Las crisis de los países, laborales, familiares,
personales, entre otros son llamados de atención del universo, acerca de que
nuestro modelo de conducción y realización de esos proyectos, se agotó y
debemos cambiar, porque contravienen el desarrollo continuo de nuestro Ser.
Pero el cambio no puede venir desde afuera, para que sea real y duradero tiene
que venir desde adentro, desde nuestro Ser.
Luchar para cambiar nuestro exterior sólo nos
proporcionará un alivio efímero de la crisis, pero después ésta regresará de
nuevo. Entonces nos quejamos y decimos que tenemos “mala suerte”. Las crisis
son oportunidades de crecimiento, pues nos vemos obligados a a derrumbar las
limitaciones internas que obstaculizan nuestro éxito, éste proceso se menciona
fácil, pero ejecutarlo es difícil más no imposible.
Cuando estamos inmersos en una “crisis” somos
presa de una gama de emociones como: la ira, el miedo, la desesperanza, la
confusión, el odio…Estas emociones bloquean en ese momento a nuestra mente para
que considere y desarrolle las salidas o soluciones a esa situación. No es
válido derrumbarnos ante esos estados de ánimo, pues estaríamos colocando en
riesgo una gran oportunidad de crecimiento y desarrollo mental, emocional,
espiritual y hasta físico.
Lo que sí es válido y saludable es aceptar esa
emoción, meditar el por qué nos sentimos así, con el objetivo de hacernos
conscientes de nuestra situación, por el contrario resistirla o negarla, nos
hará sentir peor. Increíblemente observaremos cómo ya esa emoción deja de tener
“poder” de dominación sobre nosotros, y así nuestra mente podrá percibir las
posibles soluciones que llegan desde el Universo o la Divinidad como guía para
superar esa situación que nos desestabiliza.
¿Cómo tranquilizo mi mente durante una crisis,
para poder conectarme a la Gran Fuente de Sabiduría y Conocimiento Universal
(Dios, Divinidad, Universo, Jehová o cómo la conozcamos)?
Primero, estimados lectores debemos aceptar con
humildad que no somos infalibles y que la solución por ahora es “desconocida”
para nosotros, pues si la supiéramos no se hubiese generado la crisis. Luego
realizamos este pequeño ejercicio que les voy a recomendar, que los ayudará a
estar en control en esas situaciones que nos pueden agobiar:
1. Siéntate con la espalda recta en un lugar que
sea cómodo para ti, donde el ambiente sea relajado y privado.
2. Realizas una respiración purificadora, que
consiste en hacer 18 respiraciones profundas en un minuto, en cada respiración
inspiramos el aire profundamente a nuestros pulmones, expandiendo
simultáneamente el abdomen, luego expiramos todo el aire contrayendo nuestro
abdomen pronunciando el sonido “HA” al salir el aire por la boca hasta que nos
quedemos vacíos.
Mientras realizas ésta respiración visualiza
cómo el aire entra por tu nariz, se concentra en tu vientre y luego sale por
cada orificio de tu cuerpo, purificandolo.
3. Luego decimos mentalmente o en voz baja (cómo
lo prefieras), con las manos entrecruzadas colocadas en nuestro chakra corazón,
lo siguiente:
”Me conecto con la Energía de la Fuente, del
Padre Celestial Todopoderoso, para que su Energía Divina descienda sobre mi y
selle cada célula de mi cuerpo y partícula de mi Ser”.
Si lo deseas luego puedes recitar un Padre
Nuestro.
4. Visualizamos, una Luz (tu Ser te mostrará el
color que te corresponde) que desciende desde el cielo ingresa por nuestro
chakra de la coronilla, recorre nuestra columna vertebral y sale por nuestro
chakra raíz (ubicado en el área genital). Si no puedes observar la luz no
importa, coloca toda tu intención en conectarte con el Padre Celestial. Medita
por unos minutos esta visualización.
5. Ahora, coloca tus manos en forma de cuenco o
vasija, perpendicular a tu chakra del plexo solar y mientras respiras,
visualiza en tu mente como depositas en una esfera imaginaria sobre tus manos,
todas la emociones que te perturban. Colócale etiquetas a esas emociones y
visualiza, cómo esas emociones salen de tu plexo solar y se depositan en la
esfera imaginaria. Cuándo sientas que se llenó, entregasela a tu Ángel
preferido o al Arcángel Zadquiel y pídele que la lleve al Padre Celestial para
su transmutación y aplicación de la Ley del Perdón, y que ésta energía regrese
a ti convertida en energía Divina.
6. Repite el paso 5, pero en el chakra del
corazón.
7. Si no,
crees en los Ángeles, imagina que la esfera sale de tus manos y envíala directo
al Padre Celestial.
8. Luego coloca tus manos sobre tus muslos, con
las palmas hacia arriba, y quédate sentado unos minutos agradeciendo desde tu
corazón por todo lo que tienes (por insignificante que sea) y por esta
maravillosa oportunidad de conexión.
Sentirás, cómo esa densidad que te agobiaba, te
abandona, permitiéndote tener claridad en tus pensamientos. Escucha tu
intuición o Maestro interno, pídele que bajo la Gracia Divina, te muestre o te
indique las posibles soluciones a tu problema.
Se recomienda realizar este ejercicio antes de
dormir. Se puede repetir durante el día, las veces que lo necesites. Recuerda,
tu realidad proviene de tu interior, todo en el exterior es sólo nuestro
espejo. No tomes nada personal, sólo somos instrumento de Dios Padre aquí en la
Tierra.
Yassellis J. Ruiz R.
Fuente: hermandadblanca.org
compartiendoluzconsol.wordpress.com
06
de Abril del 2016