Omraam M. Aivanhov - Leer y Escribir. II

Por todas partes adonde vais, en todos los objetos que tocáis, dejáis rastros, huellas benéficas o maléficas. Se dice que hay gente que donde pone el pie no crece la hierba, y no exageran. Por el contrario, hay otros seres que sólo piensan en iluminar, vivificar, dar calor, ayudar, y liberar a todas las criaturas, y por donde pasan dejan huellas tan marcadas que los que vienen después a este lugar son influídos favorablemente, beneficiándose de ello.

Yo conozco la realidad de estos fenómenos, y no os podéis imaginar la cantidad de experiencias que he vivido. Por cualquier parte por donde viajo, hasta por mares y océanos, entro en comunicación con las entidades que dirigen estas regiones, y les pido que todos los barcos que navegan por esas aguas, todos los hombres que se bañan en ellas reciban algo fraternal, luminoso, divino. Incluso he escrito ciertas fórmulas y he lanzado el mensaje al mar. Como estas regiones están habitadas por criaturas muy evolucionadas, conscientes, sensibles, este mensaje les llegaba y se ponían a trabajar.

Todos nosotros podemos aportar cambios al mundo. Es preciso conocer el lado sutil de la materia para comprender cómo es posible. Hace tiempo que en varios países, sobre todo en Estados Unidos .y en la Unión Soviética, tratan de hacerlo, y han empezado por estudiar las emanaciones sutiles de los hombres, de los animales, de las plantas y hasta de los objetos, fenómenos que se denominan «parapsicológicos». Por desgracia, estos conocimientos tan extraordinarios pueden llevar a la humanidad, una vez más, hacia la catástrofe, pues la naturaleza humana tiende a utilizar los nuevos descubrimientos para satisfacer su propio interés, sus caprichos, su deseo de dominación o de venganza.

Así pues, todos estos conocimientos corren el peligro de ser utilizados para perjudicar a los demás. Por otra parte, eso ya está ocurriendo: se han enviado objetos impregnados de influencias nocivas bajo la apariencia de regalos a ciertos dirigentes para perjudicarles. Claro que es un medio eficaz, pero es magia negra, y todos los que emplean estos medios deben saber que algún día serán castigados. Pues las leyes son terribles, todo lo que se envía a los demás, tanto si es bueno como si es malo, acaba por volver al que lo ha enviado, pero con más intensidad. Así que, ¡cuidado si es algo malo! Sólo hay que utilizar estos conocimientos mágicos para ayudar a los seres humanos, para propagar la luz y la paz en el mundo; entonces os inscriben arriba como un mago blanco y las bendiciones del Cielo empiezan a descender sobre vosotros.

Vayáis donde vayáis pensad en hacer un trabajo positivo con el pensamiento, pues miles de criaturas inteligentes que viven en todas partes sienten este trabajo. Diréis: «¡Pero a estas criaturas no las vemos!». No es ningún argumento, y de cualquier forma existen. Y si aprendéis a trabajar con el lado invisible, sutil, podréis producir cambios formidables en el mundo entero. 

Eso es tan cierto como la existencia de las leyes de la física y de la química. En la habitación donde vivís dejáis huellas fluídicas en las paredes, en los muebles, en los objetos, y si os viene a ver alguien que esté dotado de grandes cualidades mediúmnicas y toca un objeto, podrá revivir los sucesos que han ocurrido en esta habitación y describir los con todo detalle.

Y hasta con un solo cabello, sí, con un solo cabello vuestro, un clarividente puede describir con todo detalle vuestro carácter, enfermedades, defectos y cualidades. ¿Cómo puede ser que todo esté registrado en un cabello? Pues así es. Quizás hayáis oído hablar de Vanga, esta extaordinaria clarividente búlgara, ¿sabéis cómo actúa? A la persona que le viene a consultar le pide que coja un pedazo de azúcar con la mano durante unos minutos.

Incluso otra persona desde Francia o desde otro país puede llevarle un trozo de azúcar tocado por vosotros, y Vanga - que además es ciega, como otros clarividentes importantes - lo coge y descifra vuestro carácter, vuestro presente, vuestro pasado y vuestro futuro. La huella que habéis dejado en el pedazo de azúcar es absolutamente imponderable, pero es suficiente para que se pueda leer en ella todo respecto a vosotros.

Con el paso de los siglos los humanos han ido perdiendo el contacto con el mundo invisible, y en nuestra época es difícil encontrar seres que posean estas cualidades mediúmnicas. En el pasado, los magos preparaban talismanes muy poderosos gracias al conocimiento de estas influencias.

Una vez que se conoce la realidad de esta ley - que todo se graba -, hay que pensar en orar y desear lo mejor allá por donde paséis: «Que la luz, la bondad, la fraternidad, impregnen a los que vengan aquí, que su vida sea transformada». ¿Por qué no os acostumbráis a pronunciar bendiciones? Todo el mundo está dispuesto a maldecir, pero a bendecir... Si vais al bosque, ¿por qué no rezáis pidiendo que todos los que pasen por ese bosque mejoren, se conviertan en hijos de Dios, que trabajen por la paz?

Diréis que no os han hablado nunca de estas prácticas. Pero, ¿por qué es necesario que os hablen de ello? Cuando tenéis un hijo o alguien a quien queréis mucho, ¿os tienen que sugerir que le deseéis lo mejor? No, lo hacéis espontáneamente, ya que vuestros sentimientos os llevan a formular ciertos votos, a pronunciar ciertas palabras. Entonces, ¿ por qué no pensáis también espontáneamente en formular deseos para todo el mundo? Observad a la gente que viaja: lo hace para divertirse o para matar el tiempo porque se aburre. ¿No podrían aprender a trabajar con el pensamiento para ayudar a los habitantes de las regiones por donde pasan, así como a aquellos que visitarán estas regiones?

Y ahora quizás alguien diga: «¿Tenemos derecho a influir sobre la naturaleza, dejando huellas?» ¡Qué pregunta! La mayoría de los seres humanos se ocupan de ensuciar y de maltratar a la naturaleza, incluso haciendo magia negra con sus pensamientos y sentimientos abominables, y nosotros, ¿no tenemos derecho a trabajar por la luz, la paz y la fraternidad? ¡Qué razonamiento!

¿Nos preguntamos si la rosa tiene derecho a impregnar la atmósfera? Claro que tenéis derecho a actuar e influir sobre toda la natureleza, pero con una sola condición: la de no dejar más que huellas benéficas, luminosas, para que todos los que pasen por ahí reciban partículas que les ayuden a pensar mejor, a sentir mejor, a actuar mejor.

Del mismo modo, cuando viajéis en barco, ya sea por lago, por mar o por río, podéis escribir algunas palabras dirigidas al que gobierna en el reino de las aguas. Vuestro deseo será considerado y miles de criaturas se pondrán a trabajar para realizarlo. Cualquiera puede pedirlo, pero para obtener resultados positivos es preciso que la persona que se dirija a ellos esté muy evolucionada. Se le concede el deseo gracias a su luz, a su pureza, a su dignidad. Todo lo que hagáis en el mundo invisible es ineficaz si no poseéis las cualidades y las virtudes para sostener vuestra acción. Lo mismo ocurre con los talismanes. Muchos se compran talismanes en una tienda y se imaginan que sólo con llevarlos ya tendrán suerte. Aunque un gran mago os prepare un talismán, para que siga siendo eficaz y poderoso es necesario que vosotros lo animéis, lo alimentéis con vuestros pensamientos, vuestros sentimientos, con una vida pura, de lo contrario al cabo de un tiempo pierde su fuerza y muere. 

No se ha preparado ningún talismán para que dure eternamente; su vida depende de la persona que lo lleva.

Es necesario, pues, acostumbrarse a pensar y a decir palabras benéficas; e incluso escribirlas.

Durante nuestras reuniones me veis siempre escribiendo algo en una hoja de papel. Por primera vez os diré lo que escribo. Es una oración: «Señor, bendito sea tu Nombre y eternamente santificado». Pero lo escribo en búlgaro: «Da bendé blagosloveno i svéto Iméto ti v'veka, Gospodi », pues así es como lo pronunciaba en Bulgaria cuando era joven.

¿Por qué lo hago? ¡Porque me hace sentir bien! ...y vosotros pensad también en santificar el Nombre de Dios a lo largo del día, pronunciándolo, escribiéndolo. Claro está que el nombre de Dios ya lo santifican en lo alto los Angeles, no seréis vosotros quienes añadáis gran cosa a la santidad del nombre de Dios. Pero os ayudará a vosotros y también a los demás a estar bien, pues estas palabras sagradas purificarán la atmósfera del entorno. Diréis: «Sí, pero, ¿ son duraderas las huellas que dejan?». Todo depende de la intensidad del pensamiento y de la voluntad.

Cuántas verdades acabáis de aprender hoy! Si las tenéis en cuenta, toda vuestra vida mejorará, pues sólo estas verdades esenciales pueden iluminar, vivificar y resucitar todo en vosotros.


Omraam Mikhaël Aïvanhov
Los secretos del libro de la naturaleza



Fuente:
http://trabajadoresdelaluz.com.ar
18 de Febrero 2018