
La mayoría de las personas desconocen este
hecho: nuestro sistema digestivo, nuestro estómago e intestinos, tienen la
habilidad de influenciar fuertemente nuestra mente, nuestro estado de ánimo y
nuestro comportamiento.
Por lo tanto, mientras la psiquiatría moderna
todavía insiste en que problemas como la depresión son causados por un
desequilibrio químico en el cerebro, los investigadores siguen encontrando que
la depresión y una serie de problemas de comportamiento parecen estar ligados
¡a un desequilibrio de bacterias en nuestra panza!
Los neurotransmisores son esenciales. La
serotonina activa el eje formado por el hipotálamo, la pituitaria y las
suprarrenales al estimular ciertos receptores de serotonina en el cerebro.
Además, la serotonina también se encuentra en nuestros intestinos. De hecho, la
mayor concentración de serotonina está involucrada en el control de nuestro
estado de ánimo. La depresión y la agresión, se encuentran en nuestros
intestinos y no en el cerebro.
Las investigaciones determinaron que la ausencia
o presencia de microorganismos en los intestinos durante la infancia altera
permanentemente la expresión de los genes.
De manera similar, los probióticos tienden a
influenciar la actividad de cientos de nuestros genes y los ayudan a expresarse
de manera positiva, sobretodo en circunstancias en las que deben luchar contra
la enfermedad.
Cuando consideramos el hecho de que la conexión
entre los intestinos y el cerebro es reconocida como un pilar de la fisiología
y la medicina, no falta evidencia respecto de cómo está involucrado el sistema
gastrointestinal en una variedad de enfermedades neurológicas, y es fácil ver
cómo el equilibrio de las bacterias intestinales puede jugar un rol de la mayor
importancia en nuestra psicología y nuestro comportamiento.
Tomando en cuenta esto, debe quedarnos muy claro
que nutrir nuestra flora intestinal es extremadamente importante, desde la cuna
hasta la tumba porque en un sentido muy real tenemos dos cerebros, uno dentro
de nuestro cráneo y uno en nuestro vientre, y cada uno necesita de su propio
alimento vital.
Las bacterias intestinales, por otra parte, son
muy sensibles a los antibióticos, al agua con cloro, a los jabones
anti-bacterias, a los químicos utilizados en la agricultura y a la
contaminación.
Por estas razones, a las cuales prácticamente
todos estamos expuestos en alguna ocasión, resulta benéfico “volver a sembrar”
bacterias buenas en el intestino al tomar suplementos probióticos de muy buena
calidad o comer alimentos fermentados.
Cuando consideramos que nuestro intestino es
nuestro segundo cerebro y el centro de nuestro sistema inmune, resulta fácil
entender que nuestra salud puede tener un enorme impacto en la función
cerebral, en la psique y el comportamiento ya que están interconectados y son
interdependientes en muchas maneras.
Por lo tanto, tiene lógica nutrir nuestras
entrañas para obtener la mejor función de serotonina, ya que va a impactar en
nuestro estado de ánimo, nuestro comportamiento y nuestra salud psicológica
Es importante elegir alimentos sanos, completos
y dejar a un lado todo lo que está frito, procesado, archi cocido o productos
de carne como los embutidos.
Evitar el azúcar refinado lo más que se pueda.
El azúcar causa inflamación crónica lo cual interrumpe la función normal del
sistema inmune y altera el cerebro. Tomar suplementos como Omega 3 provenientes
de un concentrado de aceite de krill. Este alimento puede ayudar de manera
considerable en problemas de depresión, pérdida de memoria, esquizofrenia y Alzheimer.
al igual que comer alimentos fermentados .
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24 de Junio del 2016