la luz de Mis ojos. Eres Mi visión, y Mi narrador.
El Reino del Cielo debe ser conocido a través de ti. Yo ya lo sé, entonces no depende de Mí que cuentes la Historia de la Vida Real sobre la Tierra.
No, tú debes hacer una película de ella en tu propia vida. Debes mostrar los dibujos del Cielo. Tú debes extender el Cielo sobre la Tierra para que todos caminen sobre él. Tú debes hacerlo, pero esperas que Yo lo haga.
Tú debes llevar a cabo Mi Voluntad. No lo debo hacer Yo, ni nadie más.
Sólo tú.
Te apodé Hijo de Dios hace mucho tiempo. Los hijos hacen lo que su padre les pide. Te pido que hagas lo que Yo te pido. Sube y cambia tu forma de pensar con respecto al mundo, y luego baja y fíjate qué sucede. Fíjate lo que una persona puede hacer al reconocer su identidad. Eso es todo lo que tienes que hacer. Mírate tal cual eres o al menos admite que tengo la razón acerca de quién eres, y luego serás como el sol que no tiene que hacer nada salvo brillar. Es normal que el sol brille. Todavía no te has dado cuenta, pero es normal que tú brilles.
¿Saldrás, amado, a brillar en Mi Nombre? ¿Saldrás y revelarás la Verdad al mundo? No esta farsa sino la Verdad. ¿La harás realidad? ¿No revelarás la Verdad de, “tanto en el Cielo como en la Tierra”?


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06 de Junio 2017